jueves, 30 de diciembre de 2010

LAS ANTIGUAS LANCHAS PESQUERAS

 
Cuarteadores moviendo lanchas 1891 - Foto de Angel Somma
 
Para pescar y navegar usaban la vela latina, mas de tres mil años de vigencia, se uso desde los antiguos egipcios y fenicios hasta los días de estas fotos. Con el mástil inclinado hacia adelante (proa) y la vela triangular que permitía la “ceñida” para viajar contra el viento. En los mares como el de Mar del Plata era imprescindible en los barcos de un mástil. Luego de pescar, se tenía que acercar la lancha a la orilla, para poder bajar la pesca del día. A las personas designadas para sacar las lanchas del mar se las denominaba cuarteadores.

El cuarteador más famoso de Mar del Plata debe haber sido Francisco Paleo (1892-1968) según lo cuenta el historiador marplatense Natalio Marengo en un texto llamado “Los Caballos y el Mar”. Radicado en Mar del Plata, Paleo tuvo 14 hijos, algunos de los cuales compartían el trabajo de su padre. Con sus cuarteadores y tropilla de tordillos, se lo vió también en la Playa del Naútico y hasta en la propia banquina del Puerto, antes que aparecieran las grúas.

Cuarteadores moviendo lanchas 1890 - Foto de Angel Somma


El primer pescador de Mar del Plata, fue don Francisco Peluzzo; empleaba un caballo para recoger la red y utilizaba un bote, en otros momentos Peluzzo vivía en una construcción de madera al pié de la barranca, de la Receptoría de Rentas, en el mismo lugar donde esta el actual casino. Posteriormente vinieron Giuseppe Narduzzo, ex patrón del lanchón San Pedro, y Francisco Sinagra con una breve cuadrilla de compatriotas del sur de Italia, y utilizaron con ese objeto las primeras embarcaciones a vela. Estas al terminar las tareas, eran izadas al muelle Luro, por medio de una pequeña grúa. Los útiles e implementos que empleaban en la pesca, lo depositaban en un galpón de la barraca vieja, donde vivió el primer plantel de pescadores.

En 1887 el Dr. Marcelino Mesquita formó un consorcio pesquero y contrató a pescadores de la costa francesa, pero un fuerte temporal de ese año provocó el naufragio de toda la flota y se perdieron todos los implementos modernos de que se hallaba dotada, los cascos quedaron en la mayor parte, encallados en los peñascos de la costa, y otros sepultados en el fondo del mar, las pérdidas fueron considerables y los pescadores franceses regresaron a su país, porque estimaron irrealizable la empresa.

El intendente Peralta Ramos, dispuso el rellenamiento de la parte de la playa que ocupó mas tarde el paseo Gral. Paz, en esa época la parte sur de la playa Brístol, estaba ocupada por los pescadores con sus lanchas y viviendas; eran construcciones de madera y zinc, donde funcionaban cantinas, fondas y otros comercios. De noche llegaba el eco a la ciudad de las canzonetas y el rezongo de los acordeones. Costó mucho desarraigarlos, el Intendente Peralta Ramos, a nombre de la Municipalidad, les donó una manzana en la quinta 166, los pescadores beneficiados, aprovechando la gran suba de las tierras hicieron fructuosos negocios, regresando muchos a su país de origen.

Apostadero Bristol 1900 aprox., donde Giovanni Bronzini, tenia su lanchita. Aporte de Eduardo Bronzini


Los pioneros de la pesca fueron entre otros: Domingo Sinagra; Nicolás Di Lernia; Vicente Tesoriero; Salvador Panattieri; Juan Polverino; G. Galeppi; Nicolás Ninno; Genaro Ventura; José Valente; Genaro Tito; Pantaleón Piazzolla; N. Dragonetti; Onofrio Caravaglio; Pascual Cavalleri; Cayetano Gaedelini; César Manzini y Juan Bronzini, este último se había radicado desde 1892 en una modesta casa de San Martín y Corrientes, y el 25-11-1896, eleva una nota al Intendente Eduardo Peralta Ramos solicitando autorización para la construcción de una cocina destinada a la cocción de mariscos en el sector de la Playa Sur.

A los tres días el agrimensor municipal Victorio E. Denicolini, informa favorablemente, con la salvedad, que como se concedió ya la habilitación de una cocina en ese sector, podría concederse la autorización en otro sector de la ribera. El 2-12-1896, Bronzini inaugura la cocina frente a la Plaza Colón. En 1899,una Ordenanza dispone el desalojo de las casillas en esos lugares, por lo tanto Bronzini decide comprar al Sr. Nicolás Trabucco dos solares para instalarle posteriormente a sus hijos Domingo y Luís una carpintería.


LA ACTIVIDAD PESQUERA

La afluencia de inmigrantes que se produjo entre los años 1880 y 1930, trajo al país a más de seis millones de personas, la mayoría de ellos desde España e Italia. Entre estos últimos, hubo quienes se dedicaron a tareas rurales, algunos en el interior de la provincia de Buenos Aires o en otros puntos del país, pero la mayoría se asentó en la capital, entre ellos, los que provenían de las costas de Italia (especialmente genoveses) se radicaron en el barrio de la Boca, donde se hicieron tripulantes de los barcos y barcazas que transportaban frutas y otras mercaderías desde el Norte por los ríos Paraná y Uruguay y también de los que iban a Montevideo, o al sur, hasta Mar del Plata o más allá. Más tarde llegaron también italianos del Sur. Estos eran marineros y algunos pescadores en sus pueblos natales, así que también, partiendo desde el Riachuelo, se dedicaron a la pesca en el río.

Hacia 1890, ya se empezaba a hablar de Mar del Plata como naciente lugar de veraneo de las familias más encumbradas de Buenos Aires. Los pailebotes de Luro traían noticias del floreciente balneario sobre las costas del Atlántico y precisamente Luro contrató a Francisco Pelusso para trabajar en su barraca. La barraca era un conjunto de dos grandes galpones de ladrillo con entrepiso de madera que ocupaba toda la manzana rodeada hoy por las calles Luro, Alberdi, Corrientes y Entre Ríos, hasta ella llegaba el muelle de Luro por el que las zorras, tiradas por caballos, transportaban las mercaderías hasta y desde los lanchones amarrados a su vera.


Lanchas pesqueras 1900 - Foto de Lola C. Grienti

Pero Pelusso también era pescador en su aldea natal y pronto intentó reeditar su oficio en la nueva ciudad. Mandó venir a un paisano y pariente suyo, José Narduzzi  y ambos comenzaron a dedicarse a la pesca que, durante el verano vendían a los veraneantes y hoteleros de la zona. En enero de 1888 se inaugura el Bristol Hotel y aumenta el consumo de pescado, pronto serían varios los pescadores, entre ellos se recuerdan los nombres de José, Francisco y Domingo Sinagra, Juan La Cava, Sebastián Caporaletti, Juan Bronzini, Nicolás Nino, Juan Polverino, Antonio Tesorieri, Juan Palissi con la barca “Rosita”, César Mancini, Juan Giacaglia, Genaro Ventura, José Valente, Pantaleón Piazzola, abuelo del famoso músico argentino, que había llegado navegando a Mar del Plata en una barca a vela en 1887, en compañía de Nicola Giagualano, para incorporarse a la pesca y algún tiempo después trajeron a sus esposas Luisa Oliveri y Rosa Antoforesti respectivamente. Genaro Tito, Nicolás Di Lernia, Pascual Cavallieri, Spiro Monterisi, Enrique Di Palma, Pedro Pierini y otros.

La actividad de puerto pesquero se inició, antes de ser fundada oficialmente Mar del Plata, llamándose Puerto de Laguna de los Padres. Los pescadores que se habían establecido en Buenos Aires, en la Boca o el Tigre, a partir de 1886 comenzaron a venir en temporada a Mar del Plata.


Lanchas en la Bristol 1900 - Foto de Enrique Palacio
Playa de los Pescadores 1902 - Foto de Carlos Adá
Playa de los Pescadores 1902 - Foto de Carlos Adá
Lancha pesquera en La Perla - Foto de Anselmo Vita
Los primeros trabajadores del mar, eran “golondrinas”, es decir no residían en forma permanente, lo hacían solo durante la temporada de verano. Con el paso del tiempo, se fueron quedando de forma permanente, aunque las salidas al mar fueran estaciónales. Estos vendían sus productos en los hoteles y en las casas del pueblo, yendo con sus canastas cargadas de pescados. La mayoría eran italianos, que utilizaban el improvisado puerto de la playa Brístol. Las primeras lanchas eran izadas, algunas con un guinche en el muelle Luro y otras arrastradas por yuntas de caballos desde la orilla.


Cabe destacar que la pesca nace como respuesta a la demanda de productos del mar por parte de los veraneantes que configuraron desde 1880 el  exclusivo  balneario. Al  principio era una actividad netamente artesanal de manera que surgió como complemento del turismo. El puerto de la  ciudad no era hacia fines del siglo XIX más que un apostadero de lanchas pesqueras en las actuales playas céntricas. Si  bien  los  muelles  ofrecían ventajas para la carga en buque de mayor calado, que exclusivamente se destinaba a productos  del saladero de Luro o animales vivos de la zona, las embarcaciones utilizadas por los primeros pescadores permanecían subidas a la playa y desplazadas hacia el mar mediante la tracción de caballos.

Estos precursores no sólo trabajaban para los hoteles, sino que también practicaban la venta callejera. Efectuaban las capturas desde la  playa  con  redes de enmalle, hasta que en 1889 incorporaron las primeras embarcaciones: se trataba de lanchas propulsadas a remo o a vela; recién en 1911  pudo  instalarse  el  primer  motor.  Hacia 1912 ya existían  11 parejas  de lanchas que trabajaban en el muelle Luro, y otras 12 parejas que realizaban sus salidas desde Playa Bristol; para el alije sacaban los barcos del mar con caballos, debido al peso de los cascos de madera. A veces las lanchas atracaban en el muelle llamado Lavorante, o eran izadas con un guinche.

Playa de los Ingleses Hnos. Durrosier - Foto de Rodolfo O. Durrosier
Lanchas en Playa Las Toscas 1910 - Foto de Enrique Palacio
Lanchas en Playa de los Pescadores 1910 - Foto de Enrique Palacio
Lancha en la Bristol 1910 - Foto de Enrique Palacio
Lanchas en Playa de los Pescadores 1910 - Foto de Virginia Ruiz Barlett
Pescadores con red a caballo 1910 - Foto de Angel Somma
Regreso lanchas pesqueras 1910 - Foto de Walter Rodriguez
Lanchas en la Bristol 1910 - Foto de Enrique Palacio
Desde los primeros años de vida de la ciudad fueron muchos los proyectos para trasladarlo desde Punta Iglesia y darle una mejor ubicación y forma adecuada, llevándolo desde el centro hacia el actual sitio de emplazamiento. Vecinos y veraneantes proyectaron la construcción de un puerto, constituyendo la “Sociedad Anónima Puerto de Mar del Plata”, cuya concesión había sido otorgada por ley nacional en octubre de 1887.

El 25 de octubre de 1906 se presentó en el Senado, un proyecto de ley por el cual se pretendía declarar “ciudad” a Mar del Plata y entre otras cosas se expresaba lo siguiente:

 “...con un gran puerto a construirse por la Nación y cuyos estudios se realizan actualmente, utilizando hasta tanto se establezca ese factor de progreso, dos amplios muelles por los cuales, con fletes económicos, no solamente envía sus productos, sino también los de sus partidos limítrofes. El movimiento de importación y exportación por vía marítima fue en 1904 de 20182 toneladas y por ferrocarril de 5887. En 1905 se registró un aumento del 50%”
 
Lanchas en Playa de los Pescadores 1910 - Foto de Enrique Palacio
Lanchas en las Toscas 1910 - Foto de Jose Lago
Lanchas navegando por la Bristol 1910 - Foto de Jose Lago
Lancha pescadora, c.1910. Archivo General de la Nación DDF.Fondo Aficionados/ Caja 26, inv: 214183
Con respecto a los medios que utilizaban para su trabajo, había varios sistemas. Pelusso lo hacía desde la Bristol, entrando al mar con una red que era arrastrada por caballos; otros lo hacían con botes de remos y Narduzzi tenía una pequeña barca pintada de verde a la que había denominado “Lúcaro”, esta embarcación le había sido entregada por José Luro para que la explotara, junto con La Cava, para que trajeran pescado fresco para el Hotel Bristol. Por supuesto, todas las embarcaciones eran de remo o aparejaban velas latinas. Una de las más grandes, de 27 pies de eslora, la “Segunda Sirena”, era la primera construida en Mar del Plata, en las inmediaciones del aserradero de Sesia al lado de la barraca Luro, por dos carpinteros de ribera cuando Juan Polverino se instaló cerca del dique .


