Base Naval Mar del Plata |
A fines del siglo XIX comenzaron a desarrollarse ensayos de laboratorios y pruebas reales en el mar para construir submarinos en algunos países de Europa y América. La historia registra varios intentos anteriores, algunos de ellos con empleo efectivo, aunque ninguno tuvo éxito ni mantuvo una línea de avance en el proyecto. De la mano de la carrera armamentista naval que imperaba en todo el mundo, comenzó la búsqueda de una nueva embarcación de combate que pudiera ser utilizada en combinación con las torpederas para defender las costas y puntos neurálgicos de las líneas de comunicaciones marítimas.
Fue
una idea militar muy controvertida porque muchas de las primeras pruebas
efectivas en inmersión terminaban en desastres con la pérdida de la vida de
todos los tripulantes. El submarino no tuvo rápida aceptación. En particular
los ingleses rechazaban hasta el concepto de empleo. Consideraban que era un
arma desleal, prohibida para caballeros, ya que atacaba a su enemigo a
escondidas sin que éste pudiera verlo o detectarlo. En
la Argentina se registraron varios intentos que alcanzaron diferentes etapas de
desarrollo aunque ninguna llegó a ser experimentada en el mar. En 1891 el
ingeniero Jorge Bolthauser presentó a la Armada un proyecto, que luego de ser
evaluado por diferentes organismos navales especializados fue aprobado (1).
Luego de este trámite no se tienen más registros oficiales respecto de lo que
sucedió con el proyecto. Pero lo cierto es que nada más se realizó.
En 1892 el ingeniero Teobaldo Ricaldoni, profesor de física y decano en la Universidad Nacional de La Plata, presentó a la Armada los planos y toda la información técnica para la construcción de una nave de este tipo. Fue el que más avanzó en el proyecto. Pese a varios rechazos de las autoridades navales, Ricaldoni continuó insistiendo, y corrigiendo las observaciones técnicas que le indicaban desde la Marina como argumentos de negativa.
Plano del submarino Ricaldoni |
Submarino Ricaldoni |
Manuel Domecq García cuando era Almirante |
El
proyecto en cuestión no aporta ninguna idea nueva y factible, en pro de los
múltiples problemas que constituyen el tipo de submarino útil y eficaz en una
Marina de Guerra, y creemos que en materia de submarinos deberíamos seguir el
ejemplo de Alemania, Rusia, Austria e Italia que han decidido no gastar un
centavo en semejantes construcciones hasta que experimentos posteriores hayan
demostrado su valor (2).
Federico Blume y Othon (*Antillas Danesas, 1831 - Lima, 5 de marzo de 1902) fue un ingeniero peruano,
considerado el pionero de la navegación submarina en el Perú y en Sudamérica.
|
Resolución
que da una idea del pensamiento internacional sobre esta nueva clase de arma en
los albores del siglo XX. Si bien la Argentina, hasta los Pactos de Mayo de
1902, compra una importante cantidad de buques para mantener el balance militar
con Chile, no procuraba contar con submarinos porque todavía no había un
mercado confiable ya que tampoco había un producto seguro. El primer país
latinoamericano que incorpora submarinos es Perú. En 1911 adquirió dos
submarinos a un astillero francés. Había tenido un proyecto propio, de la mano
de Federico Blume Othon, un alemán residente allí, que no prosperó aunque
incluyó pruebas en el mar, en 1866, en el contexto de la guerra con España (3),
y en 1879 por la Guerra del Pacífico.
En
1866, en el mismo contexto que Perú, Chile ensayó, también en el mar, un
desarrollo de un ex marino alemán, Karl Flach. Este prototipo zarpó en una de
las pruebas del puerto de Valparaíso, fue a inmersión y se perdió con todos sus
tripulantes. En la actualidad la Armada de Chile avanza en un proyecto de
búsqueda y rescate de los restos. En 1896 probaron en Talcahuano un submarino
diseñado por José Hubert. Pero no se superó el estadio de las pruebas. El
proyecto se canceló.
A
comienzos de la segunda década del siglo XX la República Argentina tenía una de
las mejores Armadas del mundo, pero le estaba faltando el arma submarina que
ahora sí comenzaba a tener vida propia en Estados Unidos y Europa, y a mostrar
que podía ser un factor de desequilibrio en una guerra en el mar. Aún se
discutía en todos los altos mandos navales si el submarino debía ser empleado
defensivamente, como se lo pensó en sus comienzos, u ofensivamente como el
nuevo pensamiento estratégico lo aconsejaba.
Los Primeros Submarinistas Argentinos.Los tenientes Vicente Ferrer, Osvaldo Layous, Eduardo Aquiles Ceballos y Osvaldo María Repetto |
El
vuelco definitivo en esta línea de pensamiento lo produjo Alemania durante la
Primera Guerra Mundial al lanzar sus flotillas de submarinos a buscar al
enemigo, en especial atacando al apoyo logístico marítimo de los Aliados. La
Argentina tenía tantas dudas como el resto y por ende no tomó una decisión
hasta no tener plena seguridad de lo que convenía. Pese a ello, a comienzos de
1917 envió a Estados Unidos, a New London, Connecticut, a los Tenientes de
Fragata Osvaldo María Repetto, Francisco Emilio Augusto Lajous, Eduardo
Ceballos y Vicente Ferrer para que cursaran la escuela de submarinos.
Estos
oficiales no sólo aprobaron el curso, en distinguidos órdenes de mérito, sino
que tripularon submarinos norteamericanos y participaron del adiestramiento de
las nuevas y sucesivas tripulaciones de submarinos que se iban incorporando
según demandaba la evolución de la guerra en la cual había ingresado en abril
de ese año. Por ello fueron acreedores a la condecoración Victory Medal
otorgada por el gobierno de Estados Unidos a quienes participaron en el
conflicto.
