Tanto
la Iglesia como el Colegio de la Sagrada Familia fueron construidos en 1928. El
conjunto forma un claustro. La Iglesia es de estilo neobarroco de inspiración
portuguesa principalmente por el tratamiento de su fachada, como el frontón
curvo partido, las columnas salomónicas de la entrada y detalles decorativos
utilizando líneas curvas. La obra fue impulsada por la Señora Elisa Alvear de
Bosch, a través de la Comisión auxiliar de las Obras Vicentinas de Mar del
Plata y fue proyectada por Frigerio y Álvarez Vicente, en tanto que su
constructor fue Arturo Lemmi.
La figura del Cristo, donada por Elisa Alvear de
Bosch, que corona la torre campanario constituye un hito referencial para la
comunidad portuaria, de 3,5
metros de altura, la obra fue realizada en bronce
ahuecado sobre una estructura de hierro. Su autor fue el italiano Raimundo
Catteruccia y fue puesta en el lugar en 1938. Se accede a la iglesia por un
portal de roble originario de Francia. En su altar mayor hay una reproducción
de la Sagrada Familia, en cerámica francesa pintada. También alberga una
imagen, en bronce, de San Constanzo, traída de Italia.
Antigua imagen de la parroquia Sagrada Familia en el puerto. Foto de Sandra Speroni enviada a Fotos de Familia del Diario La Capital |
Luis Orione, fundador de la obraque lleva su nombre - Foto extraida del sitio oficial Don Orione.org.ar |
Las Damas Vicentinas, un grupo de mujeres pertenecientes a la elite porteña que veraneaban en Mar del Plata, instalaron una sede en el Puerto en el año 1919 y gestionaron la llegada de los sacerdotes Orionitas que misionaban siguiendo los pasos de Don Luigi Orione, fundador de la orden. Ambas instituciones coincidieron en el primer objetivo para la barriada portuaria: el establecimiento de una iglesia y de dos colegios, uno para varones y otro para señoritas, que ofrecerían a la población el acceso al culto católico.
Padre Carbone, Don Orione, Padre Zanocchi, Padre Dutto y padre Montagna - Foto extraida del blog loqueyorecibi.blogspot.com.ar |
Así
surgen, con el apoyo económico de la primera de estas instituciones y el
espiritual de la segunda, la iglesia La Sagrada Familia, el colegio homónimo
para varones y el colegio Inmaculada Concepción para las señoritas. Debemos
recordar a Don Zanocchi que fue Provincial Superior de la Obra Don Orione y Don
Montagna el primer sacerdote que se instaló en la zona del Puerto previo al
Padre Dutto, quienes en sus cartas dejaron escrito innumerables datos, las
mismas se concentran en el período que va desde 1922 hasta 1938, año en que el
Padre Dutto fue trasladado a Buenos Aires para ocupar el cargo de Director y
Administrador de la Obra Don Orione en Argentina, Uruguay y Chile.
En
el año 1917, operaban en el puerto unas 100 lanchas pesqueras de motor y a vela
registrándose un alto número de familias relacionadas con la actividad que se
radicaban en la zona. En 1922, año de la inauguración oficial del puerto, el
barrio contaba con 1800 habitantes y las lanchas pesqueras llegaban a 150. El
diario La Prensa señalaba al respecto:
“Con la habilitación de la dársena de pescadores, muchas
familias que se dedican a la venta de pescados se trasladaron a las cercanías
de puerto. La pequeña villa recibió este aporte y las viviendas se alinearon a
lo largo de las primeras calles.Así nació el barrio del puerto. La villa se ha
ido extendiendo y cuenta ya con varios centenares de viviendas ocupadas en
total por más de dos mil habitantes.”
Hacia
1924 el pueblo del Puerto de Mar del Plata, como se lo denominaba en ese
momento, abarcaba desde la avenida Martínez de Hoz hasta la calle Juramento y
desde la actual Av. Juan B. Justo hasta la calle Vértiz. Esta zona era
atravesada por el arroyo del Barco que desembocaba en el mar y se encontraba
sin entubar. Dicha zona se fue poblando con inmigrantes del sur de Italia, en
su mayoría sicilianos, puglieses, campanos y calabreses, que junto a los
obreros de la Empresa Francesa constructora del Puerto y a inmigrantes
españoles, belgas y sirio libaneses, fueron dando un perfil de identidad a la
zona.
Para
algunos era una zona de ranchos con techos de chapa y zinc que empañaba la
vista desde el golf club de Playa Grande. Para otros era un -far west-,un
barrio desolado donde no existían las mínimas condiciones para la vida como el
agua corriente, las cloacas o la electricidad, a lo que se sumaba el reinado de
la violencia y el incumplimiento de la ley. Otra visión que se tenía de la zona
era la de un foco de anarquistas, comunistas y socialistas que buscaban organizarse
a nivel obrero y oponerse a la instalación de instituciones religiosas o
benéficas.
Don Orione. Mnsr. Cortesi y el Padre Dutto en la Casa Provincial en 1935 - Foto extraida del blog loqueyorecibi.blogspot.com.ar |
El
Censo de la Prefectura Naval Argentina en los años 20 sobre un total de 690
personas ocupadas en la captura, nos dice que un 15 % era de origen argentino.
-¿Qué significa ese montón de latas que brillan en un
bajo y que deslumbran a los que juegan al Golf? Es un pueblo de más de tres mil
almas. Es un barrio de Mar del Plata. Son obreros que trabajan en la piedra de
la cantera o en las aguas del mar, con el ahínco de los que buscan oro o tienen
muchos hijos.
(Palabras de Juan José de Souza Reilly, corresponsal de la Revista Caras
y Caretas.)
