General Martín Rodríguez (1771-1845) |
Plano de la provincia de Buenos Aires circa 1862 |
Plano actual de ubicación de las Sierras del Volcan (Balcarce) con respecto a Tandil |
Plano actual de ubicación de las Sierras del Volcan (Balcarce) con respecto a MDP |
Esas
sierras cercanas eran las del Volcán (Balcarce) donde tenía pensado levantar
una guardia-fortín para resguardar la zona y ampliar la frontera en ese
sector. Para ello dispuso que el general
José Rondeau acompañado de 600 hombres del regimiento de Blandengues marchara
con el objeto mencionado y a "buscar un puerto o rada capaz de abrigar las
embarcaciones que emprendiesen el tráfico, por estas costas al
establecimiento".
El
23 de junio de 1823, la fuerza se puso en camino hacia el sureste. A noventa
kilómetros de la salida, se comenzó a bordear la pintoresca sierra del Volcán
por su falda norte.
"... el cincel de la naturaleza se esmeró en su
regularidad y hermosura: todo allí es agradable y todo atrae las miras del
cultivo ... ".
Manteniendo
el rumbo previsto, la partida avanzó uno 55 km., encontrando una laguna en cuyo extremo
este establecieron campamento por unos días. Allí descubrieron los fosos de la
antigua Reducción Jesuítica de Nuestra Señora del Pilar, fundada por los padres Tomás Falkner y José Cardiel
el 13 de noviembre de 1746,
a orillas de la Laguna de las Cabrillas, hoy Laguna de
los Padres, la que fue abandonada en 1751 luego de repetidos ataques indígenas.
Dice el Diario de la Expedición:
Reduccion Nuestra Sra. del Pilar- Imagen cedida por Hilda Silvestri |
" ... La posición que los jesuitas eligieron
es cómoda e interesante, y en ella consultaron la prosperidad de su institución
poniendo en obra su industria y sus grandes recursos. Contiguo a las costas del
mar del Sud un canal de comunicación con el lago... les hubiera dado un puerto
seguro, cuando en las costas no lo hubiesen encontrado y que probablemente no
lo hallaron inmediato. Sembraron montes de diferentes especies y también
plantas, y vegetales que cubren mucha parte del terreno inmediato. La cercanía
del cabo Corrientes, en donde la pesca de lobos es abundante, les hubiera dado
un incremento rápido a su población con una riqueza que solo ellos la conocían
entonces... Sobre estas bases debe cimentarse la segunda frontera: sus ventajas
son manifiestas y el conservarlo labrará su prosperidad"
Entre
el 28 de junio y el 1 de julio, los
ingenieros efectuaron el reconocimiento de las costas; uno de ellos bordeó el
mar hasta 20 millas
al sur del cabo Corrientes:
“... las muchas vertientes que se descubrieron hacían
presumir, que uniéndose estas a alguna distancia del mar formasen un canal
capaz de servir al objeto indicado”.
Sin
duda pensaron que la falta de un puerto natural en la zona podría subsanarse
construyendo un canal que comunicase la Laguna de los Padres con el mar.
Otro ingeniero, por su parte, exploró la costa hasta 28 millas al norte del cabo Corrientes y descubrió la laguna Mar Chiquita, asentando en el Diario:
Vista aerea actual de la Laguna de Mar Chiquita |
Otro ingeniero, por su parte, exploró la costa hasta 28 millas al norte del cabo Corrientes y descubrió la laguna Mar Chiquita, asentando en el Diario:
“…Este punto como el resto de la costa no presenta
comodidad alguna por ahora. El lago rodeado de pantanos y riachos de la misma naturaleza, aunque capaz de ser una rada, se presenta
inútil…”
Llegado el 2 de julio, Rondeau ordenó emprender el regreso y luego de la marcha sin tropiezos, el día 7, los hombres arribaron al Fuerte Independencia. El jefe y los ingenieros presentaron enseguida los informes de los reconocimientos. El capitán de los Reyes, que había participado de ellos, volcó sus estudios y mediciones en la Memoria Geográfica. Influido por las ideas del antiguo coronel Pedro A. García, creyó que era el momento de proponer la formación de un grupo de geógrafos, y así lo dejó escrito en el Diario de la Expedición:
"La organización, señor -decía dirigiéndose al
ministro de guerra de la provincia de Buenos Aires, Fernández de la Cruz-- de
un cuerpo de geógrafos por que clama el estado de estos conocimientos en el
país podrían llenar el vacío en que aún se halla de topografía y estadísticas. Los
geógrafos contribuirían con el levantamiento de los planos topográficos de
todos sus puntos á este objeto. La estadística y la geografía natural que
también deberían abrazar nos presentarían un conjunto de conocimientos exactos
para todas las necesidades públicas del país que ha tamos, y en general de toda
esta parte de la América Sud".
Juan León Palliere, en Escenas americanas. Reproducción de cuadros, acuarelas y bosquejos Litografía Pelvilian, Buenos Aires, 1864 |
No quedaba ninguna fortificación ni guardia con guarnición, como se había pensado originalmente, por lo que la campaña vino a ser puramente exploratoria, aunque tampoco se divisaron tolderías por ninguna parte. La belleza del relieve y de los campos de la zona, hoy balcarceña, llenaron los ojos de los expedicionarios, por allí todo era agradable y propicio para el futuro del cultivo que interesaba tanto a particulares como al gobierno.