En el sumergible 1 con los argentinos, los tenientes Vicente Ferrer, Osvaldo Layous, Eduardo Aquiles Ceballos y Osvaldo María Repetto realizando instruccion en EE.UU. año 1917. |
Para
entonces la Argentina ya había tomado la decisión de comprar submarinos. Ahora
debía decidir sus características y el lugar donde sería su apostadero. La
ubicación del Puerto Militar, actual Base Naval Puerto Belgrano, había sido un
tema que demandó muchos estudios y confrontación de opiniones. Algunos de éstos
se extendieron más allá del inicio de
las obras en la ría de Bahía Blanca. El
mismo ingeniero italiano Luis Luiggi, contratado para proyectar y dirigir las
obras, presenta un informe, mientras se seleccionaba el lugar, que señala que
Puerto Deseado es el mejor para construir el Puerto Militar desde los puntos de
vista estratégico y geográfico, pero
tiene la gran desventaja de estar aislado de los centros logísticos y de poder,
razón por la cual es descartado.
También evalúa la zona de Mar del Plata y la descarta porque sería un puerto totalmente artificial, muy expuesto a las inclemencias del mar y de los vientos, y además porque sería muy difícil de defender. Finalmente avala la propuesta más firme de la Armada, que indicaba la zona del fondeadero de la Escuadra en proximidades de Bahía Blanca, diciendo que en realidad es la menos mala entre las posibles.
También evalúa la zona de Mar del Plata y la descarta porque sería un puerto totalmente artificial, muy expuesto a las inclemencias del mar y de los vientos, y además porque sería muy difícil de defender. Finalmente avala la propuesta más firme de la Armada, que indicaba la zona del fondeadero de la Escuadra en proximidades de Bahía Blanca, diciendo que en realidad es la menos mala entre las posibles.
Muelle de cabotaje en construccion. Sobrecarga de bloques |
Construción del muelle de bloques, en la dársena de pescadores. Año 1914 |
Construccion del puerto de Mar del Plata. Draga de refulado de arena |
Esta
opinión desfavorable la veremos repetida en informes posteriores sobre otros
temas relacionados con puertos o estrategia. Con la aprobación de la ley
secreta Nº 3450 de noviembre de 1896 comienzan las obras que culminarán
oficialmente en 1902 cuando el crucero acorazado San Martín entre a uno de los
dos diques de carena recientemente construidos. Paralelamente la floreciente
Mar del Plata, fundada oficialmente en 1874 pero con vida propia desde muchos
años antes, prosperaba rápidamente.
La llegada del tren en 1886 facilitó el acceso a sus playas, y su elección por parte de las familias argentinas de mayor abolengo reforzó el crecimiento del único balneario marítimo argentino. La Gran Guerra tuvo un impacto importante en el desarrollo de infraestructura urbana resultado de la forzosa presencia de familias con grandes recursos económicos que construían sus casas frente a la costa, algunas de las cuales aún se conservan, como consecuencia de no poder viajar a Europa.
La llegada del tren en 1886 facilitó el acceso a sus playas, y su elección por parte de las familias argentinas de mayor abolengo reforzó el crecimiento del único balneario marítimo argentino. La Gran Guerra tuvo un impacto importante en el desarrollo de infraestructura urbana resultado de la forzosa presencia de familias con grandes recursos económicos que construían sus casas frente a la costa, algunas de las cuales aún se conservan, como consecuencia de no poder viajar a Europa.
Hubo quienes llamaban a Mar del Plata La Biarritz de América. Simultáneamente la ciudad continúa su lucha para contar con un puerto comercial. Es necesario sacar la creciente producción agropecuaria de la zona y dar facilidades más modernas a los pescadores que deben operar sus embarcaciones desde la playa de la actual Punta Iglesias. Se registran varias leyes (4) por medio de las cuales se conceden derechos para construir y explotar puertos en el litoral bonaerense. En 1885 para hacerlo en zona […] del riacho de Ajó […]; en 1899 en Samborombón y en 1900 en San Clemente. En lo que hace a Mar del Plata la concesión es para Sixto Fernández en 1887, y en 1899 para Ángel Gardella. Porque se vencen los plazos o porque los concesionarios terminan rechazando la posibilidad, la construcción del puerto no se materializa en ninguno de todos esos parajes.
Detalle de la foto 8910. Muelle y barracas de la firma Gardella y Cia o Lloyd Comercial. Enviada por Jorge Redondo para Fotos de Familia del Diario La Capital |
La
ley Nº 4917 del 30 de diciembre de 1905 concede a los señores Taglioni Hnos. el
derecho […] a construir y explotar un puerto en la playa de Mar del Plata. El
25 de septiembre de 1909, por ley Nº 6499, se aprueba el desistimiento de
Taglioni y se autoriza al Poder Ejecutivo a contratar un puerto en la zona de
Arroyo del Barco (actual Camet). Esta ley se promulga el 11 de octubre de 1909
y da origen al ansiado puerto marplatense, aunque no se termine construyendo en
el lugar señalado por la Cámara de Diputados. La empresa francesa Societè
Nationale de Travaux Publics resulta adjudicataria de la licitación
internacional en la que se presentaron dos empresas más. También era muy
frecuente la presencia de unidades de la Escuadra en esa zona, durante sus
ejercitaciones en el mar, y de altas autoridades nacionales en la ciudad o
embarcados. La
inauguración para pequeñas embarcaciones y para operar en el antepuerto se
realiza el 24 de febrero de 1913.
El 9 de octubre de 1922, se inaugura oficialmente el muelle Nº 1 de cabotaje de 300 metros de extensión. Así como la adquisición de submarinos dio motivo a encendidas discusiones sobre aspectos técnicos y modos de empleo, también se discutió sobre el lugar desde el cual debían operar. En este último sentido encontramos nuevamente a Puerto Deseado como alternativa y rechazado por la misma razón que lo fue en su momento para el Puerto Militar. En 1917 el Ministro de Marina del Presidente Yrigoyen, el ingeniero Federico Álvarez de Toledo, era muy crítico con la ubicación de la principal base naval argentina, resaltando la demanda de permanente dragado de la zona para que los buques de gran porte puedan operar sin riesgo y de la cantidad de horas que se debía navegar para acceder a mar abierto y profundidades razonables.
