Carlos
Cachón es sin lugar a dudas, uno de los dos héroes marplatenses que participó
en la Guerra de las Malvinas. Actualmente el Capitán (RE) Carlos Cachón -ex
piloto de combate de nuestra Fuerza Aérea- quien en la gesta de 1982, con el
grado de Primer Teniente, formaba parte como numeral, de una escuadrilla de
Cazabombarderos Mc. Donnell Douglas A-4B Sky Hawk, la que comandaba el -por
entonces- Capitán Pablo Marcos Carballo, fue el responsable del hundimiento
del buque británico Sir Galahad.
Cachón
nació en 1952 en un campo cerca de Balcarce. Quince años más tarde su familia
se trasladó a Mar del Plata y ahí terminó la escuela secundaria. Se preparaba
para entrar en Medicina en La Plata cuando un amigo lo entusiasmó para ir a dar
el examen a la escuela aeronáutica de Córdoba. "Fui porque me pagaban el
pasaje y quería conocer una ciudad diferente", dice Cachón.
Al amigo lo bocharon y él aprobó con muy buenas notas. En el 76 se convirtió en aviador. Cachón se enteró de la toma de Malvinas como la mayoría de los argentinos, por la radio. La alegría de que iba a poder entrar en combate le duró poco. Su entrenamiento era para el combate aéreo o con blancos en tierra. En el mar es todo diferente.
Carlos Cachón en su niñez |
Carlos Cachón tomando la comunion |
Carlos Cachón durante la comunión |
Carlos Cachón durante la comunión |
Al amigo lo bocharon y él aprobó con muy buenas notas. En el 76 se convirtió en aviador. Cachón se enteró de la toma de Malvinas como la mayoría de los argentinos, por la radio. La alegría de que iba a poder entrar en combate le duró poco. Su entrenamiento era para el combate aéreo o con blancos en tierra. En el mar es todo diferente.
"Nos entró no sólo miedo sino terror. La
capacidad de derribo que tiene un buque es del 70% u 80%. Es decir que de 10
aviones que atacan, 7 u 8 son derribados. Pero estábamos bien adiestrados y
enseguida hubo mucho adoctrinamiento. En pocos días estábamos mentalmente preparados
par el combate", cuenta el aviador.
Carlos Cachón junto a sus compañeros de armas |
Carlos Cachón junto a tres compañeros de la fuerza |
Carlos Cachón desfilando para una fiesta patria |
En la actualidad, ya no pertenece a la Fuerza Aérea. Pidió la baja en 1986. Tenía 34 años y una desilusión enorme con sus superiores. Cuenta Cachón:
"Cuando
volvimos ese día a la base no pudimos festejar más que por unos minutos. Nos
confirmaron desde Puerto Argentino que habíamos hundido el barco y nos
abrazamos y reímos. Pero no había pasado una hora cuando vino la otra noticia
terrible. De la segunda escuadrilla que había partido para un nuevo ataque,
sólo regresó un avión. Todos los otros fueron derribados. Fue un día agridulce.
Como todos en la guerra".
Teniente Carlos Alfredo RINKE,Alferez Hugo GOMEZ,Alferez Ruben VOTTERO Cuclillas Capitan Pablo Marcos CARBALLO,Primer Teniente Carlos Eduardo CACHON |
El hundimiento del Sir Galahad
La
misión más destacada que le tocó en suerte llevar adelante - y con marcado
éxito por cierto - fue sin duda la que protagonizara el 8 de junio de 1982, en
la zona de Bahía Agradable, en que se produjo el ataque a los buques ingleses
Sir Galahad y Sir Tristan que, fondeados en dicho accidente geográfico,
procedían al desembarco de efectivos, (los Guardias Galeses) materiales y gran
cantidad de munición.
(1982) El entonces 1º Teniente Cachón está de frente en el centro. A su izquierda el Teniente Rinke, a su derecha, el Alférez Carmona, de espaldas el Capitán Carballo. |
El motivo que singulariza esta acción es sin dudas el hecho que, la misma, fue confiada por la superioridad a dos escuadrillas de A-4B, la del Capitán Carballo y la del Primer Teniente Filippini (ocho máquinas en total) pero cuando arribaron al punto en que debían efectuar reabastecimiento de combustible en vuelo, tres de las ocho aeronaves, no pudieron hacerlo, atribuido a que posiblemente, debido a la muy baja temperatura que se registró en esa madrugada (varios grados bajo 0 ) estarían congelados los mecanismos de las lanzas de reabastecimiento de los mismos, lo que obligó a estos pilotos a retornar a su base.
