Para
pescar y navegar usaban la
vela latina, mas de tres mil años de vigencia, se uso desde los antiguos
egipcios y fenicios hasta los días de estas fotos. Con el mástil
inclinado hacia
adelante (proa) y la vela triangular que permitía la “ceñida” para
viajar
contra el viento. En los mares como el de Mar del Plata era
imprescindible en
los barcos de un mástil. Luego de pescar, se tenía que acercar la lancha
a la orilla, para poder bajar la pesca del día. A las personas
designadas para sacar las lanchas del
mar se las denominaba cuarteadores.
El cuarteador más famoso de Mar
del Plata debe haber sido Francisco Paleo (1892-1968) según lo cuenta el
historiador marplatense Natalio Marengo en un texto llamado “Los Caballos y el
Mar”. Radicado en Mar del Plata, Paleo tuvo 14 hijos, algunos de los cuales
compartían el trabajo de su padre. Con sus cuarteadores y tropilla de
tordillos, se lo vió también en la
Playa del Naútico y hasta en la propia banquina del Puerto,
antes que aparecieran las grúas.
Cuarteadores moviendo lanchas 1890 - Foto de Angel Somma |
El
primer pescador de Mar del Plata, fue don Francisco Pelusso; empleaba un
caballo para recoger la red y utilizaba un bote, en otros momentos Pelusso
vivía en una construcción de madera al pié de la barranca, de la Receptoría de
Rentas, en el mismo lugar donde esta el actual casino. Posteriormente vinieron
Giuseppe Narduzzo, ex patrón del lanchón San Pedro, y Francisco Sinagra con una
breve cuadrilla de compatriotas del sur de Italia, y utilizaron con ese objeto
las primeras embarcaciones a vela. Estas al terminar las tareas, eran izadas al
muelle Luro, por medio de una pequeña grúa. Los útiles e implementos que
empleaban en la pesca, lo depositaban en un galpón de la barraca vieja, donde
vivió el primer plantel de pescadores.
En
1887 el Dr. Marcelino Mesquita formó un consorcio pesquero y contrató a
pescadores de la costa francesa, pero un fuerte temporal de ese año provocó el
naufragio de toda la flota y se perdieron todos los implementos modernos de que
se hallaba dotada, los cascos quedaron en la mayor parte, encallados en los
peñascos de la costa, y otros sepultados en el fondo del mar, las pérdidas
fueron considerables y los pescadores franceses regresaron a su país, porque
estimaron irrealizable la empresa.
El
intendente Peralta Ramos, dispuso el rellenamiento de la parte de la playa que
ocupó mas tarde el paseo Gral. Paz, en esa época la parte sur de la playa
Brístol, estaba ocupada por los pescadores con sus lanchas y viviendas; eran
construcciones de madera y zinc, donde funcionaban cantinas, fondas y otros
comercios. De noche llegaba el eco a la ciudad de las canzonetas y el rezongo
de los acordeones. Costó mucho desarraigarlos, el Intendente Peralta Ramos, a
nombre de la Municipalidad, les donó una manzana en la quinta 166, los
pescadores beneficiados, aprovechando la gran suba de las tierras hicieron
fructuosos negocios, regresando muchos a su país de origen.
Apostadero Bristol 1900 aprox., donde Giovanni Bronzini, tenia su lanchita. Aporte de Eduardo Bronzini |
Los
pioneros de la pesca fueron entre otros: Domingo Sinagra; Nicolás Di Lernia; Vicente
Tesoriero; Salvador Panattieri; Juan Polverino; G. Galeppi; Nicolás Ninno; Genaro
Ventura; José Valente; Genaro Tito; Pantaleón Piazzolla; N. Dragonetti; Onofrio
Caravaglio; Pascual Cavalleri; Cayetano Gaedelini; César Manzini y Juan
Bronzini, este último se había radicado desde 1892 en una modesta casa de San
Martín y Corrientes, y el 25-11-1896, eleva una nota al Intendente Eduardo
Peralta Ramos solicitando autorización para la construcción de una cocina
destinada a la cocción de mariscos en el sector de la Playa Sur.
A
los tres días el agrimensor municipal Victorio E. Denicolini, informa
favorablemente, con la salvedad, que como se concedió ya la habilitación de una
cocina en ese sector, podría concederse la autorización en otro sector de la
ribera. El 2-12-1896, Bronzini inaugura la cocina frente a la Plaza Colón. En
1899,una Ordenanza dispone el desalojo de las casillas en esos lugares, por lo
tanto Bronzini decide comprar al Sr. Nicolás Trabucco dos solares para
instalarle posteriormente a sus hijos Domingo y Luís una carpintería.
LA ACTIVIDAD PESQUERA
La
afluencia de inmigrantes que se produjo entre los años 1880 y 1930,
trajo al país a más de seis millones de personas, la mayoría de ellos
desde España e Italia. Entre estos últimos, hubo quienes se dedicaron a
tareas rurales, algunos en el interior de la provincia de Buenos Aires o
en otros puntos del país, pero la mayoría se asentó en la capital,
entre ellos, los que provenían de las costas de Italia (especialmente
genoveses) se radicaron en el barrio de la Boca, donde se hicieron
tripulantes de los barcos y barcazas que transportaban frutas y otras
mercaderías desde el Norte por los ríos Paraná y Uruguay y también de
los que iban a Montevideo, o al sur, hasta Mar del Plata o más allá. Más
tarde llegaron también italianos del Sur. Estos eran marineros y
algunos pescadores en sus pueblos natales, así que también, partiendo
desde el Riachuelo, se dedicaron a la pesca en el río.
Hacia 1890, ya se empezaba a hablar de Mar del Plata como naciente lugar de veraneo de las familias más encumbradas de Buenos Aires. Los pailebotes de Luro traían noticias del floreciente balneario sobre las costas del Atlántico y precisamente Luro contrató a Francisco Pelusso para trabajar en su barraca. La barraca era un conjunto de dos grandes galpones de ladrillo con entrepiso de madera que ocupaba toda la manzana rodeada hoy por las calles Luro, Alberdi, Corrientes y Entre Ríos, hasta ella llegaba el muelle de Luro por el que las zorras, tiradas por caballos, transportaban las mercaderías hasta y desde los lanchones amarrados a su vera.
Hacia 1890, ya se empezaba a hablar de Mar del Plata como naciente lugar de veraneo de las familias más encumbradas de Buenos Aires. Los pailebotes de Luro traían noticias del floreciente balneario sobre las costas del Atlántico y precisamente Luro contrató a Francisco Pelusso para trabajar en su barraca. La barraca era un conjunto de dos grandes galpones de ladrillo con entrepiso de madera que ocupaba toda la manzana rodeada hoy por las calles Luro, Alberdi, Corrientes y Entre Ríos, hasta ella llegaba el muelle de Luro por el que las zorras, tiradas por caballos, transportaban las mercaderías hasta y desde los lanchones amarrados a su vera.