El primer malón contra el Fuerte y el
rescate de una cautiva
Dos
días después del regreso de la excursión a El Volcan, el 9 de julio de 1823,
amaneció con una niebla densa que cubría los campos próximos al fuerte. Los
caballos pastaban mansamente en los
alrededores, custodiados por algunos pocos blandengues.
Fortin Independencia, Tandil. Año 1823 (dibujo del Fuerte de M. Chiurazzi) Gentileza Daniel Eduardo Perez |
Corrales anexos al Fuerte Independencia, ciudad de Tandil |
Mapa del Fuerte Independencia, Tandil |
Temprano,
a las 7 de la mañana, el valle se estremeció, “aunque no por dianas ni salvas
celebratorias de la efeméride nacional” de buenas a primeras, 200 indios
montados surgieron en las serranías del oeste y se abatieron sobre la caballada
como un relámpago, arrebatando 700 animales, en tanto cinco soldados del grupo
que cuidaba la caballada del Regimiento de Blandengues, cayeron muertos a
chuzazos y los animales fueron reunidos y recogidos vertiginosamente, rumbo al
oeste, entre golpes de sable, revoleo de boleadoras y alaridos espeluznantes,
como era típico de los aborígenes. Obviamente nadie esperaba esta arremetida,
pues en tal caso se habría previsto una guardia.
Malón de los indios ranqueles el 9-07-1823 en las cercanías del Fuerte Independencia. Tandil. Imagen de la película "El último malón" dirigido por Alcides Greca en el año 1918. |
La tropa, que no tenía otro deber que trabajar en las obras del Fuerte, disfrutaba de cierta paz, en los campamentos había pocos caballos. Evidentemente, la confianza de los expedicionarios fue un tanto excesiva para la ocasión. Inmediatamente se ordenó que una partida de 150 cazadores saliera por retaguardia de los cerros para cortar la retirada de los atacantes, pero poco o nada pudieron hacer a los imprevistos visitantes y procurar algunas caballadas, y no lograron su propósito; sólo vieron un espectáculo novedoso y sorprendente, que fue la extraordinaria velocidad y pericia con que esos bárbaros condujeron sus potros por esas alturas desiguales y peñascosas, que para ellos eran como campo raso. Los cazadores porteños, indudablemente, no esperaban ver tanta habilidad.
Malón de los indios ranqueles el 9-07-1823 en las cercanías del Fuerte Independencia. Tandil. Imagen de la película "El último malón" dirigido por Alcides Greca en el año 1918. |
El Regimiento de Húsares y una parte del escuadrón de Colorados del Norte, que eran los que abandonaron el fuerte y persiguieron a los puelches hasta que la niebla les impidió seguir adelante, lo hicieron un poco tarde, por lo que no lograron alcanzarlos. El capitán general dispuso entonces, siendo ya las 7, que el propio general en jefe, Rondeau, saliese con 400 hombres, pues supuso que los indios iban a detenerse por el Chapadleufú u otro punto cercano. La división llegó al arroyo esa misma noche; y el destacamento acampó esa misma noche sobre el cauce de agua.
En la mañana del 10, al no hallar al enemigo, esperaron la mañana y le siguieron el rastro, unas 8 leguas más, hasta convencerse que la persecución era inútil, pues el enemigo ya estaba lejos, llevando solamente unos cien o ciento cincuenta caballos. Un cuadro desolador se presentó entonces a los ojos de los soldados: decenas de caballos, que los indios no habían podido llevar consigo, se encontraban chuceados y desjarretados sobre ese trayecto, como para que fuera imposible recogerlos y emplearlos. Triste final para los nobles animales que recién habían concluido el largo viaje por las serranías de El Volcán. El indio se defendía a su modo. “La división se retiró al campamento siendo imposible darles caza”.
Colorados del Monte Año 1820 |
A
mediados de julio se comenzó a disponer todo para el regreso de la expedición.
La milicia había sido licenciada el 19, considerándosela sin objeto y, tal vez,
temiéndose deserciones. El gobernador agradeció sus servicios en una proclama. El
16 de julio se puso en marcha el Escuadrón de Colorados a las órdenes del
general Rondeau; el 21 partió el ministro de guerra Francisco Fernández de la
Cruz, al frente del Regimiento de Húsares,
que debía seguir hasta la guardia de destino, y así, sucesivamente, otros
cuerpos. Cien blandengues marcharon a la Guardia de Kaquel Huincul, escoltando
un importante número de yeguarizos que iba a
pastoreo.
|
El
gobernador fue el último en partir. Emprendió el regreso el 24 de julio, por el
denominado camino del Chapadleufú, al frente de 350 cazadores y 40 artilleros.
El 2 de agosto estaba en la Guardia del Monte, y el 5 llegaba a Buenos Aires. Los
campos, en esos momentos, ofrecían un aspecto triste, esterilizados por la
seca, sólo mostraban hacienda flaca o moribunda. En la fortaleza quedó una guarnición de 200 infantes, 100 soldados
de caballería, pertenecientes al Regimiento Blandengues, más los artilleros
necesarios para las baterías.