El 9 de octubre de 1922, se inaugura oficialmente el muelle Nº 1 de cabotaje de 300 metros de extensión. Así como la adquisición de submarinos dio motivo a encendidas discusiones sobre aspectos técnicos y modos de empleo, también se discutió sobre el lugar desde el cual debían operar. En este último sentido encontramos nuevamente a Puerto Deseado como alternativa y rechazado por la misma razón que lo fue en su momento para el Puerto Militar. En 1917 el Ministro de Marina del Presidente Yrigoyen, el ingeniero Federico Álvarez de Toledo, era muy crítico con la ubicación de la principal base naval argentina, resaltando la demanda de permanente dragado de la zona para que los buques de gran porte puedan operar sin riesgo y de la cantidad de horas que se debía navegar para acceder a mar abierto y profundidades razonables.
El
Ministro informaba al Congreso: Estos inconvenientes, unidos a la circunstancia
de haber hecho poco todavía en este paraje para satisfacer las necesidades de
la Escuadra, hacen pensar que fuera quizás oportuno estudiar y resolver de una
manera definitiva si la base naval del Atlántico ha de ser en Bahía Blanca, Mar
del Plata o un punto más al sur de la costa. Es sabido que la elección del
primero de estos parajes no obedeció a razones de orden estratégico, sino
principalmente a consideraciones de carácter financiero y urgencia a la
habilitación de un puerto que pudiera recibir a los buques del tipo Garibaldi
en esa época adquiridos. La ubicación del puerto militar fue entonces muy
discutida y se emitieron opiniones muy respetables de distinguidos jefes de la
Armada según las cuales Bahía Blanca era el punto menos apropiado (5). Con
esta afirmación el Ministro descartaba definitivamente Puerto Militar para
cualquier nuevo proyecto. También evidenciaba que la necesidad de ir más al sur
con los puertos estaba en la mente de todos pero nadie tomaba la decisión. La
Patagonia aún estaba muy lejos, y no se podían defender aquellas costas y
Buenos Aires simultáneamente. La concepción estratégica preveía concentrar los
medios de defensa en la Capital y destinar al sur las acciones ofensivas. Por
otra parte Chile no era el único enemigo probable. Brasil siempre estaba
expectante. Para esa época la Argentina no había decidido oficialmente comprar
submarinos, sin embargo en la Memoria del mismo Ministro, correspondiente a un
período en el cual él ejerció siempre la titularidad dice:
“Se estudia también la conveniencia de crear un apostadero
para el uso exclusivo de torpederos y submarinos; esta medida es tanto más
necesaria si se considera la importancia que ese material ha demostrado en la
actual guerra y la incorporación a nuestras fuerzas navales de nuevas unidades
de este tipo que se proyecta, una vez aprobado por V.H. el programa del Poder
Ejecutivo” (6).
En
esta misma Memoria Anual el Ministro, en el capítulo Submarinos, afirma:
“Es sensible constatar que la Argentina es una de las
últimas naciones sudamericanas con futuras perspectivas de potencia naval de
alguna importancia que incorporará a su escuadra los submarinos, y esto es
tanto más de deplorar observando que la configuración de nuestras costas y la
posición que en ella ocupan los grandes centros de recursos, hacen especialmente
necesario el empleo de esta arma contra posibles bloqueos”.
Ese
mismo año se presenta al Congreso un proyecto de ley para adquisición de
material naval, firmado por Yrigoyen y Álvarez de Toledo, que en su primer
artículo decía: “Autorízase al Poder Ejecutivo para proceder a las siguientes
adquisiciones y construcciones: […]. Y en el inciso B, “Material Flotante”, de
este mismo artículo, se detalla que se quiere comprar cuatro cruceros rápidos
(scouts), de desplazamiento conveniente, ocho destructores de desplazamiento
alrededor de 1.000 toneladas, un buque escuela para guardias- marinas [sic], un
buque de salvamento, un buque hospital, otros tipos de buques y veinte
submarinos. La presentación no prosperó.
En torno a este proyecto de compra de submarinos la Armada desarrolla su
propio estudio
Comisión
de Ampliación de Arsenales.
Allí
proponen ubicar la dársena de torpederos y submarinos detrás de los diques
secos, en lo que luego sería la Dársena de Hidroaviones, actual Playa de
Oficiales. Para ello debía conectársela con la dársena existente, donde
amarraba la Escuadra, por medio de una esclusa que correría paralela a los dos
diques de carena, a la altura del actual edificio del Comando de la Flota de
Mar (7). Este
proyecto no fue aprobado.
Proyecto Base Naval Puerto Rosales - Bahia Blanca |
Al finalizar la guerra, la Armada contrató a tres ingenieros alemanes que trabajaron en astilleros de submarinos durante la Gran Guerra para que efectuaran un estudio y asesoraran sobre el tipo de submarinos y el lugar en el que debían ser apostados (8). La tarea que desarrollan es muy rica. Presentan una importante cantidad de propuestas abarcando temas como construcción de una base de submarinos, tipo de submarinos a construir, una propuesta para construir un motor diésel y hasta un detallado proyecto para construir submarinos. Sobre la ubicación de la base se expiden en 1921 mediante dos propuestas a desarrollarse en Puerto Militar. Una de máxima y una de mínima. No obstante las dos se ubicarían en la misma zona. La diferencia consiste en la superficie, terrestre y de espejo de agua, a ocupar. La ubicación era el sector sudeste del Puerto […] porque este lugar ofrece un apostadero tranquilo.
La
base de submarinos se construiría a partir del borde sur del actual muelle B y
se extendería hacia fuera del otro lado del malecón. El presupuesto era de $
977.000 o/s, que incluso preveía instalaciones para la construcción de
submarinos y llegaba hasta la zona que actualmente ocupa Puerto Rosales.
