sábado, 24 de mayo de 2014

LAS PULPERIAS EL DESEO Y EL PIMENTON

¿De dónde viene la denominación de "pulpería? Algunos atribuyen el origen del nombre a que los pulperos (propietarios de estos establecimientos) eran verdaderos "pulpos", (el mismísimo diccionario de la Real Academia Española reconocer este origen). Para otros, viene de "pulquería" o lugar donde se toma pulque, que es una bebida (mexicana) parecida al aguardiente. Tiene su origen en las primeras épocas de la colonia (en marzo de 1600 el cabildo porteño impuso a un pulpero una multa de 8 pesos por haberle vendido vino a indios y negros). 

La pulpería - Ilustración extraida del sitio http://juninhistoria.blogspot.com.ar/

Hay dos corrientes explicativas: los "americanistas" que hacen derivar el nombre de la voz mejicana "pulque" o de la mapuche "pulcu" (en esta corriente estaba Don Juan Manuel de Rosas); los "hispanistas" que se apoyan en el latinismo "pulpa". En el primer caso, aunque no nos guste, es poco probable, dado que el contacto con el indio como para incorporar vocablos fue muy posterior al 1600, cuando definimos que ya se conocían las pulperías. 

En cuanto a la denominación española, "pulpear" era comer bien, por llamar pulpa a la carne (como no deseo problemas con los uruguayos, añado que en el Uruguay se usa esta expresión para el comer la carne sin hueso). Pero volviendo al vocablo mejicano, "pulpear" era tomar aguardiente de maíz, que se elaboraba por la fermentación de la pasta machacada del maíz, que llamaban "pulpa". Así que probablemente, de la conjunción de estas dos voces derive el término "pulpería

Jorge Bossio, que por los '70 publicara un magnífico libro que denominó "Historias de las Pulperías" abundante en documentación colonial, adhiere a la última teoría de que, entre muchas otras cosas, que ya veremos, se debe al "pulpear" de origen hispano-uruguayo. Porque también están los que sostienen que como las pulperías las regentearon los gallegos en un primer momento, allá por el 1600, las llamaron igual que los lugares que en sus tierras vendían pulpos curados

Se consideraban casas de abasto, porque tenían de todo para vender, como que fueron las antecesoras de esos establecimientos: los almacenes y despachos de bebidas. Bossio cuenta que:

"A veces en las paredes, acomodados sobre estantes, se observaban diversos objetos que estaban a la venta de los parroquianos. Botellas de aguardiente, cajones de tabaco, bolsas conteniendo legumbres, junto a tercios de yerba, fardos de cuero vacuno que luego serían vendidos subrepticiamente. No faltaban la mesa y los bancos cubiertos de rusticidad en los que a veces se sentaban los gauchos a jugar partidas de truco y a beber... otro criollo entonaba en una vieja guitarrita a la que llamaban changango".

La pulpería desempeñó diversas funciones sociales, como dijimos, ya fuera como proveeduría, bolsa de trabajo, taberna, casa de trato, fuente de noticias y hasta casino o lugar de juego, porque las de la campaña no era extraño que tuvieran a su lado una cancha de cuadreras y una cancha de bochas.




Las rejas: Esta era otra de las diferencias entre la pulpería ciudadana, que no tenía reja alguna, y la campestre, que tenía una del piso al techo, y que contaba con un mostrador de un mínimo de un metro de ancho para resguardar la seguridad del pulpero, que quedaba de esta forma bastante fuera del alcance de los cuchillos de los borrachos enardecidos. Por eso, siempre que veamos un cuadro de época donde aparezca una reja, muestra una pulpería de campaña. 

Los mostradores: En febrero de 1788 se le ocurrió al Gobernador Intendente de Buenos Aires, que los mostradores debían ubicarse en la puerta de las pulperías, para evitar que los parroquianos se estacionaran en el interior, dando lugar a todas las pendencias posibles. Los pulperos, que eran como 500 en aquel momento, armaron un gremio velozmente y pusieron a su frente a Juan de Almeyra, que se dedicó a impedir que la Ordenanza entrara alguna vez en vigencia. Y esto no sucedió ¡hasta 1812! y encima modificada, como para que permitiera entrar a algunos, pero no a todos los clientes. Estos nuevos mostradores tuvieron la ventaja de impedir que algunos inadaptados hicieran sus compras ¡de a caballo!, que además nunca faltaba el avivado que con toda la mercadería encima de su montado, ¡se iba sin pagar! 