El comando fue confiado al teniente coronel Mariano García. En la tarde del 16 de julio, una patrulla que recorría el campo a unas seis leguas del Fuerte, había encontrado una mujer joven:
Oleo de Mauricio Rugendas. "El regreso de la cautiva".c.1845. |
El comando fue confiado al teniente coronel Mariano García. En la tarde del 16 de julio, una patrulla que recorría el campo a unas seis leguas del Fuerte, había encontrado una mujer joven:
“Quién podía
esperar ese hallazgo en esa latitud, y en pleno invierno entre pajonales
poblados de vizcachas, zorros, hurones y otras especies de la fauna pampeana,
todos naturalmente salvajes....”-dice Gorraiz Beloqui.
La
pobrecita era una joven blanca de Arrecifes que había caído en manos de los indios
durante un malón contra las estancias de aquel distrito. Había permanecido
cautiva en los toldos de Ancafilú por mucho tiempo (era incapaz de precisar
cuánto). Sería la primera cautiva rescatada luego de la fundación. Cierta
noche, la embriaguez de sus amos le permitió fugarse y vagar ocho días por el
desierto, "alimentándose con frutos del campo", hasta que los hombres
del Fuerte la encontraron, no sin sorprenderse, y la llevaron con ellos a buen
resguardo. La
ex-cautiva, heroína inesperada, vino a ser una informante de primer orden ya
que había tenido noticias de la traición que los puelches tramaban contra las
fuerzas del gobernador, del asesinato de los oficiales rehenes "a sangre
fría".
“... vio la ropa de todos ellos en poder de algunos
caciques e indios y este triunfo lo festejaron largamente ... " –nos dice
el Diario.
El
lenguaraz, a quien Rodríguez tenía por un traidor, había sufrido la misma
suerte. La mujer informó que muchos ranqueles se hallaban acampados cerca de
los puelches y que todas las tribus se disponían a reunirse "para hacer
una invasión general a la frontera en la próxima luna (mes de julio)". Cerca
de los caciques, al costado de una laguna, estaban las tropas ranqueles. Estas
dos últimas noticias corroboraban las presunciones del gobernador.
" ... Aseguró también, que los indios en
cuestión, hacen una permuta continua de ganado y sus artículos con el
establecimiento de Patagones, de donde conducen el aguardiente, el tabaco, la
yerba, etc., etc." –nos informa el Diario.
De
aquella cautiva no se conserva el nombre ni su posterior destino, que se
presume pudo ser el pago de Arrecifes… tampoco no se ha hallado ni su edad, ni su destino final. Es posible
que se hubiera marchado luego nuevamente hacia Arrecifes con alguno de estos cuerpos. A
propósito de Patagones, siempre resultó llamativo comprobar cómo ese temprano enclave (1779) se mantuvo incólume
en medio de aborígenes hostiles.
Evidentemente las autoridades de aquella remota avanzada supieron
apaciguar a los indios e incluso recuperar, gracias al trueque, mucho de lo
que habían robado en la frontera de Buenos Aires.
Teniendo
en cuenta los elementos de juicio aportados por el relato de la cautiva,
Rodríguez apresuró la retirada de los efectivos restantes y dispuso que el regimiento
de húsares marchase a guarnecer el oeste de la frontera vieja mientras el de
blandengues se ubicaría en el este de la línea. El 24 de julio de 1823,
finalmente, el gobernador partió hacia la capital. Luego
de la partida de su fundador Martín Rodriguez, quedó al frente del Fuerte
Independencia el teniente coronel
Mariano García con 300 hombres de
guarnición. Los trabajos de construcción estaban ya bastante avanzados cuando el
duro invierno de ese año se hacía sentir
con todo su rigor.
Pese
a su juventud, -García tenía 31 años-
aquilataba una importante experiencia militar dado que había participado en las
batallas de Salta, en Vilcapugio, Ayohuma y en
Sipe Sipe, además de otros combates menores. En sus casi siete meses de
comandancia, García se abocó a la terminación de la construcción del Fuerte y
en recibir a los primeros civiles que se
aventuraban por estos pagos. Asimismo,
su buena información sobre los movimientos indígenas le permitió mantener en
alerta la zona sobre los potenciales riesgos de ataques y estar dispuesto “…a dar el primer día de
gloria al nuevo Fuerte de la Independencia".
El
agravamiento de las incursiones en distintos zonas de la provincia, movió al
Gobernador a llevar adelante la tercera expedición al sur que llegaría hasta la zona de Bahía Blanca, aunque sin
poder concretar el objetivo de fundar
allí lo que hubiese sido .la actual ciudad de ese nombre. Ya
el 11 de enero de 1824, los milicianos de caballería de Sayós y de Inarrra se
ponían en marcha hacia el Tandil siendo la avanzada del poderoso ejército que llegaría al fuerte en febrero. Luego de estar aquí poco más de un mes, partió el
ejército hacia el sur. El teniente coronel Mariano García se había sumado a él
como segundo jefe del Regimiento de Blandengues.
Ese
mismo día el gobernador firmaba la comunicación por la que informaba al gobierno delegado que al mando del Fuerte
quedaba Mariano Echenagucía, al que hemos llamado en otros trabajos el
“comandante adolescente”, dado que apenas tenía 16 años quedando como
Comandante -aunque transitorio-constituyéndose en el más joven de los
comandantes que tuvo la fortaleza tandilense en toda su historia. La
tercera campaña, luego de padecimientos, escaramuzas, incertidumbres y amagos
permanentes de ataques no concretados llegó hasta la Sierra de la Ventana,
sosteniendo el combate de Pillahuincó, donde alrededor de 3000 lanzas
enfrentaron a las huestes de Rodríguez, Pueyrredón y Rondeau, que fueron las
vencedoras luego de ardua lucha.
El General Jose Rondeau (1775-1844) jefe del Ejército del Norte, óleo de época por Gaetano Gallino |
Desde allí una columna al mando de Rondeau, siempre incansable, llegó hasta lo que creyeron que era la Bahía Blanca al ver anclados los barcos de Chilavert y Casares; pero no era así y sin saberlo y al encontrar tan malo el lugar elegido -habría sido la actual Punta Alta-, informaron al Gobernador, quien de inmediato y con reproches muy serios a los navegantes por su información previa, ordenó el regreso, que se cumpliría en medio de una penosa marcha que costó la vida a muchos soldados que perecieron de hambre o frío. Al respecto nos dice Pueyrredón:
“...Los que más tuvieron que sufrir, fueron los
negros del batallón de Cazadores, que volvían hechos pedazos y casi todos sin
calzado". "La mayor mortalidad, fue de estos infelices, no había día
en que no hicieran recoger del campo negros helados, a veces hasta nueve..."
Y
continuaba:
"Al fin después de mes y medio de horribles
sufrimientos llegamos a las alturas de la Tinta; allí se recibió una
comunicación participando el ascenso al gobierno de la Provincia del general
don Juan Gregario de Las Heras".
"Pocos días después llegamos al Tandil, donde
terminó la campaña."
Martín Rodríguez
había perdido la reelección y retornaba con un dejo amargo a Buenos Aires; el
gran patriota había abierto caminos, aun cuando sus campañas pudieron parecer fracasos.
La sola presencia de Tandil y su Fuerte de la Independencia justificaron su
esfuerzo y el de sus hombres. La
fracasada misión de la expedición de Martín Rodríguez, obligó al repliegue en
las circunstancias relatadas. De esa manera, el 20 de mayo de 1824, los
expedicionarios estaban de regreso en el Fuerte Independencia, dejando su cargo
de gran responsabilidad el joven Echenagucía en manos del experimentado Sargento Mayor Bruno Vázquez quien así pasó a
ser así el tercer comandante en el Tandil.
MALONES EN TANDIL
La batalla de Caseros significó una bisagra en la historia argentina del siglo XIX, fundamentalmente por las consecuencias que en la Constitución Nacional de 1853, encuentran los principios básicos de la Organización Nacional.
Tandil, que no había sido ajeno a hechos políticos- militares como la Revolución de los Libres del Sud, contra Rosas, en 1839 o la misma batalla de Caseros, afrontaba ahora, con la conducción de este “ vasco" alsinista, una etapa de construcción de instituciones capitales, como la de la organización política local, la educación y la religión. En el caluroso verano de 1854 viajó a Buenos Aires para reforzar sus gestiones para lograr los aportes para concretar la ansiada capilla y las escuelas, en tanto lo reemplazaba otro vecino, al que se le debe la instalación del Correo en Tandil: Publio Massini, quien debía dar cumplimiento a la integración de la primera Comisión Municipal, la que según las normas impartidas debía constar de cinco miembros, dos de ellos extranjeros.
Con casi 3000 habitantes en el partido, de los cuales sólo 600 estaban radicados en el pueblo, " sin botica, médico, escuela, iglesia, ni sacerdote..." Tandil no permanecía alejado de la nueva situación general, por la cual Urquiza intentó tratar como aliado a Calfucurá y sus lanzas, con el claro objeto de mantener una cierta tranquilidad en la zona sur de la provincia. De esta especie de alianza, el cacique supo sacar buen provecho, siendo sus tolderías receptoras de ganado y también algunas cautivas que tanto apetecían los indios. Temerosos que la situación, delicada como un cristal, se deteriorase, los vecinos tandilenses iniciaron la tarea de juntar fondos para el mejoramiento del casi ruinoso Fuerte, a la par que el Juez de Paz elevaba la nómina propuesta para la que sería la primera Comisión Municipal, integrada por Carlos Darragueira, Publio Massini, Regino Barbosa, Antonio Ponce (argentinos, bonaerenses); Manuel Romero y J. M. Otero (españoles) y José Suessy y José Arnold (norteamericanos), este último el primer preceptor del incipiente intento educativo sistemático, pese a su oficio de carpintero.
Circunstancialmente tranquilizados por haber sido destinado el Coronel. Benito Machado a esta zona, poco duró la calma de los que aún quedaban, cuando se recibió la noticia de la masacre de San Antonio de Iraola (actual partido de Benito Juárez), donde el que había sido comandante del fuerte, Nicanor Otamendi, murió a manos de las lanzas de Yanquetruz, cayendo junto a él 124 hombres, salvándose solamente uno. Era el 13 de septiembre de 1855.
