Contar
la historia de una familia tan señera como la familia Lagrange nos llevaría mucho
tiempo. Solo basta con decir que por medio de tres de sus integrantes mas conocidos
podemos remontarnos hasta seis generaciones desde 1878 hasta la fecha, recorriendo
un derrotero de 136 años. Y si nos ponemos a pensar que la vida de la ciudad
tiene 140 años, estamos hablando de una de las familias primigenias de esta
ciudad. Y uno de sus integrantes, un ciudadano ilustre.
Pude
compartir estudios en el Colegio Industrial (en mis años mozos) con uno de los
integrantes de esta familia. Y en esta amistad y en el conocimiento de uno de
los prohombres de la ciudad, es que uno llega a su historia, a su conocimiento
y porque no decirlo, a la necesidad de rendirle un sentido homenaje en esta era
tecnológica que a veces nos arrastra en su devenir, sin detenernos a pensar que
a veces estamos parados en un lugar gracias a la grandeza y humildad de otros.
Este
es el caso de tres de esos hombres. A su manera, y en sus distintas labores formaron
parte del devenir de esta ciudad. Por eso hoy vamos a contar du historia. Para
que esa historia tambien sea la historia de todos nosotros. La historia de tres
marplatenses de pura cepa que ayudaron al crecimiento de esta ciudad
La llegada a nuestras tierras
Pedro
Luro llegó al Puerto de la
Laguna de los Padres (Mar del Plata) en 1877; tenía 57 años
cuando llegó a estas tierras, a contactarse primero con Patricio Peralta Ramos
y con Jacinto Peralta Ramos después, se interesó para poner en funcionamiento
el saladero, construir un muelle, y estimular la agricultura, habilitando un
molino harinero.
Los últimos vestigios de este muelle construido por
Antonio Lagrange se puede observar en un video que se encuentra en este mismo
blog (ver Historia de Muelles ) Es una película extraída del Archivo General de
la Nación y
esta designada de la siguiente manera: “Mar del Plata - Temporal Mayo de 1920.
-Documento Fílmico. Tambor 353. C16. Colección Max Glucksmann” - Extraido del
sitio “Mar del Plata de Ayer”
Antonio Lagrange:
Había llegado a Mar del Plata desde Lyon (Francia)
casado con Pascuala Cadra (Suiza) siendo contratado por don Pedro Luro, para
trabajar en su profesión de carpintero, interviniendo en la construcción del
denominado Muelle Luro. Al terminar el muelle en el año 1888 se accidentó cayéndose del mismo muelle que él
construyo y de esa manera encontró la muerte; su cuerpo fué llevado a la casa
del Sr. César Gascón, en Punta Iglesia..
Al
quedar viuda, la Sra.
de Lagrange, junto a sus hijos, Víctor y Juana (nacida el 13-10-1883), se trasladan
a una casa de la calle Córdoba entre Luro y San Martín que tenía salón a la
calle, dos piezas, cocina y una precaria instalación a mas de 40 metros de distancia,
con la función sanitaria.
Víctor Lagrange:
Don Victor Lagrange y mi abuela Ester Lagrange en el Balneario Regina en 1927-Foto de Gustavo Martin para Fotos Viejas de Mar del Plata |
Nació el 8 de enero de 1885, en una primitiva
construcción de la época del saladero de Coelho de Meyrelles, situada en Luro y
Santiago del Estero. Víctor Lagrange fué a la Escuela N° 1 hasta cursar 4°
grado, y se trasladó luego a Dolores para cursar la Escuela Normal. Regresa a Mar
del Plata cuando tiene 11 años y allí aprende el oficio de zapatero en la casa
Cataldi, de la calle San Martín.
Un día que pasó la banda música del Sr.
Lorenzo Cianchetta, seguida por una gran cantidad de niños con matracas
regaladas por la familia Peralta Ramos por el día de Santa Cecilia, pidió
permiso al oficial que le enseñaba y salió para no volver mas a ese trabajo, pues
tenía interés en prender el oficio de su padre.
Balneario Regina - Foto enviada por Celia Filippi Lagrange a Fotos Viejas de Mar del Plata |
Mi bisabuelo Don Víctor Lagrange y mi Pa -Foto enviada por Gustavo Martin a Fotos Viejas de Mar del Plata |
El abuelo Víctor Lagrange , los hermanos Martín , tío Cacho , mi Pa y el Telo-Foto enviada por Gustavo Martin a Fotos Viejas de Mar del Plata |
Consiguió
que lo tomaran en la carpintería del Sr. Pedro Lalanne, sita en Rivadavia entre
San Luís y Mitre. Inició esas actividades el 1° de octubre de 1896, limpiaba la
carpintería, calentaba la cola y realizaba tareas auxiliares; trabajó junto al
oficial Carlos Scerpella, que era cuñado de Lalanne y fué abuelo del que fué intendente
de esta ciudad, el Sr. Jorge Raúl Lombardo.
Posteriormente la esposa del Sr. Lalanne falleció, tenía tres hijas: Luisa Mariana y Angela, esta última fue mas tarde la esposa del escribano Alfredo F. Bertoné.
Posteriormente la esposa del Sr. Lalanne falleció, tenía tres hijas: Luisa Mariana y Angela, esta última fue mas tarde la esposa del escribano Alfredo F. Bertoné.
30 de junio de 1906 Boda de mis abuelos Concepción Martín y Víctor Lagrange - Foto enviada por Celia Filippi Lagrange a Fotos Viejas de Mar del Plata |
Víctor,
aprendió a cocinar y realizó otras tareas como empleado de Lalanne, en el corralón
para los caballos de sulkys y otros carruajes. La quinta de Lalanne rodeaba la
casa, con plantaciones de frutales y un gran parral. Todavía no estaba construida
la Iglesia de
San Pedro, y Peralta Ramos alquilaba una parte de la manzana al circo “Clericó”,
que era iluminado con candiles, con velas y pedazos de arpillera que despedían
denso humo, un payaso que allí actuaba se llamaba Fideo Fino por ser muy
delgado. Lagrange y Ramón Durquet tenían entrada gratis al circo y colaboraban
en la realización de algunos números, recibidos con simpatía por el público.
Mi tía abuela Mercedes Martín y mi tía Esther Lagrange Año 1920. Foto enviada por Gustavo Martin a Fotos Viejas de Mar del Plata |
Cuando se vendió la casa de Ireneo Zubiaurre, en 5.900 pesos, la familia Lagrange se trasladó a la calle Jujuy entre San Martín y Rivadavia, propiedad de José Cadra, tío de Víctor, este trabajaba entonces en la carpintería de Carlos F. Sesia edificada sobre el arroyo, lugar que ubicamos posteriormente detrás de las cocinas de lo que fué el Hotel Nogaró; se trabajaba de sol a sol, ganando por día 1,80 pesos.
De
las interesantes -Memorias- que escribió Víctor Lagrange, podemos extractar:
“La carpintería de Sesia estaba edificada arriba del
arroyo, y era de madera…Por la calle Santa Fé había un puente de material y a
un costado del puente colocó el Sr. Sesia una canaleta de madera de un metro,
mas o menos, de ancho y unos ochenta centímetros de alto, que llevaba el agua a
una gran rueda con canjilones que era la fuerza motriz que hacía andar las máquinas.
Así varios años. Los vecinos formularon quejas porque el agua detenida provocaba
la multiplicación de los mosquitos.
Aserradero de Sesia. Carlos Sesia nació en Tiglioli d'Asti, en la provincia de Alessandría, Piamonte, Italia, en 1863 en Diag. Alberdi y Santa Fe-Extraido del sitio www.pabloq.blogspot.com |
Entonces construyó el propietario de la carpintería
un túnel de la calle San Luís de un metro de ancho, con bovedilla de ladrillos
y llevaba igual el agua a la rueda. En San Luis las aguas formaban una especie
de laguna y había una compuerta, para regular el paso del agua a medida de las
necesidades del establecimiento.
En Luro y San Luis había un gran puente madera dura, ancho como la calle y a los costados vereda para el paso de los peatones. A su costado le colocaba alambre tejido porque el sector de abajo del puente se usaba como baño, pero ese alambre duraba poco porque cuando se registraba aumento del caudal del agua del arroyo denominado hoy Las Chacras, esas instalaciones eran arrastradas por la corriente.