Mostrador de una típica pulpería

Las pulperías de la zona

En el territorio bonaerense aún sobrevive una veintena de estos boliches que guardan leyendas de indios y gauchos matreros, de payadas y noches de caña. Entre ellos, la pulpería de San Antonio de Areco, donde Don Segundo Sombra se batió a duelo, y la de Navarro, que presenció el primer crimen de Juan Moreira. Un grupo de investigadores recorrió la Provincia para recobrar la historia y dar testimonio fotográfico de esos retazos del siglo XIX que resisten a la modernidad.

La Esquina de Arguas esta ubicada en Coronel Vidal, en el siglo XIX la pulpería fue parada obligada para las carretas que se dirigían hacia Mar del Plata. La fundó en 1817 Juan Ramón Ezeyza, sobre tierras que su padre había recibido del virrey Santiago de Liniers, luego de combatir en 1815 en las luchas entre orientales y uruguayos. Podemos conocer mejor su historia en este mismo blog en La Esquina de Arguas

Las pulperías estaban emparentadas con las postas que existían para la época y con los servicios de mensajerías, habida cuenta que las mismas eran requeridas para el descanso de los caballos y que las mismas estaban separadas a una distancia que variaba entre 3 y 6 leguas, según diferentes autores. Las mensajerías se establecieron en 1849 y eran empresas privadas que conducían correspondencia mediante contrato con el Estado. También transportaban pasajeros, equipajes y bultos menores. Este tema lo podemos ver más desarrollado en La Posta y los carruajes de Balerdi

Recorrido de diligencias en el siglo XIX

En este aviso se puede notar que las diligencias o “galeras” que salían para Ballenera y pasaban por Mar del Plata tenían dos paradas muy conocidas: uno de esos puntos era “Laguna de los Padres” (cercano a la laguna del mismo nombre) y el otro estaba cercano a Batan y era conocido como “Los Ortiz” o “Los Ortices”.  Tambien se cubria el camino de Mar del Plata a Balcarce siendo muy conocido el mayoral llamado Tomás Chacón que realizaba ese recorrido. 


Valentina Zapirain, esposa de Pedro Urrutia. Al tiempo, ya viuda, queda al frente de la pulperia y posterior hotel ubicado en la manzana cuya una de sus esquinas es las actuales calles La Rioja y Av. Luro. Foto gentileza de Julio Ciruzzi.
Pedro Urrutia. circa 1878. Previa a su traslado a Mar del Plata. Foto gentileza de Julio Ciruzzi.

Las “Mensajerías del Pescado" por la misma época cubrían la carrera Laguna de los Padres a Balcarce. Pertenecía a la "vasca" Eugenia Laquidain y salía del hotel "Amistad" ubicado en la Av. Luro esquina La Rioja hoy propiedad de su connacional Valentina Zapirrain de Urrutia. En 1899 una carrera de mensajerías unía las localidades de Mar del Plata y Necochea, pasando por Miramar, Mar del Sur, La Ballenera, Las Toscas, Don Pascual, de Luro, "El Moro" de Guerrico y Quequén Grande: en 1908 Cortajerena vendió la galera a José García & Cía. comprando la "esquina Santa Rosa" a don Carlos Muguerza, llevando a Gaillour como dependiente. A tono con el progreso, José García cambió la galera por un ómnibus en los años 20, continuando la actividad hasta 1936. La galera de Cortajerena fue la última que transitó los caminos de la región marplatense.

Pulpería El Deseo o “La Caldera”

Mas adelante, las diligencias venían a Mar del Plata por la vieja Ruta 2 y tenían por destino final el Gran Hotel o la fonda de La Vascongada. Si el mayoral estaba muy cansado o los pasajeros tenían hambre paraban en la pulpería El Deseo. Esta pulpería estaba manejada por los pulperos inmigrantes Italianos de la provincia de Potenza, Blas Caldararo nacido en Fardela el 06-03-1863 y fallecido en Mar del Plata el 05-08-1924 y María Rosa Bianco nacida en Episcopía el 05-03-1865 y fallecida el 23-04-1914. Veamos como fue su historia:

