martes, 10 de julio de 2018

FERNANDO LAHILLE

El primer embrión de lo que hoy es el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero puede rastrearse en el primer laboratorio costero de biología marina, fundado por el doctor Fernando Lahille en 1898 en la zona de Punta Mogotes de Mar del Plata. La obra ictiológica de Fernando Lahille es sólo parte de la producción científica de este multifacético zoólogo-filósofo, pero sin duda alguna ocupa un lugar de preeminencia en la totalidad de su producción. Esto queda manifiesto en sus escritos, así como en los testimonios de quienes lo conocieron, por lo cual podemos considerarlo legítimamente un ictiólogo. Con este trabajo pretendemos divulgar su obra para que tenga el debido reconocimiento en la ciudad de Mar del Plata. Conozcamos su historia...
 
Fernando Lahille (1861-1940)


Su historia

Fernando Lahille (1861‐1940) nació en Francia el 18 de agosto de 1861. Se doctoró en Ciencias naturales en la Universidad de París en 1891 y en Medicina en 1893. Ejerció la docencia como profesor libre en la Facultad de Ciencias de Toulouse entre 1890 y 1892 y trabajó junto a renombrados naturalistas. El joven francés arribó a la Argentina el 15 de septiembre de 1893. Desde el punto de vista histórico, su llegada puede encuadrarse en la política científica mantenida por gobiernos de la segunda mitad del siglo XIX, de invitar a científicos extranjeros para cubrir cargos en las nuevas reparticiones oficiales para resolver problemas técnicos y aplicados, participar en la reorganización de la educación a todos los niveles, así como en la creación o reorganización de academias científicas y museos de historia natural (Halperin Donghi, 1970).

En este contexto y pocos años después de creado el Museo de La Plata, el perito Francisco Perito Moreno invita a Lahille a ocupar la Jefatura de la Sección Zoología del Museo de La Plata. Desde allí debería realizar estudios biológicos de las costas y lagos patagónicos participando de las expediciones científicas del Museo. Llegaba a la Argentina respaldado por los más altos honores académicos de Francia: Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de París (1891), Doctor en Medicina (1893), Profesor Libre de la Facultad de Ciencias de Toulouse (1890‐92), y ya con 57 trabajos publicados. Era considerado un enciclopedista en una época en la que arreciaba la polémica entre los que abogaban por la especialización científica frente a los que defendían la necesidad de contar como marco una visión general de la zoología. Lahille se contaba entre estos últimos, y consideraba que la especialización temprana podía llevar a graves errores de concepto.

Alberto Fesquet (1940, 1941), como alumno y discípulo, Birabén (1969), Nani (1960) y Ringuelet (1967) han dejado valiosos testimonios sobre este científico en su carácter de zoólogo, filósofo, académico y maestro. Al margen de nuestro objetivo central de comentar aspectos de su carrera como ictiólogo, mencionaremos algunas características de su personalidad que contribuyeron a distinguir su obra: el gusto por las letras y la filosofía, manifestado en la elegancia de su escritura y comentarios filosóficos, morales y epistemológicos; la enorme capacidad de trabajo del cual hacía un culto (su frase labore felicitas como epígrafe (Fig. 1); el sentido didáctico y pedagógico tan personal reflejado en sus trabajos de divulgación científica; y finalmente, la profunda identificación con los intereses científicos, educativos, económicos y sociales del país.
 
Lahille (a la derecha) sobre el ejemplar de ballena azul, Balaenoptera miramaris (= B. musculus), cuyo cráneo se expone actualmente en la Sala de Vertebrados Acuáticos del Museo de La Plata
Lo que inicialmente iba a representar una estancia transitoria en la Argentina, finalmente derivó en un afincamiento definitivo. Luego de su paso por el Museo de La Plata, entre 1893 y 1899, ocupa la Jefatura de la División de Caza y Pesca, del Ministerio de Agricultura de la Nación. A su cargo se agregaron posteriormente la División de Zoología Aplicada con injerencia en problemas de Entomología Agrícola, Sericultura, Apicultura y Parasitología Animal. No obstante las responsabilidades que le habían asignado, Lahille comentaba al final de su carrera que había tenido pocas respuestas a sus pedidos de aumento de personal y fondos, los cuales consideraba necesarios en función de la diversidad e importancia de los problemas que debían resolver. Gran parte de los numerosos trabajos publicados, en especial aquéllos sobre entomología (Fesquet, 1940), tuvieron como punto de partida cuestiones sobre zoología aplicada que se le presentaban en este ámbito.

La actividad docente de Lahille también fue continua: Profesor Titular de Zoología en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires (19101930) y catedrático de la Escuela Normal de Profesores (19041930) y en la Escuela Normal Superior 1910-1911). Entre los honores recibidos, fue nombrado Académico de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales (1926) y Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires (1930). La producción de Lahille en temas ictiológicos, tanto sobre preces marinos como de agua dulce, alcanza un número de alrededor de 45 artículos. Dos temáticas se distinguen como marco: trabajos sobre temas pesqueros y aquéllos relacionados con aspectos taxonómicos.


Notas sobre la industria de la pesca. Fernando Lahille. Año 1895

Durante los años en que trabajó en el Museo de La Plata publicó tres artículos relacionados con la ictiología (Lahille, 1895 a y b; 1898), de los cuales el primero es una lista de los peces de los alrededores de La Plata. Siendo el primer trabajo ictiológico generado por el Museo de La Plata, podemos afirmar que la Ictiología en esa institución cumplió recientemente los ciento veinte años, constituyendo Lahille su primer ictiólogo. En la introducción de este artículo ya apreciamos su alejamiento de la ortodoxia taxonómica de la época, postura que mantendría a lo largo de toda su carrera: por ejemplo, oponiéndose irónicamente a los que llamaba “especiógrafos” (zoólogos sistemáticos con tendencia a la creación indiscriminada de especies y divisiones en las clasificaciones), y cuestionando el uso de una jerga científica cerrada, fomentando, por otra parte, el conocimiento de los nombres vernáculos de las especies.

Recordemos que la actividad de Lahille transcurre en un período en que importantes ictiólogos extranjeros dirigían su atención a los peces neotropicales. Entre otros, podemos mencionar al germano-norteamericano C. Eigenmann (18631927); los norteamericanos E. Cope (18401897), T. Gill (1837-1932) y S. Meek 1859-1914); los ingleses A. Günther (1830-1914), G. Boulenger (1858-1937) y C. Regan (1888-1943); y al austriaco F. Steindachner (1834-1919). La actividad de índole sistemática de Lahille incluye estudios ictiofaunísticos tanto de ambientes de agua dulce como marinos, nuevas citas y descripciones de nuevas especies. De importancia particular son las revisiones taxonómicas de grupos: entre ellas, la de los zoárcidos (1908), gimnotiformes (1910), macrúridos (1914), condrictios (1921), esociformes (1923), pejerreyes (1929) y pleuronectiformes (1939).

Todas llevan la impronta del autor en el detalle nomenclatural, la escrupulosidad en la explicación de la metodología seguida en el análisis ictiométrico, el manejo de cuadros explicativos y la inclusión de muy buena iconografía. En 1895, publicó un análisis pormenorizado sobre la industria pesquera en la provincia de Buenos Aires. Constituye un singular documento histórico, ya que además de discutir aspectos prácticos de la actividad, aporta datos detallados propios sobre tamaño de flotas, capturas, ganancias y exportaciones de la época. Además, estudia las posibilidades de Miramar y Necochea como puertos pesqueros, y de los ambientes lagunares y arroyos como generadores de recursos.

Los temas pesqueros constituirían una de las mayores preocupaciones y pasiones en su carrera. Así, entre los principales proyectos de sus primeros años en la Argentina, figuraba el establecimiento de una laboratorio marítimo en la costa del Atlántico (Lahille, 1898). Su preparación científica y experiencia en Francia le permitieron reconocer, ya en sus primeros viajes a lo largo del litoral marítimo, la riqueza de sus recursos naturales. Veía como una necesidad el establecimiento de “una estación marítima destinada especialmente a ejecutar estudios técnicos relacionados con las pesquerías y a dar a cierto número de jóvenes una enseñanza práctica de la biología y las industrias del mar” (Lahille, 1908).

La Estación Marítima Provincial de Punta Mogotes

En 1895 escribía que este proyecto representaba uno de los objetos que tuvo en vista la dirección del Museo de La Plata al llamarlo “a este país tan hermoso y aún tan poco aprovechado en relación a sus inmensos recursos naturales”. La estación que planeaba, y que estaría al nivel del de las europeas, iba a constituirse en la primera en ser establecida en América del Sur (cabe mencionar que en América del Norte la primera estación fue creada aproximadamente en 1850 impulsada por Lois Agassiz).

