Alfonsina Storni,año 1925. Archivo Caras y Caretas.Archivo Genersl de la Nación. Imagen enviada por Ignacio Iriarte a Fotos de Familia del Diario La Capital |
Como no podia ser de otro modo elegimos hablar de la poetisa Alfonsina Storni por ser la escritora mas emparentada con nuestra ciudad y si bien no fue su lugar de residencia, en estas costas encontró su destino, forjando a su vez una leyenda que es parte del historial de nuestra ciudad. Este blog, en homenaje a esta luchadora mujer le rinde un homenaje contando su historia y recordandola como una hija de nuestras costas amadas...
Alfonsina Storni en la playa |
A finales del
siglo XIX el matrimonio formado por Alfonso Storni y
Paulina Martignoni, ambos de nacionalidad suiza, se unió a la ola de
inmigrantes europeos que por ese entonces emigraban a la Argentina en busca de
un futuro prometedor. Se instalaron en la ciudad de San Juan y allí nacieron
sus dos primeros hijos.
Sin embargo, en 1890 decidieron regresar a su país
natal y se asentaron en un pequeño pueblo llamado Sala Capriasca, ubicado en la
Suiza italiana. Allí nació Alfonsina, el 29
de mayo de 1892. Cuatro años después, la familia decidió viajar de nuevo a
San Juan donde residirá hasta 1900, año en que se trasladó a la ciudad de
Rosario en busca de nuevas oportunidades.
Alfonsina Storni en su juventud |
Alfonsina creció
en un ambiente de estrechez económica y por ello, cerca de los once años, tuvo
que abandonar sus estudios y ayudar a su madre que trabajaba como modista para
compensar la falta de recursos causada, en gran medida, por la inestabilidad
laboral y emocional de Alfonso Storni. En 1906, cuando muere su padre, Alfonsina
entra a trabajar como aprendiza en una fábrica de gorras.
En esta época
empieza a publicar sus primeros poemas en revistas locales pero muy pronto,
cuando le faltan pocos meses para cumplir los veinte años, abandona Rosario y
toma el tren rumbo a Buenos Aires: embarazada de un hombre casado y
veinticuatro años mayor que ella, está decidida a empezar de nuevo en la
capital argentina. Desde ese momento hasta su muerte, afrontará la vida como
madre soltera pasando por alto los prejuicios morales de una sociedad hipócrita
y estrecha.
Durante sus primeros años en Buenos Aires debe ajustar las exigencias domésticas y la crianza de su hijo a su incorporación al mundo literario; además trabaja, primero como cajera en una farmacia y en una tienda, y después como «corresponsal psicológico» en una empresa importadora de aceite de oliva.
En 1916 aparece su primer libro, La inquietud del rosal; asimismo, consigue sus primeras colaboraciones literarias en Fray Mocho, Caras y Caretas, El Hogar, Mundo Argentino, que la ayudan a llegar a fin de mes y la estimulan intelectualmente. También establece amistad con reconocidos intelectuales de pensamiento socialista, como Manuel Ugarte y José Ingenieros, y empieza a recitar sus poemas en bibliotecas de barrio.
En 1916 aparece su primer libro, La inquietud del rosal; asimismo, consigue sus primeras colaboraciones literarias en Fray Mocho, Caras y Caretas, El Hogar, Mundo Argentino, que la ayudan a llegar a fin de mes y la estimulan intelectualmente. También establece amistad con reconocidos intelectuales de pensamiento socialista, como Manuel Ugarte y José Ingenieros, y empieza a recitar sus poemas en bibliotecas de barrio.
Alfonsina Sorni caminando sola por la Rambla Bristol |
En 1919 se hace
cargo de una sección fija en la revista La Nota y más tarde en el
periódico La Nación, en las que escribe de las mujeres y del lugar que
merecen en la sociedad: «Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar
su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán» (en
«Cositas sueltas»). A menudo se refiere, no sin ironía, a la actitud de las
mujeres huecas; por ejemplo, en «Diario de una niña inútil» habla de las vidas
tediosas y superficiales de las caza-novios.