Puente en Av. Luro entre San Luis y Mitre - Foto extraida del sitio Fotos Viejas de Mar del Plata |
En Luro y San Luis había un gran puente madera dura, ancho como la calle y a los costados vereda para el paso de los peatones. A su costado le colocaba alambre tejido porque el sector de abajo del puente se usaba como baño, pero ese alambre duraba poco porque cuando se registraba aumento del caudal del agua del arroyo denominado hoy Las Chacras, esas instalaciones eran arrastradas por la corriente.
Donde está el cine Nogaró había dos grandes galpones
de material y techo de chapa para depósito de mercaderías transportadas por los
barcos desde el puerto de Buenos Aires. En la actual calle Luro, desde Santiago
del Estero a la Barraca, doble fila de carretas tiradas por bueyes que traían
la lana desde Maipú y la zona para embarcarla por mar,pues el flete costaba
menos. El muelle era de madera y en su centro estaba la vía por donde
circulaban las zorras tiradas por un caballo. Así trasladaban la lana a bordo y
desembarcaban las mercaderías a la Barraca. Al fondo de esa instalación vivía
la familia Mugaburu. La señora Pascuala daba clases a los chicos y cobraba muy
poco.
Acompañaban a la madre tres hermanas y un varón, siendo
este último gerente del Brístol Hotel durante muchos años. Se llamaba Pedro
Mugaburu y era una persona muy querida en la ciudad…”.
La
hermana de Víctor, Juana Lagrange, contrajo enlace con Lucio Morrone. Uno de
los hijos de este matrimonio,(séptimo varón) fue apadrinado por el Presidente
Dr. Roque Saenz Peña.
Don Víctor Lagrange, se casó en primeras nupcias con Concepción Martín, teniendo 5 hijos; y en segundas nupcias con Julia Martín, de cuyo matrimonio nacieron 2 hijos. Los nombres de todos ellos son:-Esther-Victoria-Celia-Víctor-Elena-y del segundo matrimonio Alberto y Julia. Precisamente es Alberto del que hablaremos mas tarde. Pero no nos adelantemos.
Don Víctor Lagrange, se casó en primeras nupcias con Concepción Martín, teniendo 5 hijos; y en segundas nupcias con Julia Martín, de cuyo matrimonio nacieron 2 hijos. Los nombres de todos ellos son:-Esther-Victoria-Celia-Víctor-Elena-y del segundo matrimonio Alberto y Julia. Precisamente es Alberto del que hablaremos mas tarde. Pero no nos adelantemos.
Cuando
se cumplía el cincuentenario de Mar del Plata,(10-2-1924) la Sra. Pascuala Cadra
de Lagrange, fué honrada con medalla de oro y diploma de honor, por ser la única
mujer con 50 años de residencia en la ciudad, firmó el pergamino, el Sr. José Bañuelos.
Victor Jose Lagrange (h) -hijo de Victor Lagrange- en las escaleras del Balneario "Regina"- Foto enviada por Pedro Hernan Tonon a Fotos de Familia del Diario La Capital |
Víctor Lagrange tuvo diversas actividades, entre ellas en 1920, levantó un gran
balneario de madera denominado REGINA, en la Playa Popular, frente
a la bajada de la Avenida
Luro actual.
En la carboneria de mi bisabuelo Victor Lagrange año 1930 ubicada en calle Moreno 3846 - Foto enviada por Gustavo Martin a Fotos Viejas de Mar del Plata |
Cartel de la carpinteria de Victor Lagrange - Foto enviada a Fotos Viejas de Mar del Plata |
En
la misma época atendía en la calle Moreno entre Dorrego y Guido, un negocio de
venta de carbón y leña, que llevaba el nombre La Argentina. Se asoció
posteriormente con Pedro Queirolo, y fundaron un establecimiento de venta al
por mayor de carbón de piedra y una fábrica de briquetas de carbonilla, trayendo
directamente barcos de Europa para el abastecimiento de carbón.
El primer barco que entró al puerto local, sobrepasando las 6 mil toneladas de carga, fué el “Cairgnihl”, consignado a esta empresa mencionada.(Fuente Roberto T. Barili)
Flota de camiones cargando para llevar a la carboneria de Victor Lagrange en 1932. Foto enviada por Gustavo Martin a Fotos Viejas de Mar del Plata |
El primer barco que entró al puerto local, sobrepasando las 6 mil toneladas de carga, fué el “Cairgnihl”, consignado a esta empresa mencionada.(Fuente Roberto T. Barili)
Victor Lagrange según el Arq. Roberto
Cova
Lagrange,
nacido en Mar del Plata, perdió a su padre-francés meridional, carpintero de
Pedro Luro, que se cayó al mar desde el Muelle y se ahogó, en 1888-y, un niño
aún, entró a trabajar en el taller de Pedro Lananne, otro francés meridional, en
la calle Rivadavia, frente a San Pedro. Y
Lananne tenía un malacate que proporcionaba fuerza motriz a su carpintería…
Y hay que explicar el caso porque no habrán muchos que sepan que engendro era un malacate. Se trataba de una máquina compuesta por una especie de campana baja de fundición, con su borde inferior dentado; la campana convenientemente sostenida por un armazón de hierro, gira a ras del suelo, sobre un eje vertical puesto en movimiento por una larga vara horizontal articulada con él, cuyo extremo libre tira un caballo que se desplaza por un terraplén circular.
Victor J. Lagrange (h) en 1928. La foto fue tomada en la carpintería y depósito de forrajes de la familia, ubicada en Moreno 3842 - Foto enviada por Celia Filippi Lagrange a Fotos de Familia |
Y hay que explicar el caso porque no habrán muchos que sepan que engendro era un malacate. Se trataba de una máquina compuesta por una especie de campana baja de fundición, con su borde inferior dentado; la campana convenientemente sostenida por un armazón de hierro, gira a ras del suelo, sobre un eje vertical puesto en movimiento por una larga vara horizontal articulada con él, cuyo extremo libre tira un caballo que se desplaza por un terraplén circular.
El
borde de la campana hace girar un piñón que mueve un eje horizontal que pasa
bajo el terraplén y mueve una polea. Este aparato, unido a una noria, sirve
para sacar agua; a una amasadora para amasar, a una máquina cualquiera con
movimiento rotativo para ponerla en funciones.
Cometimos hace mucho tiempo, el error de no preguntarle a Lagrange sobre las máquinas de Lalanne pero pensamos, un siglo después de los hechos que se trataría de una pequeña sierra circular, alguna barrenadora, algún torno, que aserrara, agujereara o torneara, respectivamente, maderas blandas, como el entonces vigente pino blanco…
Cometimos hace mucho tiempo, el error de no preguntarle a Lagrange sobre las máquinas de Lalanne pero pensamos, un siglo después de los hechos que se trataría de una pequeña sierra circular, alguna barrenadora, algún torno, que aserrara, agujereara o torneara, respectivamente, maderas blandas, como el entonces vigente pino blanco…
Cacho Martin Elena Lagrange de Anaya y "Bocha" Martin en 1941 - Foto enviada por Gustavo Martin a Fotos Viejas de Mar del Plata |
Por
otra parte Carlos Sesia, establece un aserradero sobre el arroyo, en la
Diagonal Alberdi, movido por una rueda hidráulica de madera, que el mismo
fabricó. Este aserradero se trasladó luego a España y Rivadavia, propulsado
allí por una máquina de vapor, pero estaba en su primer emplazamiento en 1897, cuando
llegaron los Tiribelli.
Y esto es así por que el 25 de agosto de ese año Sesia celebra un contrato con José Forni, para la explotación de una carpintería mecánica…establecida sobre el arroyo de este pueblo que, aparentemente siguió allí por lo menos hasta un año después, cuando el 8 de agosto de 1898, Sesia y Forni compran las instalaciones de Rivadavia y España, a solo 5 cuadras de la casilla de los Tiribelli. Ese fué el panorama de la carpintería local en ese tiempo: trabajo a mano, energía animal o hidráulica, alguna pequeña máquina de vapor, algún motor a explosión, quizá, cosa que pudo comenzar a cambiar a partir de enero de 1899, cuando entra a funcionar la Usina del Molino Luro y la electricidad hace su aparición en el pueblo
Arturo Morrone y compañeros de trabajo saliendo del aserradero Tiribelli en 1934. Enviada por Claudia Bustamante a Fotos de Familia del Diario La Capital |
Y esto es así por que el 25 de agosto de ese año Sesia celebra un contrato con José Forni, para la explotación de una carpintería mecánica…establecida sobre el arroyo de este pueblo que, aparentemente siguió allí por lo menos hasta un año después, cuando el 8 de agosto de 1898, Sesia y Forni compran las instalaciones de Rivadavia y España, a solo 5 cuadras de la casilla de los Tiribelli. Ese fué el panorama de la carpintería local en ese tiempo: trabajo a mano, energía animal o hidráulica, alguna pequeña máquina de vapor, algún motor a explosión, quizá, cosa que pudo comenzar a cambiar a partir de enero de 1899, cuando entra a funcionar la Usina del Molino Luro y la electricidad hace su aparición en el pueblo
Fuente:
Arq.