Cañonera Corbeta Uruguay en la que navegó Fernando Lahille
 
La atracción de la mar revelada en sus primeras investigaciones se destaca con persistencia en su obra; cuando las salpas y ascidias se le vuelven inaccesibles proyecta la creación del primer laboratorio marítimo sudamericano. Pero para realizar este proyecto sólo cuenta con su dinámico empeño y muy limitados recursos. Para estudiar la biología marítima recorre durante años la costa de la provincia de Buenos Aires, desde Atalaya a Punta Piedras y  Samborombón, desde Tuyú hasta Necochea, desde Monte Hermoso hasta Bahía Blanca y sus islas próximas.

Interesando al Ministerio de Marina, logra hacer algunas salidas al mar, primero en la cañonera Uruguay, después en la Paraná. Encontrado el lugar más apropiado para la instalación del laboratorio marítimo obtiene de don Jacinto Peralta Ramos la donación del terreno necesario en la que Lahille llamó Punta Porvenir, en Mar del Plata, haciendo construir por menos que nada el local en ella. Todo el instrumental hubo de encargarlo a Europa y así consiguió dotar de lo más esencial al primer laboratorio marítimo que se instalaba en nuestro litoral atlántico. Por su gestión personal, movida por un interés siempre renovado, fueron llegando redes y rastras, instrumentos de óptica y  meteorología en la medida que los recursos permitían.

Playas de Punta Mogotes para la misma época. Una excursión a Punta Mogotes, c.1900.Archivo General de la Nación. Imagen gentileza de Ignacio Iriarte para Fotos de Familia del Diario la Capital.
Sitio aproximado de la ubicación del primer laboratorio de Sudamerica llevado a cabo por el Dr. Fernando Lahille en el año 1898. Foto actual del lugar. Año 2018

Su proyecto se concretó en los años 18971898 a través de la construcción de una casilla desmontable en Punta Mogotes, Mar del Plata, en terrenos cedidos por Jacinto Peralta Ramos al Museo de La Plata. Fue montada con los instrumentos indispensables y dotada incluso de dos embarcaciones, la D’Orbigny y la Juana María (este último nombre elegido en honor a la hija del Perito Moreno). Lamentablemente, el laboratorio prácticamente no fue utilizado. Preocupado por las cuestiones relacionadas con el aprovechamiento de las riquezas que encierra el mar, elaboró el primer proyecto de ley sobre colonización costera, y  es así cómo en nota fechada en 15 de febrero de 1897 dirigida al diputado nacional doctor Eleodoro Lobos, le dice:

“Accediendo al pedido manifestado por usted en nuestra última entrevista, tengo el honor de enviarle un proyecto de ley sobre colonización costanera que se podría agregar como capítulo de 2 a 7 en el título III de la ley general de tierras, inmigración y  agricultura. En breves días pienso que me será posible mandarle también el texto anotado y corregido del proyecto general”

Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898
Estacion Maritima Provincial. Fernando Lahille. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898

Primer laboratorio marítimo levantado en America del Sur y ubicado en Punta Mogotes entre 1897-1898 por Fernando Lahille cercano a "Punta Porvenir" (segun plano de Camusso sería Punta Cantera). El laboratorio estaría ubicado en la proyección de la calle Malabia y la barranca, posiblemente frente al acceso del estacionamiento del Balneario 4 de Punta Mogotes.

Seis años permaneció ligado el doctor Lahille al Museo de La Plata;  en él vivió hasta noviembre de 1899. Al retirarse en esa fecha dejaba tras sí, organizada la Sección de Zoología, creada una estación marítima, proyectada una legislación pesquera, iniciado el estudio científico del mar. A todo esto, con ser mucho, se agregó aún su producción científica y la donación que hiciera de su magnífica colección de Tunicados del Mediterráneo, con formas típicas, colección que constituye otro de los tantos acervos valiosos de nuestra Institución. 

Ballena encontrada en Conchitas. Bahia de Samborombon. Año 1903
El doctor Fernando Lahille midiendo el largo de un cetaceo. Año 1903.

Emilio Frers, que era a  la sazón ministro de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, del que dependía el Museo de La Plata, deja en ese momento el ministerio provincial para pasar al de Agricultura de la Nación que recién se organizaba;  requiere entonces la colaboración de Lahille, que considera fundamental, designándole jefe de la División de Caza y Pesca. En el ejercicio de estas funciones se empeñó en sacar el mayor partido con la organización adecuada de la explotación de la riqueza marítima;  los problemas relacionados con el mar y su aprovechamiento merecieron su absoluta dedicación en esos primeros años de actuación en el Ministerio de Agricultura. Destacando la importancia del problema pesquero en uno de sus informes expresa:

“Un conocido refrán dice que todo el que pesca un pez en el mar saca una moneda. Gastemos ahora, pues, nosotros también un poco de dinero en favor de la pesca marítima y  mañana sacaremos de nuestras costas patagónicas millones de monedas con millones de peces.”

Fué realmente una visión profética la suya. No tardó Mar del Plata en mostrarnos cómo se pescaron aquellas monedas al volcarse en sus diques los ricos tesoros del mar. Años más tarde, en la conferencia que dictó con motivo del 35ª Aniversario de la Sociedad Científica Argentina (Lahille, 1908), daba a entender que la pérdida de la estación se produjo debido a intereses y a la ineptitud dirigencial:

“Ahora, cuando nació la nueva universidad de La Plata, el Museo no supo conservar la posesión de éste su nuevo anexo. [...]”; y agregaba: “Los laboratorios y los museos representan también una fuente de riquezas; son una gran fuerza nacional: pero como los grandes campeones seleccionados, no tardan en perder su valor cuando se ponen entre manos de personas poco expertas aunque posiblemente competentes en otros asuntos”.

Es notable la actualidad del discurso, pudiendo haber sido aplicadas a las políticas científicas del siglo XX que, muchas veces, no han estado a la altura de las necesidades y posibilidades del país. Recordemos que durante la última década del siglo XIX, el país atravesaba un período de profunda recesión económica, lo cual tal vez haya influido en la falta de apoyo oficial para el funcionamiento de la estación. Su producción en la temática pesquera entre los años 1895 y 1929 incluye trabajos sobre laboratorios marinos, biología de peces de interés comercial, piscicultura, la industria pesquera y la problemática de los pescadores artesanales, el transporte y comercialización de pescado, la reglamentación de la pesca, la relación entre la pesca y la colonización costera, etc.

Ictiometro de Fernando Lahille.
Obtenido de: Lahille, F. 1908. Fiches ichthyométriques. A. M. H. N. , Ser. 3º, T IX: 443-457.

Atlas Talasografico. Año 1901. Fernando Lahille.

Teniendo como móvil el fomento de las industrias pesqueras, de particular interés fue su Atlas Talasográfico (1901), incluyendo resultados de sus campañas a bordo de barcos de la Armada Argentina durante las cuales levantó planos de los fondos en las zonas de pesca desde Buenos Aires hasta Santa Cruz. No sólo le interesaron aspectos prácticos sino también las implicancias que tendría la actividad pesquera en el desarrollo socio-económico de los habitantes de la Patagonia, lo cual refleja su identificación con la problemática social del país.

Dos títulos muestran su sentido didáctico y el interés que ponía en la divulgación. En el artículo "Estudio sistemáticos de los peces" (1901), explica detalladamente como construir una planilla ictiométrica: la importancia dada a la metodología seguida, lo cual permite la repetibilidad de las observaciones, se encontraba acorde al espíritu científico-experimental baconiano explícitamente fomentado por Lahille. Un segundo trabajo, "Clasificación evolutiva de los peces y algunas lecciones que nos dan" (1926), refleja su personal estilo pedagógico, caracterizando de una manera intencionalmente antropomórfica a los distintos grupos de peces, proponiendo un eje evolutivo-adaptativo.


Nota sobre los límites faunisticos de los mares argentinos. Fernando Lahille. Año 1922

Es interesante señalar el cuestionamiento que realiza a las clasificaciones “no naturales” basadas en semejanzas que provienen de la relación medio-forma, lo cual conduce a lo que denomina “convergencias adaptativas de las formas”. A lo largo del trabajo narra la evolución de los peces relacionando su forma y comportamiento con conductas humanas. Por ejemplo, los divide en materialista e idealistas según sus hábitos reproductivos: los primeros están representados por los elasmobranquios, que “buscan satisfacciones materiales groseras [...] los machos conocen el placer supremo de la posesión y las hembras sumisas el goce de la entrega”. El segundo grupo lo componen “peces que desde la época devoniana se arrojaron a la conquista del agua dulce y de la tierra firme e idealizaron el amor. Ellos no piden pues delectaciones sexuales o contactos o caricias íntimas y prolongadas”.
 
