viernes, 8 de marzo de 2019

ROBERTO JUAN JOSÉ WILLIAMS

Cumbre del S20. Año 2018
 
Es muy difícil definir a una persona que ha cosechado a lo largo de su vida, tantos éxitos como el Dr Roberto J. J. Williams. Es uno de los científicos mas importantes de nuestra ciudad, con mas de 40 años de trayectoria, reconocido en los ámbitos académicos nacionales e internacionales,  con un currículum tan extenso que en la actualidad supera las 35 páginas, quien ha recibido premios a la investigación tan prestigiosos como el premio Bernardo Houssay o la Distinción Investigador de la Nación Argentina por nombrar algunos de los mas conocidos.. Es Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales como así también de la Academia Nacional de Ingeniería. Y ha publicado aparte de tres libros, mas de 200 trabajos de investigación los cuales son citados en innumerables tesis académicas. 


Roberto Juan Jose Williams
 
Además, fue el fundador  del INTEMA (Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales), espacio que ha permitido desarrollar a muchos investigadores de nuestra ciudad y del exterior, transformando a Mar del Plata es un centro importante de formación de recursos humanos, investigaciones y desarrollos tecnológicos en el área de materiales. Y como si esto fuera poco,  le ha quedado tiempo para formar una familia con cuatro hijos profesionales los cuales triunfan a su vez en distintos espacios de nuestra ciudad y el mundo. Dado que escribió una autobiografía donde relata su vida en primera persona y con un estilo muy coloquial, quien suscribe decidió mostrar dicho trabajo para reflejar un camino lleno de realizaciones. Por lo tanto, conozcamos en detalle la trayectoria de este pionero de la investigación marplatense.

UN INSTITUTO DE MATERIALES EN MAR DEL PLATA

1. Gales, Los Williams y los ferrocarriles

Siempre  tuve  inquietud  en  rastrear  la  rama  de  los  Williams  de  la  que  desciendo.  La  única  referencia  provenía de mi abuelo paterno, Roberto Owen, quien en mi niñez me había dado dos nombres como pueblos de origen de sus padres: Ffestiniog y Bethesda, ambos ubicados en el  norte  de  Gales.  Esta  información  la mantuve codificada en mi memoria  hasta  que  decidí  rastrearla.  Con  mi  hija  María  Florencia  buscamos  censos y archivos de todo tipo y pudimos ubicar a  mi  bisabuelo  paterno,  William  John  Williams,  nacido  en 1857 en Blaneau-Ffestiniog. Este es un pequeño pueblo ubicado en el norte del país de Gales, en la región de  Gwynedd  dentro  del  parque  nacional  de  Snowdonia.  Está  dominado por un paisaje de colinas que han sido perforadas para extraer lajas de piedra negra (“slate”) que se usaron como  tejas  para  techar  las  casas  de  buena parte de Gran Bretaña y otros países  de  Europa  desde  el  siglo  19  hasta  comienzos  del  20. 

Blaenau Ffestiniog, Duffws Station, Gales. Año1901
Blaneau-Ffestiniog fue la capital de la industria de las lajas en el siglo 19. Se lo conocía  como el  pueblo que techó al mundo. En 1880 trabajaban 4000 hombres  en  las  minas  para  extraer  lajas.  Hoy  la actividad  minera es muy  baja  y  las  viejas  galerías de  minas se conservan como atracción turística.  El pueblo es  cabecera  de un viejo ferrocarril de trocha angosta  que  va  hacia  la costa (Porthmadog), en un trayecto de 21 km. Fue inaugurado en 1836 y era tirado por caballos. Actualmente corre un tren turístico de  trocha  angosta  con  locomotora a vapor y vagones  estilo siglo 19. Los ferrocarriles del norte de Gales  fueron  los  primeros  del  mundo  (el ferrocarril nació aquí). Se creó un transporte barato para transportar lajas a  los  puertos,  que  luego  partían  para toda Gran Bretaña y Europa. 


Blaenau Ffestiniog, Church Street, Gales. Año 1901
La estación de este pueblo debe haber tenido una actividad importante por su tamaño y número de andenes. La calle  principal  del  pueblo,  de unas  pocas  cuadras  de  extensión, corre  paralela  a  la  estación. Las  colinas, con  lajas  negras  a  la vista, rodean  parte del pueblo. Cuando decayó la actividad económica se produjo una  emigración de galeses a distintas partes del mundo. William John vino a la Argentina para trabajar como maquinista en los ferrocarriles, que comenzaban a expandirse  en la  Provincia de  Buenos  Aires.  


Los padres de Roberto Williams: Roberto  Esteban  (“Bobby”) Williams (1ero der.) y Aurora Améndola (4ta der.) circa 1950

El 14 de  mayo de 1884  se  casó  en  la Iglesia  Prebisteriana  de  San  Andrés  en Buenos Aires (La iglesia estaba en la Avenida de Mayo y fue demolida cuando se hizo su  ensanchamiento; actualmente está  en Av. Belgrano  575, barrio  de  Montserrat, donde  se conserva el acta de matrimonio), con Rebecca  Wynne, nacida en Llanllechid, Bethesda (Gales). La pareja se radicó en la ciudad de  Las Flores  (Provincia  de  Buenos  Aires). Allí nació mi abuelo,  Roberto Owen, quien  trabajó toda su vida en el ferrocarril, viviendo en distintas localidades del interior del país. Mi padre, Roberto  Esteban  (“Bobby”), nació en Ingeniero White (Bahía Blanca) y trabajó como administrativo en las  oficinas del  ferrocarril  ubicadas en Barracas (Ciudad de Buenos Aires). Allí, onoció a mi madre, Aurora Améndola (mi  rama napolitana),  quien también  trabajaba  en esas oficinas. Así es como el ferrocarril determinó mi presencia en este mundo.

2.  La Plata: De la escuela primaria a la Universidad

Desconozco la razón del cambio de  rubro  del  ferrocarril  a  la  industria  frigorífica  que  llevó  a  mi  padre  a  aceptar  un  trabajo  como  empleado  del  frigorífico  Swift  ubicado  en  la  localidad  de  Berisso  (cercana  a  La  Plata).  Supongo  que  un  conocimiento  elemental  del  idioma  inglés  habrá tenido  alguna  influencia, así como el hecho de que ferrocarriles, carne y Gran Bretaña formaban una trilogía. Mis padres se radicaron, entonces, en La Plata, mi lugar de nacimiento el 30 de julio de 1947 (mayor de 4 hermanos, seguido por Mónica, Carlos y Patricia). 


Roberto Juan José Williams. Ciudad de La Plata. Año 1948
Roberto Juan José Williams. Ciudad de La Plata. Año 1949
Roberto Juan José Williams con su madre Aurora Améndola. Año 1951
Roberto Williams con su tio. Año 1952
En una  superficie  de 3 cuadras por unas 4  cuadras, propiedad  de  la  Universidad  Nacional de La Plata, pasé por la escuela primaria (Escuela Anexa), la secundaria (Colegio Nacional) y la universidad (actual Facultad de Ciencias Exactas), sin solución de  continuidad. En el año que debía ingresar al Colegio Nacional hubo un cambio del plan de estudios que pasó de 5 a 6 años. Para evitar el año adicional, junto con 2 compañeros decidimos prepararnos para dar el primer año libre, de modo de empalmar  con  el  plan de  5 años. Logramos el objetivo y a los 12 años nos encontramos con compañeros de 14, un cambio algo traumático que nos adelantó la entrada en la adolescencia. Así que en 1963, a los 16 años, egresaba del Colegio Nacional y debía decidir la  carrera  universitaria. 

 
Roberto Juan José Williams (2da fila - 3ro a la izq.) en la escuela primaria cuando cursaba el segundo grado "A" en la Escuela Anexa. Año 1955

Roberto Juan José Williams (2do a la der.) con amigos. Año 1963

A  pesar  de que el dinero no sobraba, para mis padres la educación universitaria que ellos no habían tenido, era innegociable. En el Colegio Nacional había adquirido el gusto por la Física, las Matemáticas y la Química, así que claramente, mi  interés estaba ligado a las Ingenierías y a las Ciencias Exactas. Por otra parte, durante el gobierno de  Arturo Frondizi  (1958-1962)  hubo  un importante  desarrollo de  la industria química y petroquímica, hecho  que, de alguna manera determinó que,  de todas  las ingenierías me inclinara  por  la ingeniería química, a la que veía como un campo apasionante para desarrollar la profesión. Pero el diablo metió la cola. 


Carnet  de Educación Fisica de Roberto Williams - Universidad Nacional de la Plata Año 1959
Carnet  de Educación Fisica de Roberto Williams - Universidad Nacional de la Plata Año 1958


No recuerdo cómo  apareció  en escena la posibilidad de estudiar una prima hermana de la ingeniería química: la licenciatura en química (orientación  tecnología química). Esta era una carrera que compartía  varias  asignaturas  con  la  ingeniería  química, pero tenía una  mayor carga en las matemáticas, las químicas y las químicas industriales. El precio era un año más en el plan de estudios. Decidí devolver el año que le había robado al colegio  secundario y  me encaminé a  la  entonces, Facultad  de  Química  y  Farmacia  ubicada atrás de la Facultad de Ingeniería. En 1969 me recibí de Licenciado en  Ciencias  Químicas  (orientación  tecnología química).


Roberto Juan Jose Williams. Año 1965
Viajes de  mochilero  al sur con un grupo  de amigos. Año 1967

La dedicación al estudio de estos años fue alternada con varios viajes de  mochileros  al sur con un grupo  de amigos, a la práctica de deportes federados  (básquet en  el club  Universitario) y libres (fútbol en cualquier ocasión propicia) y a seguir a Estudiantes en su época más gloriosa: en 1967, 4 a 3 contra Platense en la  cancha  de  Boca, 3  a  0  a  Racing  en cancha de San Lorenzo y primer campeonato de un equipo chico en la historia (Isabelita la esposa de Perón  vino  a  Boedo  para  ver  al  campeón...). A esto le siguieron 3 Copas Libertadores  (una  4ta  en  2009)  y  varios  campeonatos  nacionales.  La  gloria  fue  la  obtención  de  la  Copa  Intercontinental 1968, empatándole 1 a 1 al Manchester United en el mítico Old Trafford. Para un hincha de Boca o River, esto  no  sería  tan  importante. Pero  mi  viejo  me  llevaba  a  ver  a  Estudiantes  desde que tenía 6  años  y,  como  todo equipo chico, perdíamos  más de lo que ganábamos (sobre todo de  visitantes).  Así  que de repente, obtener la Copa Intercontinental fue tocar el cielo con las manos.

3.  El Doctorado en La Plata         
                                       
Durante  el  último año de la carrera, había  recibido  ofertas  interesantes  para  desarrollar  una  carrera  profesional  en  la  industria  química.  Pero  llegaron  tarde  porque  ya  me  había picado el bichito de la investigación. Así que, por algo así como un 20 % del sueldo de la industria, acepté  una  beca de  iniciación del  CONICET para hacer una tesis doctoral en el Departamento de Tecnología Química, bajo la dirección del Dr. Roberto E. Cunningham. El tema fue  la  cinética  de  reacciones  entre  un  sólido  y  un  gas,  tema  que  involucraba conceptos de fenómenos de transporte asociados con reacciones químicas.  Cunningham  fue  una  de  esas  personas  a  las  que  llamamos  maestros.   

Viajes de  mochilero  al sur con un grupo  de amigos. Año 1967
Había  renunciado  a  su  cargo  de  Profesor  de  la  UBA  luego  de  la  noche  de  los  bastones  largos  y  aceptó  un  cargo  de  Profesor  Titular  en  La  Plata.  Se destacaba por la  claridad  con que enseñaba  los conceptos básicos del diseño de reactores y la orientación precisa que daba a sus trabajos de investigación. Pero también me acercaba libros de historia  de  las  ciencias  (recuerdo  un excelente libro, Los Sonámbulos escrito  por  Arthur Koestler,  sobre  el  origen y desarrollo  de  la  cosmología). Y era, como su tesista, fanático de  Estudiantes de La Plata  (en  una época escribió crónicas  de  partidos  de 1era B, en la revista El Gráfico).

El Departamento  de Tecnología Química tuvo una época de brillo en esos años (a pesar de funcionar en el sótano  de  la  Facultad). Su  director, el  Dr. Jorge J. Ronco, es considerado como el principal impulsor de las investigaciones en Ingeniería/Tecnología Química en el  país.  Organizó  y  dirigió  la Asociación  Argentina de investigadores en Ciencias de la Ingeniería  Química  y  Química  Aplicada,  que realizaba congresos periódicos  y  editaba una  revista  (se  continúa  actualmente como Latin American Applied Research y se edita en Bahía Blanca). Ronco trajo a la Facultad investigadores de primer nivel en la especialidad, a quienes conocíamos por sus libros. Estos profesores daban cursos y conferencias en  La Plata y  otras ciudades donde se desarrollaban investigaciones en Ingeniería Química. Esto contribuyó a aumentar el  nivel  de  los  trabajos locales y fue el nexo para que algunos de los jóvenes doctores hicieran investigaciones  posdoctorales  en  el  exterior. En  esos  años  seguí  jugando  al  básquet  y  al fútbol. Armamos un equipo inolvidable en  la Facultad  (Alerón), con  el  que ganamos  tres campeonatos internos consecutivos.

Defendí  mi tesis doctoral  en 1972 (el  jurado externo fue  el Dr. José Parera, un prestigioso investigador  de  la Universidad  Nacional  del  Litoral en el área de catálisis). Luego de la beca de iniciación del CONICET,  gané  un cargo  de  Jefe de Trabajos Prácticos DE (desde 1966 me había desempeñado como docente auxiliar en diversas asignaturas) y ya doctorado, comencé a escribir  con  Cunningham un libro sobre difusión en  gases, que  tras  muchas idas y vueltas fue publicado muchos años después  (Cunningham  y  Williams, 1980). Este libro recibió un alto número de citas desde su aparición. Entre 1970 y 1973, la  situación en la Argentina presagiaba la tragedia que se desataría al poco tiempo. Perón, Evita, la patria peronista contra Perón,  Evita,  la  patria  socialista. La  policía  entraba  a  la  Facultad  y  tiraba  gases  lacrimógenos.  Un  día  tuvimos  que  escapar  por  un  portón  de  seguridad  ubicado  en el  sótano  (A la policía le quedan dos caminos, unirse con el pueblo o ser sus asesinos...). En 1971  me  casé  con  Graciela Alluisetti, a quien conocí en la Facultad, y en 1973 nació nuestro  primer  hijo  (Federico). En  esa  época de atentados y muertes, partimos juntos al exterior.

4.   El Posdoctorado en Francia
                                          
Con  una beca  externa  del  CONICET,  entre  1973 y 1975,  realicé  un trabajo posdoctoral en el Instituto  Nacional  de  Ciencias  Aplicadas  (INSA),  ubicado  en Villeurbanne (pegada a Lyon),  Francia.  Trabajé  con  el  Profesor  Bernard  Claudel  en el estudio de fenómenos de emisión luminosa  durante  reacciones catalíticas. Descubrimos un sistema en el que la velocidad de emisión de fotones coincidía con la velocidad de la reacción catalítica, lo  que  indicaba  que el fotón se emitía en el paso que controlaba la velocidad de reacción global (Breysse y col., 1976). Durante décadas, este trabajo pasó casi desapercibido en la literatura. Pero  mágicamente, pasó a ser muy citado en los últimos 10 años en una variedad de campos disciplinarios. Después de  los  sucesos del  68’  francés, la  vida  en Lyon  era  sumamente tranquila en contraste notorio con lo que pasaba en Argentina. En esa época hicimos  varios  amigos,  con  quienes  conservamos  esa  vieja  amistad  hasta el  presente. Uno  de  ellos, Henry Sautereau, quien estaba haciendo su tesis doctoral en el mismo laboratorio, determinó más adelante y en forma totalmente fortuita, el  curso  de  mis  trabajos de investigación en Mar del Plata. Pero esto lo describiré más adelante.

El Dr. Roberto Juan José Williams. Decada del 70
En Lyon nació nuestro segundo hijo (Juan) y poco tiempo después comenzamos  a  planear  el  retorno  al  país. Invariablemente,  las cartas  que nos  llegaban  nos  preguntaban  el  porqué  de  volver  al  país  en  medio  del  desastre  que  se  avecinaba.  Difícil  contestar que es  lo que  uno  extraña  del país cuando vive en el exterior (familia, amigos, asados...), pero la decisión fue irreversible. Una huelga de Aerolíneas Argentinas nos dejó  varados en el  aeropuerto  de Orly (Paris) con 2 hijos, mi suegra y todos los trastos necesarios para viajar con 2 niños pequeños. Este fue el primer recibimiento del país. Conseguimos que nos endosaran los pasajes a Air  France,  nos trasladaron en 2  autos  a  Roissy-Charles  de  Gaulle  y  llegamos  a embarcar con  todo el equipaje en la mano, unos minutos antes del  despegue. Por supuesto,  cuando llegamos a Ezeiza no nos esperaba ni el loro.

5.  La Plata en 1975 y el Rodrigazo 
                                           
Elegimos  el  peor  momento  para  volver al país. Cada noche veíamos por  televisión  imágenes de la Plaza de Mayo  con  una  manifestación  de  algunos gremios que, al grito de gracias Isabel, agradecía a la Presidente aumentos  descomunales  (orden del 200% o más) que les permitían capear  parcialmente la hiperinflación en curso. Como siempre, los empleados estatales pagábamos el costo de la fiesta. Mi sueldo como Jefe de Trabajos Prácticos DE no llegaba a los 100  dólares de la  época con lo que pasamos del oasis francés al infierno argentino. 

En La Plata, todos los días había bombas, tiros y muertos. La triple A actuaba en forma impune y las distintas  organizaciones guerrilleras  escalaban  sus  acciones. Mi hermano Carlos integra la nómina de  rugbiers  platenses  desaparecidos  después  del  golpe  militar  del  76’. En  este  marco  y  a  los  28  años,  recibí una  oferta  de  la  entonces  Universidad Provincial  de Mar  del  Plata, para ocupar un cargo de Profesor Titular DE en el Departamento de Ingeniería Química. Por un lado, mis cálculos estimaban que con ese sueldo podríamos apostar a llegar a fin de mes. Por otra parte, esto suponía un desafío mayúsculo consistente en desarrollar un grupo de investigación a partir de la nada (o casi).

6.  Los primeros años en Mar del Plata  
                            
A  fines  del  75’  firmé  mi  contrato con la Universidad Provincial de Mar  del  Plata,  para  comenzar  el    de  abril  de  1976.  El  entonces  Decano  de  la  Facultad  de  Ingeniería  me  recibió en  su  despacho  con  un  cuadro a sus espaldas, de Isabel con la  banda  presidencial.  Cuando  me  incorporé  en 1976,  una  lámina  de  San Martín había sido pegada sobre el cuadro. En  ese  tiempo  dedicaba  muchas  horas a la docencia (dictaba las Operaciones de Transferencia de Masa y algunos temas de Ingeniería de Procesos). Pero en paralelo comenzaba a  pensar  en  una  línea  de  investigación a desarrollar en Mar del Plata. Está claro que no podía relacionarse con  los  temas de  mi  pos-doctorado en Francia, porque no tenía el equipamiento mínimo para comenzar. Recuerdo  que  en  esos años recibimos una visita de miembros del Directorio de la Comisión de Investigaciones  Científicas de  la Provincia de Buenos Aires, interesados en desarrollar las Ciencias Exactas en  Mar del Plata. 

Cómo no existía esa Facultad en aquel entonces, el Departamento de Ingeniería  Química,  del  que  ejercía  su  dirección,  era el  interlocutor válido para el desarrollo de la Química. El resultado se plasmó en  algún  tiempo en la  creación de  esa  Facultad,  la  creación  de  la Licenciatura en Química  y un  muy  importante subsidio para la compra de equipamiento científico. De estas reuniones  me quedó  grabada una  sugerencia: nos  decían que debíamos dedicarnos a investigar en temas regionales. Implícitamente, esto significaba que los temas centrales debían ser  investigados en Buenos  Aires y  otras  grandes  ciudades.  El resto  del  país  debía  dedicarse a  los problemas  regionales.  Pero, ¿Por qué debía  excluirse  la  elección  de  un tema central?  

 
Roberto Juan Jose Williams en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Decada del 70
Roberto Juan Jose Williams en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Decada del 70

A fines de 1975 habíamos comenzado a discutir posibles áreas de investigación a desarrollar  en  Mar  del Plata, junto con el Dr. Julio Borrajo, quien también dejó La Plata y se integró al Departamento de Ingeniería Química en Mar del Plata. En estas conversaciones  surgió  que  un área de gran interés y de muy poco desarrollo en los centros de investigación  del  país,  eran  los  polímeros (materiales plásticos, adhesivos, pinturas, recubrimientos, materiales compuestos, etc.). Pero subsistía el  problema de la falta de  equipamiento.¿Cómo íbamos a investigar algo sobre los polímeros sin tener  equipamiento  de caracterización de distribución de masas molares o de comportamiento reológico, entre otras técnicas imprescindibles? 

Aquí formulamos  la  pregunta  en  sentido  inverso: ¿Cuáles son los polímeros que no  requieren  estas  técnicas  de caracterización?  La  respuesta  fue: los  polímeros  termo rígidos  (redes  poliméricas).  Estas  redes  se  forman  por  reacción  química  entre  uno o  más reactivos (monómeros), uno de los  cuales tiene  al  menos  3  sitios  para  reaccionar. El producto  de  reacción es una red entrecruzada tridimensional  de muy  difícil caracterización. Ejemplos de estos polímeros son las resinas fenólicas, los poliéster insaturados y las  resinas  epoxi.  Desde  esta  decisión,  estas  familias  de  polímeros pasaron  a  ser  el  foco de nuestros primeros trabajos de investigación. En 1977, a los 30 años, ingresé a la Carrera de Investigador del CONICET en la clase  independiente. 

Así  que debía empezar a dirigir becarios y a publicar. Algunos  de  los  trabajos  realizados  en este período son los que recuerdo con más cariño de toda  mi  carrera  en la  investigación. Fueron hechos con muy escasos recursos.  Reseño  algunos de ellos a  modo de ejemplos. La cinética de la reacción de polimerización que conduce a un polímero  termorrígido  puede seguirse mediante calorimetría  diferencial  dinámica (DSC en sus  siglas  en  inglés). A fines de los 70’ no era común encontrar estos  equipos en laboratorios de investigación del país. Por supuesto, tampoco los teníamos en Mar del Plata. Lo que hicimos fue desarrollar un dispositivo casero muy simple que permitía obtener la información necesaria. Pasábamos una corriente eléctrica por un alambre sumergido en la masa de monómeros y medíamos la elevación de  temperatura  con una termo-cupla ubicada  en  su  superficie. La  elevación de  temperatura  surgía  de  un  balance entre el calor generado por la  fuente  eléctrica,  el  generado  por  la reacción química y la difusión térmica  hacia  el  interior  del  material. Después  que  la  reacción  química se  completaba y el material se enfriaba,  repetíamos  el  ensayo  en  el  que el calor generado por la fuente eléctrica  difundía  alejándose  de  la  fuente. 


Roberto Juan Jose Williams en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Decada del 70
Roberto Juan Jose Williams en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Decada del 70
Roberto Juan Jose Williams en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Decada del 70

Este  es  el típico  método  de  la sonda calefactora que se usa para determinar la difusividad térmica de un  material. Usando  un  balance  diferencial de energía y los valores experimentales obtenidos en ambos ensayos, accedíamos a información sobre la cinética y el calor de polimerización. Empleando polvos de moldeo fenólicos y resinas poliéster insaturadas,  obtuvimos  curvas y  valores comparables  a los  que se  obtenían con un DSC comercial. Escribimos un trabajo y lo enviamos a publicar a una revista de difusión internacional.  La  respuesta  del  editor fue  que  el  trabajo  parecía correcto pero que era totalmente inservible porque esas determinaciones se hacían con precisión con un DSC. Lo publicamos  entonces en una  revista  de  difusión  regional  (Cuadrado  y  Williams, 1981).  Por  supuesto, el  trabajo tuvo muy poco impacto. Curiosamente,  unos  15  años  después  recibí  un  pedido  del  trabajo por parte de un investigador de una pequeña Universidad de Colombia, en el que contaba que pensaba utilizar esta  técnica casera  porque  no  tenía  acceso a un DSC.

Otra línea de trabajo estuvo centrada  en  el  modelado  teórico  de  la reacción de polimerización en moldes y la comprobación experimental de  los  perfiles  de  temperatura  generados.  En ese  momento sólo teníamos acceso limitado a una pequeña  computadora  Wang  (hoy  sería  de  juguete), sin impresora,  por  lo  que  teníamos  que  ir  copiando la información de la pantalla. A veces accedíamos a una computadora del Instituto de Desarrollo Pesquero (INIDEP) que funcionaba con cintas perforadas. Con esas limitaciones  publicamos varios trabajos en revistas de difusión internacional y  empezamos a interactuar con el mundo (Adabbo  y  col.,  1979;  Rojas y col., 1981; Adabbo y Williams, 1982; Rojas y col., 1982). La  situación  comenzó  a  tornarse  más  favorable  a  principios de la  década del 80’. El subsidio de la  Comisión  de  Investigaciones  Científicas  de  la Provincia  de  Buenos  Aires,  nos  permitió  adquirir  nuestro  propio DSC y un espectrofotómetro infrarrojo.  Con  este  último  equipo  pudimos dilucidar algunos pasos de la reacción de entrecruzamiento de novolacas  con hexametilentetramina, ampliamente usada en la industria (Aranguren y col., 1982).

El Dr. Roberto Williams y su esposa Graciela con su hija Maria Florencia. Año 1979
El Dr. Roberto Williams y su esposa Graciela con sus hijos y sobrinas: Rosario (sobrina), Juan Esteban (hijo) Dolores (sobrina) Maria Florencia (hija) Federico Jose (hijo) Carolina (sobrina) y Roberto Andres en brazos de Roberto Juan José. Año 1980
 
Un  convenio  de  desarrollo  con  la empresa ATANOR  nos  permitió comprar  algo  de  equipamiento  menor  y  empezaron  a  aparecer  pequeños  subsidios  para  erogaciones  corrientes. Un  trabajo  de  esos  primeros años empezó a ser muy citado  (Riccardi  y  col.,  1984).  Y  recibí una invitación para participar como conferencista  plenario en una Gordon Conference sobre Polímeros Termorrígidos,  realizada  en  New Hampshire  en  1983.  En esta conferencia estaban muchos de los popes mundiales de la especialidad, lo que agregó  un  fuerte viento  de  cola a nuestros trabajos de investigación. En  estos  primeros  años  marplatenses  nacieron 2 nuevos hijos  (María Florencia y Roberto Andrés), con los que completamos la familia. En  1982, CONICET me  ascendió  a  Investigador  Principal  y  a  fines  de 1983 festejamos el retorno de la democracia. Se iniciaba otra etapa.

7. Un Instituto de Materiales en Mar del Plata 
             
Alrededor  de  1977  se  había  incorporado al Departamento de Ingeniería Química el Dr. Daniel Löffler, que venía con un PhD obtenido en Estados Unidos  en  el  área  de  catálisis.  También  padeció  las  penurias  de no contar  con  equipamiento   indispensable  para  desarrollar  sus  trabajos  de  investigación.  Y  también se las arregló para comenzar a hacer  algo.  Pero  veíamos  que  estos  esfuerzos  aislados  no  iban  a  mover  el  amperímetro.  En  ese  momento, los centros e institutos del CONICET eran  los  ricos  de  la  película  (particularmente  los  que  accedieron  al  primer  crédito  del  BID),  mientras  que  los  grupos  aislados  recibíamos  las  migas.  Había  que  generar  masa  crítica  para  formar  un  instituto  del  CONICET. Claramente no podíamos competir  con  los  grandes  institutos  de Santa Fe, Bahía Blanca y La Plata dedicados a distintas áreas de la Ingeniería Química. Nuestro nicho debía ser otro. Qué tienen en común los catalizadores y los polímeros? Ambos son materiales.

En esa época había un librito en el que figuraba el listado de Centros, Institutos y Programas del CONICET. Repasándolo, vimos que no había ninguno dedicado a los materiales en forma específica (los había dedicados a las pinturas o a los cerámicos o a los catalizadores pero no a los materiales en forma integral). En 1977 tomamos la decisión: había que crear un Instituto de Materiales en Mar del Plata. A los 2 grupos del Departamento de Ingeniería Química se agregó un grupo del Departamento de Mecánica dirigido por el Ing. Héctor Dall’O, que hacía trabajos de desarrollo en el área de fundiciones ferrosas. También teníamos un taller de vitroplatia (el responsable viajaba los sábados desde Bahía Blanca) y facilidades en laboratorios de Química Orgánica y Química Analítica. Y con eso armamos el primer proyecto del instituto que presenté en CONICET. 

El Dr. Roberto Juan José Williams. Decada del 80


Como corresponde, permaneció en un cajón mucho tiempo. Varios meses después enviaron un evaluador (Dr. Teodoro Krenkel), quien hizo un informe favorable (probablemente porque había sido uno de mis profesores en La Plata). Pero, inevitablemente, el proyecto volvió al cajón. En paralelo, inicié gestiones ante la propia Universidad. Conseguí que nos hicieran un pequeño edificio de 2 pisos en el espacio que ocupa la Facultad de Ingeniería. En marzo de 1982 se inauguró el INTEMA (Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales), dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

A los 3 grupos originales (Polímeros, Catálisis y Metalurgia) se agregó un grupo de Corrosión (dirigido por la Dra. Susana Rosso de Sánchez) y otro de Soldadura y Fractomecánica (dirigido por el Ing. de Vedia). El INTEMA se conformó con estas 5 divisiones y tuve la responsabilidad de ejercer su dirección desde 1982 a 1986 y luego de 1988 a 1994. El Dr. Löffler fue el director entre 1986 y 1988 (luego se radicó en USA). Desde 1994 al presente, la dirección ha rotado entre distintos investigadores hecho que ha permitido despersonalizar y consolidar totalmente al instituto.¿Pero cómo entró el CONICET en esta historia? Hacia fines de 1981, el expediente salió del cajón. Entiendo que la gestión personal de uno de los miembros del Directorio de ese momento, el Dr. Alfredo Calvelo (también profesor mío en La Plata y con quien trabajé luego como docente auxiliar), tuvo mucho que ver con la reactualización de la solicitud. Probablemente la creación unilateral del INTEMA por la Universidad haya catalizado la firma del convenio con CONICET, que se realizó el 11 de junio de 1982 en una pequeña y triste ceremonia que coincidió con la rendición argentina en Malvinas.

El desarrollo del INTEMA superó cualquier expectativa que pudimos haber tenido al momento de su creación. Al poco tiempo creamos un Magister en Materiales y luego el Doctorado en Ciencia de Materiales, cuyos primeros egresados datan de 1986. Implementamos una política activa de enviar a los primeros becarios a perfeccionarse en el exterior para desarrollar nuevas áreas de investigación. Creamos la carrera de Ingeniería en Materiales en 1991 (primera del país) e incrementamos notablemente los contratos con empresas de la región, el país y el exterior. Hoy Mar del Plata es un centro importante de formación de recursos humanos, investigaciones y desarrollos tecnológicos en el área de materiales. El origen no fue una política de estado sino una decisión tomada en una mesa de café y desarrollada luego con perseverancia por múltiples actores.

8. La cooperación Asado-Beaujolais

En los primeros años de los 80’ comenzamos a trabajar en un tema de frontera en ese entonces, relacionado con los procesos de separación de fases inducidos por una reacción de polimerización. Estos procesos permiten generar una fase dispersa en una matriz polimérica, lo que otorga propiedades relevantes al material final. Por ejemplo, aumento de su tenacidad, transparencia variable por acción de la temperatura o por un campo eléctrico, aumento de la procesabilidad de la formulación, etc. Nuestro enfoque estaba basado fundamentalmente en la simulación teórica del proceso que incluía conceptos de Termodinámica y de Fenómenos de Transporte (Williams y col., 1984). 


El Dr. Roberto Juan José Williams en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Decada del 80
 
Era necesario encontrar una contraparte para desarrollar un extenso trabajo experimental en esta área. Como siempre, un hecho fortuito produjo el contacto deseado. En esa época nuestras búsquedas bibliográficas las hacíamos usando el Current Contents y enviando por correo tarjetas de solicitud de copias de los trabajos que nos interesaban. El retorno era bajo pero era también el medio más económico para acceder a la bibliografía que no existía en el país. Una de esas tarjetas fue a un grupo de polímeros de Lyon. De esta tarjeta tuve respuesta: junto con el trabajo solicitado llegó una carta de uno de los amigos franceses (Henry Sautereau) a quien había conocido durante mi estadía posdoctoral en Lyon. Me decía que por esas casualidades de la vida, él se había mudado de laboratorio dentro de la misma institución (INSA de Lyon) y ahora trabajaba en el área de polímeros termorrígidos. El director del laboratorio era el Prof. Jean-Pierre Pascault y me invitaba a conocerlo para poder comenzar a trabajar en conjunto en el marco de algún acuerdo de cooperación. 

En 1986 tuve la oportunidad de visitar el laboratorio de Pascault, ubicado en un edificio del INSA de Lyon, distinto a aquel donde había hecho el posdoctorado. En ese encuentro descubrimos que estábamos trabajando en temas similares, con más énfasis experimental en su laboratorio y teórico en el nuestro. En un restaurant, situado a orillas del río Saona, convinimos en trabajar juntos en el área de separación de fases inducida por polimerización. Este fue el comienzo de una cooperación científica que se extendió a otras áreas y se mantuvo hasta el presente. La cooperación, que llamamos asado–beaujolais (vino típico de la región), derivó en el viaje de estudiantes de grado, de doctorado y de investigadores, en ambos sentidos, durante más de 25 años. Generamos decenas de artículos científicos y presentaciones a congresos internacionales . Los trabajos que más repercusión tuvieron, medida en número de citas, fueron el desarrollo de una ecuación predictiva de la evolución de la temperatura de transición vítrea en función de la conversión, en una reacción de polimerización (Pascault y Williams, 1990), y una revisión sobre el área de separación de fases inducida por polimerización (Williams y col., 1997).


Henry Sautereau y su amigo Jean Pierre Pascault junto al Dr. Roberto Williams y su esposa Graciela.

A fines de los 90’ decidimos escribir un libro dedicado exclusivamente a los polímeros termorrígidos, que cubriera desde la química del proceso de polimerización hasta las propiedades finales de los materiales producidos. Al grupo se unieron Henry Sautereau y Jacques Verdu (ENSAM, Paris). El libro apareció en 2002 y ha tenido una gran repercusión en la literatura (Pascault y col., 2002).El 18 de noviembre de 2013, Pascault recibió uno de los premios Luis Federico Leloir, otorgado por el MINCyT a científicos extranjeros por sus actividades de cooperación científica con grupos argentinos. En las palabras que pronunció al recibir el premio, mencionó que la mayor parte de los investigadores argentinos que realizaron pasantías en su laboratorio eran mujeres, de quienes decía eran “las chicas del flaco (que viene a ser el autor de esta reseña)”. Ahora, dijo, “las chicas ya no son tan chicas y el flaco ya no es tan flaco”.

9. Más cooperación internacional

Realizar actividades de investigación en temas de frontera requiere trabajar en cooperación con otros grupos del país y del exterior. Esto deriva en publicaciones conjuntas que aprovechan el “expertise” de cada uno de los grupos. Una fracción importante de mis publicaciones tiene esta característica. En el ámbito internacional, además de los amigos franceses que mencioné antes, he trabajado con científicos de un  gran  número  de  países: España,  República Checa, Alemania, China, Rusia,  Japón,  Canadá,  USA,  Chile,  Brasil y Cuba. Estas acciones permitieron  recibir gran número de estudiantes e  investigadores  extranjeros  en Mar del Plata.

 
Lijiang Hu docente en el Instituto Tecnológico de Harbin junto al Dr. Roberto Williams. Año 1990


Un   día  (no recuerdo  exactamente  cuándo),  de  principios de  la década  del  90’,  recibí una  llamada  telefónica  en  mi  oficina  de  alguien  que en un mal inglés se comunicaba conmigo:  Hello:  Lijiang  speaking... Un chino había llegado al aeropuerto de Mar del Plata sin darme ningún aviso previo.Lijiang Hu era docente en el Instituto Tecnológico de Harbin (Harbin es la capital de Heilongjian, provincia del norte de China). Un año atrás me había escrito una carta en la que me  decía  que  estaba  interesado  en trabajar  conmigo  en  la  cinética  de  reacciones de entrecruzamiento. En ese momento la Facultad podía contratar  temporariamente  a  investigadores  visitantes.  Le  escribí  sobre  la  posibilidad de acceder a un contrato temporario  y  perdí  contacto  con  él  hasta que apareció en el aeropuerto local.  Hacía  más de  2  días  que  había salido de Harbin y estaba en un estado deplorable. Era su primer viaje al exterior y la comida del avión, pero particularmente el olor al café, lo  habían  destruido.   

Premio de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. 18 de noviembre de 1994.


Solo  tomaba  agua y estaba sentado en un banco del  aeropuerto.  Alguien  se  apiadó  de él y lo comunicó telefónicamente conmigo. De los varios  investigadores extranjeros  que  recibí  en  Mar  del  Plata, Lijiang  fue  el  más  insólito. Durante la revolución cultural  fue  enviado  a  trabajar  en  actividades  agrícolas y retomó las  actividades de investigación siendo mucho mayor que sus compañeros. Este era su primer  contacto con el mundo  externo. Con  su  primer estipendio  se  compró una bicicleta que le robaron a los pocos días (seguía costumbres de su país y dejaba la bicicleta sin  candado  en  cualquier  lugar).  A  su  segunda bicicleta la protegió mejor. Los  que lo  vieron circular en bicicleta aseguran que muchas veces lo hacía en contramano en  avenidas de gran circulación (años después pude comprobar personalmente  el tremendo  desorden del  tránsito en Harbin). Su estadía científica en Mar del Plata fue muy provechosa.Como muchos chinos,  trabajaba durante  muchas horas  diarias y a la  noche se cocinaba algo en  el  laboratorio  (a  veces  subía  con la  olla  a  mi  oficina para  que  probara  su  comida).  Los resultados  científicos obtenidos  fueron  objeto  de 2  publicaciones (Ruseckaite  y  col., 1993;  Vallo  y  col., 1994). Lijiang  siguió teniendo contacto conmigo,  epistolar  primero y por correo electrónico después, hasta el presente.

10.  Las investigaciones en los últimos años 
                  
En  el INTEMA,  la mayor  parte  de  los  investigadores  participa  en  la  docencia de grado y posgrado, la formación de recursos humanos (becarios de posgrado y posdoctorales) y en actividades de transferencia al sector industrial y a distintos organismos e  instituciones. La formación de recursos humanos  de  calidad  requiere  investigar en  áreas de frontera, en  el  complejo  jardín  de  los senderos que se bifurcan, donde no son válidos los planes basados en cronogramas rígidos. El problema es que en el siglo actual las áreas calientes  de investigación  cambian a un ritmo vertiginoso. Esto  requiere  una  adaptación  continua  de  las  temáticas  elegidas. En el caso  de  INTEMA se  produjo  una  ampliación de las Divisiones del instituto y la División Polímeros generó 5 nuevas divisiones, una de las cuales, Polímeros Nanoestructurados, pasé a integrar. 


Incorporación a la Academia de Ingeniería. Año 2005

La División une varios grupos que interaccionan fuertemente entre sí  y  con  otros  grupos  del  país  y  del  exterior. En   sucesivos   años,   mi   interés   científico  se  trasladó  a  los  materiales  híbridos  orgánico-inorgánicos  y,  actualmente, al área de los materiales con respuesta a estímulos (“smart materials”).  Esto  comprende  a  los  materiales  con  memoria  de  forma  (Leonardi  y  col.,  2011;  Puig  y  col.,  2012;  Leonardi  y  col.,  2015)  y  a  los  materiales  autorreparables  (Wi-lliams,  2013;  Altuna  y  col.,  2013)  además  de  otros  múltiples  tipos  de  materiales avanzados. El empleo de nanopartículas  de  oro  o  de  magnetita  permite  la  estimulación  remota  del  material,  por  irradiación  con  un  láser  de  luz  visible  (efecto  foto-térmico)  o  la  exposición  a  un  campo  magnético  alterno  (hipertermia  magnética).  Cada  objetivo  abre  varias vías a explorar y cada resultado produce nuevas bifurcaciones.

11.  Participación en tareas de gestión
                             
Como la mayor parte de quienes nos desempeñamos en actividades  académicas, he participado en distintos órganos de gobierno de la  Universidad y en comisiones asesoras de todo tipo en organismos científicos nacionales y provinciales. En el período 1995-1997 integré el Directorio del Fondo de Mejoramiento de la Calidad de la Enseñanza Superior (FOMEC), en el ámbito de la Secretaría  de  Políticas  Universitarias  del  Ministerio  de  Cultura  y  Educación. Los fondos se entregaban a partir del análisis de proyectos de mejoras en la educación universitaria de grado, propuestos  por  las  propias  instituciones.  El  objetivo era destinar los  fondos  a  los  proyectos  que  movieran  más  el  amperímetro de medida  de aumento de calidad educativa. El proyecto benefició a numerosas carreras de un gran número de Universidades Nacionales.   

En  1997,  creo  que  por  primera  vez en su historia, el Directorio del CONICET  comenzó  a  contar  con  representantes  de  las  distintas  áreas  del conocimiento, elegidos en forma democrática  por  los  investigadores  de cada una de ellas. Tuve el honor de ser elegido por mis pares para integrar el primer Directorio con estas características, en representación de las  Ingenierías  y  arquitectura.  Fueron  años  conflictivos  en  los  que  se  comenzó  con  una  reorganización  de  las  distintas  actividades  del  CONICET. Hubo aciertos pero también equivocaciones, idas y vueltas. Pero la derivada fue  positiva y  el  CONICET terminó consolidándose en gestiones  posteriores.  Me  tocó  integrar  el  Directorio  por  2  años,  período a  partir del cual el Directorio se renovó  por  mitades  (quedé  en la  mitad  saliente  y  no  me  volví  a  postular).  Curiosamente, en 1997 fui designado para integrar el primer Directorio de  la  Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT). Pero renuncié a ese cargo porque debía honrar la elección de mis pares para integrar el Directorio del CONICET.


Algunos conferencistas plenarios del 71st Prague Meeting on Macromolecules: Nanostructured polymers and polymers nanocomposites, Praga, República Checa, De izquierda a derecha: Dres. Jean-François Gérard, Clément Sanchez, U. Schubert, Jean-Pierre Pascault, Richard Laine, Roberto J. J. Williams, M. Shibayama. Año 2007
El  Dr. Roberto J.J. Williams en  la  estación  de  trenes  de  Blaneau-Ffestiniog  en el norte de Gales,  de donde es su bisabuelo. abril de 2012.
El Dr. Roberto J.J. Williams integra el Directorio del CONICET

12.  Algunos premios y distinciones  
                           
A lo largo de la carrera científica uno está expuesto a recibir premios o  distinciones  que  constituyen  un  aliciente para seguir avanzando. Los premios tienen siempre una componente  de  subjetividad  de  quien  los  otorga. Tuve la suerte de estar en el lugar y momento justos para recibir algunos premios en mi carrera. Entre otros, tuve el honor de recibir los siguientes premios: Premio Konex de Platino en el rubro Ingeniería Química, Industrial y Electromecánica  (década  1983/92), otorgado por la Fundación Konex en 1993. Premio  Bernardo  Houssay  al  Investigador  Consolidado  en  la disciplina Procesos Industriales y Biotecnología,  otorgado  por  la  Secretaría  de  Ciencia  y  Tecnología  de  la  Nación en 2003.Premio Fundación Bunge y Born en 2007 (la disciplina premiada ese año fue Ingeniería de Procesos). 

Premios Konex 1993 - Acto Culminatorio: Ciencia y Tecnología. KONEX DE PLATINO. INGENIERÍA INDUSTRIAL, QUÍMICA Y ELECTROMECÁNICA. ROBERTO JUAN JOSÉ WILLIAMS. Hilario Fernández Long (Jurado), Arnoldo José Luis Bolognesi (Jurado), Roberto Juan José Williams, Luis Ovsejevich (Presidente Fundación Konex).

El Konex de Brillante y los Konex de Platino sobre el escenario. Entre los premiados el Dr. Rene Favaloro en el centro. Año 1993

Premio Investigador de la Nacion Argentina Año 2011

Distinción Investigador de la Nación Argentina 2011, otorgado en  2012  por  la Presidencia  de  la  Nación. En 2005 fui designado Miembro Correspondiente de la Academia Nacional  de  Ingeniería. El Presidente de la Academia en ese momento, el Ing. Arturo Bignoli, comenzó el acto de incorporación con una pregunta. Dijo: “Esta es una Academia de Ingeniería, entonces, ¿Por qué nombramos académico a un Doctor en Química?”.Siguió diciendo que el Reglamento prevé que se puede nombrar como Académico a personas pertenecientes a otras profesiones  si  hacen cosas importantes para la Ingeniería. Y siguió con algunos comentarios elogiosos hacia mis tareas  de  investigación.   

En el marco de un acto que se llevó a cabo en el recinto de sesiones, el Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredon declaró “Ciudadano Ejemplar” de la ciudad de Mar del Plata al Dr. en Ciencias Químicas Sr. Roberto Williams, en reconocimiento a su “extensa y calificada trayectoria académica y científica en el campo de la investigación”. Año 2013

Traigo este ejemplo a colación porque muestra que  a  pesar  de  haberme  desempeñado  durante  casi 40  años  como Profesor de cursos avanzados de formación de ingenieros  químicos,  no soy  considerado un ingeniero por  los ingenieros,  lo que es  correcto porque no tengo el título de ingeniero.  El  “buenos  días  ingeniero”,  con que me saludan cada mañana al entrar  a la Facultad de Ingeniería, no cuenta para ser  considerado  como  tal. El problema es que tampoco soy considerado un  verdadero  químico  por los químicos. Esta ubicación en la  interfase  de  dos  disciplinas,  me  ha permitido  trabajar  fácilmente  en  grupos  de investigación  integrados  por ambos tipos de profesionales. En 2009 fui designado Académico  Titular  de  la  Academia  Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.  Obviamente,  integro  la  Sección de Ingeniería de esta Academia y  en  alguna  ocasión  he  tenido  que  explicar a mis colegas el porqué de mi inclusión en esta sección.

13.  Posdata: el parrillero científico  
                            
Fuera de la familia (agrandada con la llegada  de  los  nietos) y las cuestiones académicas,  otro  conjunto  de  actividades  ocuparon mi  tiempo. Una de ellas es la pasión  por  hacer  asados.  Los  he  hecho  en  distintos lugares del país y he incursionado con esta manía en el Beaujolais francés, haciendo asados para el  grupo  de  becarios  e investigadores con los que cooperamos durante tanto tiempo. El placer de contemplar la carne asándose, con el chillido justo, mientras se ataca una buena picada, permite resetear los pensamientos. Particularmente después de “hacer el Beaujolais”, una ceremonia para iniciarse y perfeccionarse en la cata de vinos de distintas subregiones del Beaujolais: Fleurie, Brouilly,  Morgon, Juliénas, Chénas, Chiroubles, etc. 

Tapa del libro "El parrillero cientifico" por Diego Golombek. El equipo de autores está conformado por Virginia Aliverti, Ariel Arbiser, Maju Bacigalupo, María Barrutia, Juan Braceli, Valeria Edelsztein, Mariana Koppmann, Gregorio Lasta, Flavia Rizzuto, Pablo Schwarzbaum y Roberto J. J. Williams.
Foto de la parrilla en un típico asado de la familia extendida. Gentileza Dr. Roberto Williams

El recorrido de cata tarda varias horas y los que llegan de pie al final reciben un diploma (tengo varios en mi colección). Hace un  tiempo, el Dr. Diego Golombek, me invitó a  escribir un capítulo de un libro dedicado a aspectos científicos relacionados con la ceremonia del asado, específicamente  sobre los materiales que necesita un buen asador para preparar el  fuego y asar  (Williams, 2014). Si bien este libro no figura en las bases de datos de trabajos científicos y no cuenta para el índice h, ya va por su segunda edición, cosa que no logré con  los libros científicos que  mencioné en otras  secciones. Así que, mi  aspiración  es ser  recordado más como un modesto asador que como un científico, lo cual sería un verdadero honor.
 

Cumbre del S20

En julio de 2018 participó con más de 200 científicos en la ