miércoles, 27 de noviembre de 2024

ANTONIO Y LUIS SOLIMENO

 
Junto  con los veraneantes llegaron también algunos pescadores de  grupos de inmigrantes establecidos en la Boca y el Tigre, en su mayoría italianos del Mezzogiorno, formados en  el  oficio  de  la  pesca. El Mezzogiorno (en italiano normativo, literalmente "Mediodía", con el significado de zona sur o meridional) es la macrorregión meridional de la República Italiana. Dentro de la península itálica, el límite septentrional del Mezzogiorno suele marcarse por una línea sesgada que va desde Anzio, en el mar Tirreno, hasta Ancona, en el mar Adriático.

 
Los hermanos Luis y Antonio Solimeno. Entrega del premio Lobo de Mar Año 2017
 
Este  grupo inmigratorio  no  sólo  aportó  la  principal  mano  de obra para  la  pesca,  sino  que  además  consolidó  un  mercado  consumidor  de  pescado  de  mar  en  un país en el que no imperaba el hábito de su consumo. La piedra sobre la que se construyó la empresa de la familia Solimeno fue colocada por Luis Solimeno (padre), quien llegó de Sorrento a la Argentina en 1935 con 14 años de edad.  
 
Don Luis Solimeno en la banquina de pescadores del puerto de Mar del Plata.
 
Su padre vendía pescado por las calles, canasta en mano. Por seis años se dedicó a la pesca en el Río Paraná y el Río de la Plata, hasta que en el año 1942 llegó a Mar del Plata, donde junto a otros inmigrantes, verdaderos artesanos de la pesca, convirtieron a esta ciudad en el principal puerto pesquero de Argentina. Fue así que Luis Solimeno encontró un negocio rentable en la pesca del tiburón.  

A comienzos de los cuarenta, en pleno conflicto bélico internacional, la Fuerza Aérea de los Estados  Unidos  buscó  optimizar  la  capacidad  visual  de  sus  pilotos. La  vitamina  A cumplía  esa función  y  su  producción devino prioritaria para los intereses geopolíticos  norteamericanos. El aceite de hígado de  tiburón posee un alto  rendimiento  y  excelente calidad de  este componente,  por lo que comenzó una intensa pesca de tiburones en las costas californianas. Como esta producción no satisfacía la demanda, agentes  económicos  de ese   país buscaron mercados de explotación fuera de sus fronteras, siendo la costa Argentina uno de los más apetecibles.

La  pesca  del  tiburón  se  realizaba  con  las  embarcaciones  pesqueras  cuyo  registro oscilaba entre  6  y 12  toneladas. Esta pesca puede realizarse todo el año, lo que  significa que el pescador marplatense tenía oportunidad de efectuar una pesca provechosa en los meses de otoño y principios de  invierno,  que  eran  los  de  menor  movimiento  en  esta dársena.92La  especie  más  buscada  era  el cazón, un tiburón relativamente pequeño que al llegar a su máximo desarrollo mide poco más de metro y medio, pesando aproximadamente 15 kg. Era la variedad más cotizada, dado que entre las especies conocidas  era  la  que  más  rendía  en  aceite  y  en  porcentaje  de  vitaminas. 

Asimismo, el apreciable valor comercial de su carne, cuero y aletas evidencian  el aprovechamiento  integral  del ejemplar y por lo tanto el potencial económico de su explotación. La  captura  de esta  especie  se  efectuaba  en  las  proximidades  del puerto, en un radio de 10 millas de la costa, utilizándose  como  arte  de  pesca  el  espinel (cuyo  número de  anzuelos variaba entre  500  y  700). Estos  espineles  eran  encarnados con  trozos de pescadilla,  caballa  y  anchoa  de banco, especies  usualmente utilizadas para  la  industria  de  variada y  por  lo  tanto  de  escaso  valor comercial, situación que hace más rentable aún esta captura dado que la deducción de los costos de carnada del gasto general es relativamente reducida.

Esto estimuló la radicación de una gran cantidad de fábricas ligadas a la industrialización del tiburón, registrándose para 1945 veinticuatro  establecimientos, entre los cuales 15 contaban  con instalaciones  apropiadas para  la extracción  de  los  aceites. Directamente relacionado  con  esta expansión industrial, los pescadores vieron alteradas sus demandas de captura, a tal punto que gran parte de la  flota costera  marplatense orientó su actividad  hacia  esta  lucrativa  empresa. 