Peces argentinos de cara torcida. Fernando Lahille. Año 1933

Si bien por la misma naturaleza dinámica del conocimiento científico, gran parte de las contribuciones y estilo de Fernando Lahille podrían hoy considerarse anacrónicos, estas líneas intentan recordarlo con el espíritu de una frase del filósofo francés Gilles Deleuze, en la cual platea que “Si no se sabe cómo recuperar lo novedoso de un autor en relación a su época, se pierde también aquello que es para siempre”. Consciente del olvido en que caemos, en palabras recogidas por A. Fesquet (1940), Lahille mismo escribía:

“Quizá la mayoría de tus conciudadanos no conocerá tus desvelos incesantes y no premiará tu intensa labor; pero en tu propia conciencia encontrarás la más dulce de las recompensas y al recostarte al fin de tus días de lucha sobre tu lecho de dolor y de muerte, podrás sonreír a la intrusa y decirle que tú eres quien la venció; podrás decirle con Horacio ‘No moriré del todo”.

Reconocimientos

Representó a Argentina en congresos internacionales: Montevideo 1901, Viena 1905, Chile 1908, Bruselas 1910, Padua 1930, etc. Además recibió infinidad de distinciones y diplomas tanto en el orden nacional como internacional: en 1904 diploma de honor en la Exposición Universal de Saint Louis Norte América, en 1906 Oficial de Academia y Corresponsal del Museo de Historia Natural de París, en 1910 Miembro del Comité Permanente de los Congresos Entomológicos, en l911 Medalla de oro en la Exposición de Torino y de plata en la Exposición de Roubaix. 

Fernando Lahille. a los 72 años. Año 1933

Fue consejero de la Facultad de Agronomía y Veterinaria en 1917, Presidente de la Asociación Nacional de Pesca en 1925, Caballero de la Legión de Honor en 1934 y fue elegido Miembro de la Comisión Nacional Honoraria en la Segunda Reunión de Ciencias Naturales realizada en Mendoza en 1937. Al crearse la Asociación Ornitológica del Plata en 1916 (hoy Aves Argentinas) integró su Comisión Directiva entre 1920 y 1922.
 
Pez dedicado a Fernando Lahille: el Helicolenus Lahillei
Embarcacion Fernando Lahille. Foto de G. Orti


Fernando Lahille incursionó también en temas antropológicos, mereciendo especial mención su obra “Materians pour servir a l´historie des Onas” que brinda información de carácter natural y cultural de aquella etnia, con excelente documentación fotográfica. El trabajo que es de principios de siglo XX advierte proféticamente: “Les Onas sout destién a disparaithe a breve delai sous le coups de trois grands fleaux: L´alcoolisme, la tuberculose et la syphilis”. ("Los onas están destinados a desaparecer en poco tiempo bajo los golpes de tres grandes flagelos: alcoholismo, tuberculosis y sífilis"). Desdichadamente, décadas más tarde los Onas estaban extinguidos. 

Fernando Lahille falleció en Buenos Aires el 13 de julio de 1940 ante la congoja de sus pares que le hicieron grandes despedidas en su honor.

A continuación se transcribirá el notable trabajo del Dr. Fernando Lahille por el cual se construyó la Estación Marítima Provincial en la zona de Punta Mogotes de la ciudad de Mar del Plata. Dicha obra dejó sentadas las bases para la implementación del futuro Instituto de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP). Dada la extensión del trabajo, solo transcribiremos lo correspondiente a la Estación Marítima.


Estación Marítima Provincial

Procediendo por eliminaciones sucesivas, ahora no queda más, para elegir el sitio de la Estación Marítima, que examinar la parte comprendida entre el punto donde principian las barrancas de la Tapera (Lámina 2), en el norte, y el punto donde principian al sur las barrancas de la Lobería Grande. Tomando como base el plano del ejido de Mar del Plata delineado por el ingeniero Carlos de Chapeaurouge, he verificado con la brújula prismática las direcciones de las playas que habían sido objeto de poco interés para dicho señor y, por consiguiente, bastante mal representadas. He confeccionado un bosquejo preliminar del litoral (Lámina 1), prolongándolo hasta la laguna de Punta Mogotes.

Lamina 2. Desembocadura del arroyo La Tapera en el trayecto de Mar Chiquita a Mar del Plata por la playa durante la bajamar. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898

Si alguien se fija en este plano, constata en seguida que para poner las embarcaciones al abrigo de los vientos del sur y sudoeste, que son los peores y más constantes en esos parajes, deberán dejarse fondeadas en los puntos siguientes:

1" Parte norte de la punta de la loma de La Iglesia.
2" Puerto de Luro, comprendido entre el buque que hizo varar á propósito el señor de este nombre y el muelle de Rouaix que se está prolongando.
3" Punta de las Piedras, al sur de la playa Brístol y dominando todo el pueblo de Mar del Plata.
4" La playa norte del Cabo Corrientes.
5" La playa norte de una punta anteriormente sin designación y que designaré con el nombre de Punta Porvenir.


Parte rocosa de Punta Porvenir cercana al laboratorio. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898


En las dos primeras localidades se encuentra en la cercanía inmediata una corriente de agua dulce (zanjón de Cardalito—arroyo de la Chacra), pero sería necesario comprar muy caro los terrenos á los particulares que ya los ocupan y en ningún caso se podría obtener bastante extensión para el ensanche futuro.
En la Punta de las Piedras y en el Cabo Corrientes, los bancos de arena que se forman y rellenan siempre más las playas del Bristol y del Saint -James, demuestran el peligro que amenazaría á los parques y viveros, imposibilitando también la aproximación de las embarcaciones al muellecito del laboratorio. Pero los inconvenientes mayores que encuentro para elegir uno de estos cuatro puntos, son de dos clases de diferente naturaleza:

1º Hace años que se habla de construir en Mar del Plata un puerto, ya sea militar ya sea de pesca y de cabotaje. Algún día ese puerto en dicha ciudad será de una imprescindible necesidad para la Provincia y las construcciones marítimas, que deberán tener sus bases en las puntas mencionadas, vendrían á aniquilar la Estación Marítima, ó ponerla quizás en condiciones muy defectuosas.
2° La presencia durante una parte del año de una población numerosa de bañistas curiosos y constantemente desocupados, constituiría un perjuicio inevitable para los trabajos.

Sitio elegido

Después de muchas observaciones y de no menos largas reflexiones, estando además por las razones anteriormente expuestas limitados á elegir en la zona costera comprendida entre Mar Chiquita hacia el norte y Necochea hacia el sur; el sitio más adecuado para el establecimiento de una estación marítima anexa al Museo de La Plata, me parece ser la parte norte de la punta que he llamado en mi bosquejo Punta Porvenir, y donde la Punta Mogotes y su restinga forman la parte sur. Este sitio está ubicado á dos leguas más ó menos del pueblo de Mar del Plata, siguiendo los caminos trazados; dista cerca de un kilómetro del Faro de Punta Mogotes, y durante los primeros tiempos de estadía, creo que no habría ningún inconveniente en obtener, en caso necesario, el alojamiento de una parte del personal del laboratorio en dicha repartición.

 
Jacinto Peralta Ramos . Foto enviada por su nieta Dolores Fresco

La extensión de terreno que se podría pedir á su propietario señor don Jacinto Peralta Ramos, está indicada con los números 59, 62, 63, 66 y 67 en el plano de un pueblo futuro llamado erróneamente Cabo Corrientes, pues este cabo se halla situado mucho más al norte limitando al sur la playa del Saint-James. En una conversación que tuve con el señor Eduardo Peralta Ramos, éste me aseguró, en nombre de su hermano, que donaría al gobierno todo el terreno necesario para el establecimiento del Laboratorio, debiendo enviarme uno de estos dias la carta conteniendo su ofrecimiento oficial. La adquisición de los lotes 59, 62 y 53 habría bastado en rigor dado el caso de encontrarse en la necesidad de pagar el terreno. La mayor extensión que he solicitado para la Provincia corresponde al pensamiento de los ensanches futuros que podrán efectuarse en la institución, pudiendo edificarla de este modo en el centro de un jardín de ensayos.

Ventajas de este punto

a) Del lado de tierra: —

En este punto se explota ahora mismo una cantera de cuarcita en la zona fiscal, que ofrecerá materiales inmejorables para la edificación de habitaciones, muelles, viveros, etc. Más arriba de la zona costera, la tierra vegetal presenta una capa de gran espesor que se prestará para los ensayos del cultivo de los árboles que conviene plantar en las cercanías inmediatas al mar. No existen médanos en los alrededores y la parte arenosa del suelo que forma la misma Punta Porvenir, distará por lo menos cinco cuadras, encontrándose el laboratorio fuera de la dirección de la tierra que levantan los vientos predominantes.