Los Halcones De izquierda a derecha 1er. Ten Carlos Cachón, Alf. Jorge Barrionuevo, Ten. Carlos Rinke y 1er. Ten Mariano Velasco |
Curiosamente,
las máquinas afectadas eran las correspondientes a los dos jefes de escuadrilla
y la del primer numeral del Primer Teniente Pilippini y en consecuencia nuestro
entrevistado, pasó a ser el oficial responsable no de una, sino de dos
escuadrillas, función para la que, si bien se encontraba capacitado, nunca la
había desempeñado y ahora se veía obligado a hacerlo y no como una acción de
entrenamiento sino, en combate real.
Su
Capitán, luego de transmitirle la novedad e imponerlo de los pasos a seguir le
dijo "llévelos a la gloria". Así lo hizo, ya que éste ataque sumado a
los que luego se sucederían, por parte de otras escuadrillas de la Fuerza Aérea
provocaron la pérdida de los buques detallados, más el Sir Lancelot y la
fragata HMS Plymounth que fue hundida por los Mirage V Dagger y posteriormente,
se centraron los hostigamientos sobre la cabeza de playa. Todo ello constituyó
lo que la Royal Navy calificó como "El día más negro de la Flota".
“Llévelos
a la gloria”
Eso le dijo el capitán Pablo
Carballo con ese sonido latoso de los transmisores de los aviones de combate.
El teniente primero Carlos Cachón volaba su cazabombardero A4B SkyHawk por
sobre las heladas aguas del Atlántico Sur cuando recibió la inesperada orden de
tomar el mando de la escuadrilla que debía impedir el desembarco británico en
Bahía Agradable.
Un hecho fortuito dejó a
Cachón como responsable de la misión. Los aviones de los jefes, el capitán
Carballo y el primer teniente Filippini, habían sufrido el congelamiento de sus
estructuras de reabastecimiento y no podían desplegarlas para recibir el
combustible del avión carguero que debía hacer la maniobra en pleno vuelo.
Cachón respiró profundo y se dispuso a concretar la misión más importante de su
vida y para la que se había preparado rigurosamente en los últimos doce años.
El Sir
Galahad
No muy lejos de ahí, en la
entrada de la Bahía Agradable, al sur de Puerto Argentino, dos cargueros de
3.250 toneladas, el Sir Tristan y el Sir Galahad, repletos de soldados
británicos se disponían a comenzar el desembarco más importante de la guerra.
Entre los cuerpos de marines estaba la Guardia Galesa de la Reina, los soldados
de elite que desde siempre son usados para ser los primeros en tomar el
objetivo como símbolo del poderío británico. Dos días antes se había rechazado
el pedido del secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, para declarar
un cese al fuego que permitiera a Gran Bretaña reocupar las islas
pacíficamente. Ya habían pasado 39 días de guerra y los ingleses avanzaban
inexorablemente.
El HMS Sir Galahad |
El carguero Sir Galahad se
había retrasado por la espesa neblina que había en la bahía y se desplazaba
lentamente por el flanco oriental. En una de las cubiertas inferiores, junto a
una de las lanchas de desembarco, se aprestaba el soldado Simon Weston. A los
20 años ya era un veterano. Se había enrolado a los 16 y participado de las
campañas de Irlanda del Norte y Kenia. Sus padres también eran militares, él
aviador de la RAF y ella enfermera de combate. Simon no conocía otra vida.
Siempre había vivido en barracas y entre soldados. Esta vez se sentía destinado
a entrar triunfante por las calles de la capital de las islas para enarbolar la
bandera británica y arriar la argentina.
El teniente Cachón dio un
vistazo a sus instrumentos y abrió la comunicación con los aviones que habían
quedado a su mando. Reiteró las órdenes y la escuadra se deslizó hacia las
islas. Tenían que volar a gran altura y bajar casi al ras del agua apenas
estuvieran sobre el objetivo. Todo en una maniobra muy peligrosa de apenas unos
segundos. Llevaba tres bombas de 250 kilos de fabricación argentina. Eran las
que estaban dando el mejor resultado. Antes habían probado con bombas de 500 y
1.000 kilos pero eran tan poderosas que traspasaban los barcos y explotaban en
el agua.