Barrio del Puerto cercano a la Sagrada Familia Año 1930 |
Barrio del Puerto cercano a la Sagrada Familia Año 1930 |
La
población del puerto vive en condiciones deplorables. Las calles
intransitables, la iluminación escasa, la carencia de toda obra que signifique
la conquista urbana acusan la inercia gubernativa, la población permanente del
barrio, dedicada al comercio pesquero cuenta con 2.000 habitantes que carecen
totalmente de servicios sanitarios, y la clase de viviendas, en su mayoría de
madera, no permite la instalación de una red completa de cañerías para el
servicio de agua y cloacas-.(La Prensa, 25/2/1935).
"Los grandes, en general, son muy desconfiados e
indiferentes por el ambiente obrero y de miseria en el que viven. En toda la
Argentina, me dijo el ingeniero director de las obras del Puerto (un ferviente
católico), existe una única sección oficial del partido Comunista reconocida
por el soviet de Rusia y está justo aquí en el Puerto de Mar del Plata. Por lo
tanto se puede entender el ambiente completamente corrupto que existe".
(Carta del Padre Dutto a Don Orione,MdP,25/5-1926).
El
Censo de Pescadores que viven en el Puerto, elaborado por el Departamento de
Obras Públicas de la Municipalidad de General Pueyrredón. En 1937, constata que
vivían en la zona 2.553 personas, de las cuales cerca del 10 % eran pescadores,
aunque si los sumamos a las esposas e hijos encontramos que la población
relacionada con la pesca la componía el 32 % del total (820 personas). Entre los
hombres encontramos una importante mayoría de italianos (88%),seguidos por los
españoles (8%)y sólo 9 argentinos. De ellos, más del 75% eran casados, siguiendo
en menor porcentaje los solteros y los viudos.
Padre Dutto (al centro) junto al papa Pablo VI y el Padre Zanatta - Foto extraida del blog loqueyorecibi.blogspot.com.ar |
La
imagen de desolación y abandono del área marcada por los periódicos de aquellos
años unida a la existencia de focos anarquistas y socialistas y la importante
cantidad de inmigrantes unida al problema de escolarización de sus hijos, eran
los elementos que preocupaban a dos instituciones, una benéfica y la otra religiosa
y que llevaron a la instalación de las mismas en la zona.
Así,
el padre Dutto, pionero en la zona, describía sus primeras impresiones sobre la
realidad encontrada:
“Es gente pobrísima llena de odio de clase, especialmente
contra los ricos que delante de sus ojos ganan millones mientras ellos no
tienen ni pan ni casa. En casillas de zinc viven numerosas familias en
promiscuidad y con un estilo de vida deplorable. Gracias a Dios, Don Montagna
pudo realizar un poco de bien; yo trataré de hacer lo imposible por imitarlo. Con
los adultos se puede hacer poco en cambio con los chicos se podrán obtener
buenas cosas”.
Las
Damas Vicentinas y en su preocupación por cambiar, por una lado, la imagen de
abandono y desolación que caracterizaba a la zona y por otro, controlar los
elementos anarquistas y socialistas que existían y que podían acrecentar
cualquier conflicto de tipo social. Este grupo de mujeres pertenecientes a la
elite porteña que veraneaban en la ciudad instalaron en el año 1919 una sede en
el Puerto. Si bien Elisa Alvear de Bosch fue presidente de la comisión a nivel
nacional entre los años 1934
a 1937, gravitó de manera decisiva en el grupo dedicado
a la ciudad de Mar del Plata.
La
Comisión de Damas Vicentinas influyó en una importante cantidad de cambios que
se fueron dando en la zona no solo en el espacio urbano sino también a nivel de
conductas sociales de los pobladores. Para ello, gestionaron el arribo de los
sacerdotes orionitas que colaborarían en la tarea misionera. La primera
iniciativa de las Damas Vicentinas fue la construcción de la parroquia La
SAGRADA FAMILIA y del colegio homónimo. Debido a ello, promovieron la llegada
de los sacerdotes orionitas a inicios de los años 20.En pocos años, la Iglesia
y el colegio estuvieron terminados.
El
propio Padre Dutto alma mater de los orionitas en el Puerto, confirmaba a
través de una carta dirigida a Don Orione, la rapidez de las obras:
“Vino la señora Elisa Alvear de Bosch desde París con
unos planos grandiosos del nuevo santuario del Salvador y del colegio. Dice que
se concluirá rápidamente todo lo que está en construcción y que se necesitan
más de 2 millones de pesos”.
El
accionar de las vicentinas combinaría las formas de beneficencia tradicional (reparto
de alimentos y guardapolvos para los niños) con el apoyo a este grupo de damas
formaba parte de las Conferencias de Señoras de San Vicente de Paúl que se
había constituido en 1889 con el apoyo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor
Aneiros. Formaban parte de ella: Elisa Alvear de Bosch, Elisa Bonorino Udaondo
de Sojo, Estanislada Anchorena de Paz, Rosa Sáenz Peña de Saavedra Lamas, etc.
En
su mayoría, las integrantes de la comisión formaban parte de otras sociedades
de beneficencia. En este caso las mismas damas estuvieron en la conformación
del Asilo Unzué que fue la primera iniciativa de este grupo de beneficencia en
la ciudad. Otra de las iniciativas llevadas a cabo por esta Comisión de Damas
fue la propuesta de una Delegación Municipal en el barrio. Evidentemente, sus
contactos e influencia a nivel político, llevaron a la creación de una
Delegación Municipal en el año 1936.
