Capilla de Doña Gabina en Punta Loberia Chica (actual Cabo Corrientes) - Foto extraida de Fotos de Familia del Diario La Capital |
Cerca del monumental edificio en construcción que se mantuvo en pie hasta
hace poco cayó bajo la piqueta demoledora, conocida por el “Hotel Saint James”,
cuya esbelta silueta erguía en la falda oriental de la loma de Cabo Corrientes,
frente a la playa de los ingleses, en su vecindad con el mar, se hallaba una humildísima
choza de piedra sin ligar, de mezcla, que
por su ubicación en ese paraje solitario, visitado por gaviotas y albatros, mas
bien parecía destinada a vivienda o refugio de pescadores. El mar con su eterno
vaivén azotaba a pocos pasos las rocas del Cabo al que tanto temen los marinos
en las borrascas. Dentro de aquella pobre choza había una minúscula capilla, o
altar mas bien chico, coronado por una imagen tallada en madera la que siempre,
constantemente, aparecía rodeada de flores, de hermosas flores.
Extraida de la revista Caras y Caretas |
El oratorio lucía un riquísimo manto de ñandutí y unos cirios labrados que emergían de los candelabros de plata sellada que iluminaban el breve recinto, dando una expresión mortecina a los lindos rostros de las devotas que solían concurrir. Cada una de ellas, con una unción extraordinaria, se prosternada ante la santa dilecta y, en fervorosa oración permanecía largo rato… Al salir del pequeño templo la ocupante de aquella casa misteriosa en la que reinaba siempre un impresionante silencio, la que recibía deferentemente. Pero lo que mas llamaba la atención de los que pasaban por el camino de la costa era que, permanentemente se veía en la puerta del rancho una fila de carruajes de lujo que denotaba la calidad de los visitantes. El secreto de esa popularidad residía -se supo después- en la virtud atribuida a la virgencita de la montaña para concertar consorcios matrimoniales y de ahí que su altar, se viera atestado de ofrendas, amuletos y ex-votos.
Doña Gabina |
Era por lo visto, una rival de San Antonio y cuyo prestigio crecía con sus frecuentes aciertos. En efecto, las personas que concurrían a ese solitario lugar para elevar sus preces, eran niñas de nuestra sociedad elegante que se hospedaban en el Hotel Bristol o en los pocos chalets de entonces. El poder de la virgen milagrosa llegaba a neutralizar los desvíos e inconsecuencias de los Romeos, fortaleciendo la pasión de ellos hasta llevarla al altar… Se contaban innumerables casos de reconciliaciones estimadas imposibles.
“Vista de Playa de los Ingleses a fines del siglo XIX, vemos el inconcluso Hotel Saint James”. Enviada por Enrique Mario Palacio. |
Con la muerte de la viejecita del hotelón terminó la peregrinación a aquel
sitio donde aún después de 30 años existen vestigios del curioso refugio de las
novias, hoy abuelas muchas de ellas. De noche, en esas noches de invierno es que
el temporal aullaba como una hiena a las puertas del humilde santuario, cuentan
que desde gran distancia los cirios encendidos del altar, que jamás se apagaban
titilando en el hueco ruinoso de su morada de la viejecita del hotelón, semejaban
a un velorio permanente…
En una foto Nº 3270, enviada a Fotos de Familia
del Diario La Capital por el Sr. Carlos Alberto de Adá, podemos ver una imagen
de la denominada por Julio Cesar Gascón la “Vieja del Hotelón”, que no es otra
que doña Gabina, otra postal similar, está como indico, en el libro de Roberto
T. Barili.
“…un rústico refugio de
piedra, hacia la punta Lobería Chica. En el se había instalado una vieja que
convirtiera su modesta guarida en un oratorio con un pequeño altar en el que
dos candelabros de plata iluminaban la imagen de una virgencita. Tenida por
concedente de gracias y por milagrosa fue motivo de devoción y peregrinación.
Elegantes carruajes solían detenerse ante su entrada y numerosos distinguidos
creyentes le rindieron culto con cristiano fervor.”
Así lo relata Roberto Del Valle en su libro Rufino Inda y su momento
histórico (2001). El Archivo Histórico Municipal guarda parte de los ajuares de Doña Gabina (o al
menos hasta hace poco, en la Sala Félix de Ayeza). Del Valle ubica el
comentario en el capítulo dedicado a la bella época. En cuanto a “Punta Lobería
Chica”, es el topónimo original de Cabo Corrientes.
“Playa Saint James – Luego Playa de Los Ingleses – Hoy Varese – Vemos el incipiente camino desde La Torre Belvedere (Torreón)”. Enviada por Jorge Redondo. |
En una foto postal similar, con un escrito a mano
que en la parte inferior de la misma que dice: “…con un mate en la mano le
espera a tomar con un amargo…” está publicada en la página 167 del libro Mar
del Plata Ciudad de América para la Humanidad, reseña Histórica, editada en
1964, cuyo autor fue Roberto Tomás Barili, quien explica debajo de esta postal:
“La Capilla de Doña Gabina era una humilde construcción que se levantaba cerca de Cabo Corrientes, en cuyo interior había un altar con una imagen tallada en madera y algunos candelabros de plata con cirios. Gran cantidad de personas desfilaba por este lugar orando ante la Virgen y depositando flores. La fila de carruajes se renovaba permanentemente pues se atribuía a esa imagen la virtud de crear y fortalecer los vínculos matrimoniales. Doña Gabina, que así se llamaba la encargada de esa “capilla” era una anciana poco comunicativa, que vestía como puede verse en la nota gráfica que se publica. Los cirios del altar nunca se apagaban, pudiendo ser observados durante la noche desde largas distancias.”
Luis Cingolani, en el blog Fotos de Familia del Diario La Capital y tataranieto de doña Gabina comenta lo siguiente:
"En los comentarios sobre mí tatarabuela Doña Gabina hay algunos errores y también aciertos; luego con mas tiempo ire haciendo una aclaración mas detallada. Ella era una mujer muy catolica y en una costruccion aledaña a su vivienda coloco un altar para rezar, con el tiempo fue una vecina, después otra y luego se juntaban varias mujeres de la zona a rezar … ese fue el origen de la Capilla. Recordemos que en esa epoca la única Capilla era Santa Cecilia y quedaba muy lejos de Cabo Corrientes… esa es la historia del comienzo de la Capilla De Doña Gabina o Grutas de las Velas. La Capilla estuvo hasta 1906. Aclaro también que doña Gabina no era curandera, mucho menos hechizera… Era una sra muy catolica y se volcó aun más a la religión después del fallecimiento de su hija menor unos días antes contraer matrimonio, cuyo ajuar conservo hasta su muerte."
Doña Gabina fallecería en el año 1905.
Fuentes:
Fuentes:
Notas extraidas de comentarios de
Virnia Echarren y el Lic. Angel J. Somma en Fotos de Familia del Diario la
Capital
Notas extraídas del libro: “Del
Arcón de mis Recuerdos” de Julio Cesar Gascón
Qué hermoso sumergirse en esta Mar del Plata del ayer! Gracias a marplatenses como Pablo Javier Junco "nunca se apagaran los cirios" que alumbran a la ciudad que alumbran a la ciudad que tanto amamos. ¡Gracias Pablo por tan entrañable recuerdo!
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