Asimismo, escribe sobre el derecho
al voto femenino —que las leyes argentinas no aprobarán hasta el año 1946— y
cuestiona las pesadas tradiciones que les impide a la mayoría de mujeres a
elegir un camino más allá del matrimonio. De hecho, en sus artículos adopta un
periodismo combativo y en más de una ocasión enfatiza que lo primero que se
tiene que hacer para cambiar la situación de las mujeres es romper con los
tópicos, los arquetipos, los lugares comunes que la sociedad patriarcal espera
de ellas y para ello las insta a demostrar que son seres pensantes.
Alfonsina Storni |
Estas ideas, en
la década de los años veinte, y en Hispanoamérica, resultaban realmente
innovadoras. De allí que las mujeres de su tiempo se dividieran ante su actitud
libre y desprejuiciada: unas la admiraban y otras la consideraban peligrosa. Es
posible que sus artículos lleguen a desencantar a sus lectoras del siglo XXI, pero no se puede prescindir de estos ya que muestran
sus convicciones feministas, muchas veces planteadas en formas heterodoxas,
humorísticas e irónicas: llega a afirmar que incluso aquellas mujeres que
justifican su rechazo al feminismo ya están siendo feministas.
Artículo de Caras y Caretas publicado en marzo de 1924. Se refiere al veraneo de Alfonsina Storni en Mar del Plata. Material enviado por Ignacio Iriarte a Fotos de Familia del Diario La Capital |
A lo largo de
estos años, Alfonsina trabaja intensamente: publica poesía, dicta conferencias
y se desempeña como profesora en escuelas públicas, primero en el colegio
Marcos Paz y la Escuela de Niños Débiles del parque Chacabuco y, más adelante,
en el Instituto de Teatro Infantil Labardén y la Escuela Normal de Lenguas
vivas. A partir de 1926 dispondrá también de una cátedra en el conservatorio de
Música y Declamación donde impartirá clases de Arte escénico, mientras que por
las noches dará clases de castellano y aritmética en Escuela de Adultos
Bolívar.
Alfonsina Storni en Mar del Plata año 1922 |
A mediados los
años veinte sufre una crisis de agotamiento físico y emocional debido al exceso
de trabajo. Se le recomienda descanso absoluto y así comienzan sus reposos
anuales en Mar del Plata y Córdoba. Pero esos reposos duran poco: Alfonsina
necesita de su trabajo para vivir y sacar adelante a su hijo.
Alfonsina, la única mujer en una mesa de intelectuales en 1922 Foto de su hijo Alejandro Storni |
No obstante, a
pesar de sus crisis nerviosas y, sobre todo, gracias a su empeño, a finales de
la década de los años veinte Alfonsina ha logrado convertirse en una mujer
profesional consolidada en el mundo intelectual de Buenos Aires, un mundo
dominado por hombres. Por aquel tiempo asiste ya a las reuniones y comidas del
grupo Anaconda, con Horacio Quiroga (con quien llegó a compartir una intensa
relación), Enrique Amorim, Emilio Centurión, etc.
Alfonsina Storni en Mar del Plata, el 22 de marzo de 1924. Documento Fotográfico. Inventario 7769. Archivo General de la Nación. |
También participa activamente
en las tertulias artísticas lideradas por Benito Quinquela Martín en el café
Tortoni y en las del grupo Signo, realizadas en el hotel Castelar. En estas
últimas conoce a Ramón Gómez de la Serna y a Federico García Lorca; allí
también suele divertirse cantando algún tango o jugando al truco con sus
amigos. La obra poética de
Alfonsina es el mejor legado para intentar comprender su vida, marcada por la
lucha cotidiana. Sin embargo, pasó por un largo proceso de aprendizaje poético
para realmente fundir la voz de la mujer moderna que ella era, con la voz
interna de sus poemas.
Sus primeros cuatro poemarios (La inquietud del
rosal, El dulce daño, Irremediablemente, Languidez), publicados entre 1916
y 1920, todavía imitan el estilo romántico-modernista, herencia de sus lecturas
rubendarianas y de otros autores modernistas como Amado Nervo; en ellos se
respira la fragancia del lenguaje preciosista (cisnes, oro, perlas, lunas). La
mayoría de sus poemas de esta época se ajustan al llamado «poema de amor»,
formato plagado de clichés anticuados y excesivamente románticos que en ese
entonces prevalecían en la escritura femenina, la de las llamadas «poetisas»,
la forma común con que se designaba a las mujeres poetas para diferenciarlas de
«los poetas», y una manera de colocarlas en un subgénero literario.