De
esta forma, el llamado -Far West- marplatense logró transformarse, poco a poco,
en una zona de crecimiento y de empuje. Este grupo de mujeres de la élite porteña
se unió a sectores altos de la sociedad marplatense de ese momento como también
a los políticos dirigentes que gobernaban a nivel nacional y provincial, tales
como José Luis Cantilo o Manuel Fresco.
Tal
es así que, su acción asistencialista se vio favorecida monetariamente con las
colaboraciones personales de estos personajes políticos o con subsidios
oficiales que procedían de la Cámara de Diputados de la Nación y del gobierno
provincial. Así, junto a las obras edilicias realizadas como la escuela y la
parroquia La Sagrada Familia y la escuela Profesional de Niñas, se suman el
impulso dado a la distribución de alimentos, útiles y ropa a los hijos de las
familias de los pescadores.
La familia Cacciutto durante la primera ceremonia del padre Luis Cacciutto. Año 1955. Imagen gentileza Ana Ccciutto. |
Padre Luis Cacciutto Celebrando su primer misa. Año 1955. Imagen gentileza Ana Ccciutto. |
Padre Luis Cacciutto Celebrando su primer misa. Año 1955. Imagen gentileza Ana Ccciutto. |
Relata el Padre Dutto este tipo de colaboración:
“El día de San José nos vino a visitar la señora de
Ocampo, vicepresidente para Mar del Plata, y se quedó contenta. Nos trajo unas
cien corbatas para el invierno y nos mandará los guardapolvos ..el día de
Pascua dimos, a todos los niños que tomaron la comunión, chocolates y leche con
galletitas. También distribuimos caramelos y fue un mundo de niños. Las niñas
eran 115 y los niños muchos más. El domingo se distribuyeron los premios por la
presencia al catecismo y a la misa. Teníamos casi 250 entre medias,corbatas de
lana, camisas y vestidos”.
Pero
este accionar en esta tierra de misión, no pudo realizarse sin la colaboración
de los sacerdotes orionitas. Así, en la Memoria de las Obras Vicentinas en Mar
del Plata, se recalca el papel desarrollado por los mismos: -gran parte de este
éxito se debe sin duda a la acción eficiente, tan modesta como inteligente y
perseverante, de los sacerdotes del Padre Orione, que la atienden.
Recibidos
con evidente recelo por los pobladores del puerto, han logrado con su bondad, desarmar
toda resistencia y puede asegurarse que hoy son los mayores amigos de los rudos
trabajadores del mar. El panorama que ofrecen las cartas del Padre Dutto sobre
sus primeros años en el Puerto no era muy halagador. Así lo describía en una de
sus primeras comunicaciones a la Obra religiosa:
“Este barrio está lleno de casillas de madera y de
zinc. Todos son pobrísimos y miserables. Además, más de una vez viene al
colegio algún chico sin camisa… están abandonados y son ignorantes en un modo
absoluto en lo que respecta a la religión. Sus padres son incrédulos e
inmorales, verdaderamente pequeños salvajes.”
A
la imagen de desolación y abandono gubernamental se sumaba la falta de medios
de las familias residentes y la poca instrucción de los habitantes de la zona. Será
a partir de esta primera radiografía que el Padre Dutto iniciará una serie de
actividades en forma individual o conjunta tendientes a cambiar la situación de
la barriada portuense. Una de las primeras acciones protagonizadas por los
Orionitas fue la construcción de la parroquia y del Colegio.
Allí
fue decisiva la colaboración económica de las Damas Vicentinas que permitió el
levantamiento de las obras edilicias pero que, sin el accionar de los
sacerdotes, hubiera quedado estrictamente en el plano material. En relación a
la actividad escolar, Dutto demostraba que el colegio crecía rápidamente año a
año y que incluso opacaba numéricamente a la escuela pública situada en el
barrio:
“En el Puerto hay también una escuela pública hasta
el cuarto grado, pero en pocos días nuestras pequeñas aulas se completaron y
debimos rechazar algunos pedidos de ingreso. Los alumnos son 54 en dos grados y
no podemos aceptar otros para este año. Para el próximo año, esperamos abrir
otros grados, si llegan otros misioneros desde Italia”.
Evidentemente,
la realización de la parroquia y el colegio fueron fundamentales ya que
constituyeron uno de los ejes dinamizadores de la sociedad portuaria, tanto por
su rol trascendente en lo que respecta a las cuestiones de culto como a la
actividad social que algunos de sus feligreses llevaron a cabo en el barrio. La
misma asumió un notable papel en la dinámica social portuaria entre los años 20
y 50,a tal punto que puede considerársela como una de las instituciones
impulsoras de los cambios sociales experimentados en la época y una clave para
la consolidación de las identidades culturales de la población portuaria.
Los
motivos que impulsaron a esta orden católica a instalarse en la zona, debemos
recordar que en aquella época el Puerto era considerado como una -tierra de
misión-,la impronta Dios, patria, hogar, articuló e impulsó un conjunto de
acciones destinadas a la concreción del orden social y la elevación moral de
quienes en definitiva constituían el grupo donde potencialmente podían tener mayor
arraigo las ideas -peligrosas- identificadas con el comunismo y el anarquismo.
Probablemente,
estas políticas perseguían al fantasma de los sucesos de la Semana Trágica que
ocupaban una posición central en los fundamentos de la creación de la escuela
parroquial. Pasados más de quince años de su fundación, el Semanario El Puerto
describía los fines y las actividades desarrolladas hasta esos años por la obra
orionita:
“El Colegio tiene por fin educar e instruir a los
niños en los sagrados amores de Dios, de la Patria y de la Familia, preparándolos
para ser miembros útiles a sí mismos y a la sociedad, según los principios del
recto vivir cristiano. Esta escuela ejerce la obra de la enseñanza entre los
niños pobres completamente gratuita proveyéndolos de lo necesario: esto es, útiles,
libros, guardapolvos y espectáculos cinematográficos, contribuyendo así en su
labor de asistencia y fomento de la educación infantil. Asimismo forma parte
del programa cultural y de enseñanza del prestigioso colegio religioso que en
forma tan señalada contribuye al mejoramiento educacional de la niñez de la
extensa y laboriosa barriada portuaria”.