El éxodo se generalizó y el pueblo quedó apenas con unos cuantos hombres, mientras la campaña se despoblaba igualmente, tomando rumbo a la más cercana y segura Dolores y otros, más atrevidos -por la distancia- hacia Buenos Aires. El primer día de la primavera de aquel 1855 el malón llegaba al poblado tandilense. Casas vacías, pulperías solitarias y Darragueira con el viejo fortinero Zabala y el ya citado norteamericano Suessy, resistiendo junto a unos cuarenta hombres más, defendiendo el lugar casi diríamos que a "mano limpia", el que luego fue abandonado por falta de víveres.
Al
mes siguiente Tapalqué fue arrasado por las huestes de Calfucurá, lo que
impulsó la formación de un "Ejército de Operaciones en el Sur" al
mando del Gral. Manuel Hornos, que optimista y con buen ánimo partió en campaña
desde el Azul. El resultado no podía ser peor, en San Jacinto el desastre
superó al de Mitre en Sierra Chica y las tropas, nuevamente humilladas,
retornaban dejando la frontera sur a merced de las lanzas inteligentemente
comandadas por Calfucurá. Tandil ya había conocido en menor escala a la
relatada, el rigor del malón y esperaba, con los pocos valerosos que quedaba,
la nueva embestida.
Fuentes:
La batalla de Caseros significó una bisagra en la historia argentina del siglo XIX, fundamentalmente por las consecuencias que en la Constitución Nacional de 1853, encuentran los principios básicos de la Organización Nacional.
º |
Cacique Juan Calfucurá (Piedra Azul) -ilustración de Augusto Gomez Ramos- |
La provincia
de Buenos Aires no fue ajena a los
cambios, entre los que debemos apuntar como importantes, el de la relación del
gobierno con los indígenas, la que Rosas había mantenido con habilidad y un
equilibrio que permitió en gran parte del territorio-entre ellos
Tandil-sostener una situación relativamente pacífica, por cuanto siempre hubo
focos de tensión, en especial con el gran cacique Juan Calfucurá, que reinaba como
un verdadero " emperador de las pampas" y con el que Urquiza debía
negociar.
Sello que utilizaba Juan Calfucurá para el envio de su correspondencia. Del libro de Omar Lobos "Juan Calfucurá. Correspondencia 1854-1873" |
Para
la época, era Juez de Paz en Tandil, Carlos Darragueira, reelecto en 1854, año
en el que comenzaron a dar fruto las gestiones para dotar al pueblo de una
capilla y dos escuelas: una para varones y otra para mujeres. El viejo Fuerte
denotaba en su construcción el paso del tiempo y recibía a Nicanor
Otamendi -descendientes suyos son vecinos contemporáneos- como jefe. Eran tiempos
difíciles en el que aquella relación con los indios que citamos, comenzaba a
tener serios deterioros, avizorándose perspectivas de malones en el horizonte
pampeano, de las que Darragueira tomaba nota por partes del Comandante del Departamento del Sud, Julián Martínez.
Fortin Independencia, Tandil. Año 1823 (dibujo del Fuerte de M. Chiurazzi) Gentileza Daniel Eduardo Perez |
Tandil, que no había sido ajeno a hechos políticos- militares como la Revolución de los Libres del Sud, contra Rosas, en 1839 o la misma batalla de Caseros, afrontaba ahora, con la conducción de este “ vasco" alsinista, una etapa de construcción de instituciones capitales, como la de la organización política local, la educación y la religión. En el caluroso verano de 1854 viajó a Buenos Aires para reforzar sus gestiones para lograr los aportes para concretar la ansiada capilla y las escuelas, en tanto lo reemplazaba otro vecino, al que se le debe la instalación del Correo en Tandil: Publio Massini, quien debía dar cumplimiento a la integración de la primera Comisión Municipal, la que según las normas impartidas debía constar de cinco miembros, dos de ellos extranjeros.
Con casi 3000 habitantes en el partido, de los cuales sólo 600 estaban radicados en el pueblo, " sin botica, médico, escuela, iglesia, ni sacerdote..." Tandil no permanecía alejado de la nueva situación general, por la cual Urquiza intentó tratar como aliado a Calfucurá y sus lanzas, con el claro objeto de mantener una cierta tranquilidad en la zona sur de la provincia. De esta especie de alianza, el cacique supo sacar buen provecho, siendo sus tolderías receptoras de ganado y también algunas cautivas que tanto apetecían los indios. Temerosos que la situación, delicada como un cristal, se deteriorase, los vecinos tandilenses iniciaron la tarea de juntar fondos para el mejoramiento del casi ruinoso Fuerte, a la par que el Juez de Paz elevaba la nómina propuesta para la que sería la primera Comisión Municipal, integrada por Carlos Darragueira, Publio Massini, Regino Barbosa, Antonio Ponce (argentinos, bonaerenses); Manuel Romero y J. M. Otero (españoles) y José Suessy y José Arnold (norteamericanos), este último el primer preceptor del incipiente intento educativo sistemático, pese a su oficio de carpintero.
