Conventillo en Buenos Aires - Extraida del sitio www.insidenick.com - de Nicolas Whittaker |
Es imposible explicar el
fenómeno de la creación de conventillos en nuestro territorio, si previamente
no se explica el proceso de expropiación y/o apropiación de la tierra. Ya
habíamos tratado en otro capitulo de este blog, la Ley de Enfiteusis que
básicamente fue una ley que teóricamente
se proponía una distribución racional de la tierra, una diversificación de la
producción rural, fomentando la agricultura y la creación de una nueva clase
media de colonos que enfrentara a la oligarquía terrateniente.
Pero
al ser llevada a la práctica esta ley produjo su propia negación: no fueron los
inmigrantes labriegos, con los que soñaba utópicamente Rivadavia, quienes se
repartían la tierra, sino precisamente la gran oligarquía terrateniente y hacendada,
que ya tenía tierras desde la época de la colonia y que no hizo sino extender
sus posesiones.
Así,
paralelamente a las sucesivas intervenciones militares y acciones sociales de
expropiación y transformación de los indígenas a través de diversos mecanismos (intimidación,
conquista, negociaciones, mano de obra, coacción...), comienza la rápida
distribución de tierras en pocas manos, concedidas primero por el régimen
colonial de mercedes y luego por la Ley de Enfiteusis a partir de 1826.(2)
Ocupacion de la tierra en Gral. Pueyrredon - Plano extraido del trabajo de la arq. Ana Nuñez (ver Fuentes) |
La Ley de Enfiteusis permitió la apropiación de unas 8.600.000 has. en la Provincia de Buenos
Aires por parte de 293 personas (30.000 has cada una)(3). Entre ellas estaba Pedro Capdevila, (integrante del grupo
rosista y del Directorio del Banco Nacional) quien pidió, aun en desconocimiento
de la zona(4), en 1819, las 80.000
has. sobre las que se asienta la actual ciudad de Mar del Plata y su campaña
circundante, que le son concedidas.
Pero
nunca se las apropió... Luego de varias transacciones, estas tierras (junto a
115.000 cabezas de ganado) pasan, en 1856, a manos de un consorcio
brasileño-portugués liderado por Coelho de Meyrelles, denominado Sociedad
Rural, dedicado a la explotación de tasajo entre Brasil y Argentina por medio
de un saladero instalado a la orilla del Arroyo Las Chacras (hoy entubado).
Av. Colón 3492,esquina España. El Conventillo de Maura, Imagen de Roberto Cova. Gentileza Angel Somma |
El
establecimiento saladeril fracasa y en 1860 la totalidad del saladero y las
tierras pasan al dominio de Patricio Peralta Ramos, un comerciante porteño,
proveedor de Rosas e integrante de la Sociedad Popular Restauradora (Mazorca)
A
raíz de la epidemia de cólera y fiebre amarilla en 1871, la Legislatura de la
Provincia de Buenos Aires cierra la actividad de los saladeros, surgiendo como
alternativa la subdivisión de la tierra e instalar un poblado, es decir,
convertir tierra rural en suelo urbano. Según recuerda el Arq. Roberto Cova en
una entrevista que le realiza la Arq. Ana Nuñez al respecto, dice lo siguiente:
“Peralta
Ramos vende todo y se queda con este lote solo, del pueblo...de ahí para el
otro lado era de otros, los Terrero, de una sociedad rural que no sé cómo...
por enfiteusis, de acá para allá aparece Coelho...después le vende a P. Ramos.
Pero el pedazo hasta la Laguna de los Padres estaba en litigio, estaba en
copropiedad (Peralta Ramos y Benigno Barboza). Falta saber... Después se echó
un manto de silencio. Se arma una pelotera fenomenal! Porque Florisbelo Acosta,
mayordomo de Martínez de Hoz, 25 mil has... le tenía confianza... era persona
de valor, era Juez de Paz y tenía 300 notas mandadas al Juez de más arriba
diciéndole que no lo pongan en medio de cosas donde aparezca Peralta Ramos
porque él no quiere ser cómplice de robos...Porque eso estaba lleno de vacas y
ovejas y cuando él quiere fundar dice
“hay bienes y hay que liquidar los bienes, hay que vender, hay que cuerear,
vender la leña...” Florisbelo Acosta no quiere firmar eso. No lo
firma...”(Entrevista al historiador Arq. Roberto Cova).
Por
otra parte, la representación que del espacio de la costa atlántica tenía el
Ejecutivo Provincial como espacio para la localización de pueblos, no era
favorable. Por un lado, por el escaso nivel técnico de la red de comunicación
y, por otro, por lo inatractivo para agricultores y ganaderos (Mantobani,
1997). Finalmente, el 14 de noviembre de 1873, Peralta Ramos solicita al
Gobierno la legalidad del trazado. En los libros del Juzgado no aparece ninguna
referencia a la fundación de Mar del Plata, pretendidamente hecha el 10 de
febrero de 1874, momento en que el núcleo del antiguo saladero era abandono y
desolación.(11)
En
plena edad de oro del régimen oligárquico, podemos pensar que esta
consolidación por decreto de una situación de hecho, expresa un tipo de
relación interregional; como una forma de articulación del poder central con
los poderes locales, en el marco de una redefinición social y geográfica de la
dominación. De todas maneras, el pueblo Mar del Plata surge, así, como un loteo
privado aprobado por excepción, instaurando las condiciones jurídicas de
existencia del suelo urbano como mercancía.
Luego
de la legalización, Peralta Ramos transfiere el pueblo a su hijo Jacinto y a su
yerno Juan Barreiro. En 1877, Pedro Luro, inmigrante vasco-francés (12), pide a su hijo Santiago (socio del
Jockey Club Buenos Aires, miembro de la Cámara de Diputados y del Directorio
del Banco Provincia y creador del haras Ojo de Agua) que compre la mitad de los
terrenos y el saladero, vinculándose ambas familias y quedando dueñas de la
localidad.
“Todo
esto...hasta el mar, era en sociedad, por mitades, propiedad de Jacinto Peralta
Ramos y Juan Barreiro, que estaba casado con una Peralta Ramos (Mercedes
Peralta Ramos Robles). Cuando aparece Pedro Luro le compra a Barreiro su parte.
Era condómino con Jacinto Peralta Ramos” (Entrevista al historiador Arq.
Roberto Cova).
En
esta primera etapa, la acumulación de tierras aparece como un fin, ya que la
burguesía terrateniente (14) domina
localmente los planos económicos, políticos e ideológicos, ampliándose esta
conjunción a partir de la dilatada estructura familística, como se puede ver en
la Figura Nº 1, alianza que, desde el mercado matrimonial, se transferirá a
otras instituciones sociales y políticas.(15)
Con
el paso de la primera a la segunda generación de estas redes familiares de la
oligarquía (16) se consolida la
acumulación de capital pero, a la vez, se modifican las formas, los mecanismos de
poder y exclusión, la relación con la propiedad, la estructura y la función del
capital, y la familia funciona como cuerpo pero, también, como campo.(17)
“Pedro
Olegario Luro, médico, hijo de Pedro Luro, heredó 25.000 has. del padre y
heredó 20 mil de la mujer, porque era hija de un hermano de Julio Roca. Con la
conquista del desierto el Estado le dio 54 mil hectáreas a Roca y al hermano le
dio menos. Pero heredó, la hija, 20 mil del padre. Y vivió una vida de locos!
Puro despilfarro...”
“Jacinto era el único dueño de Cabo
Corrientes...10.000 has! Y Luro padre le dejó sólo a Santiago, que era abogado,
267.000 has...” (Entrevista al historiador Arq. Roberto Cova).
La
historiografía local señala 1883 como un momento clave en la transición urbana
de Mar del Plata: a) se discute en la Cámara de Senadores un proyecto de
expropiación de las tierras de Peralta Ramos y Luro que rodean al ejido urbano
(chacras y quintas), debido a que la valorización adquirida dificultaba su
venta; (18) y b) la visita del
Gobernador, que impulsará la extensión del ferrocarril hasta la ciudad,
concretándose en el año 1886.(19) Este
segundo proyecto de expropiación es vetado por el Gobernador, por considerar “que
la venta de tierras se encuentra en su apogeo, no siendo precisamente los
precios elevados la causa de que el progreso no fuera aún mayor y que la
expropiación no solucionaría el problema”.
Paralelamente,
en ese año, azota la ciudad de Buenos Aires la segunda epidemia de cólera, coincidentemente
con la primera temporada veraniega de la ciudad y como la opción de huida ante
el peligro de muerte, entrando en conflicto la emergencia científica del
saludable clima de Mar del Plata (20)
y el proyecto portuario que estaba en discusión (21), pero que tomaría fuerza de ley recién en 1909.(22)
Ahora
bien, si en la primera generación familiar la acumulación de tierra aparecía
como un instrumento que organizaba el poder social, (como un fin), para la
segunda generación será fuente de renta, un medio de violencia y dominación
simbólica, en tanto se normaliza el mercado de suelo urbano decidiendo unos
pocos terratenientes qué, dónde, cómo, cuánto y para quién lotear.“...
“Y empiezan
a vender. Eduardo Peralta Ramos, él era el que vendía los lotes. Eran de su
hermano Jacinto, pero él era el agente acá. Con el tiempo se separan, después
de 7 años el condominio se deshace. Ambos, la familia Peralta Ramos y la
familia Luro, venden lotes...” (Entrevista al historiador Arq. Roberto Cova).
Lo
que está en juego es la propia estructura del campo social, o sea, la
distribución del capital específico: la tierra. El monopolio de este capital
permite imponer la definición del juego; en este caso, los principios legítimos
de (di) visión del campo; de la división social del espacio; un determinado
ordenamiento de cuerpos y cosas en el espacio.
“En 1880,
nació La Perla...Cuando llegó el FF.CC... no, antes, cuando vino un sujeto
llamado...me olvido ahora, un inglés que vivía en Ayacucho (Diego Corkhill),
vino a Mar del Plata a comprar la tierra para hacer la Estación y traía poderes
de algunos ferroviarios de alta escuela, de alto vuelo, de alta jerarquía y
compra simultáneamente, en 1884, tierras para ellos en La Perla, para hacerse
su chalet de veraneo. O sea que eso fue simultáneo con el centro. Los de La
Perla, ya ve, no eran oligarcas, los ferroviarios no eran gente patricia, no
eran coloniales, pero era gente que estaba en buena posición. Ganaban muy bien.