Lamina 1. Bosquejo del litoral marítimo comprendido entre las playas de las barrancas de Mar del Plata y la laguna de Punta Mogotes - Fernando Lahille c. 1897, Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898


La capa de agua dulce se encontrará á una profundidad relativamente pequeña, á juzgar por los pozos del faro y de las chacras vecinas. Al sur se extiende una laguna que no se seca nunca durante los veranos y que proporcionará algunos datos de interés para la explotación racional de las aguas dulces. Bajo el punto de vista de las facilidades de comunicación, el laboratorio se encontrará relativamente cerca de un pueblo importante, único centro hasta ahora de pesca marítima, y no tendrá los inconvenientes de una proximidad inmediata funesta para la disciplina del personal y para el trabajo. En los alrededores hay algunas chacras y puestos, cuyos habitantes proporcionarán, con los pescadores, los alumnos para la escuela. Una cantera para los hornos de cal que se explotan cerca del arroyo del Barco facilitará, con la arena de las playas y las piedras, elementos baratos de construcción.

b) Del lado del mar: —

Este punto ofrece para las embarcaciones un refugio seguro contra los vientos del oeste y sudoeste, pudiendo los botes, en caso de mal tiempo del este ó del norte, varar en un punto de la playa arenosa, tan extensa como cómoda, que he designado con el nombre de Peralta, pudiendo también buscarse abrigo cerca de la caleta del sur del Cabo Corrientes. Este punto entre Mira-Mar y Mar Chiquita, se encuentra en la proximidad del banco de Punta Mogotes y es también el más céntrico de las costas de la Provincia de Buenos Aires. En frente del laboratorio las aguas quedan siempre altas hasta en marea baja, y, como hay una especie de muelle natural de piedra, será fácil prolongarlo para la construcción del vivero. El agua para los acuarios queda igualmente un poco más transparente que en las orillas completamente arenosas. La llegada y la salida de las embarcaciones será fácil á cualquiera hora de las mareas. Uno de los objetos de la Estación Marítima proyectada es ayudar al fomento de la colonización de nuestras costas atlánticas por la inmigración de pescadores y eso no es posible sin la condición de ofrecerles iguales o mayores ventajas que las que se les ofrecen en otras naciones. Creo, pues, que será de interés dar de paso una idea de los armamentos que se usan, de sus precios, como también de las primas destinadas a desarrollar, en los diversos estados, las ¡pesquerías marítimas, fuentes de inagotable riqueza y orígenes naturales de toda armada nacional. Sin embargo, en este informe, hablaré solamente de lo que he visto y anotado yo mismo, es decir, de lo que se hace en Francia.

Para pescar el bacalao, ó mejor dicho, para pescar en mares bravos, los buques más convenientes son las goletas. Estas permiten evitar los abordajes con una maniobra muy sencilla, que no molesta casi las líneas. Una goleta de cien toneladas y de una longitud de 27 mts. entre perpendiculares tiene un valor de 60.000 francos y su armamento correspondiente representa 20.000. La tripulación necesaria consta de dieciocho hombres, incluso oficiales y grumetes. Estos son: un capitán, un segundo, dos tenientes, once ó doce marineros, un tonelero, un salador y algunos grumetes. El segundo y los tenientes trabajan en la pesca como los marineros. Los extranjeros no pueden ser oficiales, ni superar a la cuarta parte de la tripulación. Todo capitán debe tener su diploma de capitán de alta mar, de maestro de cabotaje ó justificar haber navegado cinco años como oficial en un buque pescador y rendir examen. Para los buques de 60 a 80 toneladas la tripulación es de quince hombres. Las condiciones de enganche son muy variables, según los puertos de armamento. De la manera como se efectúa en Dunkerque, puede formarse una idea aproximada. Antes de zarpar, el capitán recibe como gratificación 110 francos, el segundo 90, los tenientes 60, los marineros 50, los saladores 60 y los grumetes de 30 á 40 francos. Cuando regresan de la pesca se les dá por cada 1500 ó 2 000 kilos de bacalao salado: al capitán, 49 francos; al segundo, 20 ó 25; á los tenientes, de 15 á 20 ; á los marineros, de 13 á 15; á los saladores de 16 á 18 y por fin á los grumetes de 8 á 9 francos. El gobierno para favorecer la pesca del bacalao y formar marineros les hace tres clases de concesiones:

I'º Inmunidades. — Ausencia de lodo impuesto interno o derecho de aduana sobre la sal.
2º Primas de armamento. — Varían de 15 á 50 francos, según las localidades á las cuales el buque va á pescar. Cuantos mayores sean los peligros, mayor es la prima. Esta se adjudica á todo marinero de la tripulación embarcada. En cambio el gobierno fija la tripulación de cada buque, según las proporciones que he indicado mas arriba; y fija también ia duración mínima de la campaña de pesca. A fin de que unos buques no salgan á pescar antes que otros, ó antes dé la época reglamentaria, es á la misma fecha, el 1° de Marzo que sedan á los capitanes los permisos para Terra-Nova.
3" Primas de producto. —Estas varían de 12 a 16 o 20 Francos por cada 100 kilos de bacalao seco, según los países en los "cuales se hace la exportación.
Se dá también una prima á los subproductos de la pesca, si son de origen francés. Para pescar el arenque y la caballa se necesita muy buenos buques de 55 á 100 toneladas del tipo dundee, con cabrestante á vapor de fuerza de cinco caballos puesto en la popa para halar las redes.

Los diez ó veinte hombres de la tripulación se pagan por cada tantos animales, ó bien 80 francos por mes. Los buques contienen 350 á 800 y hasta 1000 barriles de pescado salado y hacen dos ó tres viajes desde el punto en donde tienen matrícula á los lugares de la pesca. En los mares de Islandia la pesca de la caballa (Scomber) se hace desde abril hasta el principio del mes de junio. En las costas de Francia se pesca con red en marzo. Para la pesca de la sardina se usa, en el nordeste de Francia, embarcaciones especiales de 18 á 22 pies de largo, por 3 ó 9 de ancho, con dos palos que se desmontan con facilidad y un poco inclinados hacia popa. Tienen una mesana y una mayor cuadrangular que se amura sobre la borda. Estos buques sin cubierta son muy marineros. Armados y con redes valen, más ó menos, 2 400 francos. La tripulación total es ordinariamente de seis ó siete personas.

Del precio total de venta se deduce el de la preparación (rogue) y el de la bebida. Luego la tercera parte es para el dueño del buque, que tiene que comprar los aparatos de pesca y pagar las reparaciones. Las otras dos terceras partes son para la tripulación. El patrón recibe una parte y media, cada marinero una parte y los grumetes una media. Para la pesca en grande de pescados frescos se usa muchas veces redes de fondo ó chalut con buques á vapor ó á vela del tipo tartana, slops ó dundee, de 25 á 40 toneladas. Los precios de las embarcaciones listas para hacerse á la mar varian de 18000 á 22000 francos. Un dundee de 40 toneladas, con guinche á vapor, vale 25000 francos en Boulogne. Las tripulaciones varían de cuatro á siete personas. Algunas sociedades de pesquerías pagan un sueldo mensual fijo á sus marineros y además una parte de los beneficios. Se dá una segunda prima á la embarcación que trae la mayor cantidad. Cuando el patrón del barco no es al mismo tiempo su propietario, recibo del dueño una parte igual n la de los otros marineros, más el 3 % sobre el importe del beneficio. Se deduce el precio del hielo cuando el sueldo se reparte en terceras partes, como se hace en la pesca de las sardinas.

Estas son, en breve resumen, unas de las principales condiciones financieras, bajo las cuales se efectúa actualmente la gran pesca en Francia. La producción actual en dicho país es de 87 millones de francos al año para la pesca con embarcaciones y de 9 millones para la pesca á pié. El número de pescadores embarcados es de 90.000 con 22 000 embarcaciones representando un total de 200.000 toneladas. Hay 60.000 personas empleadas en las fábricas de salazón ó conservas al aceite; 50000 practican la pesca á pié, en las playas ó en las rocas, y viven directamente de la cosecha de animales marinos. La pesca da vida todavía á un gran número de industrias como los constructores de barcos, los veleros, cordeleros, ferreteros, etc. La pesca es un factor económico de los más importantes, y aquí, en nuestro país, es bueno decirlo, demostrarlo y repetirlo á cada instante. ¿Actualmente, cuantos habitantes hay en los miles de kilómetros de las costas argentinas que vivan de los productos de la pesca? ¡Quizás cien ó doscientos!