El
18 de junio el sueño de la escuela daba comienzo en el ranchito que estaba
ubicado en la esquina de las actuales Gral. San Martín e Yrigoyen (donde por
años estuvo la tienda "La Estrella" de los hermanos Pedro,
posteriormente Mandarano y hoy una casa de comidas). Por esa misma fecha las
autoridades locales solicitaban que se retomara el nombre de Tandil para el
partido, al que Rosas, después de la Revolución de los Libres del Sud, denominó
Chapaleofú, iniciativa que en junio fue aprobada, mes en el que además también tuvieron
fruto las gestiones de Darragueira y se comunicaba la designación de Fray Luis
María Mancini como primer Párroco de la flamante erección canónica de la
Parroquia del Santísimo Sacramento.
La
Comisión Municipal- reestructurada por Darragueira y de la que quedaron los
cinco miembros pedidos originalmente, de los cuales permanecieron de la primera
sólo Massini y Romero- se interesó por el mejoramiento urbano dando el puntapié
inicial o pionero para el alumbrado público, al obligar a los comercios a colocar
un farol en su frente, para iluminar, aunque sea precariamente, las oscuras
callejuelas pueblerinas. Tandil, en ese 1854, sentaba las bases del futuro
despegue: comisión municipal, escuela, capilla, sacerdote, alumbrado, los
trigales de Juan Fugl, en fin, como decía Darragueira en diciembre de 1854, todo
reflejaba "... la hora feliz del progreso que nos presenta...".
El pionero de Tandil Juan Fugl |
Sin
embargo aquellas relaciones "de cristal" de Calfucurá con el
gobierno, hacían compleja cualquier predicción y días difíciles se avecinaban
en la zona, días que tuvieron su
sangrienta eclosión cuando el 13 de febrero de 1855, el "emperador de las
pampas", se abatió sobre Azul causando en el ataque 300 muertos, arreando
60.000 vacunos y cautivando a 150 familias. La tragedia sacudió no sólo la
región sino al mismo gobierno en el que se desempeñaba como Ministro de la
Guerra Bartolomé Mitre y al que le llegaron duras propuestas de represión y
escarmiento, así como exigencias de medidas para prevenir nuevas matanzas.
La
hora de la bonanza tandilense parecía oscurecerse ante la alternativa que se
agravaba día a día, luego que Rojas sufriera en mayo un ataque similar dado
que, como le escribiera Julián Martínez a Mitre:
"Estas pobres gentes están viendo en cada paja
del campo un indio grandote...".
Ante
la alternativa, el mismo Mitre se acantonó en Azul creando la División de
Operaciones Sur, en procura de destruir las fuerzas indígenas atacantes, en
especial las de los caciques Juan José Catriel y Cachul, aliados
incondicionales de Calfucurá a quien respondían. Mitre se equivocó si pensó,
como todo lo indica, que la tarea en esa zona desconocida para él y en esa
lucha de carácter inédita, que la cuestión iba a ser más sencilla, de tal
suerte que en su campaña denominada de Sierra Chica fue prácticamente humillado
por las fuerzas de Calfucurá y sus caciques aliados, de manera que a pie y
derrotados retornaron entre las sierras de Azul y Tapalqué, constituyendo un
fracaso que animaba más a los audaces caciques y "achicaba" a los blancos
habitantes de esta vasta región que naturalmente incluía el Tandil.
Ya
por entonces esa localidad había sufrido "entradas" de indios que
habían llegado hasta la misma estancia "El Carmen", ya devuelta,
luego de la confiscación de Rosas, al Gral. Eustoquio Díaz Vélez; en ese marco
parecía que aquello era lo que hoy denominaríamos un "tanteo" de la
situación, aunque arrearon algunas vacas
y mataron algunos pobladores rurales. Podríamos considerar a esta entrada
maloqueadora, el primero de los cuatro
malones que asolaron Tandil en ese trágico año, que llevaron -ya lo veremos- al
despoblamiento casi total de ese partido.
General Eustaquio Diaz Velez -óleo- |
Como
parece ser un signo omnipresente en nuestra historia, el gobierno, a contrapelo
de la situación y la realidad, sancionó la primera Ley de Municipalidades,
obligando a la elección de municipales, en medio de este clima de zozobra y
comienzo de despoblación producto del miedo que se había intensificado luego
del ataque a "El Carmen". Para cumplir, en Tandil se eligió una lista
a los apurones, la que fue rechazada y con la inoportunidad que nos
caracteriza, se dispuso una nueva elección, en medio de lo que ya era terror en
la campaña por las noticias que llegaban desde toda la región.
Circunstancialmente tranquilizados por haber sido destinado el Coronel. Benito Machado a esta zona, poco duró la calma de los que aún quedaban, cuando se recibió la noticia de la masacre de San Antonio de Iraola (actual partido de Benito Juárez), donde el que había sido comandante del fuerte, Nicanor Otamendi, murió a manos de las lanzas de Yanquetruz, cayendo junto a él 124 hombres, salvándose solamente uno. Era el 13 de septiembre de 1855.