Llegaron a la Argentina en el año 1889 con una hija llamada María “Mariquita” de un año de edad. Comenzaron trabajando como peones en estancias de la zona del partido de General Lavalle pero luego de algunos años con muchísimo esfuerzo lograron arrendar tierras para el cultivo de papa, maíz y la crianza de algunos animales. Posteriormente fueron llegando siete hijos más para completar la familia con tres varones y cinco mujeres: José Andrés, Alejandro Nicolás, Blas Cándido, Maria, Magdalena, Francisca Filomena Carmen, Juana y Silveria Justina


Viejo cartel con la leyendo La Caldera en las cercanias de la estancia con el mismo nombre - Foto de Roberto Santamaría

Llegaron a Cobo partido de General Pueyrredón (Cuartel Segundo) al filo del año 1900 habiendo adquirido un lote de 20 hectáreas donde inauguran la pulpería que llamaron “El Deseo” pero fue conocida como “La Caldera” por estar próxima a la estancia que aún lleva ese nombre. Con sus artesanales manos levantaron primeramente dos habitaciones y una cocina, todos ambientes de aproximadamente 36 m2 cada uno construidos con paredes de “chorizo” (paja y barro sobre una estructura de palos y alambre) con techos de zinc y cielorrasos de arpillera a la cal todo con una prolijidad extrema. La pulpería constaba de dos grandes ambientes, uno destinado al depósito de mercadería y el otro de atención al público. Ambos locales de maderas con techos de chapas.

El local destinado a la atención del público tenía a lo largo un mostrador de madera con rejas de hierro terminadas en puntas de flechas y una pequeña ventana para poder pasar la mercadería, el mostrador tenía un sector cubierto con chapas de zinc al que comúnmente se le llamaba “estaño” y era el lugar donde se servía la bebida. Había mercadería muy variada, comestibles, ropa, calzado, sogas (lazos, recados, aperos en general etc.). La paisanada solía entretenerse jugando al truco, a los dados y también a la taba,  este juego  generalmente se hacia por dinero y se sigue practicando en forma clandestina hasta nuestros días.

En esta foto se puede ver a Maria Bianco y a su esposo don Blas Caldararo con toda su familia, las mujeres Mariquita (la única que vino con sus padres de Italia) Magdalena, Francisca, Juanita, y Antonia y los barones José Andrés “Pepe” vestido de gaucho, Alejandro Nicolás y Blás Cándido al fondo puede verse a la derecha la pulpería llamada El Deseo pero conocida por los lugareños como “La Caldera” (por la proximidad con una estancia que lleva ese nombre), totalmente construída en madera con techo de chapas y a la izquierda dos habitaciones hechas de chorizo y techo de paja con cielorraso de bolsa a la cal, y fuera de foco estaba la cocina construída de la misma forma.

La mercadería a la venta era de lo mas variada, ropa, talabartería, alimentos, carnicería, etc. en esa época se utilizaban grandes cajoneras con tapas, para alojar en su interior el azúcar, la harina, los fideos que se vendían por el sistema de “todo suelto”. Estas mercaderías  llegaban a la pulpería en grandes bolsas por el ferrocarril y luego desde la estación hasta la pulpería en carros tirados por no menos de 4 caballos. En  los caminos de aquellas épocas había grandes y profundas huellas cuando los tiempos solían ser muy lluviosos.

Es en esta pulpería que un inmigrante aragonés llamado Mariano Santamaría conocería a la hija de los pulperos. Mariano Santamaría llegó el 23 de  diciembre del  año 1912 a bordo del vapor de bandera francesa “La Champagne” habiendo embarcado en el puerto de Burdeos, tenía en ese entonces 20 años.
 
Vapor de bandera francesa “La Champagne” en el que vino Mariano Santamaría - Foto extraida del sitio www.histarmar.com.ar

Nacido en el pueblo de Agüero (“Casa de Laín”)  en la Provincia de Huesca (España) era hijo de Susana Alastuey nativa de Santa Eulalia de Gállego y de Manuel,  tenia dos hermanos: Felisa y Pedro José. Se desempeñaba en la tarea de pastor pero de su propia hacienda.

Casa de Lain en la Provincia de Huesca (España) donde nació Mariano Santamaria - Foto enviada por Roberto Santamaria para Fotos Viejas Mar del Plata

Roberto Santamaría recuerda lo que le contaba su padre. Solía contar sobre su travesía a bordo del vapor, y una de las cosas que no olvida es que como no existían las cámaras frigoríficas en esa época en los barcos, llevaban la hacienda en pie y la faenaban a medida que necesitaban la carne para consumo, me decía que tenían un pequeño matadero muy bien organizado y el no se perdía de ver los momentos de la carneada.