El San Antonino navegando por el Mar Argentino

Muchos pescadores, y no pocos audaces adaptaron  sus  embarcaciones  y  se dedicaron a  la  pesca  de tiburones. Este caso particular se enmarca en una percepción generalizada de este proceso: atribuir el  incremento  de  sus  ahorros y de su capacidad de compra  y de equipamiento  de  embarcaciones  a los dividendos generados durante esos años, lo cual permitió continuar creciendo una vez terminado el  auge  de esta  captura. Un  ejemplo  de este itinerario  fue  el  de  Luigi  Solimeno, proveniente  de Sorrento, quien en su testimonio  relata  que  un  amigo  lo  alentó  a  embarcarse  en  esta  rentable captura.

“La importancia inesperada adquirida por la pesca del tiburón en nuestro litoral marítimo, con  fines industriales, ofrece al aguerrido gremio de  los  pescadores locales nuevas y fructíferas posibilidades a su ruda y azarosa labor en el mar”
“... desde hace algunas semanas el  movimiento  que  se  registra  en  la  banquina de pescadores  en  horas de la  tarde  cuando arriba la flotilla de embarcaciones pesqueras, es realmente inusitado”
“En el curso del mes de agosto se han enviado al Mercado de Concentración de Pescado de Buenos  Aires  123.170  kg.  de  tiburón.  Agregando  los  80.050  kg.  retirados  por  las  fábricas locales de conservas de pescado (...) es posible entonces vaticinar un brillante porvenir a la pesca e industrialización del tiburón en nuestro litoral marítimo”

 Don Luis Solimeno en el San Antonino 
y la pesca de magru./caballa. Año 1967.


Durante  1943, cada  ejemplar de tamaño medio  se  pagaba  $2, en tanto  que para el  año siguiente la media ascendía a $ 8, llegándose a cotizar los mejores ejemplares a $23. La demanda del aceite era alta y su precio por demás alentador: $33 el litro para 1944. Con una captura media de 500 ejemplares para 1945, las  tendencias optimistas estimaban que esta  demanda se elevaría a entre 12 y 15.000 piezas diarias. 

Entre otros efectos, el incremento de la demanda hizo que  algunas  empresas  adquiriesen nuevas embarcaciones y extiendan su radio de acción a puertos tales como Rawson, Pto. Mardryn, Comodoro Rivadavia, Necochea y Bahía Blanca. Luego de 1949 este auge declinó por falta de interés por el aceite vitamínico en el mercado internacional. El  fin de  la  contienda bélica, la fabricación  sintética  de vitamina A en Suiza (laboratorios Roche) y luego en EEUU y la  competencia generada por los puertos de Quequén y Bahía  Blanca fueron  los  factores  que  llevaron  al  fin  de  esta  floreciente  industria  en  Mar  del Plata.

Antonio y Luis, fueron los encargados de transformar el pequeño emprendimiento familiar emergido de una lancha, en una actividad industrial con proyección global. Según cuenta la historia, Don Luigi Solimeno fue a Perú a interiorizarse de la pesca con red de cerco con jareta. Vuelto a al Argentina armó en secreto una red en el taller y la probó en el San Antonino, que no tenía la maquinaria adecuada para ese equipo. Luís Solimeno e Hijos, se construyó formalmente como empresa en el año 1976, acompañando la construcción de la planta industrial y frigorífico. En notable destacar que su hijo, Antonio Solimeno, comenzó a trabajar a los 12 años en la banquina chica.

Antonio Solimeno. Año 2011. Imagen gentileza Mar&Pesca
Antonio Solimeno arriba de uno de sus barcos.

Antonio Solimeno recibió en 2014 la visita del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri acompañado por la vicejefa del gobierno porteño, María Eugenia Vidal, y el diputado nacional por Santa Fe, Miguel del Sel, entre otros colaboradores. El líder del Pro tomó contacto con la producción pesquera local.
 
Luego junto con su hermano Luis, transformaron el pequeño emprendimiento familiar, en una importante actividad empresaria dedicada a la pesca y a la industrialización, llegando hoy en día a ser una de las empresas pesqueras más grandes del país, que emplea a más de 1.000 personas y comercializa anualmente más de 20.000 toneladas. A finales de la década del 70, la empresa familiar comenzó con la incorporación de sus propios barcos costeros, como primer paso de su plan de inversiones para lograr el autoabastecimiento de materias primas

Entre las anecdotas existentes en esta empresa familiar, siempre se destaca el empuje de Antonio Solimeno. En 2008 ante un conflicto del SOMU con empresas marplatenses que obligaban a las navieras a bajar contenedores refrigerados con esa mercadería como condición necesaria para prestarles el servicio, Antonio Solimeno, presidente del Grupo Solimeno, decidió llevarla en camión a Buenos Aires para embarcarla allí. Su empresa exporta 1000 contenedores por año.