Roberto Osvaldo Cova - Extraido del sitio Fotos de Familia del Diario La Capital por el Lic. Angel J. Somma
El ingeniero que llegó a buen puerto
Un
hombre cuya historia personal y familiar está unida a la de Mar del Plata. Y
una vida intensa que todos debemos conocer a fondo. Más allá de la modestia y
hombría de bien que lo caracterizan, Alberto Lagrange es uno de los ejemplos
que la ciudad tiene el privilegio de exhibir ante el resto de la sociedad
argentina, precisamente en un momento en el que figuras como las de este
talentoso y no menos tenaz especialista son difíciles de encontrar o lo que es
peor, “no tienen la prensa” que sin duda merecen, pues esos espacios suelen ser
invadidos por personajes absurdos o directamente impresentables.
Por
eso, y obviando cualquier pretensión de reivindicar a este ilustre vecino, ya
que no lo necesita, Toledo Con Todos se reunió con él para repasar su vida, sus
sueños y, fundamentalmente, recordar las obras que el balneario disfruta hoy
merced a su inclaudicable tarea, la que más allá del tiempo transcurrido
continúa en estos días gracias a su invalorable aporte desde la Comisión Mixta para
la Recuperación
del Puerto y las Playas de Mar del Plata. Lagrange nació en nuestra ciudad, al
igual que su padre, y recuerda con orgullo que fue su abuelo quien llegó a
estas playas luego de aceptar la convocatoria de Pedro Luro.
“Mi abuelo era carpintero de ribera y el pionero lo
hizo venir de Francia para construir esos famosos muelles Luro, es decir, el
amor por el mar me viene por un atavismo”, asegura.
Hizo
la primaria en la escuela 16 y luego cursó el secundario en el Colegio
Nacional. Como no Había facultad, se trasladó a La Plata donde se graduó de ingeniero
civil e
hidráulico.
“En cuanto me dieron el título me volví a Mar del
Plata y apenas llegado empecé a trabajar particularmente en el estudio de un
amigo, el ingeniero Héctor Fernández, donde me presenté para afilar los
lápices; quería empezar bien de abajo porque no sabía ni hacer la carátula de
un plano municipal”.
SALIR ILESO
“Al poco tiempo -añade- me llamó el responsable de
Hidráulica en la ciudad, Roque Ciruzzi, para entrar como supernumerario en un
trabajo de tres meses. Cuando finalizó me despedí, pero Ciruzzi me dijo que
había otra cosa para hacer y así me fui enganchando”.
“Lo primero fue la nivelación para entubar el arroyo
El Barco”, aclara. “Lo llamábamos la obra de los cien barrios porque anduvimos
por todo el puerto trabajando. Después –continúa-, encaramos algo muy
dificultoso en los bañados que están al lado de las playas de estacionamiento
de los balnearios de Punta Mogotes”.
“Y un día, me llegó el nombramiento como titular en
Hidráulica. Otra vez sin haberlo pedido. Al año y medio falleció Ciruzzi y me
encontré al frente de la repartición”.
“No fue fácil –rememora-, porque de repente me
encontré al frente de 350 personas; en ese entonces no había muchos equipos y
las cuadrillas más chicas no bajaban de 15 personas. Así seguí hasta cumplir
cuarenta años en Hidráulica, lapso en el que se hicieron muchas cosas, pero lo
mejor, para mí, fue haber pasado tanto tiempo en la función pública y salir
ileso”, ironiza.
“Esa época me dio el reconocimiento y el afecto de
muchas personas, aunque muchas veces tuve que decir que no”.
RELACIONES AMISTOSAS
Lagrange
no olvida que a menudo la burocracia conspiraba contra sus iniciativas.
“Como siempre fue difícil conseguir la aprobación y
los fondos para realizar obras, aprovechaba que en veranos venían los
principales funcionarios de La Plata, los invitaba a cenar o los llevaba a
pasear por ciudad y así me hacía amigo de los que luego debía enfrentar para
conseguir las cosas que necesitábamos”.
“En muchos casos –acota-, esas relaciones me
facilitaron los trámites para engomar los vehículos o conseguir los equipos
para trabajar. Así pudimos sacar adelante muchas obras y como ejemplo tengo lo
que pasó en Varese cuyo proyecto durmió 25 años. Y salió a flote porque llegó
el ministro, fuimos a comer, charlamos de todo y en medio de todo eso, conseguí
el visto bueno para la obra”.
“Además –se enorgullece-, fuimos el único distrito de
la provincia al que le permitían estudiar las obras, porque en esa época todo
se realizaba en La Plata. Y así salían a veces las cosas. En cambio nosotros
podíamos ir mil veces al sitio en cuestión y verificar en el lugar los
problemas y corregir los proyectos, cosa que desde 400 kilómetros no
podían realizar”.
LA MAYOR OBRA
El
emprendimiento de mayor magnitud que dirigió Lagrange, con presupuesto propio
incluido, fue la defensa costera de Miramar.
“Debemos recordar que a principios de la década del 60’, debido a una seguidilla de
temporales, el mar ya pegaba en el muro de esta ciudad. Es decir, estábamos a
las puertas del desastre”.
Defensa costera de Miramar - Extraido del sitio PostalesdeMiramar.com |
“La cosa se puso tan fea –prosigue Lagrange- que por
fin se decidió hacer la obra y se trabajó en las playas centrales y en las del
arroyo El Durazno. Y recuerdo que estaba todo tan calculado que la empresa que
se adjudicó la obra compró una cantera y para cumplir con los plazos, debía
llegar un camión cargado cada cinco minutos. Hoy, podemos decir con orgullo que
Miramar tiene unas playas fantásticas”.
SOBREVIVIENTE
“Yo soy un sobreviviente”, apunta con picardía
Lagrange al recordar tantos años de matrimonio junto a Francesca Sina Giurato,
la dama que sin hacer caso al comentario, les acerca el café a los todavía
somnolientos cronistas.
También
recuerda que fue profesor de Física y Matemática en la Escuela Nacional de
Comercio, durante 29 años, aunque comenzó como suplente solamente por tres meses.
“Me fui quedando y cuando me quise acordar el tiempo
había pasado…”, explica.
Cuando
hace varios años una misión técnica rusa visitó el puerto de Mar del Plata, la
palabra que usaron para definir esta monumental obra fue “joya”.E
indudablemente uno de los primeros que descubrió el valor que para la ciudad
tenía semejante emprendimiento y la necesidad de mantenerlo “vivo” fue nuestro
protagonista.
“Lo que le pasa al puerto está dentro de la lógica ya
que cualquiera que se meta en el problema le dirá que la estación debe ser
limpiada y las playas mejoradas”, puntualiza Lagrange.
“En lo único que tal vez discreparíamos sería en la
metodología. Usted pondría esto y yo lo otro. Pero en definitiva, lo que se
debe hacer es limpiarlo en todo sentido, sacar los barcos en desuso, reflotar
los que están hundidos, limpiar el banco de arena y el espejo interior y evitar
que se siga obstruyendo la boca”.
“Además –se entusiasma-, debe ser administrado
localmente porque no es posible que las decisiones sigan estando en manos de un
señor que tiene su escritorio a 400 kilómetros de Mar del Plata, y que en muchos
casos no lo conoce”.
“Debemos tener presente –remarca-, que el puerto
sufre problemas cotidianamente y hay que resolverlos de inmediato, por lo que
no se puede perder tiempo. Pero, claro, estando tan lejos es muy difícil estar
encima de las dificultades y resolverlas con eficacia. Por otra parte, ese
mismo señor es responsable de otros 10 puertos, junto con el nuestro, y encima
son fluviales…”.