Cómo tantos otros inmigrantes llegó a instancias de su madre para que pudiera escapar de la crisis que azotaba a su país en ese entonces. No estuvo alojado en el Hotel de los Inmigrantes en Buenos Aires por que conocía en Mar del Plata a otro aragonés de su mismo pueblo llamado Juan José Gastón que vivía en la calle Primero de Mayo 1472 donde se alojó temporalmente  hasta conseguir su primer trabajo: limpiar las cunetas de las calles del barrio Stella Maris que ya habían comenzando a poblar los turistas,; contaba que los llevaban por la mañana desde la estación de trenes en un carro y los regresaban a la entrada del sol. 

Cartel de Paraje Las Piedritas

Posteriormente consiguió trabajo a 90 km. de Mar del Plata, en un paraje llamado “Las Piedritas”, talando montes de “curro” durante el día y finalizada la tarea, caminaba 10 kilómetros hasta una escuela rural para que el maestro le enseñara a leer y escribir para  poder comunicarse con su familia de España sin depender de alguien que lo hiciera  y también  leyera las cartas que recibía de su madre que tampoco leía ni escribía y lo hacía ayudada por una sobrina. La casa de mi padre era lindera con la iglesia del pueblo y él solía oficiar de monaguillo por lo que tampoco el párroco se ocupaba de que por lo menos aprendieran a leer y escribir. 

Es su opinión que en aquella época y región se pensaba  que los hijos, a la vez que estaban criados deberían aprender las tareas rurales, es el caso de su padre como pastor y recuerda a una carta  de su abuela Susana (escrita por la sobrina a su pedido en el año 1944) que dice en uno de sus párrafos: (yo en ese entonces tenía 10 años)

”Tus hijas ya estarán mozas y me dirás si Roberto va a pastor…”

Conclusión, su padre aprendió a leer y escribir y tuvo una caligrafía similar a la de sus familiares (parecería que se hereda este rasgo) y sin faltas de ortografía ya que su pronunciación le ayudaba a no cometerlas. 

Luego de algunos años de trabajo duro logró reunir algún dinero para arrendar unas hectáreas de campo y sembrar papa por su cuenta con resultados diversos,  ya que comentaba que cosechas enteras se perdían en grandes pilas sin lograr venderlas. Me decía que en aquellos años de soltería había comprado un fonógrafo marca “Edelweiss Concert Exposición” y muchos discos de pasta, por lo que era el invitado principal en todas las fiestas de la zona. Allá iba Mariano en su sulky tirado por “El Lista”  llevando el fonógrafo y sus discos para amenizar el baile de la fiesta, hoy conservado por Roberto Santamaría y aún en funcionamiento.


Fonógrafo marca “Edelweiss Concert Exposición de Mariano Santamaría - Foto enviada por Roberto Santamaria para Fotos Viejas Mar del Plata

En el año 1915 conoció a Silveria Justina Caldararo  hija de los pulperos Blas Caldararo y María Rosa Bianco. Sus tíos le contaron una anécdota de la época en que su padre visitaba a su novia Silverio; lo hacía en un caballo pampa muy flaco que pasaba largas horas atado en el palenque de la pulpería del abuelo, una noche aprovechando un caballo muerto en la calle, cerca de la pulpería,  los amigos de papá tuvieron la idea de traerlo hasta el palenque y atándolo con alambres lo dejaron parado junto al palenque remedando al caballo del novio. La fotografía siguiente fue tomada el día del casamiento de Silveria y Mariano junto al Don Blás y sus hijos:

Foto de la boda de Silveria y Mariano- Foto de Roberto Santamaría

La caldera en la actualidad

Un fin de semana del mes de noviembre del 2014 me fuí a la casa de un amigo que vive en el medio de donde antes se encontraban las dos pulperías. Es decir a 500 mts de su casa, se encuentra La Caldera y a 200 mts. El Pimenton. Donde antes estaba la famosa pulpería La Caldera, ya solo queda el piso de ladrillos de canto tapados por el pasto de una casa de campo rural. En el lugar vive Don Juan. Y el nos muestra donde se encontraba aquella pulpería.
 
Ubicación de las locaciones donde se encontraban las pulperias El Pimentón y La Caldera.