Cuarteadores sacando lancha pesquera en la Bristol - Foto de Carlos Adá

Por la noche debían ser sacadas a tierra y lo hacían en dos lugares: los “barraqueros” que guardaban sus barcas en la barraca, subían sus barcos mediante un guinche, el pescante del muelle Luro de los que había dos, el de tierra y el de afuera. La operación se hacía en etapas, ya que había que subir primero las velas, las redes y la carga y luego la barca. El otro grupo era el de los “palanqueros” que sacaban a tierra sus barcas en la playa cercana al Torreón, mediante unas guías de madera ayudándose con caballos de tiro y palancas, de allí su apodo.


Lanchas en la Bristol 1910 - Foto de Norma Simonazzi


Unos y otros vivían sobre la misma playa –zona actual de “Las Toscas”- en simples casillas de madera en las que también guardaban sus elementos de pesca y cocinaban el pescado para ellos y para todo el que quisiera probarlo. Del segundo censo nacional de 1895, se pueden extraer algunos datos, aun cuando muchos pescadores no declararon su actividad u omitieron otras referencias. La edad promedio aproximada era de 35 años, siendo el porcentaje similar entre casados (57,38%) y solteros (40,98%). Un reducido número (27,87%) poseía propiedad inmueble, el resto habitaba un tipo de vivienda precaria y continuamente mudaban de lugar, para no importunar al veraneante.

Archivo General de la Nación Argentina. Pesca en Mar del Plata. Año 1909.
Tambor 311.C.16.1.A.
 

La Municipalidad pretextó que las lanchas en tierra eran vehículos y por lo tanto no podían estacionarse sobre la playa. Finalmente emitió un decreto en 1901, eufemísticamente llamado ”conciliatorio” por el cual ofrecía a los pescadores terrenos que podrían comprar para edificar sus viviendas a precio de costo. Los terrenos en cuestión, estaban ubicados en la zona próxima a la actual estación terminal de ómnibus, esas tierras habían sido adquiridas por la comuna a muy bajo precio, ya que entonces (y aun hoy en día) eran tierras muy bajas y se inundaban frecuentemente con las lluvias. 
 
Muchos pescadores se trasladaron allí y tardíamente descubrieron el problema, cuando ya habían instalado sus casillas. Sobre el tema, existe una interesante publicación del Dr. Fernando Lahille defensor de los pescadores, en la cual se comenta que: ”...ha sido una relegación de los pescadores en un terreno de los más bajos que de otra manera no se habría vendido quizás sino dentro de muchos años. Lejos de ser un favor de la municipalidad para con los pescadores; la venta de la tierra que se les ofreció ha sido una celada para alejarlos de la playa, realizando al mismo tiempo una valorización de las tierras inmediatas a la manzana vendida a buen precio.”
 

Lanchas en las Toscas 1910 - Foto de Jose Lago

Dado este problema, algunos pescadores fueron desplazando sus viviendas hacia la loma por las calles Olavarría y hasta Alvarado donde hasta hace algún tiempo aun quedaban algunas de sus precarias construcciones. Otros decidieron cambiar de oficio, varios se convirtieron en bañeros como Fernando Catuogno (el Negro Pescador), César, Duilio, Luis, Enrique, Vicente y Aquiles Giaccaglia, Spiro Monterisi, Fernando Capella, Nicolás Botta, Piero Pierini, Capurro y varios más. Algunos cambiaron sus actividades por otras menos duras, Savino Di Lernia se dedicó al arreglo de carruajes, los descendientes de La Cava se iniciaron en la construcción y otros se integrarían a la hotelería y al comercio.

Así llegamos al año 1913, con los pescadores viviendo en la ladera Norte de la loma (entonces denominada loma Sud y luego Stella Maris) que por estar tan alejada de su trabajo ellos habían denominado “Tierra del Fuego” y siempre partiendo de la Bristol y vendiendo a los hoteles o en la playa el producto de su pesca, o bien en forma ambulante por las calles de la ciudad. También se hicieron intentos de mandar el pescado a Buenos Aires, especialmente fuera de temporada, aprovechando el ferrocarril que desde 1886 llegaba a la ciudad, para ello se cargaba en unos vagones especiales que el tranvía a caballo llevaba por Luro hasta la estación del tren, pero los envíos no tuvieron mucho éxito, ya que al no existir aun vagones frigoríficos, el pescado era conservado con hielo y no siempre llegaba en buenas condiciones.

El temporal del 1924

El martes 1º de abril el tiempo se mostró amenazante, la marejada fue en aumento y el viento comenzó a soplar fuertemente, al día siguiente ya se presentía el temporal que alcanzaría su máxima potencia el jueves 3. Las grandes olas que llegaban hasta las bases de la Rambla Bristol dejaron a la vista sus cimientos. Las obras del muelle y la pileta Lavorante sufrieron serios daños “El muelle, virtualmente arrasado, había perdido la totalidad de sus vigas y soportes. La estructura total había cedido y con ella las instalaciones, el restaurante, el sector de bombas, las vías para las zorras que usaban los pescadores, depósitos, montajes de maquinarias y todo cuanto comprendían estas obras. Las propias zorras, arrebatadas por el viento, fueron engullidas por las aguas.

“Imagen inédita del temporal del 2 de Abril de 1924 tomada por Mateo Bonnin, como reza en pie de foto “1874 Cincuentenario de Mar del Plata 1924″. Se ve el complejo de la Pileta Lavorante a la izquierda azotado por las olas y a la derecha la destrucción del Muelle Lavorante”. Enviada por Enrique Mario Palacio.

Vanos resultaron los empeños de los pescadores por salvar las lanchas que estuvieran amarradas al muelle protector. Ni muelle, ni lanchas, ni montajes, ni edificio: todo una punzante y dolorosa ruina. Más de 24 lanchas fueron arrebatadas por el mar, entre ellas, la crónica de la época menciona la pérdida de: María della Scala, Delia de Rosa, Santa Marina, Nueva Gerorgina, Salvatora Santo, Maria Concetta, Lavorante Nº1 y Nº2, Comandante Rizzi, Cateriera, La Primavera, Isola de Stromboli, La Aurora del Marino, Lola, La Fuerza del destino, Velio, Nueva Rosita, La Buena Fe, Rosina de Rosa, etc. Resultaron afectados por estas pérdidas los dueños de las embarcaciones: Sebastián Grecco, José Vergara, Francisco Micalizzi, M. Chiaramonte, José Castorina, Alfio Grecco, J. Pappobor, José Pizzo, Salvador Belfio, T. Colonello, V. Lavorante, Pascual Cerrotta, Andrés Pizzolo, Libbi, Felipe Pando, Vicente Barnas, N. Besse, F. Frissone y otros”.