Era ya la media mañana y
Cachón llevaba volando desde hacía casi dos horas. Había avanzado durante varias
millas al ras del agua y la sal se le pegaba a la escotilla. Ahora estaba a
gran altura para caer sorpresivamente sobre el blanco, pero no podía ver los
barcos por la sal y la bruma espesa que cubría la bahía. De otro de los aviones
viene el aviso esperado:
¡Están ahí, a la
derecha, uno a cada lado de la península!".
Los dos barcos aparecieron
entre las nubes grises. Cachón dio la orden: tres de los cinco aviones irían
sobre la izquierda y atacarían al Sir Tristan. El suyo y otro de los Skyhawks
lanzarían sus bombas contra el el Sir Galahad.
Ataque de la fuerza aérea argentina. Hundimiento del Sir Galahad
Simon Weston ya estaba listo.
Tenía su mochila cargada y estaba recibiendo las órdenes de un teniente:
Tenemos que tomar la altura de Sapper Hill para encaminarnos directamente a
Puerto Stanley". En ese momento sintió el primer sacudón. Fue eso, un
movimiento brusco. La primera bomba había pegado sobre la escotilla pero
estalló a casi un kilómetro de distancia, sobre la playa. La segunda bomba del
primer avión argentino tuvo la misma suerte. Cachón vio la acción y decidió
bajar un poco más para apuntar directamente al sector de máquinas del navío.
Era peligroso porque estaba al alcance de la artillería británica, pero
imprescindible para que las bombas alcanzaran el blanco.
El Día más negro de la flota inglesa. ATAQUE AL SIR GALAHAD
Booooooooooommmmm!!! La
explosión se produjo en forma directa sobre dos camiones cargados con
combustible para misiles. En un segundo todo fue rojo, amarillo y hervía.
"Se convirtió en el infierno. Era sangre, defensa y fuego. Mucha sangre
derramada", recuerda Simon Weston. Cachón se elevó y no supo más nada. De
otro avión le aseguraron que le había pegado al barco, pero él no pudo ver
nada. Se tenía que alejar lo antes posible porque seguramente ya estaba en el
radar de los aviones británicos que se acercaban.
8 de junio de 1982 : Ataque al RFA Sir Galahad |
Weston fue alcanzado de lleno
por el fuego. El calor era tan intenso que derretía la suela de las botas.
Trató de alzar a un compañero herido, pero ya no tuvo fuerzas. Tenía buena
parte del cuerpo quemado. Alguien lo empujó hasta la cubierta superior. Sólo
recuerda que en un momento apareció un helicóptero para rescatarlo.
El
encuentro con Simon Weston
Simon
Weston me viene a buscar a la estación de trenes de Cardiff, en Gales. Me
encuentro con el hombre que tantas veces me había impresionado en las fotos.
Tiene el 50% del cuerpo quemado. Su cara fue rehecha varias veces. Fue sometido
a 80 operaciones. Su increíble espíritu lo mantiene firme y erguido.
Los ojos le quedaron pequeños por las intervenciones pero su mirada es firme y brillante. No deja de mover las manos con sus dedos deformados pero con las que logra una expresión vívida y emotiva. Nos sentamos en la terraza de un barcito de St. Mary Street, por donde pasan largas filas de turistas japoneses, y charlamos durante dos horas sin parar sobre lo sucedido hace 25 años.
Simon Weston antes del hundimiento del Sir Galahad |
Simon Weston, en la foto en Irlanda del Norte 1979-1980
|
Los ojos le quedaron pequeños por las intervenciones pero su mirada es firme y brillante. No deja de mover las manos con sus dedos deformados pero con las que logra una expresión vívida y emotiva. Nos sentamos en la terraza de un barcito de St. Mary Street, por donde pasan largas filas de turistas japoneses, y charlamos durante dos horas sin parar sobre lo sucedido hace 25 años.
"Después de la explosión y un dolor intenso como
nunca antes había sentido, ya no tuve sensación de mi cuerpo. Me levantaron en
un helicóptero y me dejaron en Fitz Roy, donde otro helicóptero me llevó hasta
un hospital que habían improvisado en una fábrica de envase de carne que se
llamaba The Red and Green Co. No habían pasado dos horas cuando empezaron a
caer las bombas argentinas ahí también. Lo atacaban porque no tenía ninguna
señal de que era un hospital. No habían pintado cruces rojas en el techo ni
nada. Salieron todos corriendo y me dejaron solo.