Reclutamiento de los marineros de la armada

Las naciones que á causa de sus colonias ó de la disposición de sus fronteras tienen que pensar en el desarrollo de la armada, al mismo tiempo en construir acorazados, cruceros y transportes, se preocupan en buscar el alma que debe dar la vida á esos organismos gigantescos. Fue, hace más de doscientos años, la gran preocupación de Colbert, quien reorganizó completamente la armada francesa sobre bases que persisten hasta hoy y que tienen por consiguiente la prueba y la consagración del tiempo. Como su pan está íntimamente relacionado con las pesquerías marítimas y como por otra parte no es conocido acá con exactitud sino por pocas personas, creo conveniente exponerlo con el fin de dar una idea que se podrá aprovechar transformándola y adaptándola á las condiciones propias del país. Todos los marineros empleados para la pesca ó para la navegación, tienen la obligación de hacer un período de instrucción militar á bordo de los buques de guerra. Antes, como después de ese período, se encuentran, aunque ocupándose en sus oficios de pescadores ó de navegantes, á la disposición del Jefe de Estado, quien puede, de un momento á otro, llamarlos para completar, en caso de guerra, las tripulaciones de los buques. Como compensación, la ley les garantiza el monopolio de la explotación del mar, de las lagunas saladas y también de los ríos y arroyos hasta el punto donde alcanza la acción de las mareas. Además, justificando tener cincuenta años de edad y 300 meses de navegación, sea al servicio del Estado, de la pesca ó del comercio, tienen una jubilación de medio sueldo. Los ancianos, no conocen, pues, la miseria. Hay una caja especial que sufraga los medios sueldos á los inválidos de la armada y está sostenida por donaciones, productos de la venta de los mostrencos, descuentos en el sueldo de los marineros, etc.

En fin, el Estado ayuda á los pescadores en la reconstitución del material perdido ó averiado, por accidentes de mar; provoca la creación y subvenciona los socorros mutuos entre pescadores; ha sometido al parlamento también un proyecto instituyendo el seguro de los marineros sobre la vida y los accidentes. El capital destinado al material de explotación para pesquerías especiales, es entregado en ciertos puntos, por armadores, pero siempre son los pescadores inscritos quienes lo usan. Cada pescador tiene la libertad, es claro, de cambiar de embarcación como cualquier obrero de cambiar de taller; pero sus cambios deben hacerse anotar por el administrador para los fines de movilización y el cómputo de los meses de servicio. Como en definitiva el número de marineros, puesto bajo la autoridad militar, es proporcional á la prosperidad de las industrias marítimas, una reglamentación previsora mantiene á las aguas en una productividad conveniente para asegurar á los pescadores un trabajo remunerador, á fin de que no deseen cambiar su oficio por otro que no tenga relación con el mar. Es por eso también que resultó negativa una invitación que hice á pescadores de Francia para venir á las costas argentinas, ofreciéndoles hasta terrenos y ventajas especiales. Desengañar á uno es cruel; pero dejarle vivir con ilusiones, es nocivo. La colonización costera ofrecerá dificultades que es preciso afrontar una vez. En Alemania, en el Mar del Norte, el 1º de Enero de 1890, había 376 veleros y un vapor destinados á la pesca. El 1" de Enero de 1895 este número se elevó á 401 veleros y 73 vapores. La producción del puerto de Altona únicamente que era de 72 062 marcos en 1887 ha alcanzado á 1559 46] marcos en 1895. Estas cifras elevadas se deben en gran parte a la acción benéfica del laboratorio de la Ministerial Commissión Für Untersuchung der deutsehen Meere in Kiel.

Necesidades del edificio futuro

Cuando la fundación y la organización del laboratorio futuro sea cosa resuelta definitivamente, presentaré, con la colaboración de un arquitecto, el presupuesto completo y detallado de las construcciones indispensables; por el momento no haré mas que bosquejar un plano general con el objeto de dar una idea precisa de las necesidades que dicho establecimiento requiere. Dejando al lado el vivero y el parque, como también el muellecito del areógrafo, al mismo tiempo de embarque, una de las partes más interesantes y de mayor importancia será el acuario con catorce ó veinte grandes cubas de dos metros de ancho por uno de alto y uno de fondo, que se podrán organizar sucesivamente para disminuir el primer desembolso.

Laboratorio de Fernando Lahille y Galpon fijo previsto. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898
El piso de los salones quedará constituido primeramente por arena, hasta tanto se pueda hacer de tierra romana. Al mismo tiempo que el acuario, se deberá instalar una bomba con cañería de bronce ó de cobre para establecer una renovación continua del agua de las piletas. Un depósito hecho en la piedra misma de la loma, para contener el agua de mar, sería lo más inatacable y por consiguiente lo más conveniente. La bomba será movida á viento y no á vapor, para disminuir los gastos y evitar un maquinista. Se instalará también un manejo de caballos para obtener la fuerza motriz durante los días de calma, y asegurar así la vida de los animales en observación en las piletas. El acuario constituirá el piso bajo de un pabellón aislado en el centro de un jardín en donde se probarán, como lo he indicado, las plantas y los árboles que se pueden cultivar con mayor provecho para proveer de sombra y leña á los ribereños de la costa marítima. El piso superior del pabellón representado solo en el dibujo siguiente, será dispuesto en tres salones grandes para escuela y conferencias, para el museo de los productos marítimos recogidos exclusivamente en la localidad, y en fin para conservar los planos, dibujos de embarcaciones, los aparatos náuticos, etc.



Plano de las instalaciones futuras previstas por el Dr. Fernando Lahille. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898


De cada lado del pabellón central existirán dos pabellones paralelos. El primero constituirá: la habitación del director, el laboratorio de biología y de investigaciones zoológicas, la biblioteca, la secretaría y el laboratorio de los preparadores científicos. El segundo pabellón contendrá: el laboratorio de química, de fotografía el botiquín; taller de reparaciones, la cocina, las habitaciones del maestro de escuela, de los tres ayudantes y del patrón de la embarcación. Cerca de la entrada y hacia el lado del mar se edificara una cuadra para los marineros y un deposito A de aparejos, y del lado de tierra se instalará en P el portero y el cocinero, y en C las caballerizas, D representa la despensa, B la bomba y E la escalera en tambor que hará comunicar los dos pisos del pabellón central. Como la piedra, la cal y la arena se encuentran á mano, las construcciones serán de poco costo, siendo, si fuese necesario, los planos definitivos hechos por empleados del Gobierno provincial y minuciosamente estudiados por el Departamento de Ingenieros.

Lo más importante es que las piezas sean grandes é independientes á fin de que fácilmente se puedan aislar para permitir más tarde nuevas subdivisiones internas si se necesitan. Por ahora, en cuanto a las habitaciones so debería instalar un galpón de zinc para colocar los aparatos de navegación y de pesca, como también para el alojamiento del personal. Se establecería este galpón en el sitio mismo del pabellón del acuario definitivo y durante un tiempo serviría también para ese objeto. Represento aquí mismo la disposición de las habitaciones provisorias. El galpón fijo tiene una longitud de 12 metros hasta la línea XY; y según los fondos disponibles se podrá prolongar hasta 20 metros, como está indicado, para la instalación de los acuarios en caso de poder comprarlos con el malacate y con las cañerías do bronce y el depósito de agua de mar. Una casilla de madera desmontable para el director y el maestro de escuela, como también algunas carpas si fuesen necesarias, completarían la primera instalación. La casilla .serviría después para la exploración metódica de otros puntos de la costa, constituyendo una especie de laboratorio ambulante. Si esos gastos mínimos no se pudieran hacer por el momento, se podría pedir al Gobierno Nacional el uso momentáneo de uno ó dos cuartos en las habitaciones bastante próximas del faro.

De cualquier modo sería indispensable alambrar con tejido el terreno concedido y hacer un pozo para tener agua en el sitio del laboratorio y del campamento. Algunas mesas de trabajo, sillas, baldes, etc., etc., serán también indispensables. Dentro de los recursos votados se calculará el presupuesto, haciendo por esta vez lo contrario de lo natural, que es: ver las necesidades y sufragar los gastos correspondientes. La oficina meteorológica de la Nación podría, sin duda, suministrar los pocos instrumentos indispensables (termómetro de máxima y de mínima, pluviómetro, higrómetro. anemómetro, veleta, barómetro, etc.). para principiar las observaciones de meteorología. Se pedirá desde el principio al Gobierno Nacional la instalación costosa de un mareógrafo y de un muellecito correspondiente que se utilizará para el embarque y desembarque, constituyendo al mismo tiempo una de las paredes del vivero.

Necesidades del personal

La elección del personal es más importante todavía que la elección del sitio: pues en cualquier punto de la costa, buenos observadores y trabajadores harán más que en mejor lugar gente poca apta para los trabajos que se les confiaran. Es necesario nombrar los siguientes empleados:

Un Director: Encargado de la organización y que presentará los nombramientos de los empleados que compondrán el personal del establecimiento. Hará los estudios determinados en el plan de investigaciones de biología marítima práctica y de ciencias anexas (Oceanografía estática y dinámica), una vez este plan aprobado por el Excmo. Gobierno. Tendrá que salir al mar lo más frecuentemente posible con los marineros para dirigir las operaciones de pesca y las observaciones; para tomar datos que ellos no podrían relevar, como la posición del barco en cada' serie de dragajes, la clasificación de los fondos, de las larvas pequeñas y de todos los seres que pasan desapercibidos para quienes no han hecho de ellos estudios especiales, etc.