Esto hizo desistir finalmente a los pescadores de continuar la pesca desde la playa Bristol y, aunque en el puerto también se había sentido el temporal, donde las lanchas 9 de Julio, de Francisco Mussumeci, Emma, de Nicolás Marahese, Etna, de Salvador Chiarenza y Mossa Luprezi de Salvador Copiello habían naufragado en sus amarras, las restantes habían resistido. Recuerdan los pobladores de la zona que la fuerte marejada movió bloques de la escollera Sur de más de 50 toneladas y la banquina había sido cubierta por las aguas.

“Piletas y muelle Lavorante destruídos por el temporal de 1924″. Héctor Villagra
 
Algunas entidades ayudaron a los damnificados a reconstruir sus lanchas. Una comisión de vecinos compuesta entre otros por Eduardo Peralta Ramos, Bautista Etchegoyen, José Ventafridda y Julio Gascón, facilitaron los medios para conseguir nuevas lanchas.Pero la triste experiencia convenció a los últimos pescadores de abandonar la Bristol y finalmente todos comenzaron a operar desde la banquina.

Pileta Lavorante después del temporal”. Enviada por José Alberto Lago.
 
A partir de 1924, el puerto comenzó a elevar lentamente la condición social de los habitantes. La acción conjunta de Don Orione, las Damas Vicentinas y el Padre Dutto hizo posible la construcción de algunas viviendas más dignas. Con respecto a la acción de este grupo de damas, recuerda Josefina Dato: “Las Damas Vicentinas en Navidad repartían bolsas que tenían de todo, a los chicos de las escuelas les daban leche y factura de la panadería La Gorda, de 12 de Octubre y Bermejo”. 
 
El 9 de octubre de 1922 se procedió a la inauguración oficial del puerto, con la asistencia del presidente Alvear y el mismo año Juan Deyacobbi se hizo cargo de la fábrica de hielo “Frigorífico del Puerto”, instalada en un terreno cedido a tal efecto por la Nación y también nacen las primeras elaboradoras de pescado envasado; el 21 de enero de 1924 se resuelve crear el Asilo de Ancianos y el 23 de febrero de ese mismo año se produce la llegada del tranvía eléctrico hasta la banquina, lo que facilitó las comunicaciones con el resto de la ciudad, aunque aun perduraría por mucho tiempo una barrera (no tanto geográfica como social) que separaba a la ciudad de Mar del Plata del Pueblo de Pescadores y que corría a lo largo del Boulevard Mar del Plata, llamado desde del 25 de mayo de 1924 “Cincuentenario” y más tarde Avenida Juan B. Justo.
 
El año 1928 marca una coyuntura en la evolución del puerto. Tres son las razones concurrentes: La apertura del templo de la Sagrada Familia y los modernos locales de la escuela que, inaugurados el año anterior comenzarían a funcionar a pleno; la inauguración de la Usina del Puerto que radicaría en esta zona un importante emprendimiento que abastecería además a toda la ciudad y la llegada y posterior radicación de Cleto Ciocchini, un artista de fama mundial que documentaría la imagen y la vida de los pescadores, haciéndola trascender más allá de los limitados ámbitos locales hasta ocupar un lugar destacado en la plástica nacional y con ello llamaría la atención hacia este núcleo poblacional hasta entonces ignorado.

Lanchas pesqueras en la Bristol 1913 - Foto de Carlos Adá
 
También se consolidan es este periodo las primeras asociaciones de pescadores. Hasta entonces habían habido muchos intentos, pero “el poco pescado que traíamos a tierra no se alcanzaba a vender; trenes especiales no había para transportarlo al mercado de Buenos Aires y los pescadores nos peleábamos todos los días; hacíamos una sociedad y al poco tiempo la deshacíamos nuevamente”

En efecto, desde los comienzos fueron muy numerosos los intentos de los pescadores por lograr una organización que los agrupara, desde los tiempos de la Bristol. Incluso, ante las limitaciones que les imponían su condición social, su falta de cultura y su limitación económica, algunos apelaron a llamar en su auxilio a vecinos destacados. Ya vimos como después del temporal de 1924, fueron ayudados por un grupo de ellos, entre éstos Peralta Ramos que fue elegido para presidir una de las primeras sociedades. Luego vendrían otras como la Cooperativa de Pescadores San Salvador, de la cual fue  principal promotor el Padre Wilkinson Dirube, capellán de la armada, que logró agruparlos para defender sus intereses ante la expoliación de los consignatarios que eran los que intermediaban entre ellos y los mercados porteños. Más adelante, en 1939 se fundaría la Corporación Pesquera de Ayuda Mutua en la cual se destacaría Francisco Mustico. El cuadro siguiente es particularmente ilustrativo al respecto.

Sociedades de pescadores desde 1907 al 1949
Pesca desde playa Bristol:

    Sociedad de pescadores
    Pescadores Unidos
    Propietarios Pescadores Unidos
    Sociedad de Pescadores Unidos Primitiva

Pesca desde el puerto:

    Sociedad de Pescadores Unidos Cooperativa Gral. Pueyrredon
    Sociedad de Propietarios de Lanchas
    Mutual Cooperativa de Pescadores
    Cooperativa de Pescadores de Ayuda Mutua
    Sociedad de Marineros Pescadores
    Sociedad de Patrones Pescadores
    Cooperativa de Pescadores, 1949 (C.O.M.A.R.)

En 1934 regresó Don Orione que notó el lento desarrollo de la colonia,  en abril de ese año el Boletín Municipal, informaba: “el puerto tiene 2000 habitantes alojados en viviendas en su mayoría de madera, que carecen totalmente de servicios sanitarios, situadas a veces en terrenos de propiedad particular, que arriendan a precios no siempre acordes con su situación económica” De resultas de lo cual se instalan dos surtidores públicos de agua potable. Pero la evolución era lenta, en 1937 el Boletín Municipal especifica que “viven en casillas, en el puerto, 2536 personas entre las que hay 186 matrimonios, 50 pescadores solteros y 4 viudos. Solo un tercio de las familias son propietarias del terreno que sus viviendas ocupan”.
 
Lanchas en Playa de los Ingleses 1911 - Foto de Martin Monterisi

No obstante, para ese año ya se habían producido algunos cambios fundamentales. Además de la habilitación de la usina, que ya citamos, se habían inaugurado las obras de  la Base de Submarinos, en 1928 y en 1933 con la llegada de los primeros, quedó oficialmente en funciones la Escuela de Submarinos. En 1936 se había creado la Delegación Municipal del Puerto, aunque solo comenzaría a funcionar en su edificio propio de Pescadores 456 trece años más tarde, y en 1937, la prefectura comienza a trasladar sus instalaciones que durante 30 años habían funcionado en la calle 11 de Setiembre, en el centro. También en 1937 se fundaría la Asociación de Fomento del Barrio del Puerto, institución que propendería en los años siguientes a equiparlo de las necesidades urbanísticas fundamentales. 