Después vinieron muchos italianos. Clase media, comerciantes porteños que
habían hecho mucho dinero.” (Entrevista al historiador Arq. Roberto Cova).
Y
así, en años subsiguientes se “crean” barrios como ampliaciones del ejido
urbano; nuevos territorios sociales, como podemos ver en el Mapa Nº 2:
“En 1888, el Pueblo Nuevo, con el almacén de
Mona, Martín Mona. Era del mismo pueblo de mi abuelo. Era un poco mayor y vino
antes que mi abuelo. `Hay una cosa que se llama Mar del Plata, donde está Martín Mona” ́. `Y bueno,
vamos...́ Entonces, bueno, `andá a ver a Fulano que te vende el lote ́”
“Barrio del Pueblo Nuevo... Pueblo Nuevo era una isla,
ubicada en medio de un mar verde. Había un grupo de casas y había un almacén
que aglutinaba... Estaban mis abuelos... Ahí nació mi papá. Y esto de atrás era
de otros herederos de Peralta Ramos, que en un momento venden en block todo eso
a dos personas de Buenos Aires. A partir del ́88 se empieza a “poblar”, eran
chacras...Mi abuelo que no tenía muchos recursos compró 8 manzanas, su hermano
otras 8 y su hermana casada otras 8. Era una zona inundable, esto se inundaba... Otras 8 manzanas las tenía un español cuyo hijo se casó
con la hija de una hermana de mi abuelo ¿comprende? 32 manzanas en 4
propietarios. Cada uno con 8 manzanas” (Entrevista al historiador Arq. Roberto
Cova).
Este
espacio ejidal era donde se localizaba el pequeño productor agrícola, con mano
de obra familiar, propietarios de la tierra; el territorio de los inmigrantes
“tempranos” (23), distante del
centro y de la estación de trenes, de incipientes redes sociales y cadenas
migratorias... El precio de ocho manzanas de chacra equivalía a una en el
centro.
Asimismo,
en 1891, a
pedido de Jacinto Peralta Ramos, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires
determina la fundación del Pueblo Cabo Corrientes, en el Antiguo Pueblo Peralta
Ramos, tierra rural subdividida en chacras y quintas, inexplotadas por ser
terrenos rocosos e inundables. Era una extensión del existente y se encontraba
dentro de su estancia (actual Puerto y Punta Mogotes). Pero este espacio
permanecerá, por unos años, “vacío”...(24)
Este
proceso significó la violenta expropiación del espacio costero central donde
producían y reproducían sus condiciones de existencia los pescadores, en su
mayoría italianos, resultando expulsados por la policía, luego de varios años
de conflicto, a los barrios Tierra del Fuego y La Pescadilla (25) (Mapa Nº 2). Así lo describía
Kurile:
“..Llega a
la playa (...) en cuyas márgenes se levantan las míseras casillas de los
pescadores, asquerosas, repugnantes (...) población que vive en estado
primitivo (...) en el centro mismo de dos balnearios aristocráticos...” (26)
Ese
reordenamiento violento de cuerpos y cosas va a ser acompañado, asimismo, de la
progresiva diversificación y estacionalidad del mercado de trabajo, cuyo
resultado será la recepción de fuertes contingentes migratorios de población en
edad activa: agricultores empleados como peones en hornos de ladrillos;
albañiles en invierno pero mozos en verano; pescadores y vendedores
ambulantes...
“...había
oficios más dignos y otros menos dignos. Gente simple, le llevaba plata a Don
Juan, a Don Pedro, porque se la “cuidaban”, pero ellos hacían negocios con la
plata ¿comprende?” nos dice RC. Comprendo, capital usurario...(Entrevista al
historiador Arq. Roberto Cova)
Hacia
1900, el Partido albergaba 8.000 personas, de las cuales el 63% se localizaba
en el pueblo Mar del Plata, en la zona urbana, y el 40% era extranjeras
(españolas e italianas). Es el momento en que emerge, también, el problema del
acceso a la vivienda, cuya solución adoptará la forma transitoria o permanente
de “conventillo” para obreros y empleados; de viviendas muy precarias de barro,
madera y zinc, también en las cercanías de la estación...
Llegamos
de esta manera al entendimiento de cómo se generaron las condiciones para la
localización de estos grupos de viviendas. Falta comprender aun como estaban
ubicadas en nuestro territorio, como era su organización espacial y cuales
fueron principalmente las características de sus habitantes, como así también,
su forma de vida.
Organización espacial
Ese
territorio disperso, desarticulado, de reproducción de la fuerza de trabajo,
apropiada por y para los requerimientos del capital comercial, se va a ordenar
a partir de las condiciones que imponga el capital inmobiliario: compra en
cuotas, alquiler encubierto, subasta pública...Dinamismo de relaciones sociales
de propiedad cuya génesis se ubica entre 1905-14, período de aceleración de la
inmigración de ultramar, en el cruce del juego de la necesidad de acceso al
espacio social y la renta del suelo:
“Después
aparecieron comisionistas ¿quién fue el primero? Bueno, no lo sé... Había uno
llamado Leoncio Goñi, español o vasco, era agente de él. Peracca apareció más
tarde, a principios del siglo XX, 1908... Rodolfo Peracca. Había un señor
Manuel González Bueno que era agente de ventas y le confiaban porque los
Peralta Ramos se fueron alejando...Es largo de explicar... Es feo vender lotes.
No se habla del asunto...” (Entrevista al historiador Arq. Roberto Cova)
Mapa Nº 2: Pueblos creados para expulsión y localización
espacial de los cuerpos. Mar del Plata, fines del siglo XIX, comienzos del XX
Aquellos
flujos migratorios internacionales (32),
compuestos por socialistas y anarquistas, llegaron con sus habitus y prácticas
participativas relacionadas con manifestaciones de solidarismo y fomentismo,(33) con un ideario de libertad e
igualdad y esperanza de transformación social radical.
Este capital simbólico que poseían los nuevos habitantes, constitutivo de sus instrumentos de reproducción, permite ubicarlos en un espacio social cuyos principios estructuradores de sus prácticas, las fracciones sociales dominantes verán necesario transformar o neutralizar. Cabe recordar que desde 1902 regía la Ley de Residencia Nº 4144, por la que podían ser deportados a su país de origen los extranjeros que perturbaran el orden social. En estos inicios, la dimensión escalar de población es apropiada, en tanto la heterogeneidad de ocupaciones laborales no permite localizarla en una rígida clasificación productiva:
Llegada de inmigrantes europeos al Rio de la Plata |
Este capital simbólico que poseían los nuevos habitantes, constitutivo de sus instrumentos de reproducción, permite ubicarlos en un espacio social cuyos principios estructuradores de sus prácticas, las fracciones sociales dominantes verán necesario transformar o neutralizar. Cabe recordar que desde 1902 regía la Ley de Residencia Nº 4144, por la que podían ser deportados a su país de origen los extranjeros que perturbaran el orden social. En estos inicios, la dimensión escalar de población es apropiada, en tanto la heterogeneidad de ocupaciones laborales no permite localizarla en una rígida clasificación productiva:
“...en cuanto a los peones albañiles, han salido al
campo y otros se hallan en el puerto, donde encuentran trabajo. Algunos de
ellos, que durante la temporada balnearia son conductores de carruajes, han
vuelto a sus tareas y algunos están ocupados de nuevo en la venta de diarios.
Vendedores ambulantes ofertando sus productos, propietarios de quintas que circundan
el pueblo, vendedores de pan, frutas y el aguatero...” (Da Orden y Pastoriza,
1991).
El
espacio apropiado y apropiable para ser vivido por los más desposeídos, sería
el Antiguo Pueblo de Peralta Ramos, cuya fundación había sido aprobada por la
Legislatura provincial en 1891, y cuya propiedad era compartida por Peralta
Ramos y Pedro Luro. Fuera del ejido urbano, un territorio “vacío”(40), dividido en chacras y quintas,
inexplotadas por la mala calidad del suelo, bajo, rocoso, inundable... en las
antiguas tierras de Barboza y P. Ramos...
Publicidad de venta de terrenos en el “Barrio Las Avenidas”, publicado en Caras y Caretas el 24 de Junio de 1911-Enrique Mario Palacio |
Así,
en 1909 Pedro Luro como propietario, Presidente de la compañía inmobiliaria La
Capital S.A. y Diputado Nacional, es decir, a partir de su ordenamiento en
varias instituciones, emprende dos acciones tendientes a cualificar ese
espacio: 1) promueve la Ley Nº 6499 de traslado del Puerto de ultramar del
“centro” al sur, a pesar de los informes técnicos desfavorables (desobedece el
saber técnico)(41); y 2) proyecta
sobre 66 hectáreas
y promociona el “barrio obrero” Las Avenidas, específicamente destinado a los
trabajadores de la pesca y con un parcelamiento atípico (sin conservar el
trazado en damero tradicional y previendo un uso muy intensivo de la manzana).(42) Los trabajadores de la pesca, que
ya habían sido expulsados y expropiados en 1905, y otros de pocos recursos,
fueron expulsados a este espacio para localizar sus viviendas.
Mientras el centro se fue
definiendo con un carácter urbano-veraniego y el paisaje se enriqueció con
edificaciones de residencias balnearias en diferentes estilos de moda, el sector
portuario representó “la otra cara de Mar del Plata”, conformando un pueblo
apartado que recién fue incorporado al ejido de la ciudad en 1948. En la medida
en que el Puerto de Ultramar comenzó a funcionar, fue polo de atracción al cual
irían convergiendo los distintos grupos de pescadores, cuya procedencia era
mayoritariamente italiana, que hacia 1890 residían en casillas sobre la playa
Bristol y que en 1905 fueron obligados a trasladarse al barrio denominado La
Pescadilla.
Tenemos
entonces, diferentes localizaciones para los habitantes mas desposeídos que originalmente,
se ubican en los bordes de la ciudad de aquel entonces (sector comprendido por
las Av. Independencia, Colon, calle Funes y Ayacucho); posteriormente, los
pescadores ubicados en los barrios Tierra del Fuego (llamado así por la
profusión de calderos, cercanos a la Estación Terminal Sud) y La Pescadilla (sector
cercano a Playa Las Toscas) son corridos al actual barrio Puerto y en otros
casos al nuevo barrio Las Avenidas.