En
esos años no era común que la mujer escribiera pero, si lo hacía, debía
ajustarse a las formas tradicionales sin sobrepasar los límites que dividían al
amor ingenuo del deseo puro; en otras palabras, debían esconderse bajo
expresiones sentimentales que no resultaran peligrosas para el público
asustadizo.
Alfonsina con la poeta chilena Gabriela Mistral de pie en el medio Foto de Alejandro Storni |
Aunque Alfonsina en esta primera etapa escribió dentro de este
estilo particular, es justo decir que estos primeros poemarios nacen, ante
todo, de profundos temas humanos, de experiencias vividas; en definitiva,
poemas sinceros y autobiográficos (en «La loba», por ejemplo, hace alusión
directa a su supuesta maternidad ilícita).
Así, más que en lo artificioso y
literario, Alfonsina ahonda en el vértigo del mundo emocional a la par de lo
cotidiano (como en «Sábado» o «Tempestad»). El resultado: poemas de tono íntimo
y doméstico donde también sobresalen temas transgresores como el deseo femenino
que le valieron los más duros comentarios por parte de la crítica tradicional,
la doble moral a la que está sometida la virginidad de la mujer («Tú me quieres
blanca»), la igualdad erótica entre los sexos y el derecho de independencia de
ellas («Hombre pequeñito»), la posición subordinada y el legado de silencio
heredado por las mujeres («Bien pudiera ser»). Y, por supuesto, su constante
obsesión por la muerte («Oh muerte, yo te amo, pero te adoro vida... », nos
dice en «Melancolía»).
Por lo tanto, a
pesar que adoptó este formato tradicional, deformó sus contenidos ideológicos
para dar cabida a un nuevo modelo de mujer, una que, sí, en ocasiones se
sometía al hombre y le esperaba con regocijo de amante, pero que también
libraba batallas, se autoabastecía de las cosas de la vida, deseaba pieles y
olores, experiencias, y aceptaba derrotas para luego erguirse soberbia y altiva
ante las vicisitudes. Las contradicciones evidentes en estos poemarios tuvieron
que ver con aspectos biográficos: aunque para entonces ya era una mujer
independiente, también anhelaba ser amada (sus relaciones amorosas siempre
fueron malogradas); en pocas palabras, ansiaba ternura y aceptación.
Alfonsi Storni instantes antes de dar una conferencia |
El hombre
será, en este sentido, el amado enemigo, y la sociedad, una entidad que no
alcanzará a comprender su diferencia. Por eso su rebeldía, su subversión, la
expresará por medio de la burla y la risa ácida («¿Qué diría?»). Sin embargo, a
veces su excesiva sensibilidad traicionará su fortaleza y sufrirá, como ya se
ha dicho, recurrentes crisis nerviosas causadas también por el exceso de
trabajo.
Alfonsina con algunos de sus alumnos Foto de Alejandro Storni |
El giro de su
estilo poético comenzará a identificarse en Ocre, publicado en 1925 —a
sus treinta y tres años— donde se muestra más introspectiva; el sufrimiento
identificado en estos versos es menos estridente y sus autorretratos, irónicos.
Como telón de fondo, toma fuerza la forma en que percibe la libertad de su
cuerpo en una cultura conservadora; en una trilogía se atreve a elaborar una
teoría sexual: «La rueda», «La otra amiga», «Y agrega la tercera».
Alfonsina Storni en una de sus presentaciones |
Para
entonces ha descubierto que la causa de sus dolores no es el hombre sino ella
misma; sospecha que este sólo le dará amor efímero e incomprensión y ha
aprendido a aceptar este impasse entre las relaciones, la tiene sin
cuidado porque precisamente vive su mejor momento: ha sabido salir adelante
sola con su hijo (con quien mantiene una estrecha relación), es miembro de los
grupos literarios y colaboradora de las revistas y periódicos más prestigiosos,
es reconocida en las calles por sus lectores, aparece en reportajes y
entrevistas de páginas enteras, se gana la vida ejerciendo su profesión de
maestra, tiene buenos amigos y se ha ganado un lugar indiscutible en el
ambiente cultural bonaerense. Se siente rodeada de aceptación y cariño, aunque
algunos críticos todavía insisten en tacharla de inmoral.