La tragedia de Santa Rosa

José Mateo, un descendiente de varias generaciones de pescadores que provienen de la España de los siglos pasados, obtuvo su doctorado en Historia en Barcelona con una tesis cuyo núcleo tituló “Cosechando el mar en lanchas amarillas”. En su trabajo académico, este diplomado en la Universidad de Mar del Plata hace una descripción inédita del desarrollo de la pesca comercial marítima en la Argentina, a partir del nacimiento de la actividad en el puerto local. 

El “momento” de la historia marplatense elegido para hablar con él esta vez es el de los años ´40, “cuando la pesca dio un salto cualitativo” y cuando la comunidad vivió su página más dolorosa, la tormenta de Santa Rosa de 1946. Recién después de esta gran tragedia, las lanchas fueron todas de color amarillo. Mateo hace un rápido recorrido por la historia productiva de la pesca, que puede condensarse así:
”A fines del siglo XIX, es el turismo, en incipiente pero rápido desarrollo, el que hace la primera demanda de pescado en Mar del Plata, que en las temporadas es cubierta por pescadores que vienen del Tigre y de La Boca. Trabajan aquí sólo durante los meses de verano para abastecer de pescado a los hoteles y restaurantes de la época.

Tras la llegada del ferrocarril en 1926, el mercado se amplía, gracias a que se tiene la posibilidad de hacer envíos a la capital. La crisis mundial del ´29 tuvo sus coletazos más fuertes en la pesca en los años ´31 y ´32. Comienza entonces un proceso de sustitución de importaciones. La Campagnola surge en ese momento. Empresas europeas, la mayoría españolas e italianas, deciden instalarse en el país para producir localmente, y así saltar la barrera arancelaria. Se produce de este modo el primer auge de la anchoíta en Mar del Plata, que pasa a ser el primer puerto pesquero de la Argentina.”
Lanchas pesqueras en la Bristol 1915 - Foto de Enrique Palacio
Lancha pesquera en la Bristol 1915 - Foto de Angel Somma
Mujer en lancha pesquera en la Bristol 1917 - Foto de Jose Lago
La Pesca en Mar del Plata ,Punta Iglesia año 1920.Revista Plus Ultra. Imagen gentileza Lic. Angel Somma

Balandros de pesca 1923 - Foto de Angel Somma
Regreso lanchas pesqueras 1924 - Foto de Jose Lago
Regreso lanchas pesqueras 1924 - Foto de Anselmo Vita
 
Con el inicio de la guerra en Europa en 1939 y especialmente con la entrada en guerra de los EE.UU. en 1941, comenzó la demanda de hígados de tiburón para confeccionar aceites ricos en vitamina A que era incluida en la dieta de los soldados. Así se instalaron en nuestro país fábricas y laboratorios para procesar los hígados y obtener el aceite que era exportado principalmente a Norte América.

Cuando los pescadores advirtieron las posibles ganancias que se obtenían con la nueva industria, debieron equiparse para la misma. Hasta ese momento, los avíos de pesca que habían utilizado eran los que cada grupo de inmigrantes había conocido en su sitio natal y que se fue adecuando a nuestro mar. Así los del Adriático trajeron las redes de rastreo, los del Jónico las nasas y los del Tirreno la 'lampara'. Con el tiempo se fueron adaptando cada vez más a la pesca local y se le incorporaron variantes, así como nuevos materiales para su confección. Al hilado de algodón siguió el de nylon y a los flotadores de corcho los de vidrio y más tarde los plásticos. Pero para la pesca del tiburón se necesitaba otra cosa. Eran necesarios anzuelos que se encarnaban con merluza o magrú en largos espineles que se llevaban a bordo en unos canastos especiales. Este sistema fue conocido como “palangres”, palabra derivada del término latino ‘poli angros’ (muchos anzuelos). Cuando la pesca se fue incrementando, se cambiaron los espineles por redes, llamadas de “enmalle” que no necesitaban carnada, pero si una mayor inversión y una adaptación en las embarcaciones.

Antigua postal Dársena de Pescadores. Foto Kohlmann. Imagen gentileza Lic. Angel Somma
Lanchas – Pescadores – Banquina Puerto  - 16 de marzo de 1939 – Enviada por Jorge Redondo
Carmelo D´Angiolo y compañeros, década del 40, banquina de pescadores
Carmelo D´Angiolo y Antonio Sasso, década del 40, banquina de pescadores
En el centro, Julio Maccaferro junto a turistas. Adelante, los langostinos recién pescados y ya hervidos que salìan para Buenos Aires en el tren de las 16. La foto fue tomada en la banquina en 1940. Enviada por Pedro Maccaferro.

En lo económico, fue quizá la época más lucrativa, tanto para los pescadores como para los procesadores y exportadores. Tanto que muchos hombres que nunca habían salido al mar, se enrolaron en las huestes de quienes “iban al tiburón” en busca de fortuna. El precio de los hígados se elevó de 1$ a 8$ y a veces más, en especial durante los años 40. En 1944, la pesca alcanzó la cantidad de 782.200kg. o sea diez veces más que en 1935. En lo social, la afluencia de nuevos pescadores, o gente dedicada a esta actividad, aumentó la población portuense. El floreciente comercio hizo que muchos pudieran cambiar sus viejas casillas por casas de material y también aparecieron nuevos comercios o sucursales de casas del centro, para abastecer a la próspera colonia pesquera.

Comprando pescado en la banquina, temporada 41-42. A la izquierda el fotógrafo Cataldo Marone. Foto suministrada por su hijo, Carlos Alberto Marone.
Lanchas – Pescadores – Banquina Puerto – Enero de 1943 – Enviada por Jorge Redondo

Pero así como fue la época más fructífera para el pescador, también fue la que más vidas costó ya que al alejarse más del puerto y no siempre con los medios más idóneos, debieron afrontar peligros mayores, como el que los sorprendió aquel luctuoso 29 de agosto de 1946 que costó el naufragio de cinco embarcaciones y la pérdida de más de treinta vidas.  Terminada la guerra, el consumo de aceite fue decreciendo, pero el final vendría cuando los laboratorios Roche lograron sintetizar la vitamina A y producirla químicamente. Pero la experiencia había sido válida y a partir de la misma el pueblo del puerto cambiaría. También lo harían los pescadores, sus organizaciones, su forma de vida, las nuevas fábricas de conservas, los hábitos de consumo y su relación con el resto de la ciudad. El 21 de octubre de 1948, la Municipalidad de Gral. Pueyrredón redacta una ordenanza decretando la incorporación del Pueblo Peralta Ramos a la ciudad de Mar del Plata. 