El éxodo se generalizó y el pueblo quedó apenas con unos cuantos hombres, mientras la campaña se despoblaba igualmente, tomando rumbo a la más cercana y segura Dolores y otros, más atrevidos -por la distancia- hacia Buenos Aires. El primer día de la primavera de aquel 1855 el malón llegaba al poblado tandilense. Casas vacías, pulperías solitarias y Darragueira con el viejo fortinero Zabala y el ya citado norteamericano Suessy, resistiendo junto a unos cuarenta hombres más, defendiendo el lugar casi diríamos que a "mano limpia", el que luego fue abandonado por falta de víveres.
General Manuel Hornos (1807-1871) |
La
ansiedad crecía y el 7 de noviembre se tuvo noticias que por la Sierra de la
Tinta (actuales proximidades de Barker) se producía la llegada o
"entrada" de indios, partiendo el "Toro" Machado con apenas
40 hombres para intentar detener la posibilidad de su aproximación a Tandil. En
tanto en Tandil, y según un documento firmado por Darragueira, que permaneció
inédito hasta su publicación en 1983 por parte del autor de esta nota,
"...nos pusimos sobre las armas los pocos vecinos de este Pueblo...".
A
unos pocos kilómetros se juntaba un importante número de lanzas al mando del
temido Yanquetruz, que ya el 8 de noviembre rodeaban el caserío tandilense:
"...Había 80 vecinos armados y 11 hombres de la
fuerza del Sr. Machado a cargo del capitán Francisco Silva; todos ocuparon las
pocas casas de azotea que hay y permanecimos dispuestos a sucumbir si éramos
atacados (sic)”.
Así
las cosas, llegó un parlamentario indio que informó que el cacique quería
hablar con el Jefe, no obstante se destacó al Capitán Silva y un lenguaraz para
que lo acompañara, llegando el mismo Yanquetruz a la reunión, quien con el
argumento -seguramente falaz- que el Gral. Urquiza lo había autorizado a
retirar numerosa hacienda, si no se resistían, no habiendo en consecuencia
saqueo y combate. La estrategia de Darragueira y Silva fue entonces demorar lo
más posible las conversaciones con el objeto de despachar un chasque a Azul,
para que Hornos enviase fuerzas para despejar la zona y evitar el enfrentamiento.
Obtenido un tiempo para decidir la propuesta indígena, y aprovechando lo
escabroso del terreno serrano y la noche, partió el chasque según dice la
tradición, de apellido Cáceres con el rumbo indicado.
En
la mañana del 9 se presentó nuevamente el jefe indio a preguntar qué se había
decidido, a lo que sin más alternativas resolvieron aceptar las condiciones de
Yanquetruz, esperanzados que antes del saqueo de hacienda, llegaran los
refuerzos. Las horas pasaban tensas y expectantes para saber por un lado si las
lanzas cumplían la palabra de no atacar y por otro si llegaban a tiempo las fuerzas desde el Azul.
Finalmente el 10 de noviembre "a la defensiva", partían Yanquetruz y
sus hombres con la hacienda arreada, sin noticias de la ayuda solicitada hasta
que al mediodía ¡por fin! se supo que a cinco leguas de Tandil ya estaba una
fuerza al mando del Coronel Ocampo, que después de un enfrentamiento con los
indígenas, los dispersaron y trajeron de regreso gran parte del botín. El sofocón había
pasado, pero como atestigua Juan Fugl en sus memorias:
"...los soldados no fueron mucho mejores que los
indios, pues los días que quedaron en el pueblo y alrededores, robaron y
saquearon las casas abandonadas, llevándose cuanto les pareció útil…El pueblo
nada había sufrido ni las viviendas de mi chacra".
La
astucia y la paciencia de Darragueira y sus pocos hombres, evitaron un enfrentamiento seguramente sangriento y de
resolución incierta. La historia dice que el cacique Yanquetruz (o Llanquetruz,
como también se lo denominaba), llegó luego a un acuerdo con el gobierno de
Valentín Alsina, en 1857, donde se le reconocía grado militar y mando sobre
determinadas zonas y hasta participó
junto a las autoridades de los festejos patrios, asistiendo a una función de
gala donde se representó "Il trovatore" y desfilando junto a Pastor
Obligado y Valentín Alsina.
Yanquetruz murió apuñalado en Bahía Blanca, en una reyerta en la que, como era frecuente, estaba totalmente borracho. Al año siguiente-1856- la zona quedaba tranquilizada definitivamente tras los combates de Cristiano Muerto y Sol de Mayo y posteriormente San Lorenzo, donde se destacó la acción del Coronel Benito Machado.
Cristiano Muerto, donde se destacó la acción del coronel Benito Machado |
Yanquetruz murió apuñalado en Bahía Blanca, en una reyerta en la que, como era frecuente, estaba totalmente borracho. Al año siguiente-1856- la zona quedaba tranquilizada definitivamente tras los combates de Cristiano Muerto y Sol de Mayo y posteriormente San Lorenzo, donde se destacó la acción del Coronel Benito Machado.
En
Tandil renacía la calma y ahora sí podía darse cumplimiento a la inoportuna
convocatoria electiva, formalizándose el 22 de noviembre la primera Comisión
Municipal acorde con la Ley de Municipalidades, que integraban Manuel Romero,
Felipe Miguens, Narciso Domínguez y Publio Massini como titulares y Ramón Gómez
y Cayetano de la Canal como suplentes. La realidad, sin embargo, indicaba que
casi no quedaban integrantes de la misma en el pueblo ya que habían formado
parte del éxodo del que dimos cuenta.