Pero las cosas
comienzan a cambiar a finales de esa década: su primera obra de teatro, El
amo del mundo, estrenada en 1927, fue duramente criticada debido, entre
otras cosas, a la mala interpretación que se hizo de las ideas feministas
expuestas en ella. A los tres días se suspendieron las presentaciones y los
cronistas la despedazaron; uno de ellos escribió: «Alfonsina Storni denigra al
hombre». Ella, dolida e indignada, se defenderá en un artículo titulado
«Entretelones de un estreno».
Por otro lado, desde algunos años atrás,
Alfonsina también recibía la crítica de la nueva estética argentina, es decir,
los ultraístas en torno a la revista Martín Fierro, liderados nada más y
nada menos que por un joven y talentoso Jorge Luis Borges. El Ultraísmo, que
abogaba por un lenguaje metafórico donde la imagen era la protagonista
absoluta, no podía tener afinidad con el estilo de Alfonsina, más inclinado a
la confesión, hijo de la resaca modernista. Los martinfierristas a menudo la
tildaron de cursi y se burlaron de ella en su famosa sección «Parnaso
satírico». Su fracaso teatral y los dardos de la nueva generación de escritores
fueron sin duda tragos amargos para Alfonsina.
Alfonsina junto con su hijo Alejandro (a su derecha) en la playa de Santos de Brasil antes de su segundo viaje a Europa en 1932. Foto de Alejandro Storni |
No volvió a
publicar otro poemario hasta 1934, nueve años después de Ocre. En los
últimos años se había interesado por autores más contemporáneos y en 1930 y
1932 realizó viajes a Europa que le permitieron conocer el trabajo de la
Generación del 27. Pronto descubrió una nueva forma de escribir, una más acorde
a sus vaivenes interiores de ese momento.
Así encarnó una metamorfosis
maravillosa y evolucionó de «poetisa» a «poeta»: al fin la mujer liberada y la
autora, ahora libre de su estilo anterior, se mezclaron en una sola voz. Mundo
de siete pozos fue toda una revelación: Alfonsina adoptó una forma más
visual de representar las emociones: juegos de imágenes dentro de un mundo
precario e inestable, donde los pozos —ojos, oídos, boca, fosas nasales— por
los cuales llega a nuestro cerebro la percepción del mundo son cargados de
violencia y tensión; la angustia metafísica se convierte en la espina dorsal de
los poemas («Agrio está el mundo, / inmaduro, / detenido»), una angustia que
llega hasta nosotros por medio de representaciones de mariposas ebrias y
mejillas musgosas. En este poemario también son recurrentes los motivos de
ciudad: las avenidas, el transporte público, claras alusiones a la modernidad.
Alfonsina Storni previo a una conferencia |
Sus últimas horas Alfonsina la pasa en el Hotel San Jacinto, de la calle 3 de febrero 2861 de la ciudad de Mar del Plata, Gentileza Lic. Angel Somma |
Cuatro años
después, y un mes antes de su muerte, publica Mascarilla y trébol, donde
culmina la aventura vanguardista aunque en el fondo de un abismo: en este
último libro la realidad aparece rodeada de imágenes oscuras, a veces
grotescas. Y esto se comprende teniendo en cuenta el momento biográfico por el
que pasaba su autora: en 1935 se le diagnosticó un cáncer de pecho y debió
someterse a una operación quirúrgica en la que perdió su seno derecho.
El hecho
de tener que pasar por una mutilación física para seguir viva, la marcó
profundamente. En los dos años siguientes a la operación, presiente la cercanía
de la muerte ya que su salud empeora de manera irremediable. Por lo tanto, Mascarilla
y trébol, escrito en estado casi de trance ante la certeza de morir, tiene
un tono de reconciliada despedida. Pero al mismo tiempo la arrinconan el dolor
físico y la desazón anímica. No ayuda para nada que su amigo Horacio Quiroga,
la hija de este, Eglé (a quien Alfonsina profesaba un cariño especial), y su
enemigo literario, Leopoldo Lugones, hayan decidido quitarse la vida; Quiroga
en 1937, Eglé y Lugones unos meses antes que ella.