El shock de la Guerra

La II Guerra Mundial (1939-1945) provoca un shock en la actividad. Razones combinadas de economía, salud y logística bélica lo explican, según Mateo, quien sigue explicando:

“El bajón en la anchoíta tenía un preocupante efecto social. Varias plantas en tierra se paralizaron, dejando su secuela de desocupados. Por otra parte, en cuanto a la salud y la guerra, vale esta digresión: la adaptación visual a la oscuridad en una persona para el caso que tratamos, pilotos de aviones en particular y combatientes en general es mejor en la medida en que su organismo dispone de una mayor reserva de vitaminas A y D. Estas se extraen fundamentalmente del hígado del bacalao o del tiburón. Pero la guerra impedía acceder a los tradicionales bancos de estas especies -Terranova, Mar del Norte y Mar del Japón- convertidos en teatros de las operaciones navales. Un sustituto pasó a ser el cazún que se podía encontrar en abundancia a lo largo del Mar Argentino, lo que dio origen al fenómeno de “la fiebre del cazún”, que como veremos habría de quedar signado por un impresionante naufragio. El valor de la tonelada de cazún saltó de golpe de 40 a 2.000 dólares. Los pescadores de Mar del Plata, originarios en su gran mayoría del “mezzogiorno”, zona meridional de Italia, dejaron de pescar anchoíta y caballa (magra) para destinar sus lanchas -alrededor de 150, todavía de distintos colores- a la extracción de ese tiburón que se pagaba a precio de oro. La oportunidad atrajo a muchos nuevos. Hasta dueños de yates de paseo de Vicente López o jóvenes estudiantes universitarios, casi sin experiencia en el mar, se trasladaron a Mar del Plata resueltos a probar suerte en la actividad pesquera, siempre peligrosa pero ahora más rentable que nunca. En 1945 el peronismo se había instalado definitivamente en la escena argentina, y un año más tarde se registró una de las huelgas que marcan el período. Fue la que afectó por completo el abastecimiento de combustible en el país, incluyendo todo tipo de embarcación.”
La flota pesquera debía permanecer en puerto, a despecho de la ansiedad por el tiburón. Pero ¿que sucedió cuando ese paro se levantó y fue restablecida la provisión de combustible, en agosto de 1946? En síntesis, Mateo relata así lo acontecido:
“La salida de las lanchas fue masiva pero no total: unos pocos, los más avezados, decidieron permanecer en tierra presagiaban una gran tormenta. Y otros siempre atentos a la sabiduría e intuición de esos pocos, los imitaron y tampoco salieron. Otro grupo de pescadores, varios de ellos menos veteranos alcanzaron alta mar y hasta llegaron a tener sus larguísimos espineles extendidos con no pocos cazones en sus cientos de anzuelos, pero decidieron cortarlo para poder escapar del temporal que vislumbraron. El resto, comprendidos varios de los “nuevos”, serían sorprendidos por la tormenta de Santa Rosa del 29 de agosto de 1946, un temporal de lluvia y vientos del oeste y sudoeste con velocidades de hasta 100 km por hora. Cinco lanchas se hundieron. Murieron 31 pescadores y sólo unos pocos cuerpos aparecieron días más tarde en distantes puntos de la costa bonaerense. Ha sido la peor tragedia pesquera en la historia de Mar del Plata. Mateo estudió el listado de las víctimas y le llamó la atención que la mayoría de ellas no se correspondían con los apellidos de los pescadores italianos con experiencia, ya acostumbrados a trabajar en el Mar Mediterr·neo o en el puerto de Mar del Plata. Varias explicaciones sucedieron a la tragedia, más o menos profesionales, más o menos místicas, pero en varias aparece como causa primera o fundamental “la fiebre del cazón”
Mateo también analizó la curvas de captura del puerto marplatense. La del cazón hace un salto en los años de la II Guerra, dibujando la línea estadística –paradoja de cruel ironía- una aleta de tiburón. La tragedia fijó un antes y un después. Tanto en la cultura (aún en la religiosidad), como en los aspectos pr·cticos del hombre del puerto marplatense. Y “como el derecho sigue al hecho”, dice Mateo, poco tiempo después todas las lanchas eran amarillas porque una reglamentación en este sentido confirmaba la convicción de la colonia pesquera, ya más numerosa, de que ese color, como también el rojo -así como el naranja lo es sobre un paisaje totalmente blanco-, son más visibles en medio del océano.
 
Dailey Marino y Julio Manzor en la banquina de pescadores en el año 1952. Teresa Marino. Detrás se observa el cartel Perón Cumple.
Pescadores en la  Banquina Puerto – 3 de febrero de 1953 – Enviado por Jorge Redondo
Puerto. Enviada en 1954. Cristina Corsini

Con el tiempo se advirtió que la “fiebre del cazón” había dejado algo más que el luto. Incrementó, como se decía, el número de pescadores en Mar del Plata y las unidades de su flota, en un proceso de acumulación de fuerza productiva que gracias al mismo boom estaba amortizado al tiempo que terminaba la conflagración. 

 Banquina del Puerto. Tejido de redes. Año 1967
Video gentileza Historia de la Televisión Marplatense

 Banquina del Puerto. Canastos de pesca. Año 1967
Video gentileza Historia de la Televisión Marplatense


 Banquina del Puerto. Lanchas amarillas. Año 1967
Video gentileza Historia de la Televisión Marplatense

Además, el cazón fue el primer derivado pesquero que se exportó. Sus primeros destinos fueron Estados Unidos y Francia. Nacieron nuevas artes de pesca y se adoptaron más medidas de seguridad. Y en función de la aludida migración del tiburón, que “baja” hasta la altura de Comodoro Rivadavia, el fenómeno tuvo como consecuencia la creación en esos años de varios de los actuales puertos patagónicos. “Poco tiempo después, las lanchas unificadas por el amarillo volvían a buscar anchoíta y caballa y desde principios de los años 60 también bonito”, señala Mateo.