Lanchas pesqueras 1900 - Foto de Lola C. Grienti |
Pero Pelusso también era pescador en su aldea natal y pronto intentó
reeditar su oficio en la nueva ciudad. Mandó venir a un paisano y pariente
suyo, José Narduzzi y ambos comenzaron
a dedicarse a la pesca que, durante el verano vendían a los veraneantes y
hoteleros de la zona. En enero de 1888 se inaugura el Bristol Hotel y aumenta
el consumo de pescado, pronto serían varios los pescadores, entre ellos se
recuerdan los nombres de José, Francisco y Domingo Sinagra, Juan La Cava,
Sebastián Caporaletti, Juan Bronzini, Nicolás Nino, Juan Polverino, Antonio
Tesorieri, Juan Palissi con la barca “Rosita”, César Mancini, Juan Giacaglia,
Genaro Ventura, José Valente, Pantaleón Piazzola, abuelo del famoso músico
argentino, que había llegado navegando a Mar del Plata en una barca a vela en
1887, en compañía de Nicola Giagualano, para incorporarse a la pesca y algún tiempo
después trajeron a sus esposas Luisa Oliveri y Rosa Antoforesti
respectivamente. Genaro Tito, Nicolás Di Lernia, Pascual Cavallieri, Spiro
Monterisi, Enrique Di Palma, Pedro Pierini y otros.
La actividad de puerto pesquero se inició, antes de ser
fundada oficialmente Mar del Plata, llamándose Puerto de Laguna de los Padres.
Los pescadores que se habían establecido en Buenos Aires, en la Boca o el
Tigre, a partir de 1886 comenzaron a venir en temporada a Mar del Plata.
Lanchas en la Bristol 1900 - Foto de Enrique Palacio |
Playa de los Pescadores 1902 - Foto de Carlos Adá |
Playa de los Pescadores 1902 - Foto de Carlos Adá |
Lancha pesquera en La Perla - Foto de Anselmo Vita |
Los primeros trabajadores del mar, eran “golondrinas”, es
decir no residían en forma permanente, lo hacían solo durante la temporada de
verano. Con el paso del tiempo, se fueron quedando de forma permanente, aunque
las salidas al mar fueran estaciónales. Estos vendían sus productos en los
hoteles y en las casas del pueblo, yendo con sus canastas cargadas de pescados.
La mayoría eran italianos, que utilizaban el improvisado puerto de la playa
Brístol. Las primeras lanchas eran izadas, algunas con un guinche en el muelle
Luro y otras arrastradas por yuntas de caballos desde la orilla.
Cabe destacar que la pesca nace como respuesta a la demanda de productos del
mar por parte de los veraneantes que configuraron
desde 1880 el exclusivo balneario. Al
principio era una actividad
netamente artesanal de manera que surgió como complemento del turismo. El
puerto de la ciudad no era hacia fines
del siglo XIX más que un apostadero de lanchas pesqueras en las actuales playas
céntricas. Si bien los
muelles ofrecían ventajas para la
carga en buque de mayor calado, que exclusivamente se destinaba a productos del saladero de Luro o animales vivos de la zona,
las embarcaciones utilizadas por los primeros
pescadores permanecían subidas a la playa y desplazadas hacia el mar mediante
la tracción de caballos.
Estos
precursores no sólo trabajaban para los hoteles, sino que también practicaban
la venta callejera. Efectuaban las capturas desde la playa
con redes de enmalle, hasta que en
1889 incorporaron las primeras embarcaciones: se trataba de lanchas propulsadas
a remo o a vela; recién en 1911
pudo instalarse el
primer motor. Hacia 1912 ya existían
11 parejas de lanchas que trabajaban en el muelle Luro,
y otras 12 parejas que realizaban sus salidas desde Playa Bristol; para el
alije sacaban los barcos del mar con caballos, debido al peso de los cascos de
madera. A veces las lanchas atracaban en el muelle llamado Lavorante, o eran
izadas con un guinche.
Playa de los Ingleses Hnos. Durrosier - Foto de Rodolfo O. Durrosier |
Lanchas en Playa Las Toscas 1910 - Foto de Enrique Palacio |
Lanchas en Playa de los Pescadores 1910 - Foto de Enrique Palacio |
Lancha en la Bristol 1910 - Foto de Enrique Palacio |
Lanchas en Playa de los Pescadores 1910 - Foto de Virginia Ruiz Barlett |
Pescadores con red a caballo 1910 - Foto de Angel Somma |
Lanchas en la Bristol 1910 - Foto de Enrique Palacio |
Desde los primeros años de vida de la ciudad fueron muchos
los proyectos para trasladarlo desde Punta Iglesia y darle una mejor ubicación
y forma adecuada, llevándolo desde el centro hacia el actual sitio de
emplazamiento. Vecinos y veraneantes proyectaron la construcción de un puerto,
constituyendo la “Sociedad Anónima Puerto de Mar del Plata”, cuya concesión
había sido otorgada por ley nacional en octubre de 1887.
El 25 de octubre de 1906 se presentó en el Senado, un
proyecto de ley por el cual se pretendía declarar “ciudad” a Mar del Plata y
entre otras cosas se expresaba lo siguiente:
“...con un gran puerto a construirse por la Nación y cuyos
estudios se realizan actualmente, utilizando hasta tanto se establezca ese
factor de progreso, dos amplios muelles por los cuales, con fletes económicos,
no solamente envía sus productos, sino también los de sus partidos limítrofes.
El movimiento de importación y exportación por vía marítima fue en 1904 de
20182 toneladas y por ferrocarril de 5887. En 1905 se registró un aumento del
50%”
Lanchas en Playa de los Pescadores 1910 - Foto de Enrique Palacio |
Lanchas en las Toscas 1910 - Foto de Jose Lago |
Lanchas navegando por la Bristol 1910 - Foto de Jose Lago |
Con respecto a los medios que utilizaban para su trabajo,
había varios sistemas. Pelusso lo hacía desde la Bristol, entrando al mar con
una red que era arrastrada por caballos; otros lo hacían con botes de remos y
Narduzzi tenía una pequeña barca pintada de verde a la que había denominado
“Lúcaro”, esta embarcación le había sido entregada por José Luro para que la
explotara, junto con La Cava, para que trajeran pescado fresco para el Hotel
Bristol. Por supuesto, todas las embarcaciones eran de remo o aparejaban velas
latinas. Una de las más grandes, de 27 pies de eslora, la “Segunda Sirena”, era
la primera construida en Mar del Plata, en las inmediaciones del aserradero de
Sesia al lado de la barraca Luro, por dos carpinteros de ribera cuando Juan
Polverino se instaló cerca del dique .