Monumento en homenaje a Alfonsina Storni - Foto de Alejandro Storni |
Monumento a Alfonsina Storni frente a la playa La Perla en Mar del Plata de Luis Perlotti (1890-1969) |
Alfonsina, por lo
visto, consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre
albedrío: en un poema dedicado a Quiroga expresa su admiración por la valiente
decisión del escritor. De esta forma, en octubre de 1938, se marcha a Mar del
Plata, supuestamente a descansar. Una noche, después de unas horas de intenso
dolor, llama a la asistenta de la pensión donde se hospeda y le dicta una carta
para su hijo. En la madrugada del 25 de octubre, Alfonsina, de cuarenta y seis
años, bajo una lluvia torrencial, se arroja al mar desde un espigón dejando
como testamento un poema, «Voy a dormir», y una carta de despedida a su hijo
Alejandro.
Capilla ardiente montada en el Colegio Nacional antes del traslado del cuerpo de Alfonsina Storni a Buenos Aires.De piloto claro, el Sr. Roberto Barili. Foto de Zulema Grilli para Fotos de Familia |
A las 8 de la mañana dos jóvenes, Atilio Pierini y Oscar Parisi, obreros
de la Dirección de Hidráulica que trabajan en la construcción de los
espigones de la playa La Perla, notaron que a 200 metros flotaba un
cuerpo. El primero de los nombrados se arrojó al mar en su búsqueda y el
segundo dió aviso a al personal policial de la Comisaría 1ra. y de la
Subprefectura, los cabos Antonio Santana y Dámaso Castro que ayudaron a
Pierini a acercar el cuerpo a la costa.
Se trataba de una mujer, pero
desconocían su identidad; la llevan en ambulancia hasta la morgue del
Hospital Mar del Plata, allí la revisa el Dr. Silvio Bellati quien descubre que es
Alfonsina. A las 25 horas el cadáver es retirado y se inicia el homenaje
en el Colegio Nacional, donde desfilaron autoridades , periodistas y
público en gral. A las 20. 30 hs. el ataúd llegó a la estación Mar del Plata Norte
del F.C. y fue llevado en tren hacia la Capital Federal, y de allí fué
trasladado al Club Argentino de Mujeres en la calle Maipú al 900, y a
las 16:30 se inició el cortejo hacia La Recoleta.
Su hijo Alejandro Storni -uno de sus principales biografos- |
Alfonsina en el mar |
Sus últimas horas Alfonsina la pasa en el Hotel San Jacinto de la calle 3 de febrero; no hay huéspedes, solo la mucama Celinda Abarza y el cuidador José Porto. Alfonsina le solicita a la empleada, le escriba una carta a su hijo Alejandro, ella tenía un fuerte dolor en su brazo, luego se retira a dormir siendo las 23:30 horas.
Lo demás solo ella lo pudo saber, su despedida de la vida, una lucha consigo misma, esa madrugada del 25 de octubre dejó la habitación y se dirigió hacia la escollera del Club Argentino de Mujeres, donde se arrojó al mar, era aproximadamente a la altura de la calle Catamarca, donde había hace tiempo una placa que indicaba el lugar aproximado donde la poetisa se había suicidado.
En su habitación dejó dos escritos con tinta roja uno decía: “Me arrojo al mar” y el otro dirigido a Manuel Galvez : ”Sr. Galvez. Estoy muy mal. Por favor, mi hijo tiene un puesto municipal, yo otro. Ruéguele al intendente a mi nombre que lo ascienda acumulándole mi sueldo. Gracias. Adiós. No me olviden. No puedo escribir mas. Alfonsina.”
Lo demás solo ella lo pudo saber, su despedida de la vida, una lucha consigo misma, esa madrugada del 25 de octubre dejó la habitación y se dirigió hacia la escollera del Club Argentino de Mujeres, donde se arrojó al mar, era aproximadamente a la altura de la calle Catamarca, donde había hace tiempo una placa que indicaba el lugar aproximado donde la poetisa se había suicidado.