El modelo utilizado por los pescadores
Morfologia de los conventillos
Se señalan en el plano
realizado en base a la aerofoto de 1935 (intendencia de J. Camusso) los
sectores seleccionados como muestra. Las manzanas con nomenclatura catastral
eran las ocupadas
|
El modelo utilizado por los pescadores
Se apoyaba sobre puntales de
madera sobre los que se acomodaban las vigas maestras que recibían a los
paneles y los tirantes sobre los que se clavaba el piso compuesto por tablas
machimbradas. La estructura de los paneles estaba compuesta por un tirante inferior,
uno superior y pies derechos modulados que, cuando era necesario, dejaban
espacio para puertas y ventanas con el dintel y la solera correspondiente.
Finalmente, sobre cada parante se colocaba una cabriada que sostenía la
tirantería sobre la que se clavaba la cubierta de chapa.
La estructura de la
galería estaba girada a 90º respecto de las habitaciones. El techo se armaba a
continuación del otro, con tirantes que apoyaban en vigas laterales y éstas en
las columnas de la galería. El exterior se cubría con chapa de cinc acanalada
ubicada en sentido vertical o madera machimbrada en sentido horizontal. El revestimiento
interior también era de madera y los paneles se armaban con las mismas características
que los exteriores pero con una estructura más liviana. Tanto puertas como ventanas
poseían medidas estándares y se cerraban con postigones.
En cuanto a su adaptabilidad a
las condiciones del entorno, se tendrán en cuenta aspectos del entorno natural
como condicionantes económicos. La especulación imperante, en busca de la
máxima rentabilidad, trajo aparejada una división de la manzana en lotes angostos
de 8,66 metros
de frente. Por ello, esta tipología se convierte en la más viable, por un lado,
debido a que su organización se adapta a la forma del terreno siguiendo el
sentido longitudinal y, por orto lado, permitiendo al propietario de las
tierras subdividir al máximo, aumentando la renta inmobiliaria en concordancia
con el rápido crecimiento poblacional.
La casilla se ubicaba hacia uno de los
lados del lote, dejando un espacio libre del eje medianero para evitar la
propagación de incendios. El acceso se realizaba a través del patio lateral que
estaba en relación directa con la zona pública. Al frente se dejaba otro retiro
marcando un límite con la calle. La puerta del acceso principal estaba alineada
con el patio lateral y el circuito de acceso era lineal y paralelo a la
organización de la vivienda.
PRODUCCIÓN Y
TRANSFORMACIÓN DE LA VIVIENDA PORTUARIA MARPLATENSE EN LA PRIMERA MITAD DEL
SIGLO XX” - Trabajo de MARIANA FERNÁNDEZ OLIVERA (ver FUENTES)
|
Morfologia de los conventillos
Constituyen
un interesante exponente de arquitectura espontánea, caracterizada por las
numerosas soluciones inmediatas. Sencillos balcones, improvisadas escaleras y
muros multicolor". Había que aprovechar los sobrantes de pintura
utilizados en el calafeteado de los barcos”, claro esta que con el transcurso
de los años, aquella “necesidad" pasó a ser un “efecto deseado”.
Cabe
destacar, que se consideraba conventillo o casa de inquilinato "a aquellas
que alberguen a más de cinco familias o personas independientes, incluido un
encargado, cuya unidad de locación sea una pieza, y que tienen en común los
servicios de baños, lavatorios, letrinas y lavaderos”. Según una ordenanza
municipal, la superficie de las habitaciones no debería se menor a 12 metros cuadrados
y su altura mínima de tres y medio.
Sin embargo, la falta de recursos de sus
inquilinos, trajo como consecuencia, que los cuartos fueran ocupados por varias
familias, que contaban solo con una cortina o biombo para dividir un ambiente. Cada
uno conocía la vida del otro por el efecto de esta apretada convivencia, donde
el nacimiento, la promiscuidad y la ausencia de higiene formaban parte de la
vida cotidiana. Los agrupamientos de familias en esta "nueva" condicion de vida empiezan a ser frecuentes entre los inmigrantes y para 1905 ya era comun agruparse en casas de inquilinato o en lotes alejados de los centros urbanos en donde se empezaron a construir casillas de chapa de distintas tipologias.
La mayoria de ellas era una adición de habitaciones agrupadas en torno a un pasillo o a un patio (tal vez era una pobre representación de la casa pompeyana que ellos conocian y que dejaron atras) o simplemente, dados los lazos formados por el terruño de donde venian estos paisanos que se agrupaban entre familias amigas para ayudarse mutuamente. Podemos ver en los ejemplos citados mas arriba como eran los tipos de agrupamientos de distintas casas en la zona del puerto. Muchos de ellos eran pescadores, labriegos o albañiles. Y en una ciudad incipiente que crecia a pasos agigantados, era menester la mano de obra barata que ellos brindaban.
Con el tiempo y la debida organización de estos grupos en comunidades y sociedades organizadas por labores fueron ganando espacio como asi tambien el debido respeto que era necesario para vivir en sociedad, lo que les permitió a muchas de estas familias emprender un negocio a partir de los ahorros de todo el grupo de trabajo.
Las escobas se levantan
Pero
sucede algo en el pais. Era una madrugadas de agosto de 1907. Cuando los
moradores de los conventillos, toda gente de trabajo, o duermen, o ya se
preparan para ir a sus tareas, son sacados de sus precarias habitaciones por la
fuerza. Primero es la metralla de agua helada disparada a fuerte presión por
los bomberos.
Después
es la policía, dirigida por su jefe, el Coronel Ramón Falcón en Buenos Aires. Los anarquistas
organizan campamentos para los desalojados, y el gremio de los carreros
transporta sin cargo sus muebles y cacharros. Pero todavía el poder y sus
aparatos represivos no imaginan que se producirá un hecho inédito en la
historia de las luchas populares de la Argentina. Sus protagonistas serán las
mujeres con sus niños.
Intento de desalojo en un conventillo de Buenos Aires - extraido del sitio http://argentina.indymedia.org/news/2011/10/794476.php |
La
consigna: resistir. Resistir el alza de alquileres y las maniobras de desalojo.
Y aun irán por más: eliminar los tres meses de depósito, mejorar los servicios
sanitarios. Porque si antes del aumento, los alquileres se llevaban el 30% del
salario, ahora se van a llevar el 50%; ya no se puede vivir. El costo de una
humilde habitación porteña es ocho veces mayor que en Londres o en París.
En
el llamado “los Cuatro Diques”, conventillo de la calle Ituzaingó Nº 279 en el
barrio de La Boca, a escobazo limpio sacan a los leguleyos y policías que
pretenden arrancar a la gente de su casa. Los rebeldes no van a pagar el
alquiler, así de simple. Aquellas mujeres que con sus hijos encabezan la
revuelta marcan sin saberlo un hito en las luchas populares, porque el ejemplo
de La Boca se multiplica.
Niños fotografiados en un conventillo en 1907- extraido del sitio http://argentina.indymedia.org/news/2011/10/794476.php |
Se
extiende de inmediato a San Telmo y a otros barrios, y no sólo a los
periféricos de la ciudad (Avellaneda, Lomas de Zamora), sino también a otras
ciudades, como Rosario, La Plata, Bahía Blanca, Mar del Plata, Córdoba, Mendoza.
Los
propietarios y el gobierno no pueden creerlo. Por ejemplo, de los 500
conventillos porteños en rebeldía, se llega en septiembre a los 2000. En el
llamado las “14 provincias” la policía bajo las órdenes directas de Falcón es
repelida con escobas y agua hirviendo. Y trescientos niños desfilan por La
Boca, cuna del levantamiento, con escobas en alto, según informa la revista
Caras y Caretas en septiembre de ese año.
De vecinos a ciudadanos
La
estrategia tendría en total la adhesión de 100 mil personas, de familias
obreras, quienes para enfrentar los desalojos de sus precarias viviendas y
defenderse de la injusticia del poder, utilizan un ícono de la limpieza
hogareña. Mabel Belluci habla de un vertiginoso pasaje: de vecinos a
ciudadanos. En
tanto los hombres (y las mujeres con trabajo asalariado) van arraigando su
identidad social y su pertenencia al nuevo país en fábricas y talleres, el
resto de las mujeres queda al cuidado de los niños pequeños, y son las que
sostienen el día a día.
Casilla de madera en el puerto -Negativos y diapositivas originales de Natalio Marengo - Adaptación
fotográfica de Pasqualino Marchese
|
Para
ellas es el hogar y es el conventillo el pequeño territorio donde, a través de
los vínculos de convivencia, se arraiga una nueva subjetividad. Porque en ese
microcosmos se comparte el baño, y sobre todo la cocina y el patio, que a veces
no es uno, sino dos; allí juegan todos los chicos, mientras en el aire se
entremezclan los aromas de las variadas cocinas: el locro criollo, el churrasco
porteño, la pasta “al pomo d’oro” italiana, el azafrán y el pimentón español,
el “gefilte fishe” de los judíos, el vaho del café con borra de los árabes.
Casa en Gaboto y la Costa -Entradas al coventillo.- Negativos y diapositivas originales de Natalio Marengo - Adaptación
fotográfica de Pasqualino Marchese
|
Y
sí como se mezclan los aromas, conviven las culturas y se responden las voces
en distintos idiomas, que enriquecen el castellano rioplatense. A la vez, se
van entrelazando alianzas y solidaridades. Y se intercambian las memorias de
las luchas populares en la vieja Europa, que eso también viajó en algún rincón
del equipaje. A
menudo, cada habitación es lugar de trabajo, además de hogar. La sala que da a
la calle suele ser la vivienda-taller de los sastres. En otras piezas, hay
mujeres que trabajan a destajo en la costura; o son lavanderas en las piletas
de los patios, y saldrán después a la calle con el atado de ropa limpia y seca,
en equilibrio sobre la cabeza, para cobrar unos pesitos que engorden el
presupuesto.
Casillas de chapa en Mar del Plata - Negativos y diapositivas originales de Natalio Marengo - Adaptación
fotográfica de Pasqualino Marchese
|
De
alguna manera las mujeres de los conventillos intuyen lo que años después dirá
Bertolt Brecht: Mujer, fuera de tu cocina se decide qué pondrás en la olla. Y
tanto es así, que el exagerado aumento en los alquileres resulta de un impuesto
inmobiliario que empezará a regir desde 1908. Los oligarcas, siempre
previsores, se curan en salud, y ya en 1907 aplican un aumento preventivo a sus
inquilinos. Reprimida
a sangre y fuego, la reacción contra la rebeldía se cobra una víctima en Miguel
Pepe, de apenas 15 años, orador de la Huelga. Se le había oído decir: "Barramos
con las escobas la injusticia de este mundo". La policía entra en el conventillo
donde vive, y lo fusila a la vista de los vecinos.