Cuarteadores sacando lancha pesquera en la Bristol - Foto de Carlos Adá |
Por la noche debían ser sacadas a tierra y lo hacían en
dos lugares: los “barraqueros” que guardaban sus barcas en la barraca, subían
sus barcos mediante un guinche, el pescante del muelle Luro de los que había
dos, el de tierra y el de afuera. La operación se hacía en etapas, ya que había
que subir primero las velas, las redes y la carga y luego la barca. El otro
grupo era el de los “palanqueros” que sacaban a tierra sus barcas en la playa
cercana al Torreón, mediante unas guías de madera ayudándose con caballos de
tiro y palancas, de allí su apodo.
Lanchas en la Bristol 1910 - Foto de Norma Simonazzi |
Unos y otros vivían sobre la misma playa –zona actual de “Las Toscas”- en simples casillas de madera en las que también guardaban sus elementos de pesca y cocinaban el pescado para ellos y para todo el que quisiera probarlo. Del segundo censo nacional de 1895, se pueden extraer algunos datos, aun cuando muchos pescadores no declararon su actividad u omitieron otras referencias. La edad promedio aproximada era de 35 años, siendo el porcentaje similar entre casados (57,38%) y solteros (40,98%). Un reducido número (27,87%) poseía propiedad inmueble, el resto habitaba un tipo de vivienda precaria y continuamente mudaban de lugar, para no importunar al veraneante.
Archivo General de la
Nación Argentina. Pesca en Mar del
Plata. Año 1909.
Tambor 311.C.16.1.A.
La Municipalidad pretextó que las lanchas en tierra eran vehículos y por lo tanto no podían estacionarse sobre la playa. Finalmente emitió un decreto en 1901, eufemísticamente llamado ”conciliatorio” por el cual ofrecía a los pescadores terrenos que podrían comprar para edificar sus viviendas a precio de costo. Los terrenos en cuestión, estaban ubicados en la zona próxima a la actual estación terminal de ómnibus, esas tierras habían sido adquiridas por la comuna a muy bajo precio, ya que entonces (y aun hoy en día) eran tierras muy bajas y se inundaban frecuentemente con las lluvias.
Muchos
pescadores se trasladaron allí y tardíamente descubrieron el problema,
cuando ya habían instalado sus casillas. Sobre el tema, existe una
interesante publicación del Dr. Fernando Lahille defensor de los
pescadores, en la cual se comenta que: ”...ha sido una relegación de los
pescadores en un terreno de los más bajos que de otra manera no se
habría vendido quizás sino dentro de muchos años. Lejos de ser un favor
de la municipalidad para con los pescadores; la venta de la tierra que
se les ofreció ha sido una celada para alejarlos de la playa, realizando
al mismo tiempo una valorización de las tierras inmediatas a la manzana
vendida a buen precio.”
Dado este problema, algunos pescadores fueron desplazando sus viviendas hacia la loma por las calles Olavarría y hasta Alvarado donde hasta hace algún tiempo aun quedaban algunas de sus precarias construcciones. Otros decidieron cambiar de oficio, varios se convirtieron en bañeros como Fernando Catuogno (el Negro Pescador), César, Duilio, Luis, Enrique, Vicente y Aquiles Giaccaglia, Spiro Monterisi, Fernando Capella, Nicolás Botta, Piero Pierini, Capurro y varios más. Algunos cambiaron sus actividades por otras menos duras, Savino Di Lernia se dedicó al arreglo de carruajes, los descendientes de La Cava se iniciaron en la construcción y otros se integrarían a la hotelería y al comercio.
Así llegamos al año 1913, con los pescadores viviendo en la ladera Norte de la loma (entonces denominada loma Sud y luego Stella Maris) que por estar tan alejada de su trabajo ellos habían denominado “Tierra del Fuego” y siempre partiendo de la Bristol y vendiendo a los hoteles o en la playa el producto de su pesca, o bien en forma ambulante por las calles de la ciudad. También se hicieron intentos de mandar el pescado a Buenos Aires, especialmente fuera de temporada, aprovechando el ferrocarril que desde 1886 llegaba a la ciudad, para ello se cargaba en unos vagones especiales que el tranvía a caballo llevaba por Luro hasta la estación del tren, pero los envíos no tuvieron mucho éxito, ya que al no existir aun vagones frigoríficos, el pescado era conservado con hielo y no siempre llegaba en buenas condiciones.
El temporal del 1924
El martes 1º de abril el tiempo se mostró amenazante, la marejada fue en aumento y el viento comenzó a soplar fuertemente, al día siguiente ya se presentía el temporal que alcanzaría su máxima potencia el jueves 3. Las grandes olas que llegaban hasta las bases de la Rambla Bristol dejaron a la vista sus cimientos. Las obras del muelle y la pileta Lavorante sufrieron serios daños “El muelle, virtualmente arrasado, había perdido la totalidad de sus vigas y soportes. La estructura total había cedido y con ella las instalaciones, el restaurante, el sector de bombas, las vías para las zorras que usaban los pescadores, depósitos, montajes de maquinarias y todo cuanto comprendían estas obras. Las propias zorras, arrebatadas por el viento, fueron engullidas por las aguas.
Lanchas en las Toscas 1910 - Foto de Jose Lago |
Dado este problema, algunos pescadores fueron desplazando sus viviendas hacia la loma por las calles Olavarría y hasta Alvarado donde hasta hace algún tiempo aun quedaban algunas de sus precarias construcciones. Otros decidieron cambiar de oficio, varios se convirtieron en bañeros como Fernando Catuogno (el Negro Pescador), César, Duilio, Luis, Enrique, Vicente y Aquiles Giaccaglia, Spiro Monterisi, Fernando Capella, Nicolás Botta, Piero Pierini, Capurro y varios más. Algunos cambiaron sus actividades por otras menos duras, Savino Di Lernia se dedicó al arreglo de carruajes, los descendientes de La Cava se iniciaron en la construcción y otros se integrarían a la hotelería y al comercio.
Así llegamos al año 1913, con los pescadores viviendo en la ladera Norte de la loma (entonces denominada loma Sud y luego Stella Maris) que por estar tan alejada de su trabajo ellos habían denominado “Tierra del Fuego” y siempre partiendo de la Bristol y vendiendo a los hoteles o en la playa el producto de su pesca, o bien en forma ambulante por las calles de la ciudad. También se hicieron intentos de mandar el pescado a Buenos Aires, especialmente fuera de temporada, aprovechando el ferrocarril que desde 1886 llegaba a la ciudad, para ello se cargaba en unos vagones especiales que el tranvía a caballo llevaba por Luro hasta la estación del tren, pero los envíos no tuvieron mucho éxito, ya que al no existir aun vagones frigoríficos, el pescado era conservado con hielo y no siempre llegaba en buenas condiciones.