Lugar de llegada en donde hay que doblar a la izquierda para llegar a las locaciones..jpg
Ese camino de tierra cruzando la via es el que tenemos que tomar para llegar a las locaciones.jpg
La actual casa de don Juan. Donde se encuentra el perrito estaría la ubicación
La locación donde se encontraba la antigua pupería
La locación donde se encontraba la antigua pupería
La locación donde se encontraba la antigua pupería. Mi amigo Nahuel y don Juan
Don Juan explicando algunos detalles de la antigua pulpería
Don Juan explicando algunos detalles de la antigua pulpería
Nahuel y Don Juan en la tranquera de acceso al sitio
El paraje en la actualidad
El paraje en la actualidad
El paraje en la actualidad

Pulpería El Progreso o “El Pimentón”

Silveria y Mariano tuvieron cuatro hijos, Rosa Susana, Emma Mariana, Silveria y Roberto, las tres mujeres nacieron durante la época de chacareros y Roberto cuando ya habían inaugurado la pulpería El Pimentón en terreno heredado por mi madre en el año 1932, en total 2 ½ hectáreas. A ese lugar llegaron Mariano y Silveria y sus tres hijas con una casilla rodante de aproximadamente 20 m2. tirada por dos caballos, construida con chapas de zinc y forrada íntegramente en madera de pino-tea que se usaba como dormitorio de la familia y posteriormente construyó una cocina de grandes dimensiones “de chorizo” o sea estructura de palos y alambre donde se colgaban los “chorizos” que se hacían de  paja brava sumergida en barro, luego se terminaba con revoque de barro y se pintaba a la cal, blanca con una guarda roja a manera de zócalo, el techo era de chapas de cinc marca “Guanaco”.

Copia del primer comprobante de impuesto “a las bebidas alcohólicas, naipes y tabacos” donde puede leerse “nuevo” y el año 1932 de la pulperia El Pimenton

El local destinado a la pulpería era totalmente de chapas de cinc con piso de cemento alisado en la parte ocupada por los parroquianos y piso de tierra alisada en el resto del local. En el frente de la pulpería tenía un letrero de fabricación casera que decía “El Progreso” pero en toda la zona era conocido como “El Pimentón” ya que un amigo de mi padre llamado Humberto Pagani llegó de visita en momentos en que Don Mariano estaba colocando los tarros de pimentón en la estantería y se le ocurrió bautizarlo con ese nombre que a lo largo de los años conservó. 

Factura de la pulperia El Progreso- Cedida por Roberto Santamaría

Las anécdotas de la pulpería El Pimentón surgen del recuerdo que su padre le transmitiera durante tantos años. Se lo puede ver a Don Mariano Santamaría vistiendo alpargatas, bombachas, faja negra, camisa y pañuelo negro, con boina de vasco, junto al Negro Jiménez un habitual concurrente, muy buen tomador de tinto,  posando en el frente de la pulpería donde se puede apreciar el patio que terminaba en el “palenque” donde se ataban los caballos. La clientela estaba compuesta por reseros, chacareros, empleados y dueños de las estancias vecinas y también los linyeras de los que había muchos en esos tiempos.

Don Mariano Santamaria y el negro Gimenez en El Pimenton- Foto de Roberto Santamaría
Con frecuencia se organizaban “Carreras Cuadreras” siendo un día de fiesta para toda la vecindad que se llegaba con sus caballos para concertar en el momento alguna carrera. A la carrera principal se la denominaba “depositada” por que era la que daba origen a la reunión, se pactaba con tiempo suficiente para que la vecindad se enterara  y se “depositaba” el dinero en juego en la pulpería, prueba de que quedaba en firme la contienda. 

 
Don Mariano Santamaría -el pulpero de El Pimentón-
Don Mariano Santamaría caminando por Av. Independencia y Rivadavia
Frente de la Pulpería El Pimentón, se puede ver parte de la puerta de entrada y las paredes de chapa, está mi padre Mariano con ropa de trabajo y sombrero de paja y el empleado de Vialidad Nacional José Manuel Rodríguez y yo sentado. Foto enviada por Roberto Santamaría a Fotos Viejas de Mar del Plata
Roberto Santamaría y su caballo El Jefe
Roberto Santamaría
El tio alejandro con su perro Corbata

Ese día desde la mañana la diversión consistía en jugar a las bochas y un poco más alejado, tras el monte, se tiraba la taba con el consentimiento de la autoridad  policíal  designado para cuidar el orden, el agente de estación Camét -Eleuterio Souto- que además se encargaba de ordenar el juego. Otro entretenimiento eran los partidos de truco juego muy popular en estos ambientes pulperos, se jugaba siempre con flor, y al cantarla generalmente la adornaban con un verso, por ejemplo:

En el tigre tropecé
Y hasta el Perú fui rodando
En Bolivia canté flor!
Y al truco estamos jugando!