Casillas de chapa en Mar del Plata -Negativos y diapositivas originales de Natalio Marengo - Adaptación
fotográfica de Pasqualino Marchese
|
Su
féretro es llevado en vilo por ocho mujeres, que se van turnando de barrio a
barrio; el cortejo fúnebre que llega a la Chacarita está encabezado por unas
800 mujeres, seguidas de 5.000 trabajadores. El
doctor Luis Agote, diputado conservador, casi fuera de sí se pregunta qué hacer
con esos niños de las marchas y las resistencias, y afirma que hay entre 10 y
12 mil niños “vagabundos”. Y se responde así: Hay que recluirlos en la isla
Martín García. No lo consiguió, pero fundó el Patronato Nacional de Menores
Abandonados y Delincuentes.
Casillas de chapa en el puerto -Negativos y diapositivas originales de Natalio Marengo - Adaptación
fotográfica de Pasqualino Marchese
|
Chico
que andaba por la calle, terminaba encerrado. La huelga se intensifica, y el
gobierno aplica la Ley de Residencia. Si las mujeres proletarias estaban al
frente de la Huelga de las Escobas, en la organización estuvieron las mujeres
libertarias. Una
de sus líderes fue Juana Rouco Buela. Nacida en Madrid en 1889, tiene apenas 18
años cuando la huelga. Llegada a la Argentina en 1900, casi analfabeta, ya
tiene clara conciencia de clase. Trabaja como planchadora, y se forma en las
conferencias de la FORA del V Congreso. Sigue a los discípulos de Enrico
Malatesta y Pietro Gori, y la frecuentación
de la FORA y de sus materiales de biblioteca hace de ella una experta lectora. En 1905, a los 16 años, Juana es delegada por los trabajadores de la Refinería de Azúcar en Rosario.
de la FORA y de sus materiales de biblioteca hace de ella una experta lectora. En 1905, a los 16 años, Juana es delegada por los trabajadores de la Refinería de Azúcar en Rosario.
Tranvía en el Puerto, circulando por 12 de Octubre y Bermejo en la década del `30. Se puede observar las casillas de chapa - Foto de Enrique Mario Palacio |
En
1907, con Virginia Bolten, María Collazo y Teresa Caporaletti, organiza en
Buenos Aires el Centro Femenino Anarquista. En forma paralela, en Rosario se funda
el Centro Femenino Anarquista Luisa Michel, en homenaje a la revolucionaria
francesa que participó en la Comuna de París en 1871. Es
dable suponer que en su práctica de la oratoria, Juana Rouco haya recibido el
consejo y orientación de Virginia Bolten, llamada la “dama de la barricada” por
su discurso vigoroso y convincente, sobre todo a partir de 1890, durante la
jornada recordatoria del 1º de Mayo. Juana Rouco Buela y María Collazo son
oradoras durante la marcha masiva organizada por el comité de esta ya histórica
Huelga de los Inquilinos.
-12 de octubre y Bermejo-decada de 1930 -Se puede observar las casillas de chapa -Imagen gentileza Esther Beatriz López Ramón para Fotos de Familia |
El
gobierno aplica la Ley de Residencia para expulsar a las dirigentes anarquistas
por su condición de extranjeras. Bolten y Collazo, uruguayas, y Rouco Buela,
española, son deportadas a sus respectivos países. Dice Juana en sus memorias:
"A los dieciocho años, la policía me consideró un elemento peligroso para la tranquilidad del capitalismo y el Estado". (Historia de un ideal vivido por una mujer, Editorial Universidad del Sur, 1964). Juana vuelve como polizón a Brasil y, disfrazada, pasa al Uruguay. De allí, a nuestro país. En 1917 (gobierno de Hipólito Yrigoyen) obtiene la ciudadanía argentina. La gran militante anarco-sindicalista, murió en Buenos Aires en 1960.
"A los dieciocho años, la policía me consideró un elemento peligroso para la tranquilidad del capitalismo y el Estado". (Historia de un ideal vivido por una mujer, Editorial Universidad del Sur, 1964). Juana vuelve como polizón a Brasil y, disfrazada, pasa al Uruguay. De allí, a nuestro país. En 1917 (gobierno de Hipólito Yrigoyen) obtiene la ciudadanía argentina. La gran militante anarco-sindicalista, murió en Buenos Aires en 1960.
No
hay un argentino de clase media que no tenga en sus historias familiares alguna
estadía en una de aquellas casas. Tanos” y “gallegos”, polacos y turcos, judíos
y criollos convivían en esas pajareras con mínimos baños y cocinas compartidos.
Pero esos edificios contaban con varias ventajas que otorgaban una cierta
comodidad a sus habitantes y contrarrestaban los fastidios de una vida en
común, quedando para siempre, en la memoria de los jamón del medio argentinos,
como una etapa muy especial en la vida de sus ancestros. A saber:
El patio.
Esos
patios enormes y soleados que se llenaban de parras, glicinas madreselvas,
malvones y geranios proveían ventilación a las habitaciones, solaz a la mirada
con su espesura vegetal, fresco en verano bajo la parra y solcito tibio en los
inviernos bajo los despojados sarmientos. Brindaban, también a los habitantes
de los conventos un espacio común para el juego de los chicos, los comadreos de
las mujeres y los contactos “globalizadores”, ya que en eso también los
argentinos (por algo nos tachan de arrogantes y presumidos) hemos sido
precursores. ¿Qué más “globalizado” que el patio de un "convento"?
Allí se cubrían además necesidades culturales inherentes a todos los seres humanos, ya que en esos patios se armaban bailongos tangueros y milongueros con cualquier excusa: el casorio del turco de la siete con la tana de la sala, por ejemplo, o el conchabo (4) del Luisito el tucumano en la Chade (empresa de electricidad que pagaba muy pero muy bien), o el “porque sí”, porque tenemos ganas de mover las tabas (5).
Los patios eran utilizados como lugar de reunión - extraido del sitio http://argentina.indymedia.org/news/2011/10/794476.php |
Allí se cubrían además necesidades culturales inherentes a todos los seres humanos, ya que en esos patios se armaban bailongos tangueros y milongueros con cualquier excusa: el casorio del turco de la siete con la tana de la sala, por ejemplo, o el conchabo (4) del Luisito el tucumano en la Chade (empresa de electricidad que pagaba muy pero muy bien), o el “porque sí”, porque tenemos ganas de mover las tabas (5).
El piletón, el ropero y el calentador a
kerosén.
El
piletón era un remedo de las fuentes de los pueblos de España donde iban a
lavar la ropa las mujeres. Servía para que las comadres compartieran sus duelos
y alegrías y se ensañaran en causas conjuntas a favor o en contra de alguna o
algún integrante del conventillo. También para “pispear”(6) a la rubia de la
tres, que nunca lavaba la ropa con ellas (vaya a saber de dónde sacaba la rubia
para el lavadero).
Conste que “las rubias” fueron siempre sospechosas, hasta en los conventillos, y en Argentina, más, ya que, aun hoy, una vez que llega el justificativo de las primeras canas, recurrimos, alegres, al agua oxigenada para conocer la emoción de sentirse una blonda bomba “sexy”.
El pileton |
Conste que “las rubias” fueron siempre sospechosas, hasta en los conventillos, y en Argentina, más, ya que, aun hoy, una vez que llega el justificativo de las primeras canas, recurrimos, alegres, al agua oxigenada para conocer la emoción de sentirse una blonda bomba “sexy”.
En
cuanto al calentador a kerosén, embutido en el “ropero” junto a “la guitarra
que todo el día está colgada” hacía las veces de “kitchenette” para completar
con huevos fritos o panceta crujiente los pucheros cocinados en los fogones a
carbón de la cocina compartida. Colocado sobre la mesa, el calentador cumplía
el rol de estufa por un ratito, para aventar los sabañones que por ese entonces
estaban a la orden del día.
Orden legal y atención sanitaria y
sicológica:
Los
conventillos, grandes o pequeños, supieron contar con una Institución que impartía
orden a ultranza: “La Encargada” -muchas veces una oriunda de Lugo, Orense o
Pontevedra-, designada por los propietarios, se erigía en indiscutible jueza de
contubernios y dificultades entre los inquilinos, matrona improvisada de partos
anticipados, fiscal o defensora en reyertas matrimoniales y enemiga de cuanta
sabandija animal o humana pululara por desagües y techumbres.
La
encargada recibía escarnios varios, epítetos inimaginables y que no reproduciré
por estar destinado este escrito a ser leído por gente oriunda de la Madre
Patria o por coterráneos de la tierra de Rosalía de Castro más precisamente pero, a la vez, se recurría a ella para curar el empacho, mal de ojo de niños y
grandes y para ser “contenido” por dos fuertes y cálidos brazos en casos de
desamores o morriñas varias. En general se trataba de robustas y sabias mujeres
de buen natural, con la suficiente energía para ejercer su cargo, si bien, en
algunos casos, podía acusárselas de “abuso de autoridad” (se sabe que una
gallega cabrera no es “sutil precisamente, pero que quitando la ese y agregando
un acento a la letra “u” diremos de ella una verdad de a puño).
Trifulcas, riñas y cuchilladas.
“Yo
nací en un conventillo
de
la calle Olavarría,
de
la calle Olavarría
y
me acunó la armonía
de
un concierto de cuchillos.
Viejos
patios de ladrillos
donde
quedaron grabadas
sensacionales
payadas
y
al final del contrapunto
amasijaban
un punto
pa'
amenizar la velada.”
De
“El conventillo”, cantado por Edmundo Rivero
El gran secreto del los conventillos
Aquellos
hombres del conventillo eran pobres y analfabetos, pero sabían lo que querían y
contaban con una escala de valores. El respeto a la palabra empeñada , la
importancia de ganarse el pan con honradez, la presencia y el ejemplo paterno,
la Policía como representación del orden y de servicio para su comunidad, el
amor manifestado en dedicación y amparo, la participación para armonizar la
convivencia, el buen trato con el vecino y el cuidado del bien común eran los
cimientos donde se apoyaban esos valores que se han ido transformando en la
medida en que la sociedad se ha ido volviendo partidaria del sálvese quien
pueda. Y pensándolo bien, si los argentinos volviéramos a la filosofía
conventual y dejáramos de hacer "conventillo" en la peor acepción de
la palabra, tal vez, recuperaríamos una vida mejor.