Antonio Solimeno en su planta de Mar del Plata
Antonio Solimeno en su planta de Mar del Plata
Antonio Solimeno con Miguel Braun Secretario de Politicas Economicas Año 2018.
Antonio Solimeno recorriendo la planta. Año 2018
 
"Me frenaron ocho contenedores. No le pude cumplir al cliente; voy a tener que renegociar con los franceses y seguro con una quita [había acordado un embarque de 120 toneladas, a US$ 2700 cada una, con la cadena Auchan]. Cada día que pasa sin cobrar es un agujero financiero. Si no embarco, no cobro. Y si no cobro, no puedo pagar. ¿Cómo hago, en este momento, para suspender a un trabajador?", señaló el empresario, tras agregar que emplea a 1000 personas (600 en tierra y 400 embarcados) en forma directa.

El presidente de Cafrexport, Fernando Mellizo -de la cámara que agrupa a los frigoríficos exportadores, que no cuentan con buques propios- alude a la fuerte oscilación del precio de la materia prima que provoca la migración masiva.

“El nivel de productividad en los frigoríficos se reduce un 60% en ese período"
 
Los hermanos Luis y Antonio Solimeno. Entrega del premio Lobo de Mar Año 2017
Antonio y Luis Solimeno frente a todos los empleados de la planta Solimeno Mare
Miguel Pichetto conoció la planta de Antonio Solimeno. Imagen Diario La Capital Año 2019

El presidente del HCD Saenz Saralegui junto al senador Miguel Pichetto y Antonio Solimeno en la empresa pesquera ubicada en el puerto de Mar del plata. Año 2019. Imagen Elretratodehoy.com


En 2018 el kilo de merluza entera llegó a $48 cuando se redujo la oferta y bajó a $24 a fin de año cuando volvieron los barcos. En esos días se generó otro cuello de botella: no hubo tantos obreros para cortar tanto pescado y los barcos estuvieron más de tres días con la bodega llena amarrados a puerto. Ese producto final termina compitiendo con el filet congelado a bordo, de mejor calidad y bajo costo, en el mercado brasileño, el principal comprador de la merluza hubbsi nacional.

"No sé si US$200, pero sí, perdemos plata", confiesa Mellino.

Mar del Plata ha perdido la capacidad de procesar merluza en tierra. Al no ser negocio, han ido desapareciendo actores importantes, frigoríficos o plantas de corte. En 2019 comentó Antonio Solimeno, uno de los empresarios más importantes de la industria, en la mesa pesquera que encabezó el presidente Mauricio Macri en Puerto Madryn el mes pasado.

“Pierdo 200 dólares por cada tonelada de merluza que proceso en mi planta y gano mil haciéndolo a bordo del barco"
 
Antonio Solimeno, Pablo Junco, el escritor Natalio Marengo Palacios, el artista plástico Horacio Agola y el webmaster Pasqualino Marchese compartiendo un cafe en el Centro Comercial del Puerto. Año 2019

La empresa

Solimeno S.A. tiene su base en la ciudad de Mar del Plata, sobre los mares del Atlántico Sur. Desde allí, lleva a cabo sus principales actividades de captura, industrialización y comercialización, para su amplia gama de productos, destinados a sus mercados nacionales internacionales. Su puerto marítimo es una postal típica de la ciudad, y se destaca por ser el principal en operaciones pesqueras. 

Las ventajas de su ubicación geográfica, infraestructura y tránsito fluido, permiten el acceso a buques de gran calado, con el beneficio de poseer en su jurisdicción, una delegación de la Aduana Nacional. La frescura y calidad, son características fundamentales que distinguen a los productos del Grupo Solimeno. En la planta se emplean estrictos controles de elaboración en cada etapa, garantizando un producto superior, que conserva intactas sus cualidades de origen. Veamos en detalle algunas de ellas:

Irala: planta de procesado y frigorífico: En 1987 adquirimos una nueva instalación para procesado, frigorífico y una de las mayores fábricas de hielo en escamas de la ciudad, que nos permite garantizar la frescura de la materia prima durante el proceso productivo. Desde la adquisición de la planta Irala, la ampliamos y reconstruimos para atender las crecientes demandas.

Irala: planta de procesado y frigorífico
 
En esta planta, también localizada en Mar del Plata, se procesa exclusivamente merluza Hubbsi, una especie típica de los mares argentinos, muy demandada por el mercado interno y por los clientes internacionales. La merluzza Hubbsi es capturada por sus buques arrastreros y posteriormente, en planta Irala es procesada en sus sectores de limpieza, corte, fileteado, clasificación, envasado, congelado y almacenado. Contamos con estrictos controles en todas las etapas del proceso productivo lo que nos permite asegurar la calidad superior de nuestro producto final.