Un ayudante / secretario: Llevará el libro de los trabajos diarios efectuados y el libro del barco, llevará la correspondencia y la contabilidad. Estará encargado de hacer de tres en tres las observaciones meteorológicas y se ocupará también de preparar una colección fotográfica de los peces ú otros animales recogidos.

Dos ayudantes científicos: Uno se ocupará de la preparación, conservación y montaje (le las piezas obtenidas, que deberán guardarse en las colecciones locales del laboratorio, enviarse al Museo de La Plata, ó á especialistas para su pronta determinación o para trabajos científicos. El segundo tendrá á su cargo la manutención de los acuarios y del vivero y acompañarán á los marineros al mar cuando el director no pudiera salir.

Maestro de escuela: Para responder á uno de los fines principales do la institución, me parece indispensable la creación do una escuela especial que se instalará al mismo tiempo y en los mismos locales del laboratorio científico propiamente dicho, quedando los programas bajo la dirección del establecimiento. Ya está asegurada la cooperación de un maestro normal cuyos excelentes métodos de instrucción y buenos resultados obtenidos he podido comprobar. Como en Mar del Sud, punto que parece completamente despoblado, vendrían á caballo los alumnos de toda la vecindad. Para la población infantil del campo, que nace jinete, las distancias se salvan con facilidad, y he calculado que en la escuela de Punta Porvenir alcanzaran á reunirse desde el primer día de treinta á cuarenta alumnos. Se acostumbrarían á las cosas de mar y así se daría principio al fomento de la verdadera colonización costera, de las grandes pesquerías y á la preparación de los elementos indispensables para la armada. El resultado, es claro, no se manifestará mañana y durante dos ó tres años se necesitarán esfuerzos continuos; pero es indispensable principiar una vez. No encontrando bastantes utilidades, ni provecho en Mar del Plata, algunos pescadores se han trasladado hace poco tiempo, a Bahía Blanca: pero temiendo al mar y no sabiendo utilizar el compás de navegación ni los mapas náuticos, han preferido desembolsar 150 pesos para el Ferrocarril del Sud por costo de flete de cada lancha, antes de hacer el trayecto costero, tan corto y fácil, de Mar del Plata á Puerto Belgrano.

No hay que pensar en desarrollar la pesca, si antes no se desarrolla la instrucción náutica. por lo menos elemental, de los pescadores. Y como habría grandes dificultades en hacer la educación de los adultos (que no pueden abandonar los trabajos para ir á larga distancia á escuchar conferencias (y cerca sería, quizás, lo mismo), y que carecen de toda instrucción primaria como también del deseo de aprenderla, diciendo: pescamos como pescaban nuestros padres y no necesitamos consejos, hay que hacer caso omiso de esa clase de gente refractaria á toda enseñanza y debemos dirigirnos á los niños, es decir, al porvenir. ¡Wer die Schule hat, hal das Land! (quien tiene la escuela, tiene la tierra). Se darían en la escuela, junto con los elementos generales e indispensables, las nociones, verdaderas distracciones para los alumnos, abarcados, por' ejemplo, en el programa siguiente, inspirado por el del laboratorio municipal de Sables d'Olonne tan bien dirigido por mi distinguido amigo el señor A. Odin. La instalación de una escuela practica para los niños de los pescadores de la vecindad aseguraría también el mantenimiento de la estación Marítima.

Programa de los cursos especiales:
Dictados y redacciones — Sobre el ejercicio de la profesión de pescador: Informes de viaje, de averías, etc., que servirían para practicar al mismo tiempo la ortografía del idioma.
Aritmética y geometría practica. — Enseñadas dentro de los límites indispensables para seguir el curso elemental de navegación.
Geografía enseñada prácticamente. — Geografía argentina, principalmente lo regional y el estudio de las costas.
Navegación práctica. — Uso de los instrumentos náuticos: sondalesas, compás (brújula), cartas marinas, sextante, anuario de las mareas. Velocidad de las corrientes y desviación. Horas de pleamar y de bajamar. Métodos elementales para determinar las distancias recorridas y la situación del barco.
Aparatos de pesca. — Confección, montaje, conservación y reparación. Historia, uso y clasificación de estos aparatos. Reparación de averías de las velas, de los palos y del casco.
Conservación personal. — Higiene de los hombres de mar.
Salvataje. — Suponiendo las embarcaciones en peligro, sea en el mar ó sea en la costa. Estudio de las señales convencionales de banderas y de luces. Uso del aceite en las tormentas. Ancla de capa, etc. Faros. Posiciones normales de las valizas, etc.
Curaciones á bordo: para heridos ó para asfixiados.
Estudios económicos sobre la pesca:—
1" Nociones sobre las especies marinas comestibles más comunes, sobre los huevos y la cría de los peces, el estado adulto, la reproducción, los alimentos y los cebos.
2" Conservación de los productos de la pesca.
3" Utilización de los desperdicios.
4º Nociones sobre los métodos de pesca en el extranjero. En todos los climas la pesca enriquece las naciones.
Economía social. —Seguros contra la enfermedad, los accidentes, la vejez y la vida. —Seguro para el material de pesca.—Sociedades mutuas.— Relaciones entre patrón y marineros.
Ejercicios prácticos. — Uso de los remos, del timón, de las velas, anclas, etc.

Necesidad de un patrón de embarcación y de cuatro marineros: Es preciso contratar marineros verdaderos y excelentes, porque van á constituir el elemento principal de todo trabajo. Disponiéndose solamente de una embarcación chico, deberán hacer esfuerzos más considerables para obtener resultados satisfactorios. Para el contrato se debe tener en cuenta que en la armada, un simple marinero recibe un sueldo de 25 pesos, más el alimento, el tabaco, la caña y los vestidos, lo que se avalúa generalmente en 0,90 ó 1 peso diario. En el Faro, es lo que reciben. Cincuenta y cinco pesos mensuales es, por consiguiente, un mínimo, para conseguir marineros, 'pescadores de oficio, que ganan frecuentemente mucho más. Según mis informaciones, se necesitaría un sueldo de 65 pesos para obtener verdaderos hombres de mar; al patrón se le pagaría 20 ó 30 pesos más.

Parte sur de la playa del centro. Botes sin cubierta barados en la playa. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898

Cuatro marineros son indispensables, sea para volver á tierra vogando, cuando cese el viento, sea para salir con cualquier tiempo y maniobrar las redes flotantes pesadas. Las embarcaciones de Mar del Plata, que no se alejan casi de las playas, tienen tres hombres a bordo. Sería de desear que los marineros del Laboratorio fuesen casados y que sus familias pudiesen vivir en las cercanías inmediatas á este establecimiento, (que se transformaría así en un pequeño centro de población; se evitarían además ausencias que es difícil impedir, y que desamparan un servicio establecido en una región poco frecuentada. La utilización del pescado recogido, que no fuera de conservación útil para el laboratorio, será especialmente reglamentada, no pudiendo transformarse nunca el laboratorio en establecimiento industrial.

Un cocinero: No se vive con filosofía únicamente, y si durante el día uno puede aguantar en el mar con galletas y agua, es necesario encontrar á la noche, al regreso, algunas veces muy tarde, sopa caliente y otros alimentos. No se debe olvidar que el laboratorio se edificará en un lugar tan retirado que no se puede hablar de pensión. El cocinero, además de su oficio, se ocupará de la limpieza interna de las habitaciones.

Un portero: Un peón especial es necesario para cuidar, durante los trabajos del personal en el mar, las construcciones, los aparatos, atender los pedidos de los visitantes, ocuparse de los caballos que serán indispensables, ya para varar la embarcación, ya para el malacate, ó en fin, para hacer las comisiones al pueblo. De un modo general, como cada empleado tendrá mucho que hacer, pues los dias y las horas de trabajo no serán limitados como en los laboratorios de las ciudades, sino siempre subordinados al tiempo y a  las conveniencias de la pesca y a las necesidades de las conservaciones; es indispensable que los sueldos sean relativamente elevados. Creo que, con toda justicia, tomando como punto de partida el sueldo de los marineros, los ayudantes deberían percibir 160 pesos, el cocinero y el portero 55 pesos. El director de la escuela recibirá también un sobresueldo por las materias ajenas al programa normal, que tendrá que enseñar.

Instrumentos de trabajo que se necesitan: Los instrumentos necesarios se pueden dividir en cuatro clases distintas: 1° embarcaciones; 2" instrumentos náuticos: 3" aparatos de pesca; 4" instrumentos de estudio.