Incluía todos los talleres necesarios para mantenimiento especializado de los
mecanismos y sistemas de submarinos, sus máquinas herramienta y usina, contando
también con facilidades para mantenimiento de torpedos y de baterías. La
propuesta de mínima concentraba mucho más las instalaciones y contaba con menos
facilidades de reparaciones y amarre. Su presupuesto era de $ 493.000 o/s. ¿Qué
puntos de vista han conducido a elegir para la base mencionada el muelle B del
Puerto Militar? Eligiendo el lugar se ha tomado en cuenta sobre la posibilidad
de crear una base de submarinos militar y técnicamente útil con gastos tan
bajos como sea posible […] Además Puerto Militar es ahora la única base de la
Armada defendida en caso de guerra […] (9). No obstante reconocen que ese
puerto está muy alejado de mar abierto: Por eso según nuestra opinión Puerto
Militar será conveniente en primera línea como Base Principal (10).
Pero
este puerto está en una distancia bastante grande del mar con profundidades de
agua convenientes para ejercicios de sumersión. Por esa razón se ha propuesto
Mar del Plata como Base de Ejercicios de submarinos hallando acá las
profundidades convenientes inmediatamente fuera del puerto. No recomiendan una
base más grande en esta ciudad porque estaría expuesta a ataques desde el mar
en caso de guerra. Mar del Plata era mencionada cada vez más frecuentemente
como lugar de emplazamiento de una base naval. La Escuadra ya operaba desde
allí pero los buques ingresaban al antepuerto y permanecían al ancla abrigados
por ambas escolleras. Esto
además respondía a la concepción estratégica de la época. Ese lugar dominaba la
ruta al Pacífico y era un punto de recalada forzoso, pero además, y
fundamentalmente, estaba próximo al Río de la Plata donde debía concentrarse el
mayor esfuerzo defensivo. Esta última era una premisa inalterable y con máxima
prioridad en todos los estudios y decisiones de nivel estratégico militar.
El
Vicealmirante Segundo R. Storni es una figura señera dentro del pensamiento de
los intereses marítimos argentinos. En 1916, pronunció dos conferencias, siendo
Capitán de Fragata, que por su trascendencia fueron publicadas y reeditadas sin
alteraciones desde aquel entonces hasta nuestros días (11). Es el gran pensador
y motor de la idea de la presencia de la Argentina en el mar. Su obra abarca
todos los temas relacionados con el mar (pesca, puertos, industria, comercio
marítimo, control del mar). Por su claridad y erudición ha sido utilizada para
generar conciencia marítima en la población argentina, en especial en aquellos
sectores afines con esta temática. Sin embargo, cuando aborda el tema de
defensa insiste en concentrarla en la zona del Río de la Plata. Efectúa una
valoración de cada zona en función de su nivel de producción y del comercio
marítimo que en ella se realiza y, por supuesto, llega a la conclusión que
aquélla es la más valiosa y por ende debe ser la defendida con mayor esfuerzo.
En
la Memoria del Ministerio de Marina del ejercicio 1921-1922, firmada por el Contraalmirante
Tomás Zurueta (12) ya afirma que […] se dispone el establecimiento de apostaderos
o estaciones de aprovisionamiento en los siguientes puertos: Mar del Plata para
torpederos y submarinos […]. Esto es como consecuencia de la Orden General Nº
31, firmada por el Ministro el 3 de febrero de 1922, que dispuso la creación de
las llamadas Regiones Navales. La Primera con asiento en Puerto Militar,
abarcando desde Punta Médanos (provincia de Buenos Aires) hasta Punta Ninfas
(Chubut), la Segunda con sede en Puerto Deseado y la Tercera en Buenos Aires.
Nuevamente aparecen elegidos los mismos tres lugares donde se pensó ubicar el
Puerto Militar y la base de submarinos (13). En el artículo 2º se dispone
establecer varios apostaderos para unidades de la Armada, entre ellos Mar del
Plata.
El gran cambio e importante avance efectivo en este sentido se dará durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, con el Almirante Manuel Domecq García como Ministro de Marina. Asumen en octubre de 1922. En la Memoria que presenta el Ministro a fines de 1923, es decir la primera que abarca un año completo de ejercicio en sus funciones, dice:
“En razón de que su situación estratégica es poco
favorable y del desarrollo que nuestro litoral ha tomado en los últimos años,
será necesario realizar la preparación de otros puntos para apoyo de nuestras
fuerzas navales, debiendo en primer término utilizarse el puerto ya construido
en Mar del Plata como base para submarinos y estación de aprovisionamiento para
buques. Este puerto se recomienda por su situación estratégica y por su
vecindad inmediata a las aguas profundas. En él deberá establecerse también una
base de aviación, en virtud de la gran importancia de este servicio en relación
con la defensa de costas”.
Almirante Julian Irizar |
El interés por Mar del Plata crecía y se combinaba con la necesidad de dar espacio en ese puerto a la naciente Aviación Naval. Por medio de una nota fechada el 21 de mayo de 1923 el Ministro de Marina le ordenaba al Contraalmirante Julián Irízar, presidente de una comisión constituida para estudiar y proponer el diseño de la base naval en aquella ciudad (14):
“Habiéndose resuelto que el Puerto del Mar Plata
[sic] sea utilizado para base de submarinos y torpederos y también para
aprovisionamiento de buques mayores […] deberá tenerse presente que también se
establecerá una base de aviación en el mismo puerto, y además le confirmaba que
el Superior Gobierno destinará la zona norte del puerto en construcción para
tales fines”.
Al
mes siguiente, el Capitán de Fragata José C. Gregores le informaba al Ministro,
en su calidad de Director de la Escuela de Aviación Naval, que había enviado al
teniente de navío Marcos A. Zar a Mar del Plata para analizar la construcción
de una base aeronáutica en el Puerto de Mar del Plata. Como resultado se
comprobó que el antepuerto es inmejorable para la operación de hidroaviones.