El temporal del 1924
El martes 1º de abril el tiempo se mostró amenazante, la marejada fue en aumento y el viento comenzó a soplar fuertemente, al día siguiente ya se presentía el temporal que alcanzaría su máxima potencia el jueves 3. Las grandes olas que llegaban hasta las bases de la Rambla Bristol dejaron a la vista sus cimientos. Las obras del muelle y la pileta Lavorante sufrieron serios daños “El muelle, virtualmente arrasado, había perdido la totalidad de sus vigas y soportes. La estructura total había cedido y con ella las instalaciones, el restaurante, el sector de bombas, las vías para las zorras que usaban los pescadores, depósitos, montajes de maquinarias y todo cuanto comprendían estas obras. Las propias zorras, arrebatadas por el viento, fueron engullidas por las aguas.
Vanos resultaron los empeños de los pescadores por salvar las lanchas que estuvieran amarradas al muelle protector. Ni muelle, ni lanchas, ni montajes, ni edificio: todo una punzante y dolorosa ruina. Más de 24 lanchas fueron arrebatadas por el mar, entre ellas, la crónica de la época menciona la pérdida de: María della Scala, Delia de Rosa, Santa Marina, Nueva Gerorgina, Salvatora Santo, Maria Concetta, Lavorante Nº1 y Nº2, Comandante Rizzi, Cateriera, La Primavera, Isola de Stromboli, La Aurora del Marino, Lola, La Fuerza del destino, Velio, Nueva Rosita, La Buena Fe, Rosina de Rosa, etc. Resultaron afectados por estas pérdidas los dueños de las embarcaciones: Sebastián Grecco, José Vergara, Francisco Micalizzi, M. Chiaramonte, José Castorina, Alfio Grecco, J. Pappobor, José Pizzo, Salvador Belfio, T. Colonello, V. Lavorante, Pascual Cerrotta, Andrés Pizzolo, Libbi, Felipe Pando, Vicente Barnas, N. Besse, F. Frissone y otros”.
Esto hizo desistir finalmente a los pescadores de
continuar la pesca desde la playa Bristol y, aunque en el puerto también se
había sentido el temporal, donde las lanchas 9 de Julio, de Francisco
Mussumeci, Emma, de Nicolás Marahese, Etna, de Salvador Chiarenza y Mossa
Luprezi de Salvador Copiello habían naufragado en sus amarras, las restantes
habían resistido. Recuerdan los pobladores de la zona que la fuerte marejada
movió bloques de la escollera Sur de más de 50 toneladas y la banquina había
sido cubierta por las aguas.
“Piletas y muelle Lavorante destruídos por el temporal de 1924″. Héctor Villagra |
Algunas entidades ayudaron a los damnificados a
reconstruir sus lanchas. Una comisión de vecinos compuesta entre otros por
Eduardo Peralta Ramos, Bautista Etchegoyen, José Ventafridda y Julio Gascón,
facilitaron los medios para conseguir nuevas lanchas.Pero la triste experiencia
convenció a los últimos pescadores de abandonar la Bristol y finalmente todos
comenzaron a operar desde la banquina.
Pileta Lavorante después del temporal”. Enviada por José Alberto Lago. |
A partir de 1924, el puerto comenzó a elevar lentamente la
condición social de los habitantes. La acción conjunta de Don Orione, las Damas
Vicentinas y el Padre Dutto hizo posible la construcción de algunas viviendas
más dignas. Con respecto a la acción de este grupo de damas, recuerda Josefina
Dato: “Las Damas Vicentinas en Navidad repartían bolsas que tenían de todo, a
los chicos de las escuelas les daban leche y factura de la panadería La Gorda,
de 12 de Octubre y Bermejo”.
El 9 de octubre de 1922 se procedió a la
inauguración oficial del puerto, con la asistencia del presidente Alvear y el
mismo año Juan Deyacobbi se hizo cargo de la fábrica de hielo “Frigorífico del
Puerto”, instalada en un terreno cedido a tal efecto por la Nación y también
nacen las primeras elaboradoras de pescado envasado; el 21 de enero de 1924 se
resuelve crear el Asilo de Ancianos y el 23 de febrero de ese mismo año se
produce la llegada del tranvía eléctrico hasta la banquina, lo que facilitó las
comunicaciones con el resto de la ciudad, aunque aun perduraría por mucho
tiempo una barrera (no tanto geográfica como social) que separaba a la ciudad
de Mar del Plata del Pueblo de Pescadores y que corría a lo largo del Boulevard
Mar del Plata, llamado desde del 25 de mayo de 1924 “Cincuentenario” y más
tarde Avenida Juan B. Justo.
El año 1928 marca una coyuntura en la evolución del
puerto. Tres son las razones concurrentes: La apertura del templo de la Sagrada
Familia y los modernos locales de la escuela que, inaugurados el año anterior
comenzarían a funcionar a pleno; la inauguración de la Usina del Puerto que
radicaría en esta zona un importante emprendimiento que abastecería además a
toda la ciudad y la llegada y posterior radicación de Cleto Ciocchini, un
artista de fama mundial que documentaría la imagen y la vida de los pescadores,
haciéndola trascender más allá de los limitados ámbitos locales hasta ocupar un
lugar destacado en la plástica nacional y con ello llamaría la atención hacia
este núcleo poblacional hasta entonces ignorado.
También se consolidan es este periodo las primeras
asociaciones de pescadores. Hasta entonces habían habido muchos intentos, pero
“el poco pescado que traíamos a tierra no se alcanzaba a vender; trenes
especiales no había para transportarlo al mercado de Buenos Aires y los
pescadores nos peleábamos todos los días; hacíamos una sociedad y al poco
tiempo la deshacíamos nuevamente”
En efecto, desde los comienzos fueron muy numerosos los
intentos de los pescadores por lograr una organización que los agrupara, desde
los tiempos de la Bristol. Incluso, ante las limitaciones que les imponían su
condición social, su falta de cultura y su limitación económica, algunos
apelaron a llamar en su auxilio a vecinos destacados. Ya vimos como después del
temporal de 1924, fueron ayudados por un grupo de ellos, entre éstos Peralta
Ramos que fue elegido para presidir una de las primeras sociedades. Luego
vendrían otras como la Cooperativa de Pescadores San Salvador, de la cual
fue principal promotor el Padre
Wilkinson Dirube, capellán de la armada, que logró agruparlos para defender sus
intereses ante la expoliación de los consignatarios que eran los que
intermediaban entre ellos y los mercados porteños. Más adelante, en 1939 se
fundaría la Corporación Pesquera de Ayuda Mutua en la cual se destacaría
Francisco Mustico. El cuadro siguiente es particularmente ilustrativo al
respecto.
Sociedades de pescadores
desde 1907 al 1949
Pesca desde playa
Bristol:
Sociedad de pescadores
Pescadores Unidos
Propietarios Pescadores Unidos
Sociedad de Pescadores Unidos Primitiva
Pesca desde el puerto:
Sociedad de Pescadores Unidos Cooperativa Gral. Pueyrredon
Sociedad de Propietarios de Lanchas
Mutual Cooperativa de Pescadores
Cooperativa de Pescadores de Ayuda Mutua
Sociedad de Marineros Pescadores
Sociedad de Patrones Pescadores
Cooperativa de Pescadores, 1949 (C.O.M.A.R.)