En
consecuencia, los objetivos iniciales de los sacerdotes de Don Orione pudieron
concretarse y mantenerse en forma sostenida con el paso de los años. Pero no
solo el Padre Dutto se concentró en la educación elemental de estos niños sino
que también buscó reunirlos en la parroquia con distintas actividades
recreativas tales como la proyección de películas o la organización de una banda
musical, que se sumaban al catecismo semanal.
Esta
labor preventiva y reparadora se veía reflejada en una de las tantas cartas a
Don Orione en la que el sacerdote analizaba las actitudes de las familias de
estos niños que, en general, contaban con algún miembro anarquista o
socialista:
“Nos acercamos al final del año escolar y, en
general, nuestros alumnos van muy bien con el estudio. Todas las familias, aunque
tengan al padre anarquista o comunista, admiten que nosotros enseñamos más que
en las escuelas públicas y nos mandan con gusto a sus hijos”.
No
obstante estas percepciones, la importancia dada a prevenir algún foco
indeseable era acorde con la política de la época. Tal como lo ha afirmado Luis
Alberto Romero, la instalación de la Iglesia católica en barrios potenciales ha
permitido el accionar de algunas congregaciones religiosas que tenían el deber
misional de transformar zonas difíciles y peligrosas a través de una acción
enérgica y sistemática.
Asimismo,
el estrecho vínculo con distintos sectores de poder y con las Damas Vicentinas
nos demuestra que en las décadas de 1920 y 1930 principalmente, el Gobierno, las
organizaciones dedicadas a la beneficencia y la Iglesia eran una trilogía
aceitada que funcionaba casi perfectamente en muchas ciudades de nuestro país. La
relación de los curas orionitas y las Damas Vicentinas, a simple vista, podría
caracterizarse a la misma como un lazo estrictamente económico que permitía, a
través de las importantes donaciones otorgadas por este grupo de damas, obtener
las herramientas necesarias para la tarea educativa y evangelizadora de la
congregación.
Esta
idea la podemos corroborar en uno de los testimonios del Padre Dutto:
“Viajé a
Buenos Aires y he comprado, de acuerdo con la Comisión de las Damas Vicentinas
que pagan todo, una hermosa máquina para cine y proyecciones fijas y 36
instrumentos de música para instituir también aquí una pequeña banda que será
dirigida por un joven maestro de origen toscano que está en Mar del Plata y que
ya conoce el colegio”.
Es
decir, si bien los sacerdotes orionitas dependían de los fondos y recursos
otorgados por las Damas Vicentinas, ello no significaba que llevaran adelante
otro tipo de iniciativas en forma independiente. Con ello nos referimos a la
creación de parroquias en distintos barrios de la ciudad: San José en el barrio
homónimo y San Antonio en el barrio Las Avenidas, y a la participación de los
curas en la formación de asociaciones barriales que se fueron dando entre los
años 20, 30 e incluso entrados los 40.
Pero
este vínculo se fue desgastando con el paso de los años. Al parecer, las
diferencias entre la congregación y las vicentinas se fueron profundizando
debido a los conflictos internos dentro de la asociación benéfica como también
al papel que les otorgaban a los sacerdotes dentro de este vínculo El propio
Padre Dutto lo remarcaba en una de sus cartas a Don Orione:
“Creo que nuestra situación frente a las Damas
Vicentinas debe cambiar, en el sentido que debemos tener relaciones más
oficiales y menos sociales o familiares. Delante de las Vicentinas nosotros
somos y no somos. Somos porque trabajamos con ellas, no somos porque no tenemos
ningún contrato firmado y estamos a merced de los caprichos o de las simpatías
y antipatías de las Vicentinas, en especial de la señora de Anchorena, que a mi
entender, nos trata con demasiada libertad u osadía decir, con impertinencia. Es
tiempo, y es urgente, que tomemos una posición definitiva y decidida delante de
las Vicentinas. Que sepan cuales son nuestros deberes pero también nuestros
derechos y sepan las Vicentinas que no están tratando con individuos sino con
una Congregación digna de respeto y de todo resguardo. No quiero que se asuste
creyendo que exista algún hecho grave, no pero hay un montón de cosas, un modo
de proceder que no es decoroso ni para nosotros ni para la Congregación”.
Esta
diferenciación entre somos y no somos, nos permite observar el desacuerdo que
manifestaba el Padre Dutto en su relación con las vicentinas. Plantea una
cuestión central: los curas tienen que perder su entidad propia ya que deben
favores al grupo en cuestión o, en cambio ,pueden definir y trabajar
independientemente de la política benéfica llevada adelante por las mismas. Más
allá de los caprichos que menciona el sacerdote, el lugar que ocupaba este
grupo de damas era importante no sólo por sus vínculos directos con el poder
político y económico sino también con la jerarquía eclesiástica.
Por
lo tanto, la pérdida de esta relación no sería conveniente para el accionar
presente y futuro de la congregación orionita. Lamentablemente no contamos con
información detallada sobre este vínculo en años posteriores pero es probable
que, con el advenimiento del peronismo y los cambios generados en las políticas
sociales, dicha vinculación haya ido perdiendo peso aunque no creemos que la
misma se haya disuelto. Por último, es importante destacar el conjunto de
asociaciones que confluían en la Parroquia La Sagrada Familia.