Destaca como emplazamientos muy favorables el rincón noroeste y sudoeste del
espacio reservado para la Marina. Prefiere el sudoeste porque sólo es necesario
terraplenar un metro sobre la costa actual para absorber altura de marea. Se puede ver este tema completo en este blog picando al siguiente enlace: Aviación Naval en Mar del Plata
Almirante Marcos A. Zar frente al avion Macchi M9. Imagen del sitio Historia y Arqueología Marítima Histarmar |
Gregores además informa que será necesario ocupar una zona de 300 x 250 m, colocar dos hangares de 60 x 30 m de 6,60 y 7,50 m de altura respectivamente y construir planchadas para lanzar hidroaviones. Aprovecha este informe para insistir con la construcción de la base aeronáutica del Río de la Plata, para aeroplanos, aparatos anfibios y dirigibles. También afirma:
“La base aeronáutica del Río de la Plata, cuyo
asiento fue proyectado en las proximidades de la estación Verónica de la línea
F.C. del Sud, conjuntamente con la de Mar del Plata y Puerto Militar,
constituyen, a mi juicio, las tres estaciones aeronáuticas de primer orden que
asegurarán la defensa y exploración de la costa oceánica comprendida entre los
paralelos 32º y 42º, es decir, la zona (15) que abarca las rutas de los tres puertos
más importantes del país: Buenos Aires, Mar del Plata y Bahía Blanca.” (16)
Como
se puede comprobar, el criterio estratégico para que desde esa ciudad operen
aviones navales es el mismo que imperaba para la ubicación del apostadero para
submarinos, y además incidía en las características que debían reunir aquellos
que fueran a comprarse. La defensa del Río de la Plata era mandatoria,
independientemente del escenario de conflicto que se imaginara. La
Base Aeronaval Punta Indio, aquella que llamaban base aeronáutica del Río de la
Plata fue creada en febrero de 1925 y tenía como objetivo contribuir con esta
concepción defensiva. Si bien unos años antes operaban desde Fuerte Barragán,
partido de Ensenada, algunos dirigibles y globos, Punta Indio fue la primera
base de aviación naval con vida autónoma, es decir fuera de otro
establecimiento naval como ocurría en Puerto Militar.
Entrada del HMS Repulse, que trajo a Argentina al Principe de Gales, futuro rey Eduardo VII de Gran Bretaña, en 1926. |
Entrada del HMS Repulse, que trajo a Argentina al Principe de Gales, futuro rey Eduardo VII de Gran Bretaña, en 1926. |
El HMS Repulse amarrado al muelle. Coleccion Eduardo Arduino |
Descenso de visitantes del HMS Repulse.Año 1926 |
El intendente Teodoro Bronzini con oficiales del Repulse. Gentileza Eduardo Bronzini |
En
1925 visitó la Argentina el Príncipe de Gales, quien sería conocido como
Eduardo VIII. Vino a bordo de dos cruceros, el Repulse y el Curlew. El príncipe
efectuó un raid aéreo entre Puerto Militar y Buenos Aires, con escala en Mar
del Plata en aviones navales argentinos. Los buques no pudieron tomar puerto en
esta última ciudad porque no estaban listas las instalaciones ni era adecuado
el dragado del canal de acceso. La
Comisión que mencionamos más arriba presidida por Irízar presentó su informe
que fue aprobado por Circular R 29/923 el 5 de octubre, elevado para
presupuesto y remitido al Ministerio de Obras Públicas. Preveía la construcción
de un hospital naval sobre la avenida Juan B. Justo, para atender a 2.700
hombres que tendrían la base y el acorazado que estuviera de estación allí. Iba
a estar ubicado a unas 13 cuadras del puerto comercial, aproximadamente en el
cruce con la calle Alvear, y ocuparía una superficie de 200 x 200 metros.
Más
allá del predio del Golf, cruzando la actual calle Alem, se instalarían
depósitos subterráneos de combustible y otros de agua, sobre el terreno, para
abastecer a la base y a las unidades navales y edificios para suboficiales. Se
construirían depósitos de torpedos, pañoles, usinas y todos los edificios
necesarios para una base que albergaría a 12 submarinos, si amarraban en andada
de a dos, o 18 si las andanas eran de a tres, y dos diques flotantes. La base
aeronáutica naval no se incluía en los detalles de este informe porque iba a
tener una vida totalmente independiente. También
proponía vías férreas que viniendo desde el puerto tendrían un recorrido casi
coincidente con la actual avenida Martínez de Hoz, que para entonces no
existía.
Simultáneamente con este documento el Ministro de Marina le ordenó al Agregado Naval argentino en Washington, Capitán de Fragata Ricardo Vago, que solicitara a la Armada norteamericana una propuesta de base de submarino para construir en Mar del Plata contemplando el amarre de 24 unidades (17). Vago contestó elevando un estudio del Bureau of Yards and Docks, firmado por el Rear Admiral L. G. Gregory, que coincide bastante con el proyecto argentino, excepto que el muelle de submarinos y talleres, en lugar de estar como se lo construyó y puede verse actualmente, salía casi perpendicular de la Escollera Norte. Como un aporte más el HMS Repulse había traído a bordo, y facilitado, un proyecto peruano para construir una base de submarinos en la isla San Lorenzo, elaborado por la Electric Boat Co (18) de acuerdo con un contrato firmado en 1924 (19).
Simultáneamente con este documento el Ministro de Marina le ordenó al Agregado Naval argentino en Washington, Capitán de Fragata Ricardo Vago, que solicitara a la Armada norteamericana una propuesta de base de submarino para construir en Mar del Plata contemplando el amarre de 24 unidades (17). Vago contestó elevando un estudio del Bureau of Yards and Docks, firmado por el Rear Admiral L. G. Gregory, que coincide bastante con el proyecto argentino, excepto que el muelle de submarinos y talleres, en lugar de estar como se lo construyó y puede verse actualmente, salía casi perpendicular de la Escollera Norte. Como un aporte más el HMS Repulse había traído a bordo, y facilitado, un proyecto peruano para construir una base de submarinos en la isla San Lorenzo, elaborado por la Electric Boat Co (18) de acuerdo con un contrato firmado en 1924 (19).