Y
cómo será de importante el problema que afecta a nuestro puerto, que en su reciente
visita a la ciudad, el ombudsman Maiorano se interesó por lo que le pasa a la
estación y prometió ocuparse. No es lo único, ya que hace muy pocos días, un
grupo de técnicos holandeses llegó para interiorizarse de la problemática del
puerto y proponer soluciones.
Alberto Lagrange - Foto extraida de la Revista Toledo con Todos |
Lagrange,
que se entrevistó con ellos, señaló que con orgullo que los especialistas había
pedido su libro ni bien llegaron al país y que cuando tomaron contacto con el escenario
“en vivo”, coincidieron en gran medida con las propuestas que desde siempre
defiende el ingeniero marplatense. Tal vez, al enterarse, alguien pudo
asombrarse ante este hecho. Los que conocemos a Lagrange y su obra, no.
EL LIBRO DE LA VIDA
La
historia del mar que baña nuestras costas, y por lo tanto de nuestras playas,
fue escrita de manera magistral por el Ing. Alberto Lagrange y editada por la
Fundación Bolsa de Comercio de Mar del Plata en abril de 1993. El libro es una
referencia ineludible en el tema y una fuente inagotable de información.
Tapa del libro "Mar, Playas y Puerto" de Alberto Lagrange - |
Pero
sobre todo, la obra refleja una vida consagrada al estudio de una problemática
que está intensamente relacionada con el desarrollo de la región y el futuro
socioeconómico de los marplatenses. Y como no podía ser de otra manera, también
sus páginas reflejan el profundo amor que don Alberto Lagrange siente por el
pasado y el futuro de Mar del Plata y su zona de influencia.
Fuente:
Oscar
E. Balmaceda – Revista Toledo con Todos
“Los 100 años del puerto pensado como
una gran puerta de ultramar”
(Nota realizada por Oscar Lardizábal basándose
en el libro escrito por el Ing. Alberto Lagrange “Mar, playas y Puerto” para el
Diario La Capital de Mar del Plata)
Alberto Lagrange - Foto extraida de la Revista Toledo con Todos |
Referirse a la
historia del puerto de Mar del Plata supone la opción de hablar de su infraestructura
o de la rica y singularísima cultura que generó. En esta nota optamos por la
primera opción, cuando se está por cumplir --precisamente será el próximo 11 de
octubre--, el centenario de la aprobación de la ley nacional por la cual fue
construído.
El puerto de Mar
del Plata fue una obra colosal en su tiempo, que se inscribió en los sueños
grandes que sucedieron a la generación del 80, también en la confianza y la
opulencia que se vivía en los años del centenario de la Revolución de Mayo. Los
orígenes, concepción y transformaciones de este puerto marplatense fueron
precisadas en el libro "Mar, playas y puerto", la gran obra del
ingeniero Alberto Lagrange, el mayor diseñador de la defensa costera de la
ciudad y quien también ha sido para la historia del puerto y las playas
marplatenses un pilar equivalente al de Roberto Cova para la historia de
nuestra arquitectura. Esta nota tiene como fuente casi exclusiva el contenido
de ese libro.
Bien puede
decirse que Lagrange llevaba la ingeniera hidraúlica, orientada a las costas y
al mar, en sus genes. Su abuelo Antonio Lagrange, que era experto en trabajos
marítimos, vino de su Lyon natal, contratado por Pedro Luro para que
reconstruyera el muelle, en la desembocadura del arroyo de las Chacras (Punta
Iglesia), que correspondía al saladero Meyrelles, y luego de Peralta Ramos. Es
decir, la simiente de un puerto en las costas de Mar del Plata. Antonio
Lagrange murió al caer accidentalmente al mar desde el mismo extremo del muelle
que vino a construir.
La ley de Pedro Olegario Luro
En la medida en
que los pescadores eran desplazados de la Bristol, pero al tiempo también de
que crecían los embarques, aparecieron iniciativas para nuevos amarraderos y
resguardos hasta proponerse el gran puerto. El proyecto de ley que finalmente
se concretaría tuvo como autor al doctor Pedro Olegario Luro, uno de los 14
hijos de don Pedro Luro.
Como quedó
reflejado en el debate parlamentario, se trataba de dar un primer puerto de
ultramar para toda la Argentina, porque como lo dijo entonces un legislador
"la República Argentina no posee, a pesar de la extensión de su costa
marítima, un sólo puerto en las condiciones de éste que se trata de
construír". Por entonces eran conocidas y destacadas las dificultades de
los grandes "vapores" con pasajeros para acercarse a Buenos Aires por
los "canales largos y angostos" del estuario del Río de La Plata. Mar
del Plata era la alternativa imaginada.
La idea era más
grande aún: que hubiera un tránsito de cruceros constante, uniendo el país con
el viejo continente con un viaje promedio de diez días. Lo de los cruceros no
es nuevo, entonces: ya en el mismo proyecto, un siglo atrás, se pensaba a la escollera
norte como destinada a servir de amarre para los buques de pasajeros.
Del barco al tren
En el acto de la
primera inauguración de obras, en febrero de 1912, Pedro Olegario Luro habló de
hacer una gran estación ferroviaria cerca del puerto, para que cuando la gente
llegara a éste pudiera subirse enseguida al tren y estar en Buenos Aires en cuatro
horas más. Claro que se desconocían el avión y los vuelos comerciales y se imaginaba
un flujo creciente de viajeros entre Europa y la Argentina que poco después decayó
para siempre.
La ley 6.499,
sancionada el 11 de octubre de 1909, autorizó al Poder Ejecutivo de la Nación,
a contratar la construcción del puerto de ultramar de Mar del Plata, con una
asignación presupuestaria de 12 millones oro sellado, y para que fuera una
puerta de salida para la producción exportable, posibilitando la reducción de
los fletes con el aumento de tonelaje y calado de los buques.
De la licitación
para el proyecto participaron 8 empresas internacionales. La apertura de sobres
tuvo lugar el 14 de julio de 1910, en un aniversario de la Revolución Francesa,
como si el día elegido hubiera determinado que fuera de esa nacionalidad la
empresa ganadora, poco tiempo después llamada "Societé Nationale de
Travaux Publics", y que contaba con el antecedente cercano de haber
construído el puerto de Montevideo. Sus cuatro socios propietarios eran de
apellidos Allard, Dollfus, Sillard y Wiriot. Años después, cuando los
trabajadores de la firma formaron un equipo de fútbol tomaron las dos primeras
letras de esos cuatro apellidos para bautizarlo con el nombre de Al-do-si-vi,
trocando en v la w original.
¿Por qué el lugar
elegido? El "choque" de actividades --el turismo y la pesca comercial--
en la Bristol hizo que con el cambio de siglo los pescadores fueran siendo
desplazados cada vez más hacia el sur.
Luego, en cuanto
al por qué el sitio definitivo, existen dos versiones, una que atribuye la
elección del emplazamiento a una razón de técnica económica: en las lomadas cercanas
se encontraba el mayor reservorio de piedra ideal y necesaria para la construcción.
Cuanto más cerca estuviera de allí el puerto más fácil y barato sería trasladar
los bloques. La otra versión habla de poder y de intereses. El dueño de las
tierras era Martínez de Hoz y si en ellas se insertaba el puerto todo su
espacio habría de valorizarse todavía más.Una imagen característica del puerto
en construcción es la centralizada en la grúa Titán (llamada así por su
gran tamaño), con la que se trasladaron los bloques de hormigón frabicados en
el mismo lugar, que tienen un peso de entre 30 y 45 toneladas.
Luego las obras
prioritarias serían las de la dársena, para que sirviera a las embarcaciones
pesqueras ya existentes, cuya actividad crecía aceleradamente. Pero el estallido
de la Primera Guerra Mundial en 1914 afectó la marcha de los trabajos. La
empresa elegó mayores costos ante el gobierno nacional que le fueron
reconocidos. Aún así las obras se irían concretando en plazos mucho más
extensos.
En los años 20 la
Marina de Guerra gestionó y obtuvo con éxito la zona, dentro del puerto, que
habría de convertirse en la Base Naval, la cual en aquel tiempo inaugural era
preferida por la misma arma a un establecimiento en Puerto Belgrano.
Años 30: se completan las escolleras
Para los años
treinta ya están construidas las dos grandes escolleras (la Sur, de 2.750,66 metros y
la norte de 1.099,44
metros), entre los cuales durante esa década el calado
se mantuvo entre los óptimos y buscados entre 36 y 40 pies, pero ya en los 40
comenzó a manifestar el grave problema de la sedimentación de arena en la boca.