En 1934 regresó Don Orione que notó el lento desarrollo de
la colonia, en abril de ese año el
Boletín Municipal, informaba: “el puerto tiene 2000 habitantes alojados en
viviendas en su mayoría de madera, que carecen totalmente de servicios
sanitarios, situadas a veces en terrenos de propiedad particular, que arriendan
a precios no siempre acordes con su situación económica” De resultas de lo cual
se instalan dos surtidores públicos de agua potable. Pero la evolución era
lenta, en 1937 el Boletín Municipal especifica que “viven en casillas, en el
puerto, 2536 personas entre las que hay 186 matrimonios, 50 pescadores solteros
y 4 viudos. Solo un tercio de las familias son propietarias del terreno que sus
viviendas ocupan”.
No obstante, para ese año ya se habían producido algunos
cambios fundamentales. Además de la habilitación de la usina, que ya citamos,
se habían inaugurado las obras de la
Base de Submarinos, en 1928 y en 1933 con la llegada de los primeros, quedó
oficialmente en funciones la Escuela de Submarinos. En 1936 se había creado la
Delegación Municipal del Puerto, aunque solo comenzaría a funcionar en su
edificio propio de Pescadores 456 trece años más tarde, y en 1937, la
prefectura comienza a trasladar sus instalaciones que durante 30 años habían
funcionado en la calle 11 de Setiembre, en el centro. También en 1937 se fundaría la Asociación de Fomento del Barrio del
Puerto, institución que propendería en los años siguientes a equiparlo de las
necesidades urbanísticas fundamentales.
La tragedia de Santa Rosa
José Mateo, un descendiente de varias generaciones de
pescadores que provienen de la España de los siglos pasados, obtuvo su
doctorado en Historia en Barcelona con una tesis cuyo núcleo tituló “Cosechando
el mar en lanchas amarillas”. En su trabajo académico, este diplomado en la
Universidad de Mar del Plata hace una descripción inédita del desarrollo de la
pesca comercial marítima en la Argentina, a partir del nacimiento de la
actividad en el puerto local.
El “momento” de la historia marplatense elegido
para hablar con él esta vez es el de los años ´40, “cuando la pesca dio un
salto cualitativo” y cuando la comunidad vivió su página más dolorosa, la
tormenta de Santa Rosa de 1946. Recién después de esta gran tragedia, las
lanchas fueron todas de color amarillo. Mateo hace un rápido recorrido por la
historia productiva de la pesca, que puede condensarse así:
”A fines del siglo XIX, es el turismo, en incipiente pero rápido desarrollo, el que hace la primera demanda de pescado en Mar del Plata, que en las temporadas es cubierta por pescadores que vienen del Tigre y de La Boca. Trabajan aquí sólo durante los meses de verano para abastecer de pescado a los hoteles y restaurantes de la época.Tras la llegada del ferrocarril en 1926, el mercado se amplía, gracias a que se tiene la posibilidad de hacer envíos a la capital. La crisis mundial del ´29 tuvo sus coletazos más fuertes en la pesca en los años ´31 y ´32. Comienza entonces un proceso de sustitución de importaciones. La Campagnola surge en ese momento. Empresas europeas, la mayoría españolas e italianas, deciden instalarse en el país para producir localmente, y así saltar la barrera arancelaria. Se produce de este modo el primer auge de la anchoíta en Mar del Plata, que pasa a ser el primer puerto pesquero de la Argentina.”
Lanchas pesqueras en la Bristol 1915 - Foto de Enrique Palacio |
Lancha pesquera en la Bristol 1915 - Foto de Angel Somma |
Mujer en lancha pesquera en la Bristol 1917 - Foto de Jose Lago |
La Pesca en Mar del Plata ,Punta Iglesia año 1920.Revista Plus Ultra. Imagen gentileza Lic. Angel Somma |
Balandros de pesca 1923 - Foto de Angel Somma |
Regreso lanchas pesqueras 1924 - Foto de Jose Lago |
Regreso lanchas pesqueras 1924 - Foto de Anselmo Vita |
Con el inicio de la guerra en Europa en 1939 y
especialmente con la entrada en guerra de los EE.UU. en 1941, comenzó la
demanda de hígados de tiburón para confeccionar aceites ricos en vitamina A que
era incluida en la dieta de los soldados. Así se instalaron en nuestro país
fábricas y laboratorios para procesar los hígados y obtener el aceite que era
exportado principalmente a Norte América.
Cuando los pescadores advirtieron las posibles ganancias
que se obtenían con la nueva industria, debieron equiparse para la misma. Hasta
ese momento, los avíos de pesca que habían utilizado eran los que cada grupo de
inmigrantes había conocido en su sitio natal y que se fue adecuando a nuestro
mar. Así los del Adriático trajeron las redes de rastreo, los del Jónico las
nasas y los del Tirreno la 'lampara'. Con el tiempo se fueron adaptando cada
vez más a la pesca local y se le incorporaron variantes, así como nuevos
materiales para su confección. Al hilado de algodón siguió el de nylon y a los
flotadores de corcho los de vidrio y más tarde los plásticos. Pero para la
pesca del tiburón se necesitaba otra cosa. Eran necesarios anzuelos que se
encarnaban con merluza o magrú en largos espineles que se llevaban a bordo en
unos canastos especiales. Este sistema fue conocido como “palangres”, palabra
derivada del término latino ‘poli angros’ (muchos anzuelos). Cuando la pesca se
fue incrementando, se cambiaron los espineles por redes, llamadas de “enmalle”
que no necesitaban carnada, pero si una mayor inversión y una adaptación en las
embarcaciones.
Antigua postal Dársena de Pescadores. Foto Kohlmann. Imagen gentileza Lic. Angel Somma |
Carmelo D´Angiolo y compañeros, década del 40, banquina de pescadores |
Carmelo D´Angiolo y Antonio Sasso, década del 40, banquina de pescadores |
En lo económico, fue quizá la época más lucrativa, tanto
para los pescadores como para los procesadores y exportadores. Tanto que muchos
hombres que nunca habían salido al mar, se enrolaron en las huestes de quienes
“iban al tiburón” en busca de fortuna. El precio de los hígados se elevó de 1$
a 8$ y a veces más, en especial durante los años 40. En 1944, la pesca alcanzó
la cantidad de 782.200kg. o sea diez veces más que en 1935. En lo social, la afluencia de nuevos pescadores, o gente
dedicada a esta actividad, aumentó la población portuense. El floreciente
comercio hizo que muchos pudieran cambiar sus viejas casillas por casas de
material y también aparecieron nuevos comercios o sucursales de casas del
centro, para abastecer a la próspera colonia pesquera.