El
29 de noviembre 1923, en el Boletín Oficial se publicó la autorización a la
Armada a destinar los terrenos donde comienza la Escollera Norte para instalar
la Comisión Oceanográfica, el Yacht Club Argentino (20) y alguna escuela para
personal naval. Finalmente en 1926 se promulgó la ley Nº 11.378, conocida como
Ley de Armamentos Navales. En ella se establecía la compra de dos grupos de
tres submarinos y la ampliación del Puerto de Mar del Plata para la
construcción de una base naval. En dicha ley se habla de cantidad de estas
unidades pero no dispone qué características técnicas deben reunir. Habla de la
utilización del puerto […] con fines de carácter militar […] que debía contar
con “[…] elementos subacuos [sic] que no pueden faltar en ninguna Marina. Luego
de firmada esta ley, la Circular Reservada Nº 89/926 del Ministerio de Marina
designa una comisión para efectuar el plan de construcción. Los límites para
las obras de carácter militar eran:
- Una línea imaginaria paralela al eje de la Escollera Norte que correría 200 m más al norte de la misma.
- Por el sur la prolongación del eje del espigón C y su prolongación hacia la Escollera Sur.
- Por el oeste el límite del espacio asignado en forma precaria al Golf Club por decreto del 10 de agosto de 1923.
El
diseño propuesto por el Ministro de Marina fue aprobado por un decreto del 7 de
diciembre de 1926, como […] plan definitivo de las obras a ejecutarse en el
Puerto de Mar del Plata a objeto de habilitarlo como Base de Submarinos y
aviación y probable Base de Operaciones de la Escuadra. Era
muy ambicioso y, ahora sí, contemplaba una base aeronaval integrada a la naval,
ocupando el espacio que en la actualidad tienen los clubes náuticos y parte de
los espacios que siguen hacia el sur. Respondía en buena medida a aquel
proyecto de mínima para Puerto Militar sugerido por los asesores alemanes. El
proyecto que acompañó al decreto del Poder Ejecutivo Nacional era prácticamente
el mismo que el de Irízar. Los edificios de la base iban a estar construidos en
la zona que actualmente ocupa parte de la avenida Martínez de Hoz y que, como
ya dijéramos, en aquella época no estaba construida. Sólo había un pequeño
camino secundario que permitía salir hacia el puerto comercial, y que aún puede
verse en algunos espacios del frente de la Base Naval. La conexión de la ciudad
con la zona sur se realizaba por la actual avenida Alem. Los terrenos que ocupa
el Golf y los de la Armada no tenían solución de continuidad.
Vista aérea del antiguo complejo de Playa Grande. circa 1920 |
En
la fotografía que se agrega puede apreciarse cuán descampada era la zona.
Entonces no debe sorprender que allí se planificaran construcciones militares.
Los terrenos del Golf Club Mar del Plata fueron motivo de duras controversias a
lo largo de varios años entre la Nación y la provincia. Mientras eran espacios
que no revistaban ningún interés nadie, privado o público, se preocupaba por lo
que con ellos sucedía. Un decreto del Ejecutivo provincial del 15 de marzo de
1911 los había concesionado al club (21) y periódicamente las sucesivas
Comisiones Directivas fueron pidiendo y logrando incrementar la superficie a su
cargo.
Son extensos y numerosos los expedientes entre diferentes organismos del Estado para dirimir esta cuestión. Cuando se aprueba la construcción de la base naval, los espacios en disputa son asignados a la Armada. La Comisión Directiva del Golf Club no bajó los brazos, continuó su lucha. En 1923 logró una cesión con carácter precario. Alvear construyó su mansión a 100 m del Club House del Golf. Agustín P. Justo llegaba a Mar del Plata, en tren o en barcos de la Marina, y casi inmediatamente iba a jugar al golf.
La casa de Marcelo Torcuato de Alvear en Mar del Plata. Villa Regina, de Aristóbulo del Valle y Formosa. Imagen de Marcelo Peluffo para Fotos de Familia del Diario La Capital |
El presidente Marcelo T. de Alvear con su caddy, llegando al Golf Club Mar del Plata.jpg |
Alvear inspeccionando el puerto de Mar del Plata y la futura base de submarinos.j |
Son extensos y numerosos los expedientes entre diferentes organismos del Estado para dirimir esta cuestión. Cuando se aprueba la construcción de la base naval, los espacios en disputa son asignados a la Armada. La Comisión Directiva del Golf Club no bajó los brazos, continuó su lucha. En 1923 logró una cesión con carácter precario. Alvear construyó su mansión a 100 m del Club House del Golf. Agustín P. Justo llegaba a Mar del Plata, en tren o en barcos de la Marina, y casi inmediatamente iba a jugar al golf.
Desmonte de la barranca para la pavimentación de la Avenida Cincuentenario, hoy Juan B. Justo. Foto de ediciones Rey publicada en el boletín municipal correspondiente al bimestre marzo-abril de 1924. |
Desmonte de la barranca para la pavimentación de la Avenida Cincuentenario, hoy Juan B. Justo. Foto de ediciones Rey publicada en el boletín municipal correspondiente al bimestre marzo-abril de 1924. |
Los espacios verdes que se ven en la actualidad en el frente la Base Naval y la ampliación de la base de la Escollera Norte fueron rellenados con el refulado del dragado del antepuerto y en menor medida de la Dársena de Submarinos ya que la tosca se encontraba muy cerca de la superficie del fondo. Un decreto firmado pocos días después, el 27 de diciembre, autorizaba a construir espigones en la Escollera Norte para cubrir las necesidades de la Marina de Guerra y buques mercantes. Estos espigones nunca llegaron a construirse. Sólo se adecuó muchos años después el borde interior de la escollera para esos fines aunque, obviamente, con menor cantidad de sitios de amarre.
Yacht Club Año 1925. Gentileza de Jose Lago para Fotos de Familia Diario La Capital |
Yacht Club Año 1925. Gentileza de Jose Lago para Fotos de Familia Diario La Capital |
Los
Capitanes de barcos mercantes y Comandantes de unidades navales informaban
frecuentemente sobre las dificultades para operar con seguridad dentro del puerto
como consecuencia de las ondas de mar que ingresaban al mismo cuando soplaban
vientos del estenordeste que producían sensibles movimientos de los buques
amarrados, afectando las operaciones de carga y descarga, y hasta la misma
maniobra del buque. Planteada la preocupación a la empresa constructora,
efectuó una serie de pruebas y presentó varias alternativas que iban desde
construir algunos rompeolas dentro del puerto, hasta la extensión de la
Escollera Sur y la construcción de más dársenas en su interior tal como puede
verse en el gráfico siguiente (22).