El puerto. Decada del 60. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 60. Lic. Angel Somma
El puerto, década del 70. Lic. Angel Somma
La Julia con sus tripulantes. Decada del 70. Lic. Angel Somma
Una a repararla,la otra a navegar,siempre trabajan los hombres de mar. Decada del 70. Lic. Angel Somma
Hombre de mar. Decada del 70. Lic. Angel Somma
Valientes y verdaderos hombres de mar. Decada del 70. Lic. Angel Somma
Banquina de pescadores. Tarde del verano decada del 80. Lic. Angel Somma.
Banquina de pescadores. Decada del 80. Lic. Angel Somma
Banquina de pescadores. circa 1985. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 9. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma

El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma

El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma
El puerto. Decada del 90. Lic. Angel Somma


Cronologia

1746: Los padres Tomas Falkner y Joseph Cardiel fundan la Reducción de Nuestra Señora del Pilar a orillas de la actual Laguna de los Padres, llamada entonces “de Las Cabrillas”. En 1751 los jesuitas se alejan del lugar, ante la hostilidad del cacique Cangapol, quien amenaza destruir la misión.
1851: Don Pedro Capdevilla solicita al Gobierno el área de terreno donde mas adelante se ubicaría Mar del Plata, siendo transferida posteriormente a Ladislao Martínez y luego a José Gregorio Lezama.
1857: Coelho de Meyrelles, portugués, compra las tierras y explota un saladero de carne ubicado al pie de la loma de Santa Cecilia, a la vera del arroyo Las Chacras, el que circulaba siguiendo el recorrido de las actuales diagonales Pueyrredón y Alberdi. Construyó un muelle de hierro donde se encontraban la pileta Municipal de Punta Iglesias, su finalidad fue el del abastecimiento de sal y exportación de productos del saladero. Siendo destruido por el mar.
1860: Se establece Don Patricio Peralta Ramos y compra a Coelho de Meyrelles las propiedades y el saladero, se realiza la mensura de un lote de 5865 ha. donde posteriormente se funda Mar del Plata.
1862: Se habilita el Resguardo del Puerto de la Laguna de los Padres, hoy PREFECTURA MAR DEL PLATA, (27 de Febrero del año 1862, fecha aprobada por disposición ASHI-008-N° 27/98 del 02 de Noviembre del año 1998).
1865: Peralta Ramos construye un muelle de madera con el mismo objeto y lugar, también destruido.
1873: Se construye la Capilla Santa Cecilia, llamada así en recuerdo de la esposa de Peralta Ramos. Esta Capilla fue hito inicial de la traza del pueblo, amanzanado en cuadrícula.
1874: Fundación de la ciudad de Mar del Plata. Se autoriza la fundación del pueblo por Decreto firmado por el entonces Gobernador Mariano Acosta, con fecha 10 de Febrero de 1874.
1877: Arriba Don Pedro Luro, activo y emprendedor comerciante. Se hace cargo del saladero y desarrolla actividades agrícolas, ganaderas y exportadoras, dando fuerte impulso progresista, industrial y laboral a la zona.
1878: Muelle Luro - Construido en prolongación actual avenida Juan B.Justo, fue el mejor construido y durable.
1879: Por Ley del 15 de Octubre de 1879 se crea el Partido de General Pueyrredón, como desprendimiento del Partido de Balcarce. El Gobernador de la Provincia Dr. Dardo Rocha, anuncia que dotará a Mar del Plata de telégrafo y sucursal del Banco Provincia y se prolongará hasta aquí la línea férrea.
1886: Fernández, Francesconi y Denicoli, fue solo un proyecto de Puerto en el Torreón. La concesión fue otorgada por Ley Nacional de fecha 25 de Octubre de ese mismo año. Incluso se abrió una suscripción de acciones para integrar el capital necesario de 1.800.000 pesos, pero al no prosperar el proyecto los planes y estudios fueron donados al Gobierno.
1905: Gardella y CIA. Imposibilitado de construir “ El Gran Puerto” obtuvo una concesión para un muelle de madera en Punta Iglesias que luego fue vendido a la empresa Lloyd Comercial. El arribo de buques siguió en este muelle hasta 1916 en que fue adquirido y explotado turísticamente por Lavorante.
1905: Taglione Hnos. - Por Ley 4917 se otorgo concesión para un puerto comercial y un ferrocarril hasta Azul. El cual no se concreto.
1907: el 25 de Julio Mar del Plata es declarada ciudad.
1909: El 11 de Octubre de 1909 la Ley 6499 faculta para licitar la construcción de un puerto frente a la desembocadura del arroyo del barco. Originó las actuales estructuras básicas de escolleras y muelles. La apertura de las propuestas se verificó el 14 de Julio de 1910. A la licitación se habían presentado ocho empresas: una Argentina, Carena y Luis Luiggi; una Franco-Argentina, Consortium Franco-argentin; una alemana, Philipp Holzmann y Cia. Y P.C. Goedhart de Francfort y Dusseldorf; dos inglesas, Sir John Jackson Ltd. y S. Pearson son Ltda., ambas de Londres y tres francesas, Hersen J.et G. y Schneider y Cia.; Societé des Grand Travaux de Marseille (que al año siguiente ganó la licitación de las obras del puerto de Quequen) y Allard, Dollfus, Sillard y Wiriot de París.
1911: El 07 de Enero, se firma en Buenos Aires, el contrato de construcción del puerto Mar del Plata.
1913: El 24 de Febrero se inaugura oficialmente el Puerto de Mar del Plata.
1917: Se construyó la Dársena de Pescadores. A partir de entonces, los pescadores asentados en el extremo sur de la Playa Brístol, comenzaron a trasladarse al puerto dando comienzo a la población de pescadores.
1919: El 17 de diciembre, autorizado por el Poder Ejecutivo Nacional, se produce la primera habilitación, aunque provisoría, de las instalaciones del puerto Mar del Plata, para operaciones en la Dársena de Pescadores .Al finalizar la guerra, en Europa en el año 1914, el alza mundial de los materiales y mano de obra, trajo nuevos inconvenientes. El Gobierno y la empresa formularon un arreglo estableciendo compensaciones que hicieron posible la continuación de los trabajos, dando fin a la construcción de ambas escolleras, de 2750 m.la Sud y 1050 la Norte, parte del muelle de cabotaje y el de ultramar con su correspondiente dragado y terraplenado, la prolongación de 1500 mts. de vías del Ferrocarril Sud (hoy Roca) y algunas obras complementarias. Con la construcción de 290 mts. De los 2234 previstos para el muelle de cabotaje, se pudo inaugurar el servicio de vapores entre Montevideo y Buenos Aires con nuestra ciudad y así el 11 de enero de 1922, hizo su entrada el vapor “Ciudad de Buenos Aires”. Con respecto a la pesca existían 105 lanchas que producían 9000 toneladas por año.  La inauguración oficial del muelle N° 1 de cabotaje con 300 mts. fue el 9 de Octubre de 1922.
1925: En el mes de marzo se fundó el “Club Náutico Mar del Plata”, siendo su primer presidente Eduardo Peralta Ramos. En diciembre de ese año, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación le otorgó un espacio para los botes, construyendo un galpón en el interior del Puerto.
1926: Mes de septiembre, dio origen a la Base Naval Mar del Plata.
1928: Mes de Febrero, se inauguraron en el Puerto, las obras en la dársena naval. “Apostadero Naval Base de Submarinos”.
1937: El 2 de marzo, fondeo en nuestro puerto el gran trasatlántico alemán “Columbus”, con 600 turistas a bordo. La nota del Boletín oficial, recalca que “por sus condiciones naturales de puerto de aguas hondas, el de esta ciudad se halla en condiciones de recibir sin inconveniente alguno a los grandes navíos”.   
1950: En esta década con la introducción de los saladeros para la elaboración de anchoíta y posteriormente la conservería, la industria pesquera y el puerto adquirió una importante significación, constituyéndose en el principal sector de la economía local.    
1960: En esta década la industria del congelado supera a la conservería. En lo referente a la flota pesquera se componía principalmente por embarcaciones costeras. A partir del año 1963, debido a la incorporación de unidades de altura, artes de pesca, industria y comercialización impulsado por la política de desarrollo pesquero nacional, las capturas de la flota de altura comenzaron a superar a las de la flota costera con 98.695,5 y 59.321,8 tns. Respectivamente, quedando relegadas las inversiones en el sector de pesca costera. 
1972: se inició un nuevo período de aumento de la flota pesquera en base a la importación de barcos usados, a precios muy bajos. Durante esta década surge un importante cambio estratégico en la demanda mundial de pescados por causa del agotamiento del Bacalao Noruego, que dio lugar a la explotación de la Merluza Hubbsi y en el ámbito nacional a un aumento significativo en el volumen de las exportaciones pesqueras, triplicándose entre 1970 y 1974.    
1980: En esta década tanto las capturas como las exportaciones sufrieron altibajos erráticos a causa de factores internos y externos.    
1990: En esta década se produjeron importantes incrementos sostenidos en las exportaciones de productos pesqueros nacionales. El Puerto de Mar del Plata, fue de jurisdicción nacional hasta que en 1991 se dispuso pasarlo a la órbita de la provincia.
1992: Se produjo el cargamento de tronco mas importante en la historia del puerto con 50.000 toneladas.
1996: Se registró el tonelaje de removido mas importante con 791.070 tns.
1999: Aprobado por Decreto N° 3.572 de la Pcia. De Bs. As. El puerto de Mar del Plata pasó a ser administrado por el Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata.