O por ejemplo:

En la huella del querer
No hay animal que se pierda
La mujer nunca fue lerda
Y el gaucho siempre cantor
Para cantar esta “flor”
Hay que templar bien las cuerdas!

También solía ser muy frecuentada por linyeras que además de comprar los artículos que necesitaban dejaban dinero en depósito y establecían en la pulpería su dirección de correo. Generalmente no leían ni escribían por lo tanto en su momento se les leía las cartas recibidas y también se les redactaban las respuestas. El escritor Francisco  Llera en un poema que dedicara a esta histórica pulpería, dice así en una de sus partes:

“El tiempo no pasa en vano
Y año a año y día a día
La casa quedó vacía
Vendió el boliche Mariano…”

Y así fue que en el año 1964 ya con muchos años de trabajo de Silveria y Mariano, resolvieron vender la pulpería y venir a pasar sus últimos años a Mar del Plata donde compraron una casa en la calle 11 de Septiembre esquina Jara, precisamente en el barrio donde viviera transitoriamente en aquel año 1912 llegado de su pueblo natal.


Roberto junto a Panchito su amigo y compañero del colegio, el era familiar de los herreros (que hacían de todo, mecánica, carpintería, molinos, etc. como era en aquel entonces) tenían su taller cerquita de la estación de Cobo, ese Ford T lo tenía un estanciero fuera de uso, ellos le arreglaron un molino y el valor de la reparación era de $ 80.00, le preguntaron si vendía el Ford 27 y les dijo que si, que el precio era el monto de la reparación. Los herreros eran conocidos como "El Ñato y El Gordo" (de acuerdo a sus estampas) su apellido era Barrufini, eran clientes cotidianos de la pulpería y muy buenos tomadores de tinto.
Roberto Santamaria y su caballo "El Jefe" en el jardín de El Pimentón
Roberto Santamaria junto a su padre Mariano Santamaria y su madre Silveria Justina frente al almacen
 Mariano Santamaria y su esposa Silveria Justina festejando las bodas de oro
 
En esta casa, la madre de Roberto Santamaría dió a luz a sus cuatro hijos. Tambien permaneció  en la casa de la familia Gastón (1º de mayo Nº 1472) esperando la llegada de sus hijos asistida por la partera doña Cecilia Frutero quien luego de algunos días, cuando Cecilia le dió el alta, nuevamente regresó a Cobo para seguir con sus tareas habituales: la familia, la pulpería, la quinta, la crianza de aves y cerdos donde no había vacaciones ni feriados largos…y así pasaron los años hasta que Silveria falleció el día 01/07/1971 y Mariano el 26/07/1983.

Bodas de oro de los padres de Roberto Santamaría que fue en la capilla de Lourdes que està en la calle 11 de setiembre 5100. Foto enviada por gentileza de Patricia Sullivan
Roberto Santamaría en el cumpleaños de tia Anita en Las Chilcas Vivoratá

Y que pasó con la pulpería

Mariano Santamaría le vende la pulpería a un tal Domínguez que un tiempo después se la transfirió a un señor radicado en Mar del Plata que no la habitaba y que solamente concurría de tanto en tanto a visitarla. Aprovechando estos lapsos, llegaron un grupo de personas en un camión y se dispusieron a desarmar el local, como comenté anteriormente estaba construido con chapas de cinc y tirantes de pino-tea.

 
El tio Vicente Gervasio Anabitarte montando el caballo "El Jefe" - Año 1946


Llegando el medio día preparaban el asado y luego de comer continuaban con la tarea hasta llegar la noche, entonces cargaban todo lo desarmado en el camión y emprendían el viaje de retorno. Esta tarea la hicieron durante una semana aproximadamente y cual fue la sorpresa del dueño al hacer una de las visitas esporádicas, encontrar solo el piso de cemento de la pulpería, esto inspiró a Francisco “Pancho” Llera a escribir estas décimas que describe claramente lo acontecido:

Pulpería “El Pimentón”

Lejos allá en la frontera
del recuerdo y del olvido
sobre esos campos tendidos
se alzo un boliche a la vera
de una calle cualquiera
y fue lugar de reunión
para el pobre distracción
para el resero una etapa,
era un boliche de chapa
que se llamó “El Pimentón”.