Las
mismas congregaban a personas de diferente origen social y de distinta
nacionalidad, aunque era remarcable la asistencia de familiares de pescadores y
de pescadores jóvenes en las mismas. Entre las agrupaciones se destacaban: el
Centro de Hombres de Acción Católica y el Círculo de Mujeres de Acción
Católica, los cuerpos juveniles: Centro de Jóvenes de Acción Católica; Centro
de Señoritas de Acción Católica; Aspirantes; aspirantas y niñas de Acción
Católica; los grupos de devotos: Cofradía de Nuestra Señora de Luján;
Apostolado de la Oración Sección Hombres y Mujeres; Hijas de María y
representantes de las colectividades de Ischia y de Santa María della Scala.
Estas dos últimas organizaciones asumirán un rol preeminente en las actividades gremiales de los pescadores y, paralelamente, congregarán los grupos mayoritarios en las manifestaciones religiosas populares. Para ejemplificar la relación entre los orionitas y los inmigrantes, nos concentraremos en el nacimiento de la Fiesta de los Pescadores. La misma tiene sus orígenes en la década de 1920, momento en que el Padre Dutto convocó a un grupo de pescadores italianos para organizar una festividad que reuniera a todos los pescadores sin distinciones regionales.
La concreción de esta fiesta tuvo un tinte homogeneizador que buscó, por un lado, la confraternidad entre los inmigrantes italianos y por el otro, aplacar las diferencias regionales o entre -paesani- con un festejo que equiparara a todos. La celebración de San Salvador (patrono de los pescadores) fue creada en aquellos años. No existía entre de los pescadores italianos llegados a la ciudad un santo patrono que los reuniera.
Desde su pueblo de origen, cada uno de ellos había portado la devoción a un santo determinado que, ante las situaciones adversas en el trabajo cotidiano como un temporal en el mar, era a quien dirigían sus plegarias. Por lo tanto, la congregación de los pescadores ante San Salvador fue una situación -inventada- que generó una mezcla de tradiciones tanto nuevas como recreadas. Es decir, la fiesta en sí buscó enfatizar lo novedoso pero no podemos olvidar que los protagonistas, los pescadores, marcaron con su bagaje cultural muchos aspectos de la misma.
Estas dos últimas organizaciones asumirán un rol preeminente en las actividades gremiales de los pescadores y, paralelamente, congregarán los grupos mayoritarios en las manifestaciones religiosas populares. Para ejemplificar la relación entre los orionitas y los inmigrantes, nos concentraremos en el nacimiento de la Fiesta de los Pescadores. La misma tiene sus orígenes en la década de 1920, momento en que el Padre Dutto convocó a un grupo de pescadores italianos para organizar una festividad que reuniera a todos los pescadores sin distinciones regionales.
En la Fiesta de los Pescadores la comunidad italiana parte desde la Sagrada Familia hasta el Monumento al Pescador que se encuentra en el barrio del Puerto. |
Comunidad italiana en el barrio puerto |
La concreción de esta fiesta tuvo un tinte homogeneizador que buscó, por un lado, la confraternidad entre los inmigrantes italianos y por el otro, aplacar las diferencias regionales o entre -paesani- con un festejo que equiparara a todos. La celebración de San Salvador (patrono de los pescadores) fue creada en aquellos años. No existía entre de los pescadores italianos llegados a la ciudad un santo patrono que los reuniera.
Desde su pueblo de origen, cada uno de ellos había portado la devoción a un santo determinado que, ante las situaciones adversas en el trabajo cotidiano como un temporal en el mar, era a quien dirigían sus plegarias. Por lo tanto, la congregación de los pescadores ante San Salvador fue una situación -inventada- que generó una mezcla de tradiciones tanto nuevas como recreadas. Es decir, la fiesta en sí buscó enfatizar lo novedoso pero no podemos olvidar que los protagonistas, los pescadores, marcaron con su bagaje cultural muchos aspectos de la misma.
SEGUNDA PARTE
LA COMUNIDAD ITALIANA DEL BARRIO PUERTO
Procesión frente a la Sagrada Familia - Decada del 30 |
El
culto a los santos estuvo ampliamente difundido en los pueblos del Mediterráneo
desde principios del cristianismo, lo cual causó no pocos enfrentamientos con
la Iglesia debido a que se consideraban prácticas que rayaban con el paganismo.
Sin embargo, tras el Concilio de Trento estas prácticas fueron finalmente
aceptadas lo cual generó la multiplicación de advocaciones en distintos puntos
de Europa.
Según
Mateo (2005), la religión es una expresión compleja de las necesidades, temores
y deseos de las personas y cuanto más aislado es el grupo y más diversa su
actividad, más particular suele ser esta expresión. Tal es el caso de los
pescadores cuya actividad depende de condiciones climáticas, de disponibilidad
del recurso pesquero, de “suerte” y de “desgracia” lo cual implica la presencia
de un componente místico vinculado a la actividad productiva.
El componente religioso se evidencia en la
comunidad de italianos del barrio Puerto de Mar del Plata en los nombres que
llevan las embarcaciones que utilizan para pescar (las “lanchas amarillas” que,
por su color característico constituyen un ícono de la ciudad), la gran
cantidad de asociaciones religiosas y de colectividades que organizan los
festejos, y una intensa actividad litúrgica dada por el calendario de festejos
que se extiende a lo largo de todo el año.
Un
factor que ayudó a la reproducción y conservación de estas costumbres fue la
presencia de sacerdotes de la Obra Don Orione quienes consideraban el “Pueblo
de Pescadores” como tierra de misión (esto se debe a que las condiciones de
habitabilidad eran inadecuadas, los inmigrantes sufrían carencias y se
encontraban aislados del resto de la ciudad.).