Simon Weston en la actualidad |
Tenían razón, yo estaba medio muerto y ellos estaban
vivos. Pero tuve una suerte de otra galaxia. Cayó una bomba que mató a cinco
hombres que estaban justo afuera del galpón. Las otras dos bombas que pegaron
en el lugar no estallaron. Cuando me di vuelta veo a otro herido. Era un
prisionero argentino que después se recuperó y regresó a casa. A mí me evacuaron
al fin de la guerra. Era el soldado herido que estaba en el estado más
grave".
El príncipe Phillip conoce a Simon Weston, que más tarde pasó a ganar fama por su trabajo de caridad |
Simon
Weston fue el símbolo de la "Falklands War" para los británicos.
Cuando regresó, su rostro quemado apareció en todas las pantallas. La BBC hizo
cuatro documentales con su vida, él escribió dos libros de testimonios. Y
cuando se recuperó, casi ocho años después, armó la fundación Weston Spirit
para ayudar a jóvenes de los barrios pobres de las grandes ciudades británicas.
"Fui un chico que causaba problemas. Cuando
tenía 15 años me arrestó la policía ahí entendí que tenía que hacer algo con mi
vida. Al año siguiente me enrolé en el ejército. Fue para mí la única salida.
Quiero que los chicos como yo tengan otras posibilidades y es por eso que creé
esta fundación", explica Simon.
En
1992, Simon fue condecorado por la Reina, quien le dio también un título
honorario. Carlos Cachón y Simon Weston se encontraron por primera vez hace 15
años. Una productora londinense los juntó en una estancia de la provincia de
Buenos Aires. Cinco años más tarde, Cachón viajó a Londres y las dos familias
se conocieron. Comenta Carlos Chacón:
"Simon estaba en una habitación y yo entré un
poco nervioso. El también lo estaba. Sabía cómo había quedado porque había
visto una foto pero igual me impresionó. Nos saludamos y charlamos un rato,
pero fue un encuentro raro, frío. Creo que él se sentía muy mal en ese momento.
De todos modos hablamos de reconciliación y todo terminó bastante rápido.
Cuando estuvimos en Londres ya fue todo diferente. Me recibió muy bien. Estaba
de muy buen humor. Dijo que yo no había tenido la culpa, que los dos éramos
profesionales haciendo nuestro trabajo. Y la verdad es que lo tomé así. Siento
mucho que la bomba que yo arrojé le haya provocado esas quemaduras, pero no fue
algo contra Simon directamente. Estaba defendiendo la soberanía de mi país y
era un piloto profesional", dice Carlos.
Simon
Weston ni siquiera quiere recordar el primer encuentro. En cambio, rememora con
afecto el segundo:
"Vino a
mi casa y conoció a mis hijos", cuenta Simon mientras pasa un tradicional
autobús verde galés por la avenida St. Mary. "Mi hijo menor era un bebé y
apenas vio a Carlos y Graciela, su mujer, les estiró los brazos. Los chicos
saben. Eran dos personas buenas. Carlos es un hombre honorable. Hizo su trabajo
con honor en la guerra. Y desempeñó un papel crucial en mi vida. Le cambió el
rumbo. Y no es que le esté agradecido por estas heridas. Yo solo sé lo que se
sufre cuando a uno lo operan 80 u 85 veces.
Pero ambos estábamos ahí por una circunstancia profesional. El atacó primero, pero si yo hubiera tenido la oportunidad de atacarlo antes lo hubiera hecho. Para eso estábamos entrenados. Ni él ni yo elegimos el papel que nos tocó en esta guerra. Y más allá de lo que la gente piense de este conflicto, no deben pensar mal de los que tuvimos que combatir. Y hoy, visto con la distancia de un cuarto de siglo, tengo que agradecerle en cierta manera a Carlos. Fue él quien cambió definitivamente mi vida. Logré hacer algo por los jóvenes necesitados que no hubiera hecho si me hubiera mantenido en el ejército. No hubiera conocido a mi magnífica mujer, no habría tenido los hijos que tengo. No hubiera sido el hombre que soy".
Simon Weston se transformó en un heroe en su país |
Pero ambos estábamos ahí por una circunstancia profesional. El atacó primero, pero si yo hubiera tenido la oportunidad de atacarlo antes lo hubiera hecho. Para eso estábamos entrenados. Ni él ni yo elegimos el papel que nos tocó en esta guerra. Y más allá de lo que la gente piense de este conflicto, no deben pensar mal de los que tuvimos que combatir. Y hoy, visto con la distancia de un cuarto de siglo, tengo que agradecerle en cierta manera a Carlos. Fue él quien cambió definitivamente mi vida. Logré hacer algo por los jóvenes necesitados que no hubiera hecho si me hubiera mantenido en el ejército. No hubiera conocido a mi magnífica mujer, no habría tenido los hijos que tengo. No hubiera sido el hombre que soy".