Tal vez nacido en el treinta
O quizás un poco antes,
un español inmigrante
su residencia allí asienta
y casi sin darse cuenta
compitió con “La Armonía”
mirando como crecían
cuatro hijos argentinos,
fue cumpliendo su destino
Mariano Santamaría.

Tranquilo como agua e’pozo
atendía su almacén,
carnicería también,
de algunos crotos reposo,
muy preguntón, muy curioso
y por ser conversador
le rendía el mostrador
sobre todo en las cuadreras,
que corriera quien corriera
el siempre era ganador.

El tiempo no pasa en vano
y año a año y día a día
la casa quedó vacía
vendió el boliche Mariano,
que pasó de mano en mano
ya más cerrado que abierto
hoy me ha contado Roberto,
hijo del noble gallego,
aunque a creerlo me niego
seguramente que es cierto.

Como el dueño actual vivía
en Mar del Plata, ciudad,
en aquella soledad
los ladrones un buen día
cometieron la herejía
de derribar esos muros,
desarmaron sin apuro
y cargaron en camión
¡¡ la pucha con el ladrón!
se mando un lindo laburo.

Yo que conocí esa gente
que me honró con su amistad
ante tal temeridad
siento una pena impotente.
Es el dolor que se siente
cuando se ultraja una gloria,
de ese boliche la historia
guarda toda la región,
“El Progreso” o “Pimentón”
de tan noble trayectoria.


El Pimentón en la actualidad

En el año 2014 al ir hacia Cobo por el cumpleaños de un amigo en el campo Calohuel, yo sabia que estaba cerca del lugar donde antes estaban las viejas pulperias de Mar del Plata, La Caldera y El Pimenton. Entonces le pedí que me llevara para fotografiar el estado actual de esas locaciones. Luego de almorzar, tome mi cámara, mi auto, nos subimos y partimos hacia el sector.


No era mucha la distancia de su campo para llegar hasta La Caldera (para que se ubiquen viniendo de MDP por la Ruta 2 exactamente en el km. 383 (donde se encuentra el acceso de la estancia La Armonía) se dobla la izquierda donde hay una estación de trabajo de Ferrocarriles (en el lugar hay acopiados miles de durmientes extraidos por la renovación de las vias), y se sigue el camino de tierra por unos instantes.

Luego de conducir unos 2500 metros encontramos la locación donde estaba la Pulperia El Pimenton. En el lugar se encuentra un galpon con un cartel referente a Malvinas. Y 400 metros mas adelante, la locación donde se encontraba la pulpería La Caldera (denominada así por la cercanía con la estancia La Caldera que se encuentra mas adelante, en la curva siguiente. 

Solo pudimos ingresar a la segunda locación. Alli vive Don Juan, quien amablamente nos dejó ingresar y nos mostró donde se encontraba la misma, recordando que era de madera con piso de ladrillos de canto (que aun estaban). En cuanto a la pulpería El Pimentón, solo sacamos unas fotos de lejos, ya que no habia nadie para que nos dejara pasar.


Esta es la tranquera de acceso a la locación donde se encontraba la pulperia El Pimentón.jpg
Actual galpón que se encuentra donde antes estaba El Pimentón.jpg

Reportaje a Roberto Santamaría

A sabiendas de las historias que cuenta en su programa "La Pulperia de Roberto" fue que nos acercamos para rescatar la historia de estas dos pulperias que se encontraban en Estación Cobo. Una fue la pulperia llamada "El Deseo" de Blas Caldararo nacido en Fardela en 1863 y María Rosa Bianco nacida en Episcopía en 1865 (o "La Caldera" comunmente llamada así por los lugareños dada la cercania con la estancia del mismo nombre) que data del año 1900.