Estos sacerdotes pioneros
fundaron la actual Parroquia La Sagrada Familia, y el colegio aledaño. Incluso
las “Damas Vicentinas”, pertenecientes a la Sociedad de Beneficencia de San
Vicente de Paul, instalaron una comisión auxiliar en el barrio para ayudar a
los pescadores y sus familias fundando un colegio, un hogar para enfermos
crónicos y viviendas para los pescadores, que aún persisten.
Sagrada Familia. Decada del 40 |
Uno
de los sacerdotes que mayor incidencia tuvo en la vida religiosa de los
inmigrantes italianos del barrio Puerto de Mar del Plata fue el Padre José
Dutto, quien en el año 1928 logró aunar la religiosidad popular con el culto
oficial colocando la figura de San Salvador (o Sagrado Corazón de Jesús) por
encima de la diversidad de santos patronos y constituyéndolo “Patrono de los
Pescadores” (Mateo, 2005). Este es el origen de la actual “Fiesta Nacional de
los Pescadores”, uno de los eventos programados más tradicionales de la ciudad
en temporada estival.
Si
bien en un principio, los festejos fueron organizados por unos pocos “paesani”,
con el tiempo se fueron incorporando más inmigrantes y se conformaron las
comisiones organizadoras de los festejos siendo la más antigua la de San Jorge,
patrono de Testaccio de Ischia (Nápoles), en el año 1936. Posteriormente, en el
año 1940, se conformó la comisión de festejos en honor a la Madonna della Scala
patrona de Acireale, en Sicilia. Paulatinamente se fueron organizando el resto
de las fiestas hasta conformar un calendario de dieciséis eventos religiosos
distribuidas a lo largo del año.
Los
espacios en donde transcurren los festejos son la Parroquia La Sagrada Familia
lugar en donde se ofician las misas y donde se conservan las imágenes de los
santos en un recinto especial, y la banquina de pescadores donde convergen
todas las procesiones, pasando por la calle 12 de Octubre que es la arteria
principal del barrio Puerto.
Desde
esta perspectiva, se indaga en el estudio la comunidad de italianos y
descendientes de esa nacionalidad que habitan en el barrio Puerto, puntualmente
a aquellos actores locales participantes de asociaciones regionales italianas
(específicamente de las regiones Campania y Sicilia, por ser las más
representativas de la italianidad en el barrio), comisiones organizadoras de
festejos (los cuales se encargan de organizar año a año los festejos en honor a
los santos patronos) y a la Asociación Italiana del Puerto “Casa D’Italia”
(pionera entre las asociaciones italianas de la ciudad), obteniéndose un
diagnóstico acerca de sus visiones con respecto al patrimonio intangible, las
instituciones y redes de relaciones que se establecen entre ellas y el turismo,
entre otros aspectos; lo cual constituye un punto de partida para encarar
políticas y proyectos de puesta en valor de este particular barrio de la
ciudad, tomando en consideración a la comunidad que con él se identifica
Vision sobre las fiestas
Las
fiestas son descriptas como momentos emotivos que se aguardan con ansias y
representan el momento más significativo del año para la comunidad,
percibiéndose como un orgullo y representando la unión de sus integrantes al
mismo tiempo que un vínculo con sus antepasados y con la tierra de origen,
permitiendo de esta manera reproducir su identidad. Además, estos festejos cobran una mayor
relevancia para los pescadores y sus familias, quienes manifiestan una profunda
fe en su santo protector, relacionada con el hecho de habitar la tierra y el
mar y manifestándose en los rituales establecidos para conjurar los peligros de
su labor.
En este sentido, la religión expresa en forma compleja los temores, necesidades y deseo humanos y cuanto más aislado es dicho grupo más particular suele ser esa expresión (Mateo, 2005), tal es el caso de los italianos del barrio Puerto de Mar del Plata dedicados en su mayoría a la actividad pesquera. La siguiente frase resume el significado que las fiestas tienen en la vida de los miembros de la colectividad. Al consultarse el tiempo de participación en la comisión de festejos, uno de los entrevistados respondió: ¿Yo? Desde la panza de mi mamá, tengo 51 años...siempre... igual el pibe mio...ehh, y bueno, mientras que yo viva, Santa Ana y San Antonino van a salir (en procesión), aunque sea una vuelta manzana, van a salir. (Entrevista a integrante de comisión organizadora de festejos)Cobra relevancia también la percepción por parte de los entrevistados de la situación económica adversa como factor condicionante de la organización de las fiestas a cargo de las comisiones; mencionándose como agravante el hecho de que no poseen apoyo del sector privado ni de la región italiana correspondiente, lo que se expresa en frases como [...] porque todo se maneja con mucho amor, con mucho corazón, pero también se maneja con dinero, y el dinero cuesta juntarlo, hay que estirarlo, te tiene que alcanzar para todo. (Entrevista a integrante de comisión organizadora de festejos).
Además,
se sostiene que aquellos santos patronos pertenecientes a los pueblos italianos
con mayor cantidad de inmigrantes en el Puerto de la ciudad son los que han
logrado mantenerse en el tiempo. Tal es el caso de San Jorge y de Santa María
de La Scala, patronos de las comunidades italianas más numerosas en el Puerto:
Testaceses y Scalottos respectivamente.