Debido
a los altos costos de las obras del puerto de Mar del Plata y a la falta de
recursos genuinos del Estado para afrontarlos se dispuso (23) que parte de los
mismos fueran imputados a la Ley de Armamentos Navales (11.378). En la Memoria
Anual del Ministerio de Marina presentada al Congreso al finalizar las sesiones
ordinarias de 1927, dice en el capítulo correspondiente a Bases Navales:
La ley 11.378 permitirá mejorar gradualmente el
servicio de nuestras bases navales. Esta ley ha permitido destinar fondos para
obras de dragado, construcción de muros, espigones, escolleras, etc. que
requieren los servicios de la Armada en Mar del Plata, que viene siendo usado
como eficiente Base de operaciones de la Escuadra […] en la cual se iniciará la
construcción de talleres, varaderos y cuarteles necesarios para la reparación y
mantenimiento de los submarinos a adquirirse.
En
el mismo capítulo de la Memoria del año siguiente (1927-1928):
La Base de Operaciones de Mar del Plata, que antes he
mencionado, es excelente como ha quedado demostrado por las ventajas de todo
orden que ha encontrado en ella la Escuadra en los ejercicios de los últimos
años. Los buques pueden aprovisionarse y hacerse a la mar en cualquier momento,
quedando en franquía en pocos minutos; los submarinos tendrán cómodo refugio y
fuente de recursos, y los aviones, hangares modernos a mitad de distancia entre
Buenos Aires y Puerto Belgrano. La dársena de submarinos se halla muy
adelantada, alrededor del mes de julio [de 1928] podrá ser entregada por la
empresa Travaux Publics, juntamente con el varadero, capaz de soportar buques
de hasta 2.000 toneladas.
Tren que llevaba rocas para el rompeolas. Coleccion Eduardo Arduino. Gentileza Oscar Filippi. Imagen Fotos de Familia Diario La Capital |
Construccion del muelle. Coleccion Eduardo Arduino. Gentileza Oscar Filippi. Imagen Fotos de Familia Diario La Capital |
Dársena de submarinos y el espacio que ocupa hoy el edificio de la Base Naval, el resto aun sin rellenar.Coleccion Eduardo Arduino. Gentileza Oscar Filippi. Imagen Fotos de Familia Diario La Capital |
Las obras avanzaban muy bien en lo que hace a la dársena y sus muelles, pero aún faltaba un cuartel para tropa, un alojamiento para suboficiales, una casa de oficiales, un depósito y los edificios más indispensables para talleres. Ni hablar del hospital, los depósitos de combustible y los edificios administrativos. Tampoco se construían las instalaciones para la operación de aeronaves. En la misma Memoria, en el capítulo Servicio Aeronáutico, el Ministro decía que la construcción de esa infraestructura era imperiosa para el mantenimiento y operación seguros de los aviones. […] en esa Base de Operaciones de nuestra Marina, a fines de 1927, se concentraron tres escuadrillas de aviones y no contaban con un local de abrigo para casos de mal tiempo o de reparación.
Ninguno de los edificios previstos fue construido hasta fines de la década del ’40 (24). Las fotos de Mar del Plata de la época muestran una base que era campo llano. Para solucionar el problema, la Armada envió allá al viejo crucero acorazado Belgrano, comprado en 1898 a los astilleros Cantieri Orlando, en Livorno, Italia, y que fue una de las unidades argentinas que participaron del famoso Abrazo del Estrecho en febrero de 1899, entre los Presidentes Federico Errázuriz, de Chile, y Julio A. Roca.
Dados los servicios a los cuales era destinado, y como consecuencia de haber perdido la capacidad de propulsión, fue reclasificado como Buque Base. Toda la actividad que se desarrollaba en una base naval tenía lugar en el viejo Belgrano, incluyendo la Escuela de Submarinos. Cuando en 1947 se habilitaron los primeros edificios de alojamiento en la base, ya no fueron necesarios sus servicios y entonces es radiado por decreto Nº 12.502 de ese año (25).
Buque Gral Belgrano en la Base Naval Mar del Plata. Año 1944.Imagen de Ulrico Carnaghi. Enviada por gentileza del Sr. Pedro Baliña |
Base Naval Mar del Plata con su buque insignia el Gral. Belgrano. |
Vista general del puerto año.1938. Gentileza Histamar. |
Se
había analizado la posibilidad de utilizar para este fin al viejo transporte
Chaco, pero los estudios de factibilidad y aceptabilidad realizados en el
Arsenal Puerto Belgrano evidenciaban que los resultados no serían
satisfactorios y el presupuesto era demasiado elevado. El 11 de febrero de 1928, a las 16 horas, se
efectuó la inauguración oficial de la dársena para submarinos con la presencia
del Presidente de la Nación y altos funcionarios. Se colocó una placa tallada
en piedra para recordar el evento en el filo del muelle sur.
El 15 de octubre de 1927 se había firmado el contrato con el astillero Cantieri Navali Tosi, de la ciudad de Taranto, Italia, para la construcción de los primeros tres submarinos. Sus nombres fueron Santa Fe, Salta y Santiago del Estero (26). Tenían 69 m de eslora y desplazaban 935 toneladas en superficie y 1.155 en inmersión. Su modelo era idéntico a los últimos que habían entrado en servicio en la Marina italiana. Los submarinos arribaron el 7 de abril de 1933 a Buenos Aires, durante la presidencia de Agustín P. Justo. El 6 de junio, a las 15 hs ingresaron por primera vez a su Base Naval en Mar del Plata. Venían acompañados de su buque madre, el ahora guardacostas General Belgrano. La compra del segundo grupo y la continuación de las obras fueron canceladas durante la segunda presidencia de Yrigoyen, iniciada en 1928.