Roberto Santamaria y Pablo Junco en la biblioteca de Radio IberoamericaRoberto Santamaria - Foto de Alberto Moreno Yague para Fotos Viejas de Mar del Plata

Mientras que para el año 1932 se instala la segunda llamada El Progreso (o El Pimentón) de Mariano Santamaría y de Silveria Justina Caldararo distanciada de la primera por unos 800 mts. aproximadamente (sobre un terreno de 2 1/2 hectareas heredado por su madre) quienes llegan con una casilla tirada por caballos. A los dos años nace Roberto Santamaría formando parte de esta rica y tradicional historia de nuestra ciudad.
Roberto Santamaria en la biblioteca de Radio Iberoamerica - Foto de Alberto Moreno Yague para Fotos Viejas de Mar del Plata

En tono ameno y sencillo, mientras Roberto recuerda su historia amenizada con unos ricos mates y unas tortas fritas, nos vamos acercando a su entorno, a la nostalgia, a los gratos recuerdos que forman parte de su programa de radio, pero esta vez en la intimidad que nos da la biblioteca de Radio Iberoamerica. Allí Roberto descubre para nosotros, una historia muchas veces contada y de un alto contenido histórico, ya que luego de un siglo, estas pulperias forman parte de la historia de la ciudad.
Roberto Santamaria y Pablo Junco en el estudio de Radio Iberoamerica - Foto de Alberto Moreno Yague para Fotos Viejas de Mar del Plata

Son imnumerables la cantidad de historias que se sucedieron en la pulperia El Pimentón y que Roberto Santamaria relata en su programa, muchas veces acompañado de conocidos cantantes invitados a sus programas. Algunos personajes ya son parte de la tradición oral de Estación Cobo: algunos como para tener en cuenta son Gervasio Sequeira, Abel Urrutia, don Luciano Ortiz, Marcelino Cepeda y tantos otros que formaron parte de ese nucleo de la ciudad.

La primera actuación reflejada en fotografía es de fecha 6 de agosto de 1960 en una representación teatral organizada por la peña “INTI” que presidía en ese entonces Don Pedro Dousdebes siendo secretario Horacio Teijeiro y profesor de danzas Horacio Montanelli realizando un cuadro norteño vestidos de gauchos.
Con Juan Carlos Mareco-Año 1961. Primer Festival del Folclore de Balcarce
1966: Actuación en el V Festival del Disco en el Teatro Municipal de la Comedia junto a Jorge Cafrune
Grupo Los Chasquis año 1965 Sabados de Mar y Sierras canal 8
Incorporación de Patricia Milano al grupo Los Chasquis. Consejo Deliberante de la Municipalidad de General Pueyrredón el 27 de Mayo de 2011

No hay que olvidar que don Roberto Santamaría tambien fue integrante del grupo folckorico "Los Chasquis", grupo con el cual en el año 2010 ya han cumplido 50 años dedicados a la música, con aquel cuarteto tan conocido integrado por Juan Bautista Grittani, Raúl Rosario Milano, Hugo José Peralta y nuestro amigo Roberto Santamaría. La última actuación de “Los Chasquis” fue en el Consejo Deliberante de la Municipalidad de General Pueyrredón el 27 de Mayo de 2011, donde  hicieron un reconocimiento por la trayectoria del grupo.



Fuentes:
“Pulperías: toda la verdad” por Alejandro Maglione – Diario La Nación – 6/02/2009
Reportaje a Roberto Santamaría – locutor y conductor del programa “La pulpería de Roberto” que se transmite por FM 100.3 Iberoamerica los Lunes de 18:00 a 19:00 hs.
Sitio Oficial de Roberto Santamaria - La Pulperia de Roberto 
Entrevistador: Pablo Javier Junco
Fotografía: Alberto Moreno Yague
Edición del video: Ruben Ferreti

5 comentarios:

  1. Excelente, excelente, excelente... no tengo palabras para agregar a la excelencia de este trabajo!

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  2. Gracias Pablo por tantos recuerdos que no caerán en el olvido ya que lograstes incorporarlos a tu página. Un abrazo

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  3. Gracias por incorporar a tu página todos mis recuerdos para que no caigan en el olvido con el tiempo!!!!

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  4. Mi nombre es Daniel Ortega , sobrino nieto de Gervasio Sequeira. Un tipazo.
    No saben la emoción de leer esta nota y encontrar ahí su nombre. Roberto solía comunicarse con mi tío, que lamentablemente ya falleció.

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    1. Cuantos momentos junto al fogón de La Caldera compartí con Gervasio Sequeira y escuchar sus cuentos sobre los aparecidos y también sus invitaciones a trabajar con la hacienda ya que en aquellos tiempos no existían las mangas y todo se hacía a fuerza de lazo. Un abrazo

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