Se
sitúa en el partido de Tordillo (el municipio con menor cantidad de
habitantes de la provincia), en las coordenadas: 36°18′1.38″S 57°22′54.97″O, en
las proximidades de la bahía de Samborombón, justo en la intersección de las
rutas provinciales 11 y 63, ambas autovías de varios carriles, lo cual le
otorga relevancia al confluir en él todo el tráfico automovilístico que desde
el norte se dirige hacia las localidades balnearias del partido de La Costa. Se
encuentra en una zona de muy baja altitud, a sólo dos metros sobre el nivel
marino. Posee apenas 6 habitantes. Está a casi 230 km. de Mar del Plata.
Historia
La
primera población en el área fue una posta y almacén de ramos generales o
pulpería, instalada en el año 1855, en su momento tuvo varias habitaciones para
dar albergue a los viajeros. Aún se mantiene en pie, en el lado sur de la
rotonda carretera, frente al destacamento policial. Durante tres generaciones fue
atendido por miembros de la familia Daguerre, si bien para el año 2014 se
encontraba cerrado.
El nombre del paraje rinde honor a José Camilo Crotto, nacido en Dolores el 26 de mayo de 1863. Hijo de Giuseppe Crotto y Valeria Villas, fué un dirigente de la Sociedad Rural Argentina y político de ese país, senador nacional, y gobernador de la provincia de Buenos Aires. Fue uno de los creadores de la Unión Cívica (partido político que sería el germen de la Unión Cívica Radical (UCR).
Jose Camilo Crotto- Al distanciarse de Hipolito Irigoyen fue forzado a renunciar al cargo de gobernador por el radicalismo bonaerense acabando con sus aspiraciones presidenciales para 1922. |
Este dirigente participó en la creación de la Unión Cívica en 1890 y combatió en la Revolución de 1890 como jefe de uno de los cinco grupos que integraban la Legión Ciudadana, brazo militar de la Unión Cívica. En 1891 fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical. Junto con Hipólito Yrigoyen, fue luego uno de los líderes de la Revolución de 1905.
Hipolito Yrigoyen, Jose Camilo Crotto y Berna en 1914 |
José Camilo Crotto y sus correligionarios en el comité Radical año 1920 |
Debido a
un enfrentamiento personal con el presidente Hipólito Yrigoyen, renunció en
1921. Debido a ello formó un grupo interno en el radicalismo opositor a
Yrigoyen, conocido inicialmente como "crottismo", que a partir de
1924 se sumó a la Unión Cívica Radical Antipersonalista.
Durante
su gobierno de la Provincia de Buenos Aires sancionó el Decreto 3/1920 que
autorizaba y permitía a los peones rurales a viajar gratis en los trenes
cargueros, a los que comenzó a llamarse "crotos". Con el tiempo la
palabra se usó para referirse a las personas sin hogar. José Crotto se instaló
como estanciero en la zona de Dolores, donde aún hoy hay un lugar que lo
recuerda, la Esquina de Crotto, donde se encontraba una pulpería a la que
asistía habitualmente. Se desempeñó también como dirigente de la Sociedad Rural
Argentina. Falleció en la provincia de Buenos Aires en 1936. La pulpería referida se encontraba en una zona de propiedad de la familia de Crotto, por lo que también el almacén era conocido como la «Esquina de Crotto».
Cuando fue gobernador bonaerense entre los años 1918 y 1921, su apellido
quedó inmortalizado en el habla popular para aludir a los "linyeras" que se
colaban en los vagones del tren. Mientras Crotto era gobernador, los
concesionarios ingleses de los ferrocarriles se quejaban por la cantidad de
personas que viajaban sin pagar boleto.
Vemos a Crotto, González, Lencina, Ovejero, Laurencena "y otros conspicuos miembros del radicalismo, saliendo de la reunión de su partido" |
Crotto resolvió el problema, reduciendo el número de colados a doce por vagón. Efectivamente, cuando los policías controlaban el acceso de los pasajeros que tenían su boleto, contaban hasta doce que no lo tuvieran, al resto los hacía bajar del tren. Esto permitió a los braceros viajar libremente en los trenes de carga cuando fueran a trabajar a las cosechas.
‘Ustedes siguen por Crottto’, les decían a los que
dejaban subir. Es así que les quedó la calificación de “crotos”…”
El término "Esquina" hacía referencia a boliches de campo y pulperías, especialmente las que se situaban en curvas y cruces de caminos. Esta se encontraba sobre la rústica huella que constituía el viejo camino Del Tuyú, por lo que era frecuentada por tropas, diligencias, galeras, chasquis, carros y carretas que transportaban pasajeros y mercaderías desde Dolores hacia el puerto del pueblo de General Lavalle, en los pagos del Tuyú, trayecto que demandaba varios días. Esta posta cumplía la función de renovar los caballos de tiro, además de dar alimento y alojamiento a los viajeros.