Comprando pescado en la banquina, temporada 41-42. A la izquierda el fotógrafo Cataldo Marone. Foto suministrada por su hijo, Carlos Alberto Marone. |
Lanchas – Pescadores – Banquina Puerto – Enero de 1943 – Enviada por Jorge Redondo |
Pero así como fue la época más fructífera para el
pescador, también fue la que más vidas costó ya que al alejarse más del puerto
y no siempre con los medios más idóneos, debieron afrontar peligros mayores,
como el que los sorprendió aquel luctuoso 29 de agosto de 1946 que costó el
naufragio de cinco embarcaciones y la pérdida de más de treinta vidas. Terminada la guerra, el consumo de aceite
fue decreciendo, pero el final vendría cuando los laboratorios Roche lograron
sintetizar la vitamina A y producirla químicamente. Pero la experiencia había
sido válida y a partir de la misma el pueblo del puerto cambiaría. También lo
harían los pescadores, sus organizaciones, su forma de vida, las nuevas
fábricas de conservas, los hábitos de consumo y su relación con el resto de la
ciudad. El 21 de octubre de 1948, la Municipalidad de Gral. Pueyrredón redacta
una ordenanza decretando la incorporación del Pueblo Peralta Ramos a la ciudad
de Mar del Plata.
El
shock de la Guerra:
La II Guerra Mundial (1939-1945) provoca un shock en la
actividad. Razones combinadas de economía, salud y logística bélica lo
explican, según Mateo, quien sigue explicando:
“El bajón en la anchoíta tenía un preocupante efecto social. Varias plantas en tierra se paralizaron, dejando su secuela de desocupados. Por otra parte, en cuanto a la salud y la guerra, vale esta digresión: la adaptación visual a la oscuridad en una persona para el caso que tratamos, pilotos de aviones en particular y combatientes en general es mejor en la medida en que su organismo dispone de una mayor reserva de vitaminas A y D. Estas se extraen fundamentalmente del hígado del bacalao o del tiburón. Pero la guerra impedía acceder a los tradicionales bancos de estas especies -Terranova, Mar del Norte y Mar del Japón- convertidos en teatros de las operaciones navales. Un sustituto pasó a ser el cazún que se podía encontrar en abundancia a lo largo del Mar Argentino, lo que dio origen al fenómeno de “la fiebre del cazún”, que como veremos habría de quedar signado por un impresionante naufragio. El valor de la tonelada de cazún saltó de golpe de 40 a 2.000 dólares. Los pescadores de Mar del Plata, originarios en su gran mayoría del “mezzogiorno”, zona meridional de Italia, dejaron de pescar anchoíta y caballa (magra) para destinar sus lanchas -alrededor de 150, todavía de distintos colores- a la extracción de ese tiburón que se pagaba a precio de oro. La oportunidad atrajo a muchos nuevos. Hasta dueños de yates de paseo de Vicente López o jóvenes estudiantes universitarios, casi sin experiencia en el mar, se trasladaron a Mar del Plata resueltos a probar suerte en la actividad pesquera, siempre peligrosa pero ahora más rentable que nunca. En 1945 el peronismo se había instalado definitivamente en la escena argentina, y un año más tarde se registró una de las huelgas que marcan el período. Fue la que afectó por completo el abastecimiento de combustible en el país, incluyendo todo tipo de embarcación.”
La
flota pesquera debía permanecer en puerto, a despecho de la ansiedad por el
tiburón. Pero ¿que sucedió cuando ese paro se levantó y fue restablecida la
provisión de combustible, en agosto de 1946? En síntesis, Mateo relata así lo
acontecido:
“La salida de las lanchas fue masiva pero no total: unos pocos, los más avezados, decidieron permanecer en tierra presagiaban una gran tormenta. Y otros siempre atentos a la sabiduría e intuición de esos pocos, los imitaron y tampoco salieron. Otro grupo de pescadores, varios de ellos menos veteranos alcanzaron alta mar y hasta llegaron a tener sus larguísimos espineles extendidos con no pocos cazones en sus cientos de anzuelos, pero decidieron cortarlo para poder escapar del temporal que vislumbraron. El resto, comprendidos varios de los “nuevos”, serían sorprendidos por la tormenta de Santa Rosa del 29 de agosto de 1946, un temporal de lluvia y vientos del oeste y sudoeste con velocidades de hasta 100 km por hora. Cinco lanchas se hundieron. Murieron 31 pescadores y sólo unos pocos cuerpos aparecieron días más tarde en distantes puntos de la costa bonaerense. Ha sido la peor tragedia pesquera en la historia de Mar del Plata. Mateo estudió el listado de las víctimas y le llamó la atención que la mayoría de ellas no se correspondían con los apellidos de los pescadores italianos con experiencia, ya acostumbrados a trabajar en el Mar Mediterr·neo o en el puerto de Mar del Plata. Varias explicaciones sucedieron a la tragedia, más o menos profesionales, más o menos místicas, pero en varias aparece como causa primera o fundamental “la fiebre del cazón”
Mateo
también analizó la curvas de captura del puerto marplatense. La del cazón hace
un salto en los años de la II Guerra, dibujando la línea estadística –paradoja
de cruel ironía- una aleta de tiburón. La tragedia fijó un antes y un después.
Tanto en la cultura (aún en la religiosidad), como en los aspectos pr·cticos
del hombre del puerto marplatense. Y “como el derecho sigue al hecho”, dice
Mateo, poco tiempo después todas las lanchas eran amarillas porque una
reglamentación en este sentido confirmaba la convicción de la colonia pesquera,
ya más numerosa, de que ese color, como también el rojo -así como el naranja lo
es sobre un paisaje totalmente blanco-, son más visibles en medio del océano.
Dailey Marino y Julio Manzor en la banquina de pescadores en el año 1952. Teresa Marino. Detrás se observa el cartel Perón Cumple. |
Pescadores en la Banquina Puerto – 3 de febrero de 1953 – Enviado por Jorge Redondo |
Con
el tiempo se advirtió que la “fiebre del cazón” había dejado algo más que el
luto. Incrementó, como se decía, el número de pescadores en Mar del Plata y las
unidades de su flota, en un proceso de acumulación de fuerza productiva que gracias
al mismo boom estaba amortizado al tiempo que terminaba la conflagración.
Además, el cazón fue el primer derivado pesquero que se exportó. Sus primeros destinos fueron Estados Unidos y Francia. Nacieron nuevas artes de pesca y se adoptaron más medidas de seguridad. Y en función de la aludida migración del tiburón, que “baja” hasta la altura de Comodoro Rivadavia, el fenómeno tuvo como consecuencia la creación en esos años de varios de los actuales puertos patagónicos. “Poco tiempo después, las lanchas unificadas por el amarillo volvían a buscar anchoíta y caballa y desde principios de los años 60 también bonito”, señala Mateo.