Plano de Tandil de 1865-66 definido por Chapeaurouge |
Campamento militar de Tandil, misa de campaña con Nicolás Levalle y el Ministro de Guerra Luis María Campos en 1894. Archivo General de la Nación |
La
tarea de Darragueira y sus colaboradores debía recomenzar y en los años
siguientes el lento pero ininterrumpido repoblamiento permitió que los
tandilenses tuvieran sus escuelas, templos, sociedades mutuales, periódicos,
industrias y hasta el ferrocarril, el "caballo de hierro" que
reemplazaba, en 1883, a
las viejas carretas y galeras y dejaba muy atrás la reciente historia de "alarma , entrada y malones de indios
"en estos años del Tandil en que
las heroicidades del "vasco" Darragueira y sus hombres
señalaron el rumbo en aquellos tiempos de pionerismo y valentía.
Los túneles del Fuerte Independencia
La
casa de Juan Fugl, donde hoy funciona la Escuela de Artes Visuales Nº1 “Vicente
Seritti”, está llena de historia, arriba y debajo. En lo que era la habitación
del pionero danés hay una tapa de madera que conduce a los confines de lo que
otrora fue el Fuerte Independencia. Al bajar al subsuelo del edificio
construido en 1860, se devela el misterio de los túneles que hicieron y
conservaron los primeros pobladores para escapar de los ataques de los malones.
Allí se comprueba el mito de esos caminos subterráneos que cruzan el centro de
la ciudad y se descubren en las bases de los edificios antiguos. Estos tuneles eran utilizados por los antiguos pobladores de Tandil para escapar de los ataques de los malones a la ciudad.
En
lo que era la habitación del pionero danés hay una tapa de madera que conduce a
los confines de lo que otrora fue el Fuerte Independencia. Diario El Eco de Tandil. Año 2016
|
El
diario El Eco de Tandil -gracias a la buena predisposición de las autoridades
de la institución- recorrió la porción de túnel de un sector de la casa de Juan
Fugl. En el subsuelo, que está iluminado, se observan las paredes de ladrillos
y un techo de tirantes de madera. Los arcos de medio punto y bóvedas de cañón,
estructuras de antiguos ladrillos, se mantienen intactos.
Además,
en distintos sectores del túnel se observan porciones de muro nuevo, como
parches para impedir la conexión tras la división de la enorme propiedad de
Juan Fugl, que tenía sus frentes por 9 de Julio y también sobre Maipú. Atravesar
los espacios subterráneos, pisar la tierra suelta y escuchar el crujido que
provocan los zapatos, y tocar los muros de los cuales se desprende ese polvo
pálido de ladrillos centenarios es una aventura que no tiene precio para los
amantes de Tandil y su historia.
En
septiembre del año 2017 el intendente de Tandil se reunió con la decana de la
facultad, Gabriela Gamberini, y a los doctores María del Carmen Langiano y
Julio Fabián Merlo, quienes fueron designados como ejecutores y responsables de
los trabajos. En el Convenio Específico de Asistencia Técnica, la Facultad se
compromete a realizar los primeros relevamientos arqueológicos del Fuerte
Independencia de Tandil, así como también de los posibles túneles ubicados en
las manzanas 41, 42, 43, 50, 51, 58, 59 y 60 de la Circunscripción I, Sección A
de la ciudad.
El
documento especifica que los trabajos pueden extenderse a otras manzanas que
revelen la existencia de túneles y que los responsables del proyecto
confeccionarán y entregarán a comuna, en forma mensual, informes que contengan
el avance y análisis realizados en el mes
Fuentes:
“Diario
de la expedición al desierto”. Martín Rodríguez, Bs,As., Editorial Sudestada,
1969.
http://historiando.escribirte.com/18038/el-primer-malon-y-rescate-de-cautiva-en-el-tandil.htm
de Daniel Eduardo Pérez
“Malones
en el Tandil. Éxodo y despoblamiento tandilense” por Daniel Eduardo Pérez. http://historiando.escribirte.com/18481/malones-en-el-tandil.htm
http://historiando.escribirte.com/14580/dolores-refugio-del-exodo-tandilense.htm
Rostros aborigenes de las pampas argentinas siglo XVIII y XIX - Dra. Marta Bechis
http://indigenas.bioetica.org/not/nota26.htm#El%20Cacique
https://www.eleco.com.ar/interes-general/los-tuneles-del-fuerte-independencia-un-misterio-que-pugna-por-salir-a-la-luz/
http://www.laopiniondetandil.com.ar/2017/09/22/estudiaran-los-tuneles-subterraneos-de-la-ciudad/
Rostros aborigenes de las pampas argentinas siglo XVIII y XIX - Dra. Marta Bechis
http://indigenas.bioetica.org/not/nota26.htm#El%20Cacique
https://www.eleco.com.ar/interes-general/los-tuneles-del-fuerte-independencia-un-misterio-que-pugna-por-salir-a-la-luz/
http://www.laopiniondetandil.com.ar/2017/09/22/estudiaran-los-tuneles-subterraneos-de-la-ciudad/
Excelente recopilación, felicitaciones!
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