En
cambio, aquellos santos cuyos festejos son organizados por unas pocas familias
de inmigrantes son los que actualmente sufren mayores dificultades para seguir
sosteniéndose, tal es el caso de las comisiones de los Santos Cosme y Damián o
San Pantaleón; o directamente han desaparecido, como ocurrió con San Bartolomé
o San Constanzo. Con
el correr del tiempo se comenzaron a armar grupos dentro de la comunidad, a
los que denominaron “colectividades” según la zona de procedencia de cada
santo, lo cual generó una atomización mayor de esta comunidad ya de por si
aislada del resto de la ciudad y la consiguiente competencia para ver “quién
hacía la fiesta más importante”
Sin
embargo, el trabajo conjunto volvió cuando todas las comisiones se unieron a
mediados de la década de 1980 en una sola con el fin de juntar fondos para la
Parroquia La Sagrada Familia con lo cual resurgió el espíritu de unión y ayuda
mutua para lograr objetivos compartidos. La
mayoría de los entrevistados considera que la conformación de un calendario
turístico que incluya los festejos de los santos patronos dentro de la oferta
de turismo cultural – religioso de la ciudad sería muy positivo para la
promoción tanto de los festejos como del propio barrio y de la identidad
italiana que lo caracteriza. Además,
se considera necesario acompañar esta promoción con una oferta complementaria de
eventos tales como espectáculos musicales, ferias y mercados típicos así como
también la promoción de la gastronomía local a base de pescados y mariscos para
armar así un producto turístico completo.
Características de las comisiones
organizadoras
Las
comisiones organizadoras de los festejos religiosos del barrio Puerto de Mar
del Plata se caracterizan por ser organizaciones comunitarias informales, que
se formaron entre las décadas de 1930 y 1970, aunque la mayor proporción se
constituyó en la década de 1950 con la llegada de la gran ola inmigratoria de
posguerra.
En
este sentido, se constata que aquellas comisiones que no se han encargado de
incorporar jóvenes y de educarlos en las tradiciones y en el respeto al Santo
Patrono han ido desapareciendo a medida que los primeros integrantes iban
falleciendo, de modo tal que actualmente muchas fiestas que en el pasado fueron
importantes han pasado al olvido.
Entre los inmigrantes de la
posguerra, el unirse proporcionaba identidad y además generaba lazos sociales
que colaboraban en la instalación de un nuevo país. Ir a una misa a la que iban
los paisanos o juntarse en un bar ocasional podía ser el desencadenante de una
nueva oportunidad de trabajo. Celeste, quien formó una pequeña empresa de
construcción fue reclutando a sus obreros de esta manera, y así lo recuerda:
“el sábado a la
tarde que trabajaba en la empresa y el domingo tenia seis, siete, ocho paesani…
recien llegados de Italia… la mayoría eran todos marchigianos entonces yo conocía
a uno, el otro conocía al otro y así… Portone, falleció, muchos han fallecido …
Domingo Pairdini … porque nosotros andavamo al bar Las Palmas en Tucumán y
Alvarado habia un bar que se llamaba Las Palmas y ahí todos los inmigrantes nos
encontrábamos en ese bar … y ahí hacíamos relación, decía vos ¿querés trabajar
el domingo?... si yo si … el otro si … pagándoles eh? … y así fue el sistema…
cada uno nos conectábamos, por ejemplo uno estaba sin trabajo “Anda a ver al (…)
que él tiene… era así uno ya se estaba conectando…”
(Entrevista a Celeste Grassi
realizada por Bettina Favero para el libro “Voces y memoria de la inmigración:
Mar del Plata en el siglo XX”)
De igual forma, el
reclutamiento laboral tambien se daba a partir de la pertenencia a un mismo
pueblo o región. Gioacchino, que al llegar se desempeño como pescador en la
lancha de uno de sus parientes, nos relata con naturalidad este mecanismo:
“Nosotros… te
podes reir porque es cierto. Nosotros eramos una lancha de 10 personas, 8 del
pueblo mío y 2 argentinos, hijos de scallotos, que eramos parientes igual. Y
los argentinos hablaban entre ellos y querían decirnos alguna cosa que no
entendemos entonces tuvieron que hablar como nosotros. Hablabamos en dialecto
scalotto y porque nosotros no los entendiamos a ellos y no le haciamos caso a
lo que decían, entonces ellos fueron obligados a hablar como nosotros… Ëramos
todos parientes. Y vivíamos en la misma zona…”
(entrevista a
Gioacchino Pennisi, (1930, Santa Maria Della Scala), empresario pesquero que
llegó a Mar del Plata en el año 1948 – 12/4/2004)
Además,
cabe considerar que el hecho de que algunos subgrupos de inmigrantes y
descendientes, también llamados colectividades (sicilianos trizzotos,
sicilianos scalottos, ischitanos, testacceses, sorrentinos, capreses, etc.),
sean más numerosos que otros influye en la organización y en la colaboración
que reciben; correspondiéndose las fiestas más importantes (San Jorge y Santa
María de La Scala), con los grupos más numerosos (Testacceses y Scalottos,
respectivamente)
Un
caso particular es el de la “Fiesta Nacional de los Pescadores”, organizada por
la Sociedad de Patrones Pescadores, organización formalmente constituida,
perteneciente al sector privado. En este caso, las decisiones están
centralizadas en el presidente de la sociedad, el cual es el responsable de
esta fiesta con trascendencia local y nacional.
Foto obtenida por mi padre, Francisco Ungaro en la Fiesta de los Pescadores en el Puerto de Mar del Plata el 12 de Febrero de 1939″. José Francisco Ungaro. |
En
el Puerto de Mar del Plata existen tres instituciones formalmente constituidas
que se encargan de defender los intereses de los ciudadanos italianos en el
extranjero así como también promover la cultura y las tradiciones italianas. Se
trata de la Asociación Italiana del Puerto “Casa d’ Italia”, la “Asociación
Regional Campana” y la “Unión Regional Siciliana de Argentina” (URSA).