Fuentes:
La tragedia pesquera del 1946 – por Oscar Lardizabal La Capital –Nuestra historia. https://historiademardelplata.com/2010/03/30/la-tragedia-pesquera-del-%C2%B446/
Fuente: Virginia Echarren – Fotos de Familia – Diario La Capital
Fotografías: Lic. Angel Somma para Fotos Viejas de Mar del Plata


LOS CABALLOS Y EL MAR
(Del libro “Desde la Bohardilla” de Natalio Marengo)

En febrero de 1985 se pintaron una serie de murales en la calle Bermejo que desde su nacimiento en Juan B. Justo se interna en el puerto. Precisamente allí, donde nace esa calle, el primero de los murales, obra de Jesús Fernández representa a un personaje que seguramente muchos viejos pobladores del puerto recuerdan.

“Lanchas arrastradas por caballos en la Bristol. La empresa pertenecía a Francisco Irinco Paleo Sánchez, nacido en Lugo, España, el 23 de mayo de 1891. Le decían Tío Carajo”. Foto enviada a José Alberto Lago a Fotos de Familia del Diario la capital
Estoy hablando de Francisco Paleo, quién por muchos años, casi toda su vida, se dedicó a la dura tarea de remolcar lanchas hacia la playa, valiéndose de sus esforzados ayudantes y sus bravos tordillos, que tenían que entrar al mar, tanto en verano como en invierno.


Sacando lanchas en 1920 Francisco Irineo Paleo Sanchez - Foto de Jose Lago

Francisco había nacido un 23 de mayo, en el año 1892, y muy joven aun, tomó contacto con la colonia pesquera que por aquel entonces partía desde la playa Bristol. Por las noches, las pequeñas embarcaciones a vela eran arrastradas a la playa y allí entraban en funciones  Francisco, su gente y sus caballos.

“A la derecha, el empresario gallego nacionalizado argentino Francisco Irineo Paleo Sánchez junto a su familia. Nació en 1891 y vivió casi 80 años. Empleando caballos, sacaba y volvía al mar las lanchas de pesca desde la playa”. Foto de José Alberto Lago enviada a Fotos de Familia
Casado con doña Adela Farrell, Paleo fue padre nada menos que de 14 hijos, algunos de ellos (seis eran varones) colaboraron con él y otros se dedicaron a la pesca.
Uno de sus principales colaboradores fue Antonio Giménez, conscripto de la primera promoción en Currumalal, a quien la dura vida en el mar no pareció afectarle mucho, ya que vivió hasta los 105 años de edad.

"Documento de Francisco Irineo Paleo Sánchez, quien, empleando caballos, sacaba y volvía al mar las lanchas de pesca desde la playa”. Foto de José Alberto Lago enviada a Fotos de Familia
Sin duda, muchos pobladores del puerto, y en especial los de la colonia pesquera recordaran a Paleo en sus últimos años, cuando hacía su trabajo desde la antigua playita del Club Náutico hasta 1940 y luego sobre la Escollera Sur hasta 1954, cuando fue construido el muelle de descarga.

El equipo de Irinco Paleo, quien se especializaba en la introducción y extracción de barcas pesqueras al mar con la utilización de caballos. Enviada por José Alberto Lago.
 
Recién entonces culminaría su larga trayectoria de más de 40 años de trabajo, y tanto él como la última generación de sus guapos tordillos, hallarían un merecido descanso.
Francisco Paleo murió el 1º de marzo de 1968. Hoy la técnica reemplazó el esfuerzo de hombres y bestias, grandes guinches elevan las embarcaciones a motor y el progreso sigue su marcha arrolladora. Y la imagen de Francisco Paleo y sus caballos, se va desdibujando en el recuerdo lo mismo que su imagen, algo descascarada, que finalmente desapareció de calle Bermejo.
 
Fuente
Roberto T. Barili- Reportaje a Julio César Gascón