Pesquera comercial. Planta Frigorífica: En 1999 se inauguró en Mar del Plata la pesquera comercial, una importante planta frigorífica, dotada de la más alta tecnología y con una capacidad de almacenamiento de 3.000 toneladas de mercadería paletizada. Todas las plantas industriales del Grupo como los barcos, cuentan con la más alta calificación de los entes de control sanitarios como el SENASA y la Unión Europea, basando sus procesos en las normas HACCP. 
 
Pesquera comercial. Planta Frigorífica
Sumado a todo ello, la oficina principal de comercialización y administración de personal, opera desde un lugar muy cercano a los sectores de producción y procesamiento, lo que permite mejorar continuamente el servicio brindado a los clientes locales e internacionales, cuidando la calidad que caracteriza a sus productos y que se envian cada día a los cinco continentes.

Solimeno Mare. Planta de procesado y frigorifico: En el año 2003 el grupo adquirió una moderna planta, inaugurada 10 años atrás por la firma Zanella Mare. Allí, sobre sus 18.000 m2 de superficie existente, se construyeron 11.000 m2 que responden a las necesidades del grupo y su necesaria compatibilidad con las tendencias mundiales de la actividad. Con esta planta, ubicada en el corazón industrial de la pesca marplatense, el Grupo Solimeno apunta a consolidarse en el terreno de los productos con alto valor agregado. La moderna planta cuenta con dos niveles: En la planta baja se instalaron tres líneas integrales y paralelas para el procesamiento de pescados, lavado, corte, prolijado, empaque y congelación. El complejo frigorífico tiene capacidad para congelar 70 ton. diarias, a partir de una potencia de 2000 HP distribuida en túneles, placas de contacto y girofreezers, cuya planta frigorífica: cuenta con una capacidad de almacenamiento de 4.500 tons.

Solimeno Mare. Planta de procesado y frigorifico
La planta superior cuenta con dos líneas de productos rebozados, con una capacidad diaria de 25 tns. Allí se realizan todo tipo de formados a partir de minced de merluza así como filet de merluza empanado, rabas, langostino rebozado e incluso empanados de pollo y milanesa de soja. El objetivo de Solimeno Mare es abastecer la demanda de un segmento creciente: comidas congeladas listas o semi-listas. Estos productos de alto valor agregado, son cada vez más consumidos en el mundo, pues permiten ahorra tiempo y brindar buenas soluciones a las familias, conservando la mejor calidad nutricional.

La flota del Grupo Solimeno

La flota pesquera del Grupo Solimeno cuenta con una gran capacidad de captura y diversificación, respecto a las distintas especies con posibilidad de pesca. Sumado a su  infraestructura en plantas y el invalorable KNOW HOW que requieren los distintos oficios, para la pesca de cada especie, permiten asegurar una permanente provisión de materia prima a sus plantas, durante todo el año.

ARRUFO Buque Congelador a Bordo Tangonero Pesca del langostino.
BORRASCA Buque Congelador a Bordo Tangonero Pesca del langostino
LUCA MARIO. Buque Congelador a Bordo Arrastrero
NAVEGANTES Buque Congelador a Bordo Arrastrero.
NAVEGANTES II Buque Congelador a Bordo Potero Pesca del calamar.
NAVEGANTES III Buque Congelador a Bordo Potero pesca del calamar.
PAKU Buque Congelador a Bordo Tangonero Pesca del langostino.
PONTE DE RANDE Buque Congelador a Bordo Arrastrero.
SCIROCCO Buque Congelador a Bordo Potero pesca del calamar.
UR ERTZA Buque Arrastrero Fresquero pesca merluza Hubbsi.
PROMAC Buque Arrastrero Fresquero.
VIRGEN MARIA Buque Arrastrero Fresquero pesca merluza Hubssi.

Números de Solimeno

La empresa comenzó a crecer en 1976 y hoy posee 14 barcos, varios frigoríficos y emplea a 850 personas. Procesa 70 toneladas diarias y puede conservar 2500 toneladas congeladas listas para exportar. Los Solimeno gastan 28 litros de gasoil por minuto, 1500 kilos de víveres por año para la flota y en 1998 procesaron en tierra 11.000 toneladas de pescado.
 
• 890 trabajadores
• 12 barcos (y en expansión)
• 3 plantas de elaboración
• 49 destinos en exportaciones
• 500 toneladas/mes en ventas de producto terminado

Videl InstitucionalEmpresa Solimeno

Fuentes:
El Puerto, 11-9-1943 p.1, La pesca del tiburón
http://www.solimenosa.com.ar/
Charlas entre Antonio Solimeno y Pablo Junco

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