Cachón
también le agradece en cierta manera a esta guerra y a la experiencia que
compartió con Simon. Carlos comentó:
Carlos Chacón en la actualidad. De fondo la maqueta de un A-4B Skyhawk |
Video Teleocho Informa
Placa recordatoria Carlos Chacon en Lobería
Placa recordatoria en Loberia con la cara de Carlos Chacon. |
La restauración del A-4B Skyhawk C-222
El
15 de agosto del 2014 se llevó a cabo en Área Material de Río Cuarto (ARMACUAR)
en la Provincia de Córdoba (Argentina) para celebrar los 70 años de creación de
esa organización militar, siempre dedicado al mantenimiento de los aviones de
combate de la Fuerza Aérea Argentina (FAA). En la ocasión, se presentó,
totalmente restaurado, el A-4B Skyhawk C-222 (c / n 11814, BuNo 142.752,
construido en mayo de 1958).
Durante
la guerra de las Malvinas, el avión estaba en una revisión rutinaria, y fue
enviado a luchar con pintura de color gris (tinta a base), en lugar del patrón
de camuflaje clásico - por esta razón, recibió el apodo de "El
Tordillo". El 21 de mayo de 1982 participó en el ataque a la fragata
Argonaut (F56), que sufrió grandes daños. El 8 de junio atacó el buque de
desembarco Sir Galahad (L3005), que después de recibir el impacto de tres
bombas BR-250 terminó siendo totalmente destruido.
Restauración del legendario A-4B Skyhawk C-222 apodado "El Tordillo" |
Restauración del legendario A-4B Skyhawk C-222 apodado "El Tordillo |
El C-222 El Tordillo fue trasladado al Museo Tecnológico Aeroespacial de Río IV, dentro del ARMACUAR. |
El C-222 El Tordillo fue trasladado al Museo Tecnológico Aeroespacial de Río IV, dentro del ARMACUAR. |
Su
última acción de importancia fue el 13 de junio, cuando el objetivo de
neutralizar las tropas reunidas en Monte Dos Hermanas (Two Sisters), atacando
baterías de artillería. Por coincidencia, este sitio era personal Jeremy Moore
y Julian Thompson, que acabaron de suerte logrando escapar. Incorporado a la
FAA el 18 de marzo de 1967, su último vuelo fue el 15 de marzo de 1999.
Inmediatamente después fue trasladado al Museo Tecnológico Aeroespacial de Río
IV, dentro del ARMACUAR. A lo largo de su carrera operativa se basó en V
Brigada Aérea de Villa Reynolds (provincia de San Luis). Ahora restaurado,
recibido en la pintura de los nombres de todos los pilotos que murieron en la
guerra de dichas aeronaves./i]
Querido Pablo: ¡Gracias por este trabajo! Es emocionante sentirse contemporánea de semejante HÉROE DE LA PATRIA
ResponderEliminarMuchas gracias por no dejarlos en el olvido...
ResponderEliminarmuy buena la nota ! ORGULLO NACIONAL !!
ResponderEliminarMi gran homenaje a este Héroe Nacional y ejemplo de los nuevo
ResponderEliminarintegrantes de la Fuerza Aérea
Odié esa guerra desde el primer día, pero reconozco el valor de nuestros hombres, victimas de los desaciertos de una cúpula militar que no tendría muy claro contra quien arremeterían.
ResponderEliminarQUIERO QUE EL GOBIERNO DE NUESTRO PAÍS, AHORA O CUANDO SEA, SE TOME EN SERIO LO DE HÉROES DE MALVINAS Y HAGA UNA REPARACIÓN HISTÓRICA EJEMPLAR. TODAVÍA ES UNA CUENTA SIN SALDAR, INJUSTA Y DOLOROSA PARA TODOS.
ResponderEliminarBuen dia , en esta oportunidad quiero felicitar a Pablo Junto por la calidad y seriedad de este sitio, soy gustoso de mi ciudad y su gente, pero publicaciones de calidad con seriedad escancean en los tiempos que corren, nuevamente FELICITACIONES Y ADELANTE !!!
ResponderEliminarGran historia de vidas y muertes. Historias de Héroes y mártires. Mis respetos a todos los combatientes y especialmente a los que dejaron sus vidas. Gracias al autor de la nota.
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