Banquina del Puerto. Tejido de redes. Año 1967
Video gentileza Historia de la Televisión Marplatense
Banquina del Puerto. Canastos de pesca. Año 1967
Video gentileza Historia de la Televisión Marplatense
Banquina del Puerto. Lanchas amarillas. Año 1967
Video gentileza Historia de la Televisión Marplatense
Además, el cazón fue el primer derivado pesquero que se exportó. Sus primeros destinos fueron Estados Unidos y Francia. Nacieron nuevas artes de pesca y se adoptaron más medidas de seguridad. Y en función de la aludida migración del tiburón, que “baja” hasta la altura de Comodoro Rivadavia, el fenómeno tuvo como consecuencia la creación en esos años de varios de los actuales puertos patagónicos. “Poco tiempo después, las lanchas unificadas por el amarillo volvían a buscar anchoíta y caballa y desde principios de los años 60 también bonito”, señala Mateo.
El puerto, década del 70. Lic. Angel Somma |
La Julia con sus tripulantes. Decada del 70. Lic. Angel Somma |
Una a repararla,la otra a navegar,siempre trabajan los hombres de mar. Decada del 70. Lic. Angel Somma |
Hombre de mar. Decada del 70. Lic. Angel Somma |
Valientes y verdaderos hombres de mar. Decada del 70. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 9. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma |
Cronologia
1746: Los
padres Tomas Falkner y Joseph Cardiel fundan la Reducción de Nuestra Señora del
Pilar a orillas de la actual Laguna de los Padres, llamada entonces “de Las
Cabrillas”. En 1751 los jesuitas se alejan del lugar, ante la hostilidad del
cacique Cangapol, quien amenaza destruir la misión.
1851: Don Pedro
Capdevilla solicita al Gobierno el área de terreno donde mas adelante se
ubicaría Mar del Plata, siendo transferida posteriormente a Ladislao Martínez y
luego a José Gregorio Lezama.
1857: Coelho de
Meyrelles, portugués, compra las tierras y explota un saladero de carne ubicado
al pie de la loma de Santa Cecilia, a la vera del arroyo Las Chacras, el que
circulaba siguiendo el recorrido de las actuales diagonales Pueyrredón y
Alberdi. Construyó un muelle de hierro donde se encontraban la pileta Municipal
de Punta Iglesias, su finalidad fue el del abastecimiento de sal y exportación
de productos del saladero. Siendo destruido por el mar.
1860: Se
establece Don Patricio Peralta Ramos y compra a Coelho de Meyrelles las
propiedades y el saladero, se realiza la mensura de un lote de 5865 ha. donde
posteriormente se funda Mar del Plata.
1862: Se
habilita el Resguardo del Puerto de la Laguna de los Padres, hoy PREFECTURA MAR
DEL PLATA, (27 de Febrero del año 1862, fecha aprobada por disposición
ASHI-008-N° 27/98 del 02 de Noviembre del año 1998).
1865: Peralta
Ramos construye un muelle de madera con el mismo objeto y lugar, también
destruido.
1873: Se
construye la Capilla Santa Cecilia, llamada así en recuerdo de la esposa de
Peralta Ramos. Esta Capilla fue hito inicial de la traza del pueblo, amanzanado
en cuadrícula.
1874: Fundación
de la ciudad de Mar del Plata. Se autoriza la fundación del pueblo por Decreto
firmado por el entonces Gobernador Mariano Acosta, con fecha 10 de Febrero de
1874.
1877: Arriba
Don Pedro Luro, activo y emprendedor comerciante. Se hace cargo del saladero y
desarrolla actividades agrícolas, ganaderas y exportadoras, dando fuerte
impulso progresista, industrial y laboral a la zona.
1878: Muelle
Luro - Construido en prolongación actual avenida Juan B.Justo, fue el mejor
construido y durable.
1879: Por Ley
del 15 de Octubre de 1879 se crea el Partido de General Pueyrredón, como
desprendimiento del Partido de Balcarce. El Gobernador de la Provincia Dr.
Dardo Rocha, anuncia que dotará a Mar del Plata de telégrafo y sucursal del
Banco Provincia y se prolongará hasta aquí la línea férrea.
1886:
Fernández, Francesconi y Denicoli, fue solo un proyecto de Puerto en el
Torreón. La concesión fue otorgada por Ley Nacional de fecha 25 de Octubre de
ese mismo año. Incluso se abrió una suscripción de acciones para integrar el
capital necesario de 1.800.000 pesos, pero al no prosperar el proyecto los
planes y estudios fueron donados al Gobierno.
1905: Gardella
y CIA. Imposibilitado de construir “ El Gran Puerto” obtuvo una concesión para
un muelle de madera en Punta Iglesias que luego fue vendido a la empresa Lloyd
Comercial. El arribo de buques siguió en este muelle hasta 1916 en que fue
adquirido y explotado turísticamente por Lavorante.
1905: Taglione Hnos. - Por Ley 4917 se otorgo
concesión para un puerto comercial y un ferrocarril hasta Azul. El cual no se
concreto.
1907: el 25 de
Julio Mar del Plata es declarada ciudad.
1909: El 11 de
Octubre de 1909 la Ley 6499 faculta para licitar la construcción de un puerto
frente a la desembocadura del arroyo del barco. Originó las actuales
estructuras básicas de escolleras y muelles. La apertura de las propuestas se
verificó el 14 de Julio de 1910. A la licitación se habían presentado ocho
empresas: una Argentina, Carena y Luis Luiggi; una Franco-Argentina, Consortium
Franco-argentin; una alemana, Philipp Holzmann y Cia. Y P.C. Goedhart de
Francfort y Dusseldorf; dos inglesas, Sir John Jackson Ltd. y S. Pearson son
Ltda., ambas de Londres y tres francesas, Hersen J.et G. y Schneider y Cia.;
Societé des Grand Travaux de Marseille (que al año siguiente ganó la licitación
de las obras del puerto de Quequen) y Allard, Dollfus, Sillard y Wiriot de
París.
1911: El 07 de
Enero, se firma en Buenos Aires, el contrato de construcción del puerto Mar del
Plata.
1913: El 24 de
Febrero se inaugura oficialmente el Puerto de Mar del Plata.
1917: Se
construyó la Dársena de Pescadores. A partir de entonces, los pescadores
asentados en el extremo sur de la Playa Brístol, comenzaron a trasladarse al
puerto dando comienzo a la población de pescadores.