Esas décadas, las
del 30 y del 40, pueden considerarse las del esplendor del puerto de Mar del
Plata, funcionando tal cual lo imaginado, es decir como de aguas profundas. El
25 de agosto de 1925 había recibido al acorazado inglés Repulse, de 33 pies de caladura, 37.400
toneladas de desplazamiento (era en ese momento la mayor nave de la armada
británica), trayendo a bordo al entonces Príncipe de Gales, Eduardo de Windsor.
Refiere Lagrange, basándose en una memoria de la Asociación de Propaganda y
Fomento, que el de Mar del Plata fue el único puerto sudamericano al que pudo
entrar y atracar el Repulse.
Otro dato significativo
para reconocer la gran profundidad del puerto en esa época es el que hasta
aquí, en diez años, llegaron procedentes de puertos europeos (de Inglaterra, la
mayoría, pero los hubo de hasta Polonia). los grandes buques que transportaban
miles de toneladas del "carbón de piedra" que era el combustible utilizado
en las llamadas cocinas económicas. Con el tiempo, la evolución de todo el sistema
de puertos del país fue reservando para el de Mar del Plata el destino
pesquero, siendo aún hoy en este aspecto, por los embarques y servicios, uno de
los principales del mundo.
El gran problema del banco de arena
Desde mitad de la
década del 30 la arena en suspensión que lleva la deriva costera de sur a norte
comenzó a sedimentarse, resultado de la barrera de las escolleras. Y así
aparece "el problema" muy difícil de resolver, a tal punto que cada
tanto, y después de tiempos más o menos prolongados sin dragados, por su causa
se llega casi a punto de operatividad cero.
En su obra,
Lagrange refiere los estudios que se hicieron al máximo nivel, nacional y/o
internacional, habiendo él mismo participado de algunos de ellos, con la
finalidad de hallar la mejor solución para el banco de arena. De aquí la
importancia tanto del funcionamiento permanente de una draga flotante, como del
proyecto, nunca concretado, de una draga fija que extraiga la arena acumulada
al sur, arrojándola hacia el norte, o el refulado, con despliegue y efectos
espectaculares que se realizó en 1998, y que después no tuvo, por las
acostumbradas circunstancias políticas y económicas de la Argentina, el
necesario mantenimiento que conservara tanto la extensión de las playas como el
puerto en su mejor operatividad.
Fuente:
Oscar
Lardizábal -lardizabal@lacapitalmdq.com.ar
Exposición del ingeniero Alberto Lagrange en el Club
Pueyrredon. Imagen gentileza Jorge Chibana
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Exposición del ingeniero Alberto Lagrange en el Club
Pueyrredon. Imagen gentileza Jorge Chibana
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Fiesta de Nativos Marplatenses. El ing Alberto Lagrange, el ex intendente Luís Nuncio Fabricio, Nilda Balado a la izquierda y Sina Lagrange, cartera marrón y Jorge Chibana con su esposa. Año 1996. |
23ª Reunión - CONCEJO DELIBERANTE 27/11
y 4/12/03
HOMENAJE A ALBERTO LAGRANGE
Sr. Presidente: Le damos la bienvenida a la señora Francesca de
Lagrange, a la señora Julia Lagrange de Galotti y Víctor José Lagrange, a los
familiares y amigos de Alberto Lagrange a quien homenajeamos hoy en este
recinto. Se encuentran presentes en representación del Intendente el ingeniero
Julio Estévez, del Departamento de Electromecánica y Obras de Gas; el jefe de
la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas, ingeniero Roberto
Sciarrone; el presidente del Rotary Club Mar del Plata Douglas Jenkins;
miembros del Rotary Club; representantes de la Prefectura Naval, de la Base
Naval y de la Jefatura Departamental. Para dar comienzo a este homenaje, tiene
la palabra el concejal Pezzati.
Sr. Pezzati: Muchas gracias, Presidente. Cuando pensamos en
Alberto Lagrange surge de inmediato una palabra asociada asu imagen: el mar.
Antes de entrar a realizar algunas consideraciones muy puntuales y en función
de parte de la enseñanza que nos dejó Alberto, permítanme hacer algunas
digresiones a este tema del que nos hizo tomar tanta conciencia Alberto y que
es el mar. Los argentinos no hemos asumido en su totalidad el ser un pueblo
marítimo, como el extenso tamaño de sus costas lo indica, y por ese motivo no
se ha notado en forma evidente a través de nuestra historia el conocimiento y
amor de los argentinos por nuestro extenso litoral atlántico ni por sus puertos,
playas, acantilados y por la magia de la presencia del agua, los movimientos
incesantes de su superficie y el misterio de su fondo. Este ha sido tal vez el
gran triunfo final del nativo indígena sobre su invasor europeo que llegó
imbuido del mar en su historia, sus costumbres, su alimentación y que sin
embargo en América, al igual que el indio, sólo aprendió a mirar la pampa, le
dio la espalda al océano olvidando que al otro lado, ese mismo mar era la
esencia de su vida. Por eso el gaucho –mestizo del español y del indígena-
siempre se jactaba de ser de tierra adentro, no existe el menor atisbo de algo
marítimo en nuestra tradición y folclore. Recién en nuestros tiempos se impone
el mar, aunque como un divertimento de la época estival, simplemente como
balneario. Por suerte, lentamente empieza a nacer en nuestra generación la
noción de la importancia que para la Argentina representa tener un litoral marítimo como
el nuestro. Pero si hablamos en general de la responsabilidad de los
argentinos, quienes tienen la mayor carga de esa reivindicación no deberían ser
los mediterráneos cordobeses, salteños, mendocinos sino que la responsabilidad
primera debe ser de los argentinos que tenemos la dicha y la felicidad de vivir
a su lado y que por algo nos hacemos llamar marplatenses. Hoy venimos a
reivindicar a un hombre que supo levantar esa bandera de Mar del Plata, la del
mar, en todos sus actos, pensamientos y accionar: el querido Alberto Lagrange.