Un buque de la armada a vapor y dos submarinos junto a la escollera sur. Jose Lago circa 1934. |
Las foto es del submarino alemán U530 en la Base Naval en 1945. Imagen de Fernando Rodriguez para Fotos de Familia Diario La Capital |
La Base Naval Año 1955. Gentileza Fundación Histarmar Historia y Arqueología Marítima. |
Submarino Santa Fe con sus comandantes en la Base Naval de Mar del Plata. Junio de 1964”. Felipe Debonis para Fotos de Familia Diario La Capital |
Submarino Santiago del Estero arriba a MDP año 1972. |
Submarino Santiago del estero y Santa Fe. Decada del 80. |
Base Naval Mar del Plata. Imagen del sitio nuestromar.org |
Base Naval Mar del Plata, desde el aire. Gentileza Mapio.net. |
Base Naval vista desde el Golf Club en la actualidad. Gentileza Histamar |
Base Naval Mar del Plata. Imagen del sitio Poder Naval. |
El
desarrollo de lo que podríamos llamar proyecto Mar del Plata fue planificado y
ejecutado merced a la excelente determinación de un Presidente de
la Nación como el doctor Alvear y un excepcional Ministro de Marina, el
almirante Manuel Domecq García (27).
En la actualidad la Base Naval Mar del Plata es el puerto de asiento de la Flota de Submarinos, los cuales pueden estudiarse en este mismo blog, ingresando al siguiente posteo: COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS:
En la actualidad la Base Naval Mar del Plata es el puerto de asiento de la Flota de Submarinos, los cuales pueden estudiarse en este mismo blog, ingresando al siguiente posteo: COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS:
Referencias
(1) Humberto Burzio, La historia del torpedo y sus buques en la Armada Argentina, 1874-1900; Secretaría General Naval, Buenos Aires, 1968.
(2) Tomás Merino, “El submarino en la Armada Argentina [hasta 1914]”, Tesis de Maestría en Historia Militar, IESE, Buenos Aires, 2006.
(3) Jorge Bergallo, “Fuerzas navales españolas imponen su diplomacia en el Pacífico Sur”. II Congreso de la Sociedad Argentina de Americanistas, Buenos Aires, 1997.
(4) Diario de Sesiones de la HC de Diputados de la Nación, Biblioteca del Congreso
(5) Memoria del Ministro de Marina, 1916-1917. (6) Op. cit., 1917-1918.
(7) Archivo Gral. de la Armada, Caja 27 S.
(8) Fueron designados Asesores Técnicos del Ministerio de Marina. Cesaron con el cambio de Ministro al asumir la segunda presidencia Hipólito Yrigoyen. Memorandum. Reservado M-24-R originado por el Director General del Material de ese Ministerio. Archivo Gral. Armada.
(9) Informe “Observaciones Fundamentales sobre los proyectos de la base para submarinos en Puerto Militar”. Septiembre de 1921. Archivo Gral. de la Armada
(10) Subrayados en el original.
(11) Intereses argentinos en el mar, Ed. Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 2006.
(12) Último Ministro de Marina en la primera presidencia de Irigoyen y primero en el segundo mandato.
(13) Resulta curioso ver que en la década de 1980 la Armada Argentina desarrolla un proyecto para instalar en Deseado una base alternativa de submarinos. Logró un interesante grado de desarrollo que incluyó traslado de material para iniciar las construcciones. El proyecto fue dejado sin efecto durante la presidencia del Dr. Alfonsín.
(14) Circular Reservada Nº 29/923.
(15) Corresponde al litoral que se extiende entre el límite Uruguay/Brasil hasta la Península de Valdez.
(16) Archivo Gral. Armada. Caja 28 S.
(17) Expte. S.n. 12 P.R.
(18) Astillero de mucha tradición en la fabricación de submarinos en Estados Unidos.
(19) Archivo General de la Armada, Ficha B. IX-c.6.
(20) Una parte de estas instalaciones de madera se encuentra en la llamada ‘Laguna” del Puerto de Mar del Plata donde amarran las embarcaciones deportivas de varios clubs.
(21) Archivo de la Secretaría General Naval, Propiedades Fiscales Navales, Caja M-11.
(22) Empresa Societè Nationale de Travaux Publics – Estudios sobre modelo reducido; Servicio de Hidrografía Naval, Archivo Técnico Letra C Nº V.S Orden 35.
(23) Decreto del 22 de julio de 1927.
(24) Cuando se dispuso continuar con el proyecto la ciudad era otra y hubo que adecuar las construcciones a la nueva situación. Se construyeron en aquel entonces los edificios que actualmente pueden observarse.
(25) H. Rodríguez y P. Arguindeguy, Buques de la Armada Argentina; 1852-1899, Instituto Nacional Bowniano, Buenos Aires, 1999.
(26) Orden General Nº 103/928. Por tradición los submarinos siempre llevan nombres de provincias que comiencen con la letra S.
(27) Fue presidente del Centro Naval en los siguientes períodos: 1898-1899, 1912-1913 y 1921-1923.
Fuentes:
El
Capitán de Navío (R) Jorge R. Bergallo pertenece a la Promoción 99 de la ESNM,
egresó como Guardiamarina en 1970 y se retiró en 2003 siendo Director de
Educación Naval. Se especializó en submarinos. Fue Comandante del submarino ARA
San Juan en 1993, de la fragata ARA Libertad en 2002 y de la Escuela Naval
Militar en 2003. Se desempeñó como Representante Argentino ante la OMI, en
Londres, entre 2000 y 2001. Es licenciado en Historia, Magister en RRII y
Doctor en Ciencias Políticas.
http://www.histarmar.com.ar/Puertos/MdPl/MarDelPlatabase.htm
http://www.usschivo.org/pictures/arg-1/
http://www.histarmar.com.ar/Puertos/MdPl/MarDelPlatabase.htm
http://www.usschivo.org/pictures/arg-1/
Saludemos a los tripulantes del ARA San Juan y sus familias. Honor y gloria para todos ellos.
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