1919: El 17 de
diciembre, autorizado por el Poder Ejecutivo Nacional, se produce la primera
habilitación, aunque provisoría, de las instalaciones del puerto Mar del Plata,
para operaciones en la Dársena de Pescadores .Al finalizar la guerra, en Europa
en el año 1914, el alza mundial de los materiales y mano de obra, trajo nuevos
inconvenientes. El Gobierno y la empresa formularon un arreglo estableciendo
compensaciones que hicieron posible la continuación de los trabajos, dando fin
a la construcción de ambas escolleras, de 2750 m.la Sud y 1050 la Norte, parte
del muelle de cabotaje y el de ultramar con su correspondiente dragado y
terraplenado, la prolongación de 1500 mts. de vías del Ferrocarril Sud (hoy
Roca) y algunas obras complementarias. Con la construcción de 290 mts. De los
2234 previstos para el muelle de cabotaje, se pudo inaugurar el servicio de
vapores entre Montevideo y Buenos Aires con nuestra ciudad y así el 11 de enero
de 1922, hizo su entrada el vapor “Ciudad de Buenos Aires”. Con respecto a la
pesca existían 105 lanchas que producían 9000 toneladas por año. La inauguración oficial del muelle N° 1 de
cabotaje con 300 mts. fue el 9 de Octubre de 1922.
1925: En el mes
de marzo se fundó el “Club Náutico Mar del Plata”, siendo su primer presidente
Eduardo Peralta Ramos. En diciembre de ese año, el Ministerio de Obras Públicas
de la Nación le otorgó un espacio para los botes, construyendo un galpón en el
interior del Puerto.
1926: Mes de
septiembre, dio origen a la Base Naval Mar del Plata.
1928: Mes de
Febrero, se inauguraron en el Puerto, las obras en la dársena naval.
“Apostadero Naval Base de Submarinos”.
1937: El 2 de
marzo, fondeo en nuestro puerto el gran trasatlántico alemán “Columbus”, con
600 turistas a bordo. La nota del Boletín oficial, recalca que “por sus
condiciones naturales de puerto de aguas hondas, el de esta ciudad se halla en
condiciones de recibir sin inconveniente alguno a los grandes navíos”.
1950: En esta década con la introducción de los saladeros para la elaboración de anchoíta y
posteriormente la conservería, la industria pesquera y el puerto adquirió una
importante significación, constituyéndose en el principal sector de la economía
local.
1960: En esta década la
industria del congelado supera a la conservería. En lo referente a la flota
pesquera se componía principalmente por embarcaciones costeras. A partir del
año 1963, debido a la incorporación de unidades de altura, artes de pesca,
industria y comercialización impulsado por la política de desarrollo pesquero
nacional, las capturas de la flota de altura comenzaron a superar a las de la
flota costera con 98.695,5 y 59.321,8 tns. Respectivamente, quedando relegadas
las inversiones en el sector de pesca costera.
1972: se inició un nuevo período de aumento de la flota pesquera en base a
la importación de barcos usados, a precios muy bajos. Durante esta década surge
un importante cambio estratégico en la demanda mundial de pescados por causa
del agotamiento del Bacalao Noruego, que dio lugar a la explotación de la
Merluza Hubbsi y en el ámbito nacional a un aumento significativo en el volumen
de las exportaciones pesqueras, triplicándose entre 1970 y 1974.
1980: En esta década tanto las capturas como las exportaciones sufrieron altibajos
erráticos a causa de factores internos y externos.
1990: En esta década se produjeron importantes incrementos sostenidos en las exportaciones de
productos pesqueros nacionales. El Puerto de Mar del Plata, fue de jurisdicción
nacional hasta que en 1991 se dispuso pasarlo a la órbita de la provincia.
1992: Se
produjo el cargamento de tronco mas importante en la historia del puerto con
50.000 toneladas.
1996: Se
registró el tonelaje de removido mas importante con 791.070 tns.
1999: Aprobado
por Decreto N° 3.572 de la Pcia. De Bs. As. El puerto de Mar del Plata pasó a
ser administrado por el Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata.
Fuentes:
La tragedia pesquera del
1946 – por Oscar Lardizabal La Capital –Nuestra historia. https://historiademardelplata.com/2010/03/30/la-tragedia-pesquera-del-%C2%B446/
Fuente: Virginia Echarren – Fotos
de Familia – Diario La Capital
Fotografías: Lic. Angel Somma para Fotos Viejas de Mar del Plata
Fotografías: Lic. Angel Somma para Fotos Viejas de Mar del Plata
LOS
CABALLOS Y EL MAR
(Del
libro “Desde la Bohardilla”
de Natalio Marengo)
En febrero de 1985 se pintaron una serie de
murales en la calle Bermejo que desde su nacimiento en Juan B. Justo se interna
en el puerto. Precisamente allí, donde nace esa calle, el primero de los
murales, obra de Jesús Fernández representa a un personaje que seguramente
muchos viejos pobladores del puerto recuerdan.
Estoy hablando de Francisco Paleo, quién por
muchos años, casi toda su vida, se dedicó a la dura tarea de remolcar lanchas
hacia la playa, valiéndose de sus esforzados ayudantes y sus bravos tordillos,
que tenían que entrar al mar, tanto en verano como en invierno.
Sacando lanchas en 1920 Francisco Irineo Paleo Sanchez - Foto de Jose Lago |
Francisco había nacido un 23 de mayo, en el año 1892, y muy joven aun, tomó contacto con la colonia pesquera que por aquel entonces partía desde la playa Bristol. Por las noches, las pequeñas embarcaciones a vela eran arrastradas a la playa y allí entraban en funciones Francisco, su gente y sus caballos.
Casado con doña Adela Farrell, Paleo fue
padre nada menos que de 14 hijos, algunos de ellos (seis eran varones)
colaboraron con él y otros se dedicaron a la pesca.
Uno de sus principales colaboradores fue
Antonio Giménez, conscripto de la primera promoción en Currumalal, a quien la
dura vida en el mar no pareció afectarle mucho, ya que vivió hasta los 105 años
de edad.
"Documento de Francisco Irineo Paleo Sánchez, quien, empleando caballos, sacaba y volvía al mar las lanchas de pesca desde la playa”. Foto de José Alberto Lago enviada a Fotos de Familia |
Sin duda, muchos pobladores del puerto, y en
especial los de la colonia pesquera recordaran a Paleo en sus últimos años,
cuando hacía su trabajo desde la antigua playita del Club Náutico hasta 1940 y
luego sobre la Escollera
Sur hasta 1954, cuando fue construido el muelle de descarga.
El equipo de Irinco Paleo, quien se especializaba en la introducción y extracción de barcas pesqueras al mar con la utilización de caballos. Enviada por José Alberto Lago. |
Recién entonces culminaría su larga
trayectoria de más de 40 años de trabajo, y tanto él como la última generación
de sus guapos tordillos, hallarían un merecido descanso.
Francisco Paleo murió el 1º de marzo de 1968.
Hoy la técnica reemplazó el esfuerzo de hombres y bestias, grandes guinches
elevan las embarcaciones a motor y el progreso sigue su marcha arrolladora. Y la imagen de Francisco Paleo y sus
caballos, se va desdibujando en el recuerdo lo mismo que su imagen, algo
descascarada, que finalmente desapareció de calle Bermejo.
Fuente:
Roberto T. Barili- Reportaje a Julio César Gascón