En su habitación dejó dos escritos con tinta roja uno decía: “Me arrojo al mar” y el otro dirigido a Manuel Galvez : ”Sr. Galvez. Estoy muy mal. Por favor, mi hijo tiene un puesto municipal, yo otro. Ruéguele al intendente a mi nombre que lo ascienda acumulándole mi sueldo. Gracias. Adiós. No me olviden. No puedo escribir mas. Alfonsina.”
Video musical del tema Alfonsina y el Mar por Los Nocheros
Fuente:
Gracias por compartir este interesante material de mi admirada Alfonsina.
ResponderEliminarUna adelantada, genia, pero sufrida,Alfonsina, un legado que debemos ponderar más, gracias por esta nota
ResponderEliminarTuve el honor de contar con la amistad del matrimonio Storni (Alejandro Alfonso y Sra.) Este material transcribe con transparencia , respeto y resumida nota la corta trayectoria pero valerosa vida de esta Gran Mujer quien nos dejara un legado que merece ser recordado por siempre . Mientras así sea la estrella de nuestra amada Alfonsina no dejará de alumbrarnos. Gracias a Fuente: Centro Virtual Cervantes, y a Pablo Javier Junco por su publicación.
ResponderEliminarHola, que es de la vida del señor Alejandro Storni? Leo que falleció es cierto?
EliminarLa amo desde chica, por el valor de sus palabras por la manera tan dulce de expresarse y a veces tan cruda. De mostrar de un modo tan sensible los sentimientos más profundos de una mujer, la primera vez que la leí de chica no pude evitar emocionarme aún sin terminar de entender su poemas, hoy ya de grande cobra un nuevo significado en mí. Siempre dueña y arquitecta de su vida tanto como de sus obras, En mi corazón guardada por siempre.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por este material y las fotos. Saludos y felicitaciones de nuevo por la página.
ResponderEliminarMe saco unas cuantas lágrimas. Querida Alfonsina, gran mujer. Gracias por el material
ResponderEliminarEnorme poetisa y valiente mujer.- Desde muy pequeña, mi mamá, junto al monumento que la evoca en Playa La Perla, me habló de ella con admiración
ResponderEliminarEnorme poetisa y valiente mujer.- Desde muy pequeña, mi mamá, junto al monumento que la evoca en Playa La Perla, me habló de ella con admiración
ResponderEliminarMaravillosa mujer,poética y profética, adelantada a su tieempo.
ResponderEliminar¡Gracias por este material sobre su vida!
Gracias por compartir este material. Admiro la valentía de erguirse ante la pacata sociedad de ese entonces.
ResponderEliminarInfinitas gracias por compartir este material tan impresionante de mi amada Alfonsina !!!!!...aprendí a leer y entender sus poemas en las clases de Literatura en la secundaria ... pasaron los años y sigo releyéndola...Alfonsina inmortal !!!!!!
ResponderEliminarMe encantan sus poemas , y la admiro como una. mujer valiente y decidida . Alfonsina sos eterna !!!
ResponderEliminarHola! conocen el nombre del autor/a del fotomontaje de Alfonsina y el mar?
ResponderEliminarme gustaría utilizarlo, gracias!
Una mujer exquisita y de gran valor
ResponderEliminarMujer valiente sufriente entera inolvidable gracias
ResponderEliminarQué bellos sus poemas, profundas sus imágenes y tan poco difundida su obra.
ResponderEliminarYa mis lágrimas rodaron al escuchar la historia de una poetiza. Mujer madre guerrera Alfonsina. La vida es es crueles crur
ResponderEliminarLa vida suele ser cruel. Pero más aún. El prójimo. Que no miden. Lo inamisible. De lo sesible. Del ser mismo. Me gusta gusta la poecias.
ResponderEliminarBella. Guerrera gran madre
ResponderEliminarGran escritora la dueña de mis lágrimas hoy en esta madrugada quizás bulva al mar. A la perla y la. Vea a travrtra. Tra
ResponderEliminarAtravesó. De la luna sonriendo. Amo. La poecias. Y. Admiro. Ala gran. Madre y luchadora. Y valiente. La perla0
ResponderEliminarLa perla. Que brilla alfonsina
ResponderEliminarExcelente recopilación de datos y fotografías. Muchas gracias!
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