Durante
un tiempo junto a la misma funcionó una escuela que educaba hasta tercer grado
a los alumnos de las estancias de la zona. Existe un proyecto de la intendencia
de Tordillo para reacondicionar el viejo almacén y crear un museo con la
historia de José Crotto, la del paraje y la de la familia Daguerre.
Paralelamente se levantaría una hostería en donde se encontraba la vieja
escuela.
La pulpería que sobrevive en el tiempo
Solamente
recuerdos quedan del viejo camino Del Tuyú, y un puñado, apenas, se esconde
entre las paredes de la mítica pulpería de la Esquina de Crotto. Es cierto,
aquella rústica huella que unía Dolores con el puerto de General Lavalle, a
mediados del siglo XIX, es hoy una autovía con cuatro carriles asfaltados ajena
por completo a los chasquis, diligencias y galeras que fatigaron esa senda
durante casi un siglo.
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Sin
embargo, a pasos de la rotonda que sirve de empalme a las rutas provinciales 63
y 11, como desde hace 145 años, funciona la pulpería que durante tanto tiempo
fue el único refugio de la zona para los viajeros que se adentraban en esta
parte de la Depresión del Salado.
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
El
establecimiento, que fue originalmente posta y almacén de ramos generales, fue
fundado en 1855 por José Camilo Crotto en el pedazo de campo que la familia
tenía junto a la huella. El pionero es el mismo que, ya gobernador de Buenos
Aires, autorizó a los linyeras a viajar gratis en los trenes que circulaban por
la provincia. Treinta años más tarde, los Daguerre compraron la propiedad y
desde entonces es regenteada por dicha familia.
"Vengo a ser la tercera generación que se ocupa
del puesto, y espero que mis herederos no se hagan a un lado cuando les llegue
el turno", dice con orgullo e ilusión Juan Antonio Daguerre, el patrón del
lugar.
El
hombre habla con La Nación desde el otro lado de las rejas que se apoyan en el
mostrador y se estiran hasta rozar el techo de madera del salón principal. Aún
no entró en confianza con los forasteros que preguntan y sacan fotografías con
el apuro propio de los pueblerinos. Tapado por varias manos de pintura verde
todavía puede leerse debajo de los barrotes un lacónico mensaje: "Tome
Pineral".
"Esta es una de las dos pulperías que todavía
aguantan en la provincia desde el siglo pasado", explica. "La otra es La Esquina de Arguas, cerca de Santa Clara del Mar y camino a la
localidad de Coronel Vidal", añade.
"Acá -explica- paraban las tropas, los carros,
las diligencias y las carretas, que llevaban mercaderías y pasajeros a General
Lavalle, cuando al lugar se lo conocía como los pagos del Tuyú.
"En esa época, funcionaba allí uno de los dos
puertos que tenía Buenos Aires, así que el tránsito era intenso", subraya.
También
visitaban el establecimiento "los turcos en las jardineras", que
vendían desde verduras hasta piezas de seda con destino a las familias que
vivían en las estancias próximas.
"Eran los viajantes de aquellos años y mi abuelo
y mi padre les compraban de todo, porque después hacían el reparto en los
campos", relata con emoción Daguerre.
En
la Esquina de Crotto se cambiaban los caballos que tiraban de aquellos
vehículos y se daba comida y alojamiento a los viajeros.
"Primero llegaba un chasqui y nos avisaba
cuántos pasajeros venían; así teníamos tiempo de preparar los platos para la
mesa y armar las camas. Tras pasar la noche, seguían viaje muy temprano",
recuerda nuestro anfitrión.
"Todavía les quedaban varios días hasta llegar a
General Lavalle", apunta.
Las
paredes de madera y las puertas con tranca, engordadas por muchas manos de
pintura color crema, son las mismas que dieron amparo hace más de un siglo a
peones, payadores y nutrieros ya olvidados.
"Dicen que acá venía Santos Vega, pero no
sé", apunta Daguerre, y sus ojos se clavan en la vieja campana que su
abuela compró para la escuela que funcionó al lado y que ahora cuelga sobre una
balanza de platos.
"Y nunca faltaron payadores y cantores, porque
además de comer y beber, acá se jugaba a las cartas, se corrían cuadreras y se
armaban unos bailongos para el recuerdo", señala.
"Teníamos clientes que caían el sábado bien
temprano y se iban, a veces como podían, el lunes siguiente al amanecer. Eran
los tiempos en que se pagaba por mes y se anotaba en una libreta", dice.
"Pero todo eso pasó -añade-. Ahora los vecinos y
los proveedores vienen en auto o en camioneta, se cobra y se paga al contado y
los bailes son historia.
"Pero la pulpería y yo seguimos firmes y no nos
falta el viajero que sigue parando a cargar combustible", afirma Daguerre,
mientras mira con picardía el estante en el que se amontonan las botellas de
caña y ginebra. .
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Pulpería La Esquina de Crotto. Foto de Javier Pintos |
Ubicación por GPS |
Fuentes:
Diario
La Nación - Por Oscar E. Balmaceda