Embarcaciones: Las embarcaciones que se usan generalmente en Mar del Plata, descritas en un informe anterior, y de las cuales se puede ver la estructura y la disposición de la arboladura en las fotografías adjuntas, son muy mal apropiadas para la naturaleza de nuestros costas provinciales: son demasiado pesadas, necesitan la ayuda de tres, cuatro y hasta cinco caballos, ya sea para salir ó bien para volver á la playa. Sin embargo, la ausencia de un fondeadero limita sus dimensiones y es claro que no se pueden aventurar lejos de la orilla ni menos en alta mar-, no pudiendo saber de antemano si la dirección ó la constancia del viento podrían permitirles volver antes de la noche á su punto dé partida. Como los tiempos son muy variables, ningún pescador se atrevería a quedarse unos días afuera como sería necesario muchas veces para pescar con provecho. La ausencia total de puertos naturales en toda la extensión de la costa, la presencia de corrientes muy fuertes, como también las rompientes que se extienden hasta muy lejos hacia adentro del mar, gracias al insensible declive de sus costas, hacen indispensables botes especiales para poder ir un poco lejos. El que más conviene, hasta tanto se compre un vaporcito, es, me parece, un bote salvavidas de casco de madera, con sus cajones de fierro y sus tubos de aire. Una dimensión de once metros de quilla seria suficiente y con todos sus aparejos, comprándolo de segunda mano, no tendrá valor comercial superior á la suma de mil pesos. Con tal embarcación, el equipaje tendría la seguridad y confianza necesaria y gracias á su poco peso, uno de estos botes, se podría además varar en cualquier parte de la costa, no siendo esta barrancosa.
 
Llegada de una lancha pescadora de Mar del Plata. Los caballos traen los rollizos y van a sacar la lancha a la cincha. Se nota la presencia de tres marineros solamente á bordo de cada embarcación. En una se observa la disposición del foque. y la maniobra de la vela mayor para ayudar á los caballos. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898

Instalando palos algo más altos que los de costumbre, se obtendría la velocidad suficiente para la pesca de la caballa con líneas flotantes, y también para la pesca del atún. Una sola embarcación es insuficiente para los estudios con las dragas de fondo y las redes de bolsa, de uso tan común y ventajoso en las pesquerías industriales; por esto será conveniente comprar también una segunda embarcación más chica que la primera y que se utilizará para mantener abierta la boca de las redes de rastra. En los días de calma servirá para el estudio de los peces de bancos con líneas de fondos, con nasas, etc. Con el fin de postergar, si fuese necesario, estos primeros gastos, relativamente elevados, he averiguado si los pescadores querrían alquilar una ó dos de sus lanchas para hacer los ensayos preliminares, y he obtenido la contestación siguiente: se pondrá una o mas embarcaciones a mi con los aparatos y marineros correspondientes abonándoles la misma suma que proporcionará la pesca a otras embarcaciones, durante el mismo período de tiempo. Este contrato, aunque muy legítimo, es, sin embargo demasiado oneroso y me parece que no es conveniente aceptarlo. En fin, según los datos obtenidos, creo que las embarcaciones destinadas al laboratorio se podrán adquirir en el país.
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Botellas de Ekman: Tubo cilíndrico provisto de placas en ambos extremos y utilizado para muestreos de aguas profundas; cuando choca con un aparejo de suspensión gira en 180°, cerrando las placas y capturando la muestra de agua.
Compás de navegación: es un instrumento de navegación, que proporciona una dirección de referencia (respecto al norte ) en el plano horizontal y permite la medición de ángulos horizontales con respecto a esta dirección. Hoy en día los compases se gradúan de 0° (norte) a 359° en el sentido de las agujas del reloj (hacia atrás).
 
Instrumentos náuticos: Seria necesario conseguir: un compás de navegación, un sextante, una corredera, una sonda Thomson ó el aparato de Cooper y Wigsell, unas botellas de Ekman o de Meyer, unos instrumentos de dibujo, anuarios de mareas, tablas de logaritmos, etc.

Aparatos de pesca: Se deberá conseguir un surtido de redes verticales de mallas de diversos tamaños, redes de bolsa y redes de superficie. Para la pesca de los crustáceos, se necesitaran nasas; para la de los mariscos, rastrillos de acero y sus aparatos anexos. Se deberá también ensayar la pesca con anzuelos correspondientes á cada clase de peces, empleando líneas de fondo, líneas de superficie, líneas derivantes con o sin molinetes, etc.

Instrumentos de estudio: Para recordar: termómetros de fondo, areómetros, microscopio, instrumentos de disección, aparato de proyección. Tubos y envases de cristal, acuarios, balanza de precisión. Báscula, instrumentos registradores de meteorología que completaran y controlarán las indicaciones de los instrumentos de lectura directa. No hablaré del mareógrafo, que sería más conveniente fuese, como lo be dicho, una obra del Gobierno Nacional por los gastos bastante elevados que exige su instalación. En fin, no debe olvidarse que se necesitarán también libros para la determinación de los animales, tratados de piscicultura y revistas marítimas. El canje con las publicaciones del Museo de La Plata podría. sin embargo, facilitar la adquisición de algunas de ellas. Es de esperar que el Consejo de Educación facilitara por su lado todos los útiles necesarios para analizar y asegurar la marcha de la escuela elemental y profesional que se fundará. El laboratorio tendrá que proveerse también de algunos productos químicos indispensables (principalmente alcohol y formalina, para la conservación de los objetos recogidos, para los análisis químicos, la fotografía y el botiquín de primeros auxilios.

Trabajos que pueden y deben emprenderse: Antes de emprender cualquier trabajo me parece indispensable pedir al Gobierno Nacional que se sirva encomendar á los oficiales hidrógrafos de la armada la confección de un mapa en gran escala de la parte de la costa comprendida entre Mar Chiquita y Mar del Sud, estudiando principalmente la topografía submarina de esos parajes, como también las variaciones de temperatura superficiales y profundas, sin olvidar los cambios de color del agua cuando uno se aleja de Punta Mogotes (véase el plano). Una exploración de diez a quince días a lo más, en caso de tiempo favorable, sería suficiente para concluir estos estudios que serían de provecho general para todos los buques que frecuentarán cada día más las costas provinciales. Se podrían iniciar en seguida las observaciones de meteorología, dejando donde está la estación meteorológica de Mar del Plata y organizando en el laboratorio una estación nueva de muy poco costo que serviría para estudiar, con la primera, la marcha de las tormentas locales.

Se podría con suma facilidad ligar con un hilo Punta Porvenir á la línea telegráfica poco distante, uniendo Mira-Mar a Mar del Plata. Esa nueva línea provincial se utilizaría no solamente para las comunicaciones con el Observatorio Astronómico de La Plata, sino también para trasmitir toda noticia que los buques nacionales ó extranjeros quisieran mandar, utilizando el código de señales á las cuales puede contestar el Faro que se encontrará en la proximidad del laboratorio proyectado. Si hay algo de difícil comprensión, es ver cómo se ha podido dejar durante tanto tiempo aislado un faro de primera clase sin posibilidad siquiera de comunicar telegráficamente al Estado Mayor de Marina todo suceso que pudiera sobrevenir en su zona de alcance.

Vista de las lanchas con cubierta que se encuentran en Mar del Plata. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898
Tracción de una lancha en la playa. Se necesitan tres o cuatro caballos para poner en seco las lanchas. Los gastos para cada yunta de embarcaciones son de tres pesos diarios. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII. Año 1898
 
No disponiéndose probablemente por algún tiempo más que de una sola embarcación, se podrían efectuar, además de los estudios de oceanografía físico, pescas con líneas y con redes de superficie. Esta última proporcionaría las larvas como también los huevos de pescados comestibles que son en su mayoría flotantes. La pesca con redes verticales se iniciaría también, dejando paro más tarde, cuando se pueda comprar- el chinchorro, el estudio de los productos marítimos que se obtienen solamente con redes de bolsa y rastras de fondo. Las observaciones de las alturas de las mareas se principiarían instalando un mareógrafo rudimentario, por ejemplo, un registrador de nivel ó hidrómetro de J. Richard, que permitiese obtener resultados que se aprovecharían cuando se poseyera el mareógrafo totalizador. Las colecciones recogidas serán preparadas y enviadas en parte al Museo de La Plata, para enriquecer sus colecciones y proporcionarle nuevos canjes de historia natural con los museos extranjeros. Se mandarán también á todos los sabios del país ó del extranjero que quisieran estudiar ciertos grupos de animales y que se comprometieran á abonar los gastos correspondientes de envase, alcohol y flete. Si el Excelentísimo Gobierno lo estimara conveniente, se podría por excepción, cuando se obtenga cierta cantidad de pescados comestibles, que no se utilizase con fines científicos, venderlos, destinando siempre este producto a la ejecución del plan general de la Estación Marítima.

Como el primer trabajo necesario es de todos modos conocer los fondos marinos de los alrededores, he estudiado con especial atención el mejor sistema de representación y clasificación de éstos, en lo que se relacionan con la pesca costera. Tanto los pescadores como los naturalistas que se encargaran de hacer conocer la biología de las costas provinciales, necesitan, ante todo, el reconocimiento exacto de las profundidades, temperaturas y naturaleza de los fondos, en cualquiera de los puntos donde tuvieran que trabajar. Sería conveniente, pues, iniciar toda clase de estudios, publicando, como en Alemania, «Die Nordsee Fischerei Grund», á escala de 1 en 800.000, mapas de los fondos acompañados con un manual elemental y práctico de navegación «Segel-Handbuch für Nordsee Fischer, 1894» para el uso de los pescadores.