Algunos ejemplos marplatenses
En Mar del Plata se dan algunas variantes con
respecto a este tipo de agrupamientos. De los “conventillos” que se recuerdan en
la zona de puerto, las caracteristicas estan bien definidas. En algunos casos
eran edificaciones de chapa que se hiban sucediendo hacia el fondo del lote,
sin que tuvieran en si un proyecto definido. Su crecimiento era desarticulado y
no se corresponde al tipo de conventillo tradicional que era implementado en
viejas casonas abandonadas por la fiebre amarilla en los barrios porteños.
No obstante, se daba el caso de algunos lotes que tenian una organización similar a los tradicionales y que estaban ubicados en lotes urbanos, vale decir, mas cercanos al centro de la ciudad. Tal es el caso del ubicado en Belgrano y Mitre y del cual la escritora Sara Garfinkel nos cuenta las vivencias de sus moradores en un libro rico de matices que muestra con crudeza la idiosincrasia de muchos de sus habitantes denominado “Historias de Conventillo”. A continuación describiremos algunas anecdotas del mismo.
No obstante, se daba el caso de algunos lotes que tenian una organización similar a los tradicionales y que estaban ubicados en lotes urbanos, vale decir, mas cercanos al centro de la ciudad. Tal es el caso del ubicado en Belgrano y Mitre y del cual la escritora Sara Garfinkel nos cuenta las vivencias de sus moradores en un libro rico de matices que muestra con crudeza la idiosincrasia de muchos de sus habitantes denominado “Historias de Conventillo”. A continuación describiremos algunas anecdotas del mismo.
“Historias de Conventillo” de la
escritora Sara Garfinkel
Belgrano y Mitre
En
Mar del Plata hubo muchos conventillos. Largo sería narrar las situaciones
acaecidas en cada uno de ellos. Además no es idea cansar al lector con
narraciones de situaciones que realmente serían repetitivas como repetitivas
son las acciones y reacciones del ser humano. Por eso, está la decisión de
narrar el conjunto de factores o circunstancias que afectaron a un grupo de
personas en un determinado momento en un determinado sitio.
Este sitio era una vivienda colectiva marplatense que se levantaba en lo que hoy es pleno centro de la ciudad. Sus frentes daban por dos calles, las que recuerdan el nombre de dos patriotas argentinos, no contemporáneos pero trascendentales en la historia de nuestro país: Belgrano y Mitre.
Este sitio era una vivienda colectiva marplatense que se levantaba en lo que hoy es pleno centro de la ciudad. Sus frentes daban por dos calles, las que recuerdan el nombre de dos patriotas argentinos, no contemporáneos pero trascendentales en la historia de nuestro país: Belgrano y Mitre.
No era necesario ni el número de la puerta de
entrada a la casa ni el nombre de las
calles para identificar la locación del conventillo, morada de los personajes,
verídicos tanto y cuanto a sus existencias, como a los sucesos prósperos y adversos que enfrentaron
en sus vidas. Era fácil ubicarlo con sólo nombrarlo como el conventillo del
“Bar de Constante”. Este bar, del que hablaremos renglones abajo, era un referente famoso por los parroquianos
que a él concurrían.
Belgrano y Mitre es una construccion de fines siglo XIX de dos plantas siendo la primera casa de altos de nuestra ciudad. |
La
entrada a la casona colectiva se abría
sobre la calle Mitre en un portón doble, a guisa de puerta cancel, que daba
acceso a un patio enorme. A la derecha, a algunos metros del portón, se
levantaba una higuera gigante que apoyaba su rugoso tronco contra la pared
mientras que sus ramas cruzaban el grueso muro que daba hacia la calle, para regocijo de los pibes quienes devoraban
las blandas y dulzonas brevas que colgaban de ellas.
A
metros de la entrada, en medio del patio - que como ya dijimos era de grandes
proporciones - estaban los baños y las duchas. La batería de duchas era a la
derecha para las mujeres y a la izquierda para los hombres; los baños seguían
esa misma distribución. Por supuesto que toda el agua que corría por las
cañerías era fría. ¡Se tirita sólo al pensar lo que habrá sido transitar por
allí para ir al baño en las noches de invierno, tan severas en Mar del Plata!
A un costado, en el medio de la galería,
estaban los tres piletones donde las familias lavaban la ropa. La suya y la de afuera, en muchos
casos. Estaba prohibido colgar la ropa recién lavada en el patio de abajo. Ese
menester se llevaba a cabo en los pasillos de la planta baja y en la pasarela
del primer piso; a tal efecto, delante de la puerta de cada habitación, entre
las columnas de material que sostenían la pasarela superior y los soportes que
aguantaban el tinglado que servía de techo a la galería, se habían fijado unos
alambres que servían para tender las húmedas prendas correspondientes a quienes
ocupaban dichas piezas.
Doña Filomena, la mama de "Purrin" otro habitante del conventillo de Belgrano y Mitre - Extraido del libro "Historias de Conventillo" de Sara Garfinkel |
La
edificación era de dos plantas. En la planta baja había más habitaciones que en
la superior. Todas las habitaciones
estaban unas al lado de las otras, las de abajo cada una con su puerta hacia la
galería, las de arriba con sus aberturas hacia la pasarela de madera, que servía de techo a la galería. A estas habitaciones se accedía por
una escalera también de madera. Los techos de las habitaciones del primer piso
eran de chapa y madera.
Ninguna de ellas tenía ventanas a la calle.
Estas salas, así podríamos llamarlas por sus generosas dimensiones, circundaban
al patio en tres de sus lados. Al final de una de las galerías una de las
habitaciones servía de cocina común para todos los habitantes de la vecindad.
La nota de color la daban los pajaritos propiedad de don Iñaki, uno de los
residentes más antiguos de la casona, quien los cuidaba con amor de padre y
mimo de abuelo. Para ellos había
comprado un jaulón que colocó en un
lugar estratégico del gran patio. Era lógico su esmero hacia su alada prole de
canto grato y melodioso, porque a don Iñaki, que siempre vivió solo, no se le
conocía familia alguna.
Mitre y Belgrano. Decada del 70. Imagen gentileza Lic. Angel J. Somma |
En chaflán, a modo de esquina de esa casa de inquilinato, se abrían las puertas del “Bar de Constante”, mezcla de comedero, despacho de bebidas y almacén de alimentos muy elementales como azúcar, yerba, algún que otro fiambre, café y, si había, algo de harina y fariña.
El boliche estaba integrado a la edificación
de esa casona que, con toda seguridad, había visto tiempos mejores. No todos
los que frecuentaban el mostrador de Constante vivían en el conventillo, pero
todos los habitantes de esa casa colectiva
siempre, por algún que otro motivo, daban vueltas por el comercio
dedicado al despacho y consumo de bebidas y comestibles.
Por ello, esa taberna era de tremenda importancia en el entrecruce
de ideas, sentimientos, opiniones, religiones, idiomas y costumbres que a
diario sucedían entre sus visitantes. El
dueño del lugar, Constante, reinaba en el sitio desde su trono, especie de mesa
cerrada de madera pintada en su alzada y recubierta de estaño en la superficie
superior, donde el tabernario soberano,
en su calidad de autoridad suprema e independiente, atendía y despachaba los pedidos de sus
clientes.
En ese lugar la convivencia sin discriminación
se ejercitaba con toda naturalidad. Si bien no había notables diferencias en
las escalas sociales de las personas, éstas convivían sin supeditar sus valores
morales ni sus identidades. Todos conocían horarios y costumbres de cada uno.
Todos estaban involucrados en la causa común y hablaban de su domicilio con un
sentido de pertenencia, de hogar comunitario y de ser miembro de una familia
grande.
Yosef, Zeitl y la pequeña Rifka - habitantes del conventillo de Belgrano y Mitre - Extraido del libro "Historias de Conventillo" de Sara Garfinkel |
Evocaremos
en estas páginas, no sin cierta tristeza melancólica, el recuerdo de la vida
simple, dura, eso sí, pero dichosa de esas personas que tuvieron tantos
aspectos positivos que dieron sentido a sus vidas Ellos llegaron, a su modo, a saber el por qué
y el para qué de sus existencias, de su
vivir cotidiano.
Sin
saberlo fueron felices porque, a pesar de los más y los menos que todos los
seres humanos tenemos en nuestros destinos, ellos conocieron el sentido de sus
vidas. Desde los nacimientos, pasando
por los bautizos, cumpleaños, casamientos, todo se celebraba en el patio del
conventillo. ¡Ni hablar del 25 de mayo o el 9 de julio o de las fiestas de
Navidad y Año Nuevo! Además se celebraban todos los años nuevos de todos los
que profesaban otra fe que no la católica. Todas eran lo que llamaríamos
fiestas de la vecindad antes que de la familia.
El boxeador electricista
En el mes de agosto del año 1925, después de
surcar el alto mar, el mar profundo, el mar revuelto, el mar proceloso, llega
al mar de Mar del Plata el acorazado inglés Repulse. Su misión era traer a
nuestro país a Eduardo Windsor, a la sazón Principie de Gales. El
crucero de batalla británico “HMS Repulse” amarrado en la escollera norte del
puerto local, en su visita en Agosto de 1925, vemos tambien los niños ayudantes
del fotógrafo. Enviada por Enrique Mario Palacio.
Este
bajel británico tuvo un comportamiento heroico por sus incursiones bélicas durante la Primer Guerra Mundial. Pero su
épica actuación no terminó con el
tratado de Versalles. Aún le esperaba ciertas valerosas acciones deportivas en
la ciudad de Mar del Plata. Por iniciativa de los autoridades de la Asociación Marplatense de
Fútbol, no más amarrar el “Repulse” con sus 1500 tripulantes
en nuestro puerto las autoridades de la Liga decidieron organizar partidos de
balompié entre los aficionados locales con los marineros británicos, con la idea de conseguir importantes
recaudaciones para poder con ese dinero terminar la Casa del Deporte de la
Ciudad.
Constante y Cesar el electricista sordo - Extraido del libro "Historias de Conventillo" de Sara Garfinkel |
En
su tripulación, estaban los hombres que habían conformado el equipo que llegó a
ser campeón de fútbol de la armada inglesa. Además como algunos marineros
practicaban boxeo no faltó alguien que
tuviese la idea de armar un festival
boxístico entre púgiles locales y algunos boxeadores ingleses. Entre éstos,
había un muchacho de no más de 25 años, de recia y bien plantada figura, rostro
cuadrado, espesas cejas y nariz achatada. Medía casi 1.90 metros y pesaba
algo más de 90 kilos.
Esta
característica morfológica hizo pensar a los organizadores en una noche de puños en la que el inglés, en
teoría, sería un soberano peso pesado a reinar, en su futura vida civil, en la máxima categoría. Este rubio hijo de la
“pérfida Albión” parecía ser el justo representante del noble arte del pugilato llegado para dar
brillo a una velada boxística que ayudaría también a recaudar algún dinerillo
extra para aumentar la hucha de los capitostes de la Asociación Marplatense de Fútbol Marplatense. En
verdad poco importó preguntarle al grandullón si quería tomar parte en un
encuentro boxístico. ¿Por qué ese desinterés por la voluntad del deportista?
Porque de todas las contiendas programadas a realizarse durante la estadía del
Repulse: un partido de hockey (disputado en la Plaza España), varias competiciones de atletismo, rugby, golf, tiro
al blanco y polo, lo único redituable sería el fútbol y el boxeo.
Fueron
siete los partidos de fútbol que los marineros ingleses disputaron contra los
equipos locales y una noche de boxeo los únicos acontecimientos deportivos que
dejaron buena recaudación. Y eso lo sabían muy bien quienes organizaron los
fraternales encuentros pensando en la cita de Juvenal: “Mens Sana in Corpore
Sano”, aunque con una licencia al sentido original de la idea: la necesidad de
un bolsillo lleno en un proyecto descabellado. La
impresionante estampa de César Willard, nombre y apellido del héroe
británico, lo situaba en una definida categoría de peso
pesado. Pero en César la realidad demostró que la calidad del boxeador no viene
en proporción a la masa humana. Willard era un bonachón sin nervio ni dimensión
de luchador. El Estadio, escenario del tan esperado encuentro entre el ‘gringo
rubio’ y un rudo representante de la ‘pampa argentina’, reclutado en una
almacén de ramos generales vecina a la localidad de Mechongué, estaba colmado
de cabo a rabo.
El
combate comenzó con un ataque furioso del
gigante pampeano que Willard superó sacando su jab. De repente el inglés
sufrió de una mano dura que lo hace
doblar. Sin recobrarse del todo recibe un ataque furioso que lo desarbola y lo
manda a dormir por el doble de toda la cuenta. Cuando reacciona cae en una
apatía crónica de la que siempre fue víctima pero de la que nadie, excepto él,
tenía noticia. De lo que tampoco nadie tuvo noticia fue que César nunca había
sentido inclinación por el boxeo. Hijo
de un pastor protestante, éste trasladó a toda su familia, desde su Inglaterra
natal a Sudáfrica cuando César era un niño. Su infancia de hijo de clérigo fue
una niñez simplista con íntegra dedicación al estudio y a un deporte llamado ‘croquet’, que no se
caracterizaba por su violencia. En honor a la verdad este juego, cuyo objetivo
era pasar, mediante el uso de un bastón o mazo, una bola de madera a través de pequeños arcos distribuidos en el
área de juego, era ideal para su pacífico temperamento.
A
los doce años ya había pegado el estirón de niño a adolescente y no faltó quien
le dijera “Si yo tuviera tu tamaño y tu fuerza no tardaría ni un instante en
preparar mi valija y salir en busca de quien me enseñara a pelear”.Ese fue el
primer acercamiento al noble arte del pugilato de un joven que nunca quiso usar
sus puños para imponer su razón. Cuando
el Repulse levó anclas abandonando la muy “galana costa” de Mar del Plata, dejó
tres cosas importantes en nuestra ciudad: la primera fue un grato recuerdo
entre los marplatenses; la segunda fue una buena recaudación en dinero
‘contante y sonante’ para la concreción de la obra pensada por los de la
Asociación y la tercera fue un nuevo habitante en el Conventillo de nuestro
relato.
Nunca
se supo porque César decidió desertar de
la tripulación. Quizá alguna mujer, quizá cansado de la dura vida a bordo o
quizá porque la trompada que le propinó el gaucho mechonguense lo dejó sordo de
un oído, el izquierdo para más datos. César había sido uno de los electricistas
del Repulse, y cómo él decía, se sentía
seguro de poder ganarse la vida con los cables, enchufes y fusibles porque lo
único que podía ‘sentir’ sin problemas eran los golpes de corriente César
llegó al boliche de Constante, recomendado por algún parroquiano consultado por
el dueño del establecimiento, ante un conato de cortocircuito que alarmó a los
residentes del conventillo. Trabajó tan bien y tan prolijo que casi de
inmediato empezó a ser llamado por los vecinos. Éstos le dejaban sus domicilios
a Constante quien se los pasaba al sordo cada vez que éste visitaba el boliche,
cosa que hacía diariamente, para tomar varias cervezas. De ahí a instalarse en
el conventillo no fue difícil.
Han
pasado quince años de la partida del Repulse. La cartera de clientes del
electricista sordo es importante y variopinta. Sus vecinos del conventillo
gozan de sus servicios sin cargo alguno en la parte monetaria aunque es bien
gratificado con sabrosas porciones de comida que le envían cada vez que hace algún trabajo en
las habitaciones y el lavado y planchado de sus ropas. Aunque éste último
servicio es más por cariño de una de las damas del lugar a la que le arregla la
plancha con sospechosa asiduidad. Fuera
del conventillo tiene otra categoría de clientes: la clase obrera. Como por lo
general esta gente aprovecha los fines de semana para levantar con sus propias
manos sus casas, muy sencillas, sin salones ni comedores, sólo una cocina, un
pequeño baño y uno o dos dormitorios el trabajo de César es simple y fácil de
realizar. Los pocos artefactos domésticos que existen son un lujo exclusivo de
las familias acomodadas.
Pero
nuestro conventillo está emplazado en una zona céntrica. Hoy es un risco en medio de un archipiélago de
residencias de clase media con algún que otro chalet de mucha más categoría.
Acaban de llamar a César desde la imponente casa de dos plantas que está en la
esquina que hace cruz con el chaflán que es la puerta de entrada al boliche
Constante. Dicen que el verdadero dueño de esa casa vive en Francia, que la
usa, en préstamo, un médico marplatense
y su familia, muy amigos del francés y
que dentro de ella el lujo y el buen gusto es asombroso. Nadie
del conventillo ha entrado alguna vez a la lujosa residencia. Pero es creencia
fundada que Francia ha sido el gran referente en lo arquitectónico que la clase
adinerada tenía en mente cuando hacían edificar sus viviendas. Por eso en la
imaginería popular la casa ‘d’enfrente’ era todo un misterio que ahora, por
intermedio de César, el electricista sordo, será develado.
Han
pasado casi un mes desde que César comenzó su trabajo. Nada fácil por cierto.
Hay muchas mujeres en la casa y todas opinan. La dueña de casa, su hermana
solterona, la abuela de las chicas y las tres chicas, cuyas edades van de los 13 a los 17 años. El padre no
está casi nunca. Además el pobre hombre no tiene tiempo de tomar su turno en el
‘cloquear’ femenino cuando para pedir cosas (en este caso referentes a la
instalación de cables, enchufes, etc., etc.) las féminas toman la delantera. El
único que parece tener conciencia de que el electricista es sordo es el jefe
del hogar, pero como no lo dejan meter baza… Y en el barullo la persona especializada en instalaciones eléctricas no
entiende lo que quieren las mujeres. Así que decide hacer lo que le parece...
César
está sentado en medio del patio del conventillo. Lo rodean las matronas, las
jóvenes madres, las adolescentes y la Teresa que ahora no le está lavando ni
planchando la ropa sino cebándole un mate, con hojitas de cedrón para ver si
consigue calmarlo un poco. Lentamente el inglés se va apaciguando y da a
conocer los hechos a pedido del inquisidor hembraje. Dice que en la casa hay
dos grandes salones, un lugar especial para que los hombres se reúnan a tomar
café y fumar, tres baños, dos completo y uno más pequeño, una terraza en planta
baja que lleva a un jardín interior, un comedor muy amplio, varias habitaciones
y una biblioteca con un piano. El
auditorio está estupefacto. Nadie dice una palabra. César puede por fin gozar
de un silencio sin barullo como música de fondo. Por fin, la tranquilidad, que
durante un mes no tuvo, comienza a invadir su espíritu. Hasta la ve linda a
Teresa. ¿Será amor o una alucinación?
Repentinamente
un nuevo barullo. Entran unos chicos gritando: ¡”vienen los bomberos… vienen
los bomberos”! ¡Se quema la casa “d’enfrente”! ¡”Un cortocircuito”!
César
sigue sentado en su silla en medio del patio del conventillo. Con el mate en la
mano y la pava a su lado, está solo
porque todo el mundo salió a ver como los bomberos tratan de salvar la
residencia francesa. Su soliloquio
parece tener sólo un oyente: él mismo.
Así, mientras ceba un amargo se dice:
“El
cable que puse aguanta cualquier cosa
razonable. Cómo voy a saber si se les va
a dar por enchufar una estufa, una plancha y el secador de pelo en una cajita
sola y te vuelan todo.”
“Traté de no hacer empalmes en los cables pero la
señora los quería escondidos en las cañerías. Yo le dije que los empalmes suele levantar algo de
temperatura y podría desprenderse la cinta aisladora provocando un corto o una
fuga de corriente. No me llevó el apunte”.
“La
vieja loca quería que los cables los pasara justo debajo del empapelado de las
paredes. Yo le dije que no… la vieja insistió. Le dije a la hija que iba a
haber problemas a la hora de hacer alguna reparación, y la hija dijo que era
mejor no hacer enojar a su madre”.
Le
dije al pollerudo del marido que podía haber peligro por posibles incendios. El
pavote me dijo que las mujeres siempre tienen la razón.”
“Las
mocosas no querían que se pusiese una araña en el comedor. “Las chicas tienen
razón”, me dijo la tía solterona, “por
la noche la iluminación del salón debe ser suave e indirecta porque la luz tiene que provenir de varias lámparas de la mesa y de los apliques
de la pared para que se iluminen los
cuadros más importantes”.
“Es claro, lo que ésta solterona quería es
que, como está entrada en años y arrugada como pasa, no se le vean las arrugas”
“De
lástima, y como buen pelotudo que soy, hice lo que me pidieron”.
“La
única indicación que dio del padre fue la más insensata de todas pero yo no se
la discutí. Quería que todas las luces se activasen una tras otra cuando se
encendían y que todas se pudiesen controlar en conjunto”.
Ahora
el electricista sordo se sonríe, pone el mate y la pava sobre el asiento de la
silla de la que acaba de levantarse y dice:
"I had the pleasure ...
I put the fuse box for the crazy lighting they asked me in the basement, far
from the dining room ..." “Good task for the firemen!”
(“Me
di el gusto… la caja de fusibles para la iluminación loca que me pidieron la
puse en el sótano, a una gran distancia del comedor…” “¡Buena tarea para los
bomberos!”)
Las Lavanderas
Vale
la pena valorar la evolución del término estrategia en la mente de Eleuteria a
lo largo de sus 50 años de vida. En un proceso evolutivo, la mujer acomodó
mentalmente las reglas del lavado de ropa en una representación gráfica de las
sucesivas operaciones del procedimiento manual del lavado de ropa para afuera.
Ese era el trabajo que la mujer había hecho
desde su adolescencia y con el cual hubo ayudado a su abuela a criar a
sus dos hermanas (con ella eran tres la nietas), de las cuáles la pobre vieja
tuvo que hacerse cargo cuando la mamá de las chicas las abandonó para seguir a
un tipo bueno para nada, un petimetre porteño, que se cruzó impensadamente en
su camino de madre soltera cuyo único capital eran unos ojos negros, una
cintura de avispa y una facilidad para bailar el tango y entonarlo, si es que
sus berridos se podían calificar de canto.
Eleuteria
se había juntado con Manuel, un español que trabajaba en el bar de Constante.
No obstante que el español, viudo desde muchos años, hubo aportado al
matrimonio un hijo que les daba más disgustos que alegrías, existía armonía en esa familia, para nada acorde a
los patrones de la normalidad.
Lavar
la ropa a mano ha sido siempre una tarea dura. Es un trabajo muy agotador y se
necesita una fortaleza física comparable a la de cualquier deportista de alto
rendimiento. Afortunadamente Eleuteria había heredado la no belleza de su
abuela y la fortaleza física de su abuelo, un vasco cabeza de hierro, duro y laburador, que por su terquedad y
obstinación dejó este mundo muy joven. En cuanto la joven tomó conciencia del
trabajo que le había deparado el destino, trabajo que por otra parte no le
disgustaba en absoluto, comenzó a pensar
la manera de derrotar a su enemiga: la ropa sucia, en el campo de
batalla: los piletones del conventillo.
Se
dio cuenta, porque fea era pero no tonta, que debía organizar su tarea para
lograr un máximo de efectividad en el cumplimiento de su misión. Cinco
días por semana se proveía de todos los
elementos necesarios para llevar a cabo su faena: jabón, lejía, cubitos de azul
Colman, la tabla de lavar, dos o tres baldes y un fuentón. Ubicaba todos sus
pertrechos de tal manera que, sin ser experta en el arte de la munitoria, había
fortificado su plaza de tal manera que ni Napoleón lo hubiera hecho mejor.
En
una hoja de cuaderno había armado su organigrama de trabajo. La escritura de
rasgos infantiles y las faltas de ortografía delataban su breve paso por la
escuela; sin embargo, la organización de
su trabajo era impecable. De
haber existido el gremio de las lavanderas, seguro que Eleuteria habría sido su
Secretaria General. Tenía todo lo necesario para serlo: fuerza física, lenguaje
soez y ganas de pelear por un…’quítame allá esas pajas…’.
El
martes es el día del lavado de la ropa de la familia Pérez García. Eleuteria
está en el proceso de la colada de la ropa más grande, mientras en uno de los
baldes, lleno de agua, hay un cubito de azul Colman disolviéndose dentro de una bolsita de tela. Dentro de ese
balde la lavandera pasará por unos minutos la ropa blanca más fina de su
lavado. Una vez que sea escurrida la totalidad de la ropa lavada y enjuagada,
el proyecto es subir la misma a la galería para colgarla en el tendedero que
está frente a la puerta de la pieza de Eleuteria.
Pero
este proyecto queda en agua de borrajas porque su plan estratégico consideraba
acciones contra un solo enemigo: la ropa a lavar. El surgimiento en el campo de
batalla de un nuevo enemigo (enemiga, en este caso) no ha sido previsto por
nuestra heroína. La Anamaría, sinónimo de rivalidad, competencia y mala leche,
viene al piletón contiguo al de Eleuteria a ensuciar el campo de batalla. Mejor
dicho, a ensuciar el agua del lavado. Y ahí, sin más ni más, comienzan los
gritos. Eleuteria
se pregunta en voz alta de donde sacó esa flaca esmirriada la ropa que está
lavando porque está poniendo el agua negra justo ahora que ella está en la
colada de la suya. La Anamaría, que es flaca y esmirriada pero dura como el
acero, no se achica y le contesta que hable y que lo que tenga que decir lo
haga cara a cara. Agrega que ella lava ahí lo que quiere y lo que se le da la
gana.
Y
si pone el agua negra que la Eleuteria se aguante y que se vaya a lavar sus
encajes a la pileta de los ricos. Eleuteria le recomienda que no se meta con
sus clientes, ya que más quisiera tener ella gente que le diese trabajo y que
pueda pagarle bien. Y agrega en voz más alta todavía, para que la puedan oír en
todo el conventillo, que más vale que le pagara los cuatro meses de alquiler
que le debe al dueño del lugar.
Anamaría, grita desaforadamente que no la reconoce como la tenedora de libros del dueño y que mejor que se calle, sino le va a tirar el banquito que está al lado suyo. Eleuteria contesta aullando que si no es por ella la limpieza nunca hubiera entrado a la pieza de esa flaca consumida. Parece que la extenuada se olvida que fue ella quien le ha costeado la compra de jabón y lavandina. Los gritos se hacen cada vez más estrepitosos, discordantes, destemplados. Las voces se mezclan. Los sentimientos se manifiestan vehementemente. Una vocifera que se lave la boca antes de hablar de ella. La otra retruca que siempre va a decir lo que se le da la gana. La robusta rugiendo le dice a la tísica que tiene una cara que parece mismamente un acordeón con una lengua larga de envidia. La tuberculosa rugiendo le contesta que no es envidiosa ni borracha como Eleuteria y que no es la lengua sino las manos las que tiene largas y fuertes como para dibujarle una marca en ese cutis de cáscara de bellota.
Anamaría, grita desaforadamente que no la reconoce como la tenedora de libros del dueño y que mejor que se calle, sino le va a tirar el banquito que está al lado suyo. Eleuteria contesta aullando que si no es por ella la limpieza nunca hubiera entrado a la pieza de esa flaca consumida. Parece que la extenuada se olvida que fue ella quien le ha costeado la compra de jabón y lavandina. Los gritos se hacen cada vez más estrepitosos, discordantes, destemplados. Las voces se mezclan. Los sentimientos se manifiestan vehementemente. Una vocifera que se lave la boca antes de hablar de ella. La otra retruca que siempre va a decir lo que se le da la gana. La robusta rugiendo le dice a la tísica que tiene una cara que parece mismamente un acordeón con una lengua larga de envidia. La tuberculosa rugiendo le contesta que no es envidiosa ni borracha como Eleuteria y que no es la lengua sino las manos las que tiene largas y fuertes como para dibujarle una marca en ese cutis de cáscara de bellota.
Comienzan
a volar las ropas que estaban en pleno proceso de lavado. Luego ambas mujeres
comienzan concienzudamente a tirarse de las mechas a ver quien primero deja
pelada a la otra mientras rugen insultos por ambas partes: ¡Pilla!
¡Sinvergüenza! ¡Holgazana! ¡Rufiana! ¡Cacatúa! ¡Prostituta!. Ahora sí
intervienen las otras mujeres del conventillo, hasta entonces mudas
espectadoras de esta batalla campal por una pileta y un pedazo de jabón. ¡Ay Madre de Dios! ¡Sujetémoslas! ¡Qué se
matan! La
batalla termina sin vencedora ni vencida. Eleuteria está sentada sobre una
silla de paja que sostiene como puede
sus abundantes asentaderas. Anamaría está sentada, a varios metros de la
otra, sobre un banquito de madera que es suficiente sostén para su magro
físico. Ambas están desgreñadas y sus batones rotos y mojados. Sobre el piso
embaldosado del patio están desparramadas ropas de cama, camisones, camisas,
calzoncillos largos y culottes,
delantales y blusas. La
paz ha vuelto al lugar. Después de todo, tanto Eleuteria, Anamaría y todos los
que viven en esa casona donde se comparte el baño, la cocina, el patio… hasta
los piletones para lavar la ropa, saben que son parte de una familia
heterogénea viviendo en un hogar común.
Referencias:
(2) Esta
Ley, concebida por Bernardino Rivadavia y soncionada el 18 de mayo de 1826,
mantenía bajo propiedad del Estado las tierras concedidas, a la vez que las
ofrecía como garantía del empréstito negociado con la
firma Baring Brothers; pretendía la
diversificación de la producción en la Provincia y,
así, contrarrestar el poder de los hacendados. Se constituyeron, de esta
manera, dos empresas que
se ocuparían de poblar y poner en producción las tierras de la región: 1) la
Compañía de Tierras del Volcán (formada porcuatro integrantes del Banco
Nacional en 1826, quienes luego de fracasado el proyecto se reparten las
tierras en partes iguales); y 2) la Sociedad Rural Argentina, constituída por
acciones y figurando, entre sus miembros, elmismo Bernardino Rivadavia
(Mazzanti,et. al.,
1991).
(3) Hay
autores que han señalado que los propósitos de la Ley fueron desvirtuados y
saboteados por los mismos terratenientes a partir de algunas fallas de la misma
como, por ejemplo, no limitar las áreas a entregar en enfiteusis. Ver García
(1987).
(4) Pedro
Capdevila remarca su interés en las tierras para destinarlas a la ganadería,
eludiendo de su solicitud las tierras próximas al mar, por suponerlasbajas y
arenosas, no aptas para la cría de animales (Mazzanti, et. al., 1991).
(11) sobre los textos de solicitud de fundación, ver Zuppa (1997).
(11) sobre los textos de solicitud de fundación, ver Zuppa (1997).
(12) Había
sido peón de saladero, carrero y almacenero, pero su fortuna la hizo creando un
sistema de amanse y reunión de vacunos salvajes.
(14) No significa desconocer sus fracciones internas (la de los invernadores o ligados al comercio externo y la de los criadores) ni subestimar la concurrencia de otras fracciones de la burguesía (comercial, industrial) en el mismo proceso de acumulación de capital y en las luchas políticas por la conformación y consolidación del Estado.
(14) No significa desconocer sus fracciones internas (la de los invernadores o ligados al comercio externo y la de los criadores) ni subestimar la concurrencia de otras fracciones de la burguesía (comercial, industrial) en el mismo proceso de acumulación de capital y en las luchas políticas por la conformación y consolidación del Estado.
(15) Ver
Núñez (1997). En este momento histórico, la familia oligárquicaes la que
articula la acción individual y la acción colectiva y así debe entenderse
cuando individualizamos los actores.
(16) A nivel
nacional, no coincide con la periodización de Sislián (1992).
(17) En
términos de Bourdieu (1993; 1997).
(18) El hijo
de Pedro Luro, Santiago, como Diputado provincial, se opuso a esta Ley de
expropiación como así también a la construcción de un puerto en Mar del Plata,
ambos proyectos impulsados por su padre, conflicto que motivó el
distanciamiento entre ambos.
(19) La
presencia de capital inglés también se corporizó en la empresa de cabotaje
Lloyds Comercial, la cual
competía con el ferrocarril.
(20) Así lo
atestiguan varias publicaciones de la época, lo que dará origen a
laconstrucción del Asilo Marítimo en Mar del Plata, por la Sociedad de
Beneficencia de Capital Federal. Ver Alvarez y Reynoso (1995).
(21) La representación del puerto en relación
a la inmigración se asociaba no sólo a las epidemias físicas sino también
morales, cuyo espacio era la pobreza y había que controlarlo. Ver Murillo
(2005). En Mar del Plata surge, en 1881, la Sociedad de Socorro de los Pobres.
Pero además, en nuestra zona ya se habían propagado esas enfermedades desde
1870 y se decide fomentar la creación de comisiones de vecinos que colaboren
con la inspección, denuncia, limpieza, control e higiene. Esta organización
normativa de dichas comisiones se acompaña de una primera organización material
y que es la división del Partido de Gral. Pueyrredón (en adelante, PGP) en
cinco cuarteles, cada uno a cargo de un alcalde (Ord. Del 24 de febrero de
1892) y, al mismo tiempo, otradivisión de carácter higienista en tres
secciones, en cada una de las cuales se nombra una comisión de vecinos que
elegirán un presidente y un secretario (Ord. del 28 de febrero de 1899).
(22) Ley
4917, del 30 de septiembre de 1905 que será modificada por la Ley 6499, del 25
de septiembre de 1909, por acción del Diputado Pedro Luro. Los primeros
proyectos concretos datan de 1887.
(23) Se
denomina “temprana” a la inmigración de población europea –principalmente
vascos, ingleses- para diferenciarla de la “masiva”, posterior a 1880. Irigoin
(1991).
(24) Nunca
un fenómeno se produce en el vacío. Elías (1982).
(25) El
conflicto entre los inmigrantes y la Corporación municipal duró casi ocho años,
finalizando con el desalojo policial en octubre de 1908. La Ley de traslado del
Puerto al sur data de 1909.
(26) Bonsiú
Kurile(1907): La vida en Mar del Plata. Pinceladas realistas, Buenos Aires,
citado en Da Orden y Pastoriza (1991).
(32) Ya en 1914, Mar del Plata no sólo ocupa el décimo lugar entre las ciudades más grandes del país, sino que mientras Argentina tenía 52.7% de población urbana y 30% de población extranjera, estos indicadores en el PGP, eran del 85.7% y 47.1%, respectivamente. Núñez (2000).
(32) Ya en 1914, Mar del Plata no sólo ocupa el décimo lugar entre las ciudades más grandes del país, sino que mientras Argentina tenía 52.7% de población urbana y 30% de población extranjera, estos indicadores en el PGP, eran del 85.7% y 47.1%, respectivamente. Núñez (2000).
(33) Estas
prácticas darán como resultado la constitución de numerosas entidades: socorros
mutuos, colectividades, clubes deportivos y culturales, bibliotecas barriales.
Ver, entre otros, Pastoriza (1993).
(40) Comprendía 2600 hectáreas de tierra rural y, como tal, no integraba el catastro y estaba exento de toda reglamentación urbanística. Recién en 1948 se lo anexa al ejido urbano.
(40) Comprendía 2600 hectáreas de tierra rural y, como tal, no integraba el catastro y estaba exento de toda reglamentación urbanística. Recién en 1948 se lo anexa al ejido urbano.
(41) Se
consideraba un proyecto deficiente frente a las condiciones geográficas.El
conflicto por la construcción del Puerto data de 1883, cuando Pedro Luro (de la
Corporación Municipal) convoca a un ingeniero
holandés, Pedro Dirks, para los estudios. Pero su hijo Santiago, centralista
porteño, no permite su llegada por contraponerse a la idea que él y su grupo
tenían de la ciudad. Finalmente, y luego de once proyectos, será construido por
capitales franceses, la empresa Societé Nationale des Travaux Publiques, la
cual empleó 1200 obreros. Sin embargo, no descartamos que este conflicto se
haya encuadrado en las disputas que mantenían ingenieros nacionales contra los
proyectos de los extranjeros. Ver Silvestri (1993).
(42) En
Caras y Caretas, de 1913, puede leerse: “..Pedro Luro se deshace de estos
terrenos para subdividir uno de los barrios más señalados en el
engrandecimiento de Mar del Plata. Se establece un precio inferior para que
todos puedan adquirir una propiedad. Su valorización la determina la formación
de un núcleo compacto que se ha comenzado a asentar en sus inmediaciones
FUENTES:
SOBRE LA GENESIS
URBANA Y LAS FRACCIONES SOCIALES “Hay una cosa que se llama Mar del Plata,
donde esta Martin…” de la Arq. Ana Nuñez (*) Arquitecta (Universidad Nacional
de Mar del Plata), Magister en Ciencias Sociales, mención Sociología,
(FLACSO); Doctora en Ciencias Sociales (FLACSO). Directora del Centro de
Estudios del Desarrollo Urbano, y Profesora del Area de Urbanismo,
Universidad Nacional de Mar del Plata.-SOBRE LA GENESIS URBANA Y LAS FRACCIONES SOCIALES
“PRODUCCIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LA VIVIENDA PORTUARIA MARPLATENSE EN LA PRIMERA MITAD DEL
SIGLO XX” de MARIANA FERNÁNDEZ OLIVERA -
Arquitecta, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad
Nacional de Mar del Plata, 2001. Becaria interna doctoral de CONICET, desde el
2003 con sede en el Centro de Estudios Históricos, Arquitectónicos y Urbanos,
FAUD - UNMdP. - Docente de la Cátedra Historia de la Arquitectura II, B, FAUD -
UNMdP. Maestranda de la Maestría en Intervención en el Patrimonio
Arquitectónico y Urbano, FAUD - UNMdP. Doctoranda del Doctorado en
Arquitectura, FAUD - UM. 89 -Cuaderno Urbano N° 6, pp. 89-108, Resistencia,
Argentina, diciembre de 2007
Conventillos de mi Buenos Aires de Cati Cobas - Por Ana María Ramb - http://www.espejonet.com.ar/diario/2007081/contratapa
Historias de Conventillo” de la escritora Sara Garfinkel- Cursó
sus estudios de Profesorado de Lengua Inglesa en la Capital Federal. Desarrolló
durante veinticinco años una intensiva tarea educativa en el BUREAU de INGLES.
Es escritora y disertante. Enfoca sus disertaciones en “la Historia detrás de
la Historia”, siempre buscando generar el debate sobre hechos históricos,
especialmente aquellos que han sido protagonizados por mujeres que han pasado a
la historia, figuras femeninas que han brillado con luz propia dejando huella
en la sociedad occidental, siempre con una orientación femenina nunca
feminista. Escribió en colaboración con el Profesor Edgardo S. Berg titulado
GARFINKELEANDO por MAR DEL PLATA, que comprende dos trabajos de investigación
sobre la historia marplatense: “Del Pasaje Vaira a la Cortada del Tango” y ”La
Temporada”. “Batones y Bigudíes Marplatenses” anécdotas de la vida diaria
marplatense. ”La Señorita Edith: Historia de una Maestra” dedicado a su maestra
de 5º grado.
Blog La Araucania - Los conventillos - http://gustavoferrada.blogspot.com.ar/2008/11/conventillos.html
Hola Pablo, me siento muy honrada por el espacio que brindas a mis Historias de Conventillo donde sus protagonistas son personajes verdaderos. Tanto ellos como yo te agradecemos hacernos parte de tus trabajos que nos integran a la Historia de Mar del Plata. ¡Gracias y adelante con tu trabajo!
ResponderEliminarEstimada Sara: habia tantas historias para elegir que no sabia con cual quedarme. El lector podra ingresar ahora a tu blog y deleitarse con todas ellas.
ResponderEliminar¡Buen trabajo, Pablo! Te pido un favor: las fotos que etiquetaste solamente con mi nombre 'Pasqualino Marchese' (con 'q' si fuera posible), deberían decir "negativos y diapositivas originales de Natalio Marengo, adaptación fotográfica de Pasqualino Marchese". Al César, lo que es del César y al Dios lo que es de Dios...
ResponderEliminarUn gran abrazo,
Pasqualino (con 'q')Marchese
Muy bien don Pasqualino!! Asi sera!!
ResponderEliminarExcelente trabajo felicitaciones¡¡¡
ResponderEliminarYa no hay excusas para seguir desconociendo nuestra riquìsima historia. Aquì estan todas las respuestas. Buen laburo, man!
ResponderEliminargran trabajo!!
ResponderEliminarcuantos recuerdos de los conventillos de la Boca, donde llegue a pasar momentos hermosos con primos lejanos,, eran de chapa y madera y la parte que daba a la calle era de material,, hermosas plantas en el patio y todo impecable y limpio,, enfrente al estadio de Boca Juniors, nacio mi madre,, ahora está el negocio y museo de Quique,, fana del club,, tendrian que conservar mas ese barrio de lata y madera, es que habla por si solo de lo que se vivió en una epoca de inmigrantes, muy mezclados en los conventillos, pero todo bien,, gracias por esta nota hermosa que me vuelve a mi infancia cuando iba de mi tia abuela,, cariños, Ana Maria.
ResponderEliminarQue bueno que haya gente que se ocupe de rescatar los origenes.
ResponderEliminarUn reconocimiento muy especial al gran Arquitecto COVA .
Consultor IMPRESCINDIBLE !!