¿Cómo podemos definirlo en pocas palabras? Un argentino, un marplatense que dio
todo para reivindicar esa idea que Argentina no termina en el mar sino que es
parte de él. Alberto fue un distinguido marplatense, profesional de la ingeniería
civil e hidráulica que durante más de cuarenta años trabajó en la Dirección Provincial
de Hidráulica de la provincia de Buenos Aires y que gracias a ello participó en
los mayores emprendimientos acometidos para conciliar la naturaleza del mar con
la vida de los habitantes de sus costas. Sus conocimientos teóricos, la enorme
experiencia acumulada y, por sobre todo, su vocación marítima, han posibilitado
las más importantes obras hidráulicas marítimas en la costa de la provincia de
Buenos Aires. Alberto amaba el mar, sin embargo siempre hablaba de él con gran
respeto; no le temía pero sabía que nunca podría dominarlo por completo. Era un
poco la relación del domador y la fiera. A través de los años se estableció un
cariño mutuo pero por sobre todo un respeto mutuo. Controlar la ira del mar, traducida en temporales, sus zarpazos contra
las costas, obligarla a que mansamente entregara arena sin debilitar otras
latitudes, comprender sus malhumores con paciencia y cariño. Finalmente la
fiera, el mar, se entregaba a sus deseos. Así aparecieron las playas de La Perla, las escolleras en T y
la zona entre Cabo Corrientes y El Torreón, única laguna de mar artificial en
todo el litoral argentino que posibilita la realización de deportes náuticos en
aguas tranquilas. Para atestiguar estas reflexiones, permítanme leer algunos párrafos
del libro de Alberto Lagrange que la Fundación Bolsa de Comercio de Mar del Plata en
épocas de la presidencia de Martín Inda –con quien tuve el honor de integrar el
Consejo de Administración- publicó hace exactamente diez años y que motivó,
entre otras cosas, que este Concejo Deliberante creara a través de un proyecto de Ordenanza
presentado por el concejal Pulti, la Comisión Mixta para la Defensa del Puerto y las Playas
de Mar del Plata. Dice Lagrange: “Pero por sobre todo entrará en escena y
actuará, ya sea en forma explícita o encubierta un personaje imprescindible y
omnipotente: el mar. El mar, al que respetaremos profundamente, esa enorme masa
moviente que origina y causa tantos desvelos. Procuraremos conocerlo, entrever
sus reacciones, descubrir sus características más sobresalientes para intentar
comprender su comportamiento, pero insistimos–decía Alberto- respetaremos su
accionar, aunque en determinadas circunstancias podamos prevenir su conducta y
en la medida que podamos aprovecharnos de ella. El mar dominará la escena pero
sin recelo y con confianza habremos de introducirnos en sus profundidades y
deslizarnos sobre sus olas para explorar sus secretos”. La primera intervención
del hombre sobre el mar en nuestra región fue concebida por el ingeniero Brague
en 1856, casi veinte años antes de la fundación de nuestra ciudad. Fue
realizado por encargo de don José Coelho de Meyrelles en la zona de la desembocadura
del arroyo San Ignacio, que posteriormente se llamaría Las Chacras y que hoy
entubado vierte su caudal al norte de Punta Iglesia. Fue destruido por un temporal
y sustituido por decisión de don Pedro Luro en 1877. Para ello, don Pedro Luro
contrata en Francia a don Antonio Lagrange, oriundo de Lyon y experto en trabajos
marítimos. El muelle es construido y terminado en 1888; su ejecutor muere
accidentalmente al caer al mar desde el extremo de su propia obra. Pese a su
trágico final, establecido en un rancho propiedad de don Pedro Luro ubicado en
lo que hoy sería avenida Luro y Santiago del Estero, había conseguido
establecer una familia. Herencia genética, designios de Dios, lo cierto es que
su nieto Alberto pudo de alguna manera, un siglo después, continuar y
complementar la obra que en parte suabuelo dejó inconclusa. Decir entonces que
proyectó las escolleras en T, la trampa de arena para la entonces playa de los Ingleses
y finalmente la solución del embancamiento del Puerto a través del dragado del
canal de acceso y su posterior refulado para ampliar las playas marplatenses,
ocupan algunas líneas de estas palabras, pero cuánta dimensión y significado representan
para Mar del Plata y su condición de ciudad turística compatible con un puerto
de mar activo. Quienes compartimos con Alberto largas charlas, innumerables
viajes a La Plata
(designado por el presidente de la comisión Martín Inda, que le escapaba al
viaje pero mandaba a su amigo Alberto Lagrange), en esas horas gratísimas
vivenciamos su poder de convencimiento y a través de sus sencillas y simpáticas
explicaciones impulsó la toma de conciencia de una ciudad que luchó a partir de
ese momento por sus playas y su puerto. Su familia deberá estar orgullosa de su
tenacidad, bonhomía, desinterés y caballerosidad y al recordarlo, hacerlo con
el cariño que merece una persona como Alberto que abrazó causas nobles y que nos
van a beneficiar a todos los marplatenses. Gracias, Presidente.
Sr. Presidente: Tiene la palabra el concejal Salas.
Sr. Salas: Gracias, señor Presidente. Es muy difícil hablar de
Alberto Lagrange y le contaba a usted, señor Presidente, antes de venir a la
sesión que en el día de hoy en homenaje a Alberto, abrí su libro y quiero leer
muy brevemente algunos reconocimientos que él hacía en este libro. Decía que
“quería agradecer a la Fundación Bolsa de Comercio de Mar del Plata, que
posibilitó la impresión de este libro, de manera especial a su presidente
Martín Inda (que lo sabemos muy amigo de él), que generosamente creyó en las
bondades del mismo desde los primeros tramos que conoció del escrito y con su
constante apoyo impulsó su desarrollo, terminación y publicación. Al licenciado
Agustín Cordero Mujica, secretario ejecutivo, que con sus conocimientos y
diligencia allanó el sendero por el que debía transitar esta narración,(que
tanto nos enriqueció a todos los que tenemos algún grado de decisión en Mar del
Plata). A la profesora Raquel de Antueno de Bernal, distinguida profesional y
dilecta amiga, que cometió el error de aceptar mi pedido de revisar este relato
y en consecuencia no tuvo otra alternativa que leerlo y ordenar su desmañada
escritura. A mi esposa Sina. Al recuerdo de mis progenitores. A mis condiscípulos
de la promoción 1938 del Colegio Nacional de Mar del Plata y -termina diciendo-
a toda la buena gente que en diferentes niveles fueron mis consecuentes y
leales colaboradores en las obras del mar que juntos realizamos”. Y recordaba,
señor Presidente, lo que digo permanentemente. Hay gente muy inteligente que pasa
desapercibida por la vida porque no tiene una causa por la cual luchar y creo
que Alberto Lagrange no pasó desapercibido por la vida, primero, porque era muy
buena gente, y segundo, porque tuvo una causa por la cual luchar. Y creo que en
su momento no tuvo el reconocimiento de todos nosotros, por esas mezquindades
que tiene la política, pero todos los que participamos de esa comisión de defensa
de puerto y playas y por suerte pude hacer una nota en el momento que se
refularon las playas de la ciudad de Mar del Plata, que tanto reconocimiento
tuvo en la Argentina, donde reconocía el esfuerzo de Alberto Lagrange; como el
tema del canal del puerto de la ciudad de Mar del Plata y muchísimas cosas más.
Y cuando él agradecía a la buena gente recordaba una frase de Platón que dije
cuando vino el obispo: “Si eres bueno, ya sabes demasiado, si no, todo lo que
aprendas sólo servirá para acrecentar tu propia destrucción”. Creo que Alberto,
además de saber mucho, jamás podía acrecentar su propia destrucción porque era muy
buena persona y porque siempre, todo lo que supo lo puso al servicio de los
demás. Siempre con perfil bajo. Él hablaba del malhumor del mar pero nunca lo
vide malhumor a él; siempre ayudándonos con profundos conocimientos, nos
hablaba de lo que estaba pasando con las playas de la ciudad de Mar del Plata,
que cada vez había menos playas, y realmente le tenemos que agradecer a Alberto
que haya pasado por la vida porque no ha pasado desapercibido, porque tuvo una
causa por la cual luchar y porque nos dejó a todos una gran enseñanza, desde el
punto de vista de los conocimientos pero fundamentalmente respecto de lo buena
persona que era y esa es la enseñanza más importante que todos debemos recoger.
Nada más, señor Presidente.
Sr. Petrillo: Tiene la palabra el concejal Petrillo.
Sr. Petrillo: Gracias, Presidente. No me resulta fácil expresar mi
opinión sobre nuestro querido Alberto Lagrange ya que en mi caso particular se
entrecruzan muchos años de relación, de conocimiento, de amistad. Amistad que
he hecho no sólo con Alberto sino también con nuestra querida Sina a través de
mis suegros. Hace más de treinta y cinco años que conozco a Alberto y a Sina y
por eso decía que no es fácil en algunos minutos sintetizar lo que ha sido
Alberto como hombre público y desde el punto de vista familiar. Tengo difuso
allí en el pasado el momento en que lo conocí pero creo recordar que fue en nuestras
luchas estudiantiles –hace más de 35 años- cuando el Rotary Club se reunía en
el Club Español. Y hago esta referencia porque hoy en este recinto nos encontramos
con muchas caras amigas, gente íntima amiga de Alberto, gente amiga de mi
familia, gente muy amiga de mis suegros de toda la vida, con quien Alberto ha
compartido todos estos años. Y cuando digo que se entrecruzan y adhiriendo a
las palabras de mis colegas que me antecedieron en el uso dela palabra, quiero significar
lo que Alberto ha sido como hombre público desde su defensa permanente del mar
con todos esos conceptos que tan bien definía Pezzati, pero también con ese
sentimiento profundo que él tenía arraigado y que él nos explicaba en lo que yo
diría clases que recibíamos de él cuando conversábamos del tema del mar, de la
defensa de la costa. En ese perfil de hombre público no puedo dejar de lado
también su condición de docente y esto lo vivíamos durante su sepelio con
muchos de los que fueron sus alumnos en el Colegio Nacional y Comercial de
nuestra ciudad, ni tampoco su perfil de hombre público vinculado al Rotary, a
todas las obras que durante tantos años ellos emprendieron y concretaron para tener
una ciudad distinta, una Mar del Plata mejor. Podríamos seguir en estas
definiciones de lo que ha sido Alberto Lagrange ingeniero como hombre público. Pero
sin dudas está la otra componente, el de ser humano, laque tuve el gusto de
compartir en familia, su bonhomía, simplemente el ser un buen tipo. Cómo cruzar
estos dos conceptos delante de todos ustedes, que lo quisieron y amaron durante
todos estos años. Simplemente decirles a sus familiares, en particular a Sina:
querida Sina, nuestro mayor respeto por usted, por Alberto, nuestro profundo
agradecimiento y nuestro cariño permanente a usted y a todos los amigos que hoy
comparten este simple, sincero acto que estamos haciendo en recordación del
ingeniero Alberto Lagrange.