El largo medio de la milla marina de 60 en grado ó arco de meridiano de un minuto ó tercio de legua marina de 20 en grado, debería representarse, como en los mapas de gran escala del depósito de la armada francesa, por 39 mm = m =1852 metros. Si' adoptaría, según convino el congreso internacional (le Londres de 1895, el metro como unidad de profundidades y el meridiano de Grenwich como meridiano de origen. En la zona limitada por la línea isobática de 200 metros se producen todos los fenómenos cuyo conocimiento y estudio más importan al hombre (es esta la region que ofrece mayor peligro para la navegación. Recuérdese el caso del “Garibaldi”). Esta línea representa también el Límite extremo de la posibilidad de la pesca comercial. Hasta la línea isobática de 100 metros se deberían representar las curvas cuya diferencia de profundidad fuera de 10 en 10  metros y delinear las curvas de los puntos que difieren en 20 metros y comprendidos entre las líneas isobáticas de 100 y de 200 metros. Este levantamiento debería limitarse al principio a los alrededores de Mar del Plata, desde Mar Chiquita hasta Mar del Sud.

La clasificación de los fondos es muy importante, y, á mi juicio, la mejor es la propuesta por el señor J. Tlioulet, de la cual voy á indicar sus principios. De las muestras de los fondos, que se han recogido y secado en cada estación, se toman 20 gramos.
1° Se aíslan los fragmentos (fragmentos, rodados, pedregullo) cuyo volumen iguala hasta el tamaño de una avellana.
2° Se aíslan después los fragmentos cuyo volumen varía desde el tamaño de una avellana hasta los que no pasan por un cernedero de seda número 40 (malla cuadrada de 0,5 mm.). Se recoge así el pedregullo chico, segunda clase de elementos raros ó localizados.
3° Lo que pase por el cernedero número 40 y no pasa por el número 200 (malla 0,025 mm.), constituye los gruesos granos minerales.
4°Lo que resta y se puede definir por medio del microscopio constituye los granos finos.
5° Por fin se encuentra la arcilla amorfa, más o menos mezclada con sustancia calcárea, la cual arcilla, hallándose en suspensión en agua pura, emplea en una probeta mas de catorce minutos para descender 10 centímetros. La palabra limo debe emplearse únicamente para designar una materia arcillosa amorfa y más ó menos calcárea. Los granos minerales gruesos y linos constituyen las arenas. Estos elementos, no localizados como los rodados ó el pedregullo, forman verdaderos terrenos. Para sus clasificaciones debería tomarse por base lo siguiente:

Se determinaran como arenas si contienen  0 a 10 % de arcilla.
Se determinaran como limosas si contienen  10 a 30 % de arcilla.
Se determinaran como  limos arenosos si contienen 30 a 60 % de arcilla.
Se determinaran como  limos si contienen más de 60 % de arcilla.

En cuanto a la representación gráfica se deberá adoptar la siguiente, propuesta también por J. Thonlet:
Dibujo de las curvas isobáticas, indicación de la temperatura de la dirección de las corrientes: con color negro.
Arenas: con color carmín.
Arenas limosas: con carmín y un poco de tinta china.
Limos arenosos: con tinta de Siena, natural.
Limos: con amarillo goma guta.
Rocas submarinas: con azul de Prusia.
Fragmentos de piedra, pedregullo: con puntos rojos de varios tamaños.
Conchas: con cruces pequeñas de ceniza azul.
Herbarios submarinos: con líneas horizontales verdes.

Como conclusión no se debe excusar de no comenzar este mapa, diciendo que no existen los elementos necesarios para hacerlo do una manera conveniente. Una obra, aunque necesite perfeccionamiento, siempre que exista, vale más que otra perfecta que no se posee. Cada año los pescadores mismos podrían introducir en el mapa nuevas correcciones, y de esta manera continuamente se irían consiguiendo mejoras. Los oficiales de la armada que deseasen trabajar para ayudar al progreso de las ciencias físicas y de las ciencias naturales, tienen en la formación del plano, a gran escala de nuestras dilatadas costas y de la topografía litoral submarina, un objeto de utilidad general que podrá satisfacer sus más amplias aspiraciones y que será también de utilidad propia para la navegación.

CONCLUSIONES

En resumen: si .se quieren principiar este año los estudios del Laboratorio marítimo, es preciso:
1° Obtener la escritura definitiva de la cesión de los terrenos necesarios, solicitando del generoso donante, señor senador don Jacinto Peralta Ramos, una extensión suficiente para todas las necesidades futuras.
2° Obtener  permiso, si es necesario, del Gobierno Nacional, para construir un pequeño muelle y un vivero en la parte de la costa correspondiente a la Estación Marítima, pidiéndole costear los gastos que dichas obras originasen.
3° Solicitar también del Gobierno Nacional que facilite un viaje, de diez a quince días, para hacer con oficiales de la armada los reconocimientos hidrográficos (con la "Uruguaya" o con la "Parana") indispensables en los alrededores del punto elegido según el plan expuesto arriba.
4° Construir un pozo de agua dulce y alambrar los terrenos del Laboratorio.
5° Edificar un galpón provisorio y una casilla de madera: instalar un molino y un malacate para el pozo de agua dulce y para la bomba de agua de mar.
6° Pedir á la oficina meteorológica de Córdoba la cesión de los instrumentos necesarios para una estación de meteorología.
7° Como personal, mínimum indispensable: un director, dos preparadores, un patrón de embarcación, cuatro marineros verdaderos, un cocinero-portero y un peón para cuidar los caballos y ocuparse de los trasportes.
8° Como instrumentos de trabajo mínimum indispensables: un bote salvavidas de 11 á 12 metros, con sus cajones, tubos y accesorios de navegación, una red de bolsa, otra de superficie, líneas de fondo y de superficie con todos sus accesorios, cabos; mesas, tinas, baldes, frascos y tubos, productos para la preparación y conservación de las colecciones: caballos, carro, monturas, útiles de cocina, loza, etc.

Limitándose á lo más estrictamente necesario, se puede calcular a grosso modo y a lo menos: 2 000 pesos para el bote con sus accesorios y los aparatos de pesca; 2 000 pesos para el pozo, galpón y la casilla, y 2 000 pesos para la instalación propiamente dicha y los primeros instrumentos. Se vé que con los elementos que dispone el Museo y con la cantidad de la cual se ha hablado, se podrán iniciar en breve los primeros ensayos. Será posible en rigor, contentarse al principio con un simple rancho. Pero no basta que nazca un nuevo organismo; es necesario asegurarle un porvenir no digo exuberante, pero, á lo menos, compatible con la vida y con el trabajo. Si el Honorable Poder Legislativo toma en consideración este proyecto, .será fácil, refiriéndose á las indicaciones que he dado, calcular el costo aproximado de la instalación definitiva y el presupuesto necesario para el mantenimiento de la institución.

Por mi parte me propongo estudiar y presentar en unos días el detalle de los gastos que se refieren a la primera instalación, una vez enterado del precio exacto de las pequeñas edificaciones, del pozo, del alambrado, del bote y de todos los instrumentos indispensables. Es necesario pues, pedir catálogos, visitar astilleros y almacenes navales; hacer comparaciones detenidas de las ofertas para adquirir los elementos de trabajo más perfeccionados con el mínimum de erogación posible, etc. Una vez examinada y definitivamente resuelta la creación de una Estación Marítima, bastará tener constancia en la obra, tenacidad en la ejecución y paciencia en la realización de las instalaciones completas, para asegurar la existencia de este nuevo centro de enseñanza pública, de este nuevo factor de adelanto para la Provincia y de progreso para la colonización costera cono para la riqueza nacional.

Dr. Fernando Lahille
Encargado de la Sección Zoológica.
Museo de La Plata, Agosto 18 de 1897


Fuentes:
Fernando Lahille – Ictiólogo. por Hugo L. López y Adriana E. Aquino
Revista Museo., La Plata, Argentina, 2 (8): 19-24. 1996.

2 comentarios:

  1. Excelente trabajo de investigación. La vida de este prohombre nos dejó con su esfuerzo y visión de futuro un legado virtuoso que es orgillo de Mar del Plata y nos representa hoy en día como un baluarte internacional en la materia

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  2. Hola. De que año es la fotografìa Fernando Lahille (1861-1940) lugar y si es posible el fotografo, publicada en el blog. Necesitaria conseguir una copia 300 dpiJPG. Para un investigaciòn que estoy realizando. me comprometo a citar la correspondiente fuente. muchas gracias

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