Hace
mas de 50 años, un grupo de inmigrantes italianos se agruparon para estrechar
vínculos de amistad y camaradería y en la ciudad de Mar del Plata,
a los 3 dias del mes de Junio del año 1955 se reunen en el local de la calle
Gaboto al 3631 los señores Biagio Vottola, Giorgio Di Yorio di Luigi, Francesco
D Augerio, Giovanni Bouccanfuso, Vicenio Amalfitano y Giorgio Antonio Di Yorio,
con el objeto de cambiar opiniones para dejar constituida una Asociación de
Italianos en el Puerto de Mar del Plata. Los presentes coinciden en la opinión
que es necesario fundar una entidad y agrupar a todos los Italianos en la
misma. Se plasma como objeto de esta institución fomentar la amistad entre las
familias Italianas o la localidad, realizando periódicamente reuniones
sociales, culturales y deportivas.
La
Asociación Italiana del Puerto “Casa d’Italia” se formó en el año 1955 con el
objetivo de reunir a los inmigrantes italianos en un espacio de recreación
donde poder pasar el tiempo libre y realizar deportes en compañía de personas
de su mismo origen. Esta institución dio origen a muchas asociaciones
regionales italianas, tales como las anteriormente nombradas Asociación Campana
y URSA que desde el año 1986 se encargan de nuclear inmigrantes y descendientes
italianos con un mismo origen regional.
Procesión de Santa Maria della Scala saliendo de la Iglesia de la Sagrada Familia |
Procesión de Santa Maria della Scala |
Estas
instituciones cuentan con un directorio de veinticinco personas
aproximadamente, cuyos cargos se renuevan cada dos años, se realizan reuniones
periódicas cada mes y las decisiones se toman democráticamente abriendo cada
vez más espacio a la incorporación de jóvenes, además de realizar proyectos que
promueven la lengua y cultura italiana entre sus miembros, realizan ayuda
comunitaria a comedores y asilos de la ciudad con aportes del gobierno
italiano.
Puede
concluirse que la comunidad italiana del barrio Puerto de Mar del Plata se
encuentra orgullosa de sus orígenes, tradiciones y costumbres las cuales busca
mantener y transmitir a las nuevas generaciones. Es una comunidad que se
caracteriza con una fuerte nostalgia hacia el pasado y sus ancestros, a los
cuales recuerda con mucha estima buscando imitar sus valores y educando a sus
hijos en ellos. Los valores que la rigen
son fuertes vínculos familiares, el trabajo como base para el progreso, las
costumbres y tradiciones como una forma de mantener vivo el vínculo con los
antepasados, el respeto hacia los mayores y una fuerte fe en sus santos
patronos.
Aún
persiste un espíritu de unidad y colaboración, principalmente entre los
integrantes más jóvenes quienes buscan que los festejos se sigan realizando
para poder seguir viviendo las tradiciones de sus antepasados y consideran que
la puesta en valor turística es una forma adecuada para darlos a conocer y
evitar así el olvido con el transcurso de las generaciones.
La
comunidad de italianos del barrio Puerto de Mar del Plata es consciente de la
riqueza y singularidad de su patrimonio cultural y de la necesidad de realizar
acciones para que sus tradiciones no se pierdan con el transcurso de las
generaciones. No sólo existe un conjunto de elementos de enorme riqueza
patrimonial que conforman el patrimonio cultural inmaterial de los italianos y
descendientes de esa nacionalidad que habitan en el barrio Puerto de la ciudad
de Mar del Plata -dado en este caso por las fiestas religiosas- sino que
también existe una comunidad con él identificada y que se encuentra orgullosa
de sus tradiciones, las conoce muy bien, las trata de conservar y se encuentra
dispuesta a realizar acciones para evitar que su patrimonio pase al olvido
Fuentes:
Bettina
A. Favero- Inmigración, Iglesia y beneficencia -tópicos para la conformación de
una identidad en el barrio del Puerto de Mar del Plata.
Patrimonio Arquitectonico Marplatense de Oscar Casemayor.
Patrimonio Arquitectonico Marplatense de Oscar Casemayor.
Publicación
basada en el trabajo de investigación denominado: "Cultura y Capital social en comunidades locales – El caso de la comunidad italiana del barrio Puerto de
Mar del Plata” por Mariangel Cacciutto - Bernarda Barbini – Grupo de
Investigación “Turismo y Sociedad”, Centro de Investigaciones Económicas y
Sociales. Universidad Nacional de Mar del Plata.
Asociaciones Catolicas Italianas en Argentina - http://www.oocities.org/associaz/asociaci.htm
“Voces y memoria de la inmigración: Mar del Plata en el
siglo XX” - escrito por Bettina Favero
http://mariadelascala.com.ar/la-historia/https://www.facebook.com/mariadella.scalamdp
buenisimo , me encanto
ResponderEliminarMi padre hoy con 93 años cursó estudios primarios desde infantil hasta sexto grado. Desde 1932 a 1938 inclusive.
ResponderEliminarMi padre A.F.Barañano junto a Aldo Perrera trabajo (sin ser italiano en tareas y reuniones para consolidar La Casa Di Italia
ResponderEliminarMi padre Ángel Barañano sin ser italiano trabajo con Aldo Perrera en tareas de gestión legales durante muchos años.
ResponderEliminarExcelente..Cuantos Recuerdos e historias Vividas..Saludos de Mallorca Ricardo Sacco.
ResponderEliminarTuve el gusto de ser boy scout de la Sagrada Familia de 1956 a 1981 casi 25 años !!!! donde pase momentos inolvidables junto a mis compañeros y sacerdotes !!! logre a travez de los años ser Maestro Scout por la Usca y Capitan por el Made !!! por eso pongo en conocimiento de este lo sucedido !!!! abrazos !!!
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