Sr. Presidente: Concejal Romanín, tiene la palabra.
Sr. Romanín: Señor Presidente, si en este ejercicio y ocasión que
es ser concejal uno puede buscar momentos en los que se siente gratificado y
donde realmente valora lo que significa una lucha política por valores más
importantes que los del trajinar diario, este es uno de los momentos que como
concejal uno agradece poder estar viviendo. Esta función que tenemos nosotros
no es sencilla, fácil, en épocas sobre todo turbulentas. Acá ahora tenemos el
ruido que no opaca el homenaje que estamos brindando pero sí de alguna manera
marca la situación que en este recinto se vive normalmente: de tensión, de conflicto,
de intereses que se contraponen y que hacen que a veces uno, en el devenir de
la función de concejal, no digo que lamente hacerlo, pero sí que le cueste
poder afirmarse, poder sentirse gratificado, poder decir “vale la pena”. Hoy
este es uno de esos momentos. Porque yo no tengo, a diferencia de otros amigos
concejales que han hablado, el gusto de decir que lo conocí. No participé en la
Comisión Mixta de Puerto y Playas que con acierto el hoy Presidente del Cuerpo
impulsó; no tuve esa ligazón. No soy del Rotary, tampoco tuve esa posibilidad
de intercambiar con él conceptos, creencias, momentos. No lo conocí, no tengo
la posibilidad de hablar de Lagrange ser humano, del amigo, de la persona de
convicciones profundas, no puedo decir eso, pero sí puedo decir –y en ese
ámbito de gratificarse uno- que esta función me permite hablar y rendirle un homenaje
sincero al Lagrange público, al Lagrange que a través de distintos hechos
políticos participó, logró trascender del Rotary, de su función en la Comisión
Mixta de Puerto y Playas, de su función de ingeniero, de su carácter genético
de “hijo de” y ser para lo que Mar del Plata y para lo que Romanín significaba
cuando se hablaba de Lagrange. Es decir, en Mar del Plata teníamos un tipo que
sabe más del mar que muchos argentinos, europeos. Era un verdadero experto,
alguien nuestro, y que de alguna manera ha marcado con su devenir, con su
proyectos, en su trayectoria, algo que nos debe enriquecer a todos: que en Mar
del Plata podemos sacar a grandes tipos para la función pública. Que no somos
–como alguna vez equivocadamente un Intendente nos calificó- mediocres; somos
gente que puede producir Lagranges y en otras áreas a magníficos expositores de
lo marplatense, a ejemplos de lo que un marplatense que se dedica, que tiene
vocación, que es honesto y tiene convicciones, cuando se le da esa posibilidad,
puede concretar para nuestra ciudad. En nombre del Bloque Progresista adhiero
al homenaje, saludo a los familiares y amigos y creo que en conjunto vamos a
tratar un proyecto de Ordenanza firmado por todos los bloques en el cual le
vamos, más allá de este homenaje a Lagrange, a fijar su nombre en uno de los
lugares que quiso y trabajo más por Mar del Plata. Nada más y gracias.
-Siendo las
10:44 ingresa al recinto el concejal Cordeu.
Sr. Presidente: Antes de pasar al tratamiento del expediente que
propone el concejal Pezzati, brevemente me gustaría hacer alguna referencia a
Alberto. Lagrange era y es una autoridad en su materia, es decir, una
personalidad a la cual se cita para acreditar la opinión de quienes como yo y
tantos otros somos legos en la materia que él trataba. Y ese es su rasgo más conocido:
el de ser una autoridad en la materia. Pero la verdad es que tenía otras cualidades
extraordinarias. Por ejemplo, una de las cualidades más brillantes que encontré
en su mirada fue lade ser un tipo alegre, la de ser una persona culta, la de
ser un hombre de buena conversación, la de ser un hombre grande, de muchos años
que naturalmente no iba a la moda y sin embargo su juventud destacaba en
cualquier lado. En esa misma mesa en la cual hoy se sientan su señora, sus
amigos entrañables como Martín, sus familiares, compartimos muchísimas
reuniones de trabajo que –hay que decirlo- en el caso de él fueron por varios
años, reiteradamente, también tensionadamente muchas veces y ad honorem por
parte de él. Solamente por honrar esa vocación que tenía de marplatense en
primer lugar, de defensa del mar y porque le
pasaba algo que él confesó riéndose en más de una oportunidad: él decía que no
tenía sangre sino que le pasaba agua salada por las venas. Entonces, esa cuestión,
esa vocación tan profunda por defender lo marplatense lo llevó a estar
trabajando junto a nosotros y fue en esos lugares donde yo me encontraba con un
hombre adulto, de una gran alegría, con una gran bonhomía, de un gran don de
gente, de buena persona, capaz, con todo equilibrio y sensatez de compartir una
cena y tomar algunos vinos charlando agradablemente de cualquier gestión. Muy
capaz del humor, como lo es Martín, su compañero inseparable en estas luchas que
tuvimos con la Comisión Mixta de Defensa del Puerto y las Playas, muy capaz de
reírse. Entonces el contraste de esa autoridad a la cual yo sin conocer fuimos
a consultar porque teníamos este libro extraordinario, que casi debo decir que hemos
“panfleteado” en Mar del Plata ya que a partir que lo conocíamos, lo
distribuíamos. Lo comprábamos, se lo pedíamos a Pezzati, lo distribuíamos en
los colegios secundarios, hicimos de esto una herramienta de difusión. Sin
conocerlo fuimos un día a consultarlo por lo que estaba aquí escrito y nos encontramos
con esta otra persona. La imagen de la autoridad, que uno la imagina un poco
fría, o la imagen de un amigo entrañable, querible, con un gran don de gente.
Este libro ha cumplido un cometido. Suele decir el escritor portugués José
Saramago que el hombre es su obra y yo creo que a través de su obra el hombre
trasciende. Hay una forma de trascendencia muy humilde y muy vehemente que creo
nunca se la conté a Alberto. Acá se explica por qué se deterioran las playas y
por qué a veces hay que dragar la boca de acceso al Puerto, lo explica también,
lo entendimos tan claramente y se ha entendido tan rotundamente en la comunidad
política local el problema técnico por el cual hay erosión costera, que se ha
intentado trasladarlo a otras esferas de donde sale las inversiones para
defender la costa de la ciudad, de un modo donde a lo mejor no se terminó de
entender como muchos lo entendieron aquí. Pero fue tan intensa la difusión que
se hizo de su obra y por su vocación que un día yo fui a dar una charla a la
Escuela Nº 1 y un nene de 7 u 8 años se paró y me dijo qué esperábamos para
decidir lo que había que hacer en la costa porque la arena deriva en la corriente
costera de sur a norte, se choca con la escollera sur, levanta el fondo y
entonces no pueden entrar los barcos que sacan la producción de Mar del Plata.
Me lo explicó un nene de menos de diez años, un ciudadano ya en marcha, y eso ocurrió
porque Alberto escribió esto, porque no fue egoísta con sus conocimiento,
porque alguien lo publicó y porque se difundió masivamente merced a los medios
de difusión de Mar del Plata. Ese ciudadano, por la obra de Alberto, es mucho más
marplatense que aquellos marplatenses que a lo mejor ignoran esa cuestión. Ese
chico, que son muchos chicos y personas grandes, está en mejores condiciones de
defender los intereses de la ciudad por la generosidad intelectual, la bonhomía
y el don de gente de Alberto Lagrange y eso es valiosísimo. No fue Alberto un
hombre de la política, de manera que sería malversar su trayectoria, partidizarlo.
Alberto no era de ningún partido, Alberto era de Mar del Plata. Sin embargo un
hombre inquieto, fue capaz en los últimos años de su vida de aceptar ser
candidato de un partido político, nada más que porque quería aportar ideas y
programas. Aceptó ser candidato desde el no partidismo, como un desafío más,
como algo que -creo yo- se completaba como un avance más de un ser humano que quiso
luchar hasta el último día. Aceptó ser candidato en una lista con la condición exclusiva
de que se lo pusiera en el último lugar. Quiero concluir
estas palabras con la lectura del último párrafo del libro. Después de haber tratado
los problemas incluso de la eternidad, los problemas de los 20.000millones de
años que llevó la conformación de lo que hoy conocemos como nuestro planeta y
nuestro universo, después de haber tratado los problemas de distintos puertos
del mundo, las razones hidráulicas de la erosión costera en Mar del Plata, de haber
hecho tratamiento de diversos temas, termina su obra diciendo “bueno, lo que
acá hemos escrito es como si lo hubiéramos hecho”. Dice así: “No se podrá negar
que hemos transformado nuestra costa mediante una optimista visión de futuro
(visión que plasma en el último capítulo). Tengo la íntima convicción, porque
la presión de los tiempos por venir lo impulsará, de que algún día la gente de
esa época verá a nuestro sueño convertido en realidad. Y porque ese
convencimiento está reforzado por una reflexión de Julio Verne, con cuyos
conceptos me siento identificado: “Todo lo que un hombre pueda imaginar, otro
podrá realizarlo”. Pero inexorablemente debemos pisar tierra, vivir nuestro tiempo
y dejar un poco de volar con la imaginación, porque llega el momento de
escribir tres letras: f, i, n, que unidas forman una palabra que ya es momento de
que la escriba. Se llega a ella con cierta resistencia intelectual, porque se
tiene conciencia de que aún rondan en la mente ideas, propuestas, experiencias
y recuerdos. ¡Son tantos! Debo impedir que irrumpan y compliquen más aún el
relato. Los guardaré muy bien bajo llave ...”. En realidad no los guardó, están
en este libro y es el deber de los que venimos detrás consagrar en el futuro
las obras y las ideas que Alberto nos legó a través de su obra. Concejal
Galicer.
Alberto Lagrange en un encuentro con sus discípulos...El día previo a su partida.- Foto de Celia Fillipi Lagrange |
Sra. Galicer: Señor Presidente, simplemente quiero sumar a este
homenaje una nota recibida ayer en mi despacho del gobernador internacional del
Rotary. “De mi consideración: Rotary Internacional por mi intermedio adhiere al
acto que realiza el Honorable Concejo Deliberante en justo homenaje al
ingeniero Alberto Lagrange, no solamente por haber sido miembro destacado del
Rotary Club Mar del Plata, presidente de su junta directiva y hasta el día de
su fallecimiento socio honorario de la institución, sino también porque
reconocemos en la figura del ingeniero Lagrange la personificación de los valores
humanos que los rotarios destacamos y cultivamos: un acendrado sentido de la
amistad y una significativa inclinación por la solidaridad hacia sus
semejantes. Pero además, el ingeniero Lagrange era un destacadísimo profesional
en las áreas vinculadas a la ingeniería hidráulica, alas que había volcado gran
parte del trabajo de su vida profesional en la búsqueda de las soluciones en
materia de defensa de costas, recuperación de las playas e investigación sobre
las corrientes costeras, todo esto con especial énfasis en la preservación del
equilibrio natural en el litoral atlántico. Es un legítimo orgullo, que los rotarios
podemos expresar que el ingeniero Lagrange ha sido un factor de prestigio de
nuestra institución al integrarla durante tantos años con la actitud propia de
quienes teniendo sobrados méritos prefieren el refugio de la humildad antes que
las manifestaciones espectaculares. Hago propicia esta oportunidad para saludar
al Honorable Concejo Deliberante y a su familia. Arquitecto Julio Méndez,
gobernador del Distrito 4920”.
Nada más.-
Siendo las
10:54 ingresan los concejales García Conde y Páez.
ALTERACIÓN DEL ORDEN DEL DÍA,
INCORPORACIÓN AL ORDEN
DEL DÍA Y TRATAMIENTO SOBRE TABLAS
- 6 -
PROYECTO DE ORDENANZA
RESERVANDO EL NOMBRE DE PLAYA
“INGENIERO ALBERTO LAGRANGE”
PARA SER IMPUESTO ALSECTOR CONOCIDO
COMO PLAYA VARESE (expte. 1951-V-03)
Sr. Presidente: En consideración la alteración del Orden del día:
aprobado. Voy a solicitar a los señores concejales votar la incorporación al
Orden del Día del expediente 1951-V-03; sírvanse marcar sus votos: aprobado.
Sírvanse marcar sus votos para el tratamiento sobre tablas: aprobado. Por
Secretaría se dará lectura al proyecto.
Sr. Secretario:(Lee) “Artículo 1º: Reservase el nombre de playa
“Ingeniero Alberto A. Lagrange” para ser impuesto al sector conocido como Playa
Varese cuando transcurra el plazo establecido en la Ordenanza 9066. Artículo
2º: De forma”.
Sr. Presidente: La reserva temporal se produce porque existe una
legislación nacional que para la imposición de nombres debe transcurrir un
determinado período de tiempo posterior al fallecimiento de la persona cuyo
nombre se impone. En consideración el proyecto de Ordenanza; sírvanse marcar
sus votos en general y en particular por constar de un solo artículo: aprobado
por unanimidad. A todos los presentes les propongoque concluyamos este homenaje
no del modo tradicional con un minuto de silencio sino que los invito a que, en
memoria de Alberto, demos un aplauso desde nuestro corazón.
-Nutridos
aplausos de los presentes.
Sr. Presidente: Propongo un breve cuarto intermedio. Sírvanse marcar
sus votos: aprobado.-Siendo las 11:00 se pasa a cuarto intermedio-A las 11:30 se
reinicia la sesión con la presidencia del concejal Irigoin. Se registran las
ausencias de la concejala Fernández Puentes y el ingreso de los concejales
Dell’Olio y Martínez Zubiaurre
Homenajearán a Alberto Lagrange
12/11/2006
- Diario La Capital
El
Concejo Deliberante homenajeará al ingeniero Alberto Lagrange y le impondrá su
nombre a Playa Varese, la cual, hoy existe gracias a la obra de escolleras que
él mismo diseñó décadas atrás. Lagrange, quien falleció hace ya 3 años, fue el
autor de las obras de defensa costera que actualmente existen en Mar del Plata
y editó el libro "Mar del Plata, Playa y Puertos".
Tras
una extensa labor en Hidráulica de la Provincia, en la década del '90 integró
ad honórem la Comisión Mixta de Defensa de las Playas y el Puerto, cuya tarea
fue fundamental para que se pudiera dragar el acceso a la estación marítima
local y para devolverle arena a algunos balnearios de la ciudad.
Según
dijo el concejal de Acción Marplatense, Gustavo Pulti, Varese existe en la
actualidad gracias a la obra realizada por Lagrange, quien diseñó e hizo
construir las escolleras que actualmente protegen al lugar. La obra permitió
recrear una playa que había desaparecido, que fue bautizada como Varese por el
propio Lagrange, para recordar a un cantinero que trabajaba en el lugar.
Hace
tres años, las cenizas del ingeniero fueron esparcidas en ese mismo lugar. La
semana pasada los concejales acordaron que en días más realizarán un acto para
colocar una plaqueta e imponerle a la playa el nombre de su mentor.
Después de una inagotable insistencia, aportando datos y registros que no se conservaron, esta placa recuerda al Ing. Lagrange. En la foto Celia Filippi Lagrange y Alicia Lagrange. |
Fuentes:
Extracto del Boletín Oficial
del Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredón – 23°
Reunión
Lic. Angel J. Osma – Fotos
de Familia del Diario la Capital
“El ingeniero que llegó a
buen puerto” de Oscar E. Balmaceda – Revista Toledo con Todos - http://toledocontodos.com.ar/?p=1243
“Los 100 años del puerto
pensado como una gran puerta de ultramar” de Oscar Lardizábal del Diario La Capital -
http://www.lacapitalmdp.com/noticias/La-Ciudad/2009/08/23/118897.htm
http://www.lacapitalmdp.com/noticias/La-Ciudad/2009/08/23/118897.htm
Como nieta de Victor Lagrange, me emociona mirar estas fotos,me siento muy agradecida Pablo. La reseña que elaboraste de mi familia paterna es magnifica. Un abrazo. Alicia.
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ResponderEliminarQue interesante la historia de Mar de Plata, Argentina!!! Me impresiono la historia del puente y del ingeniero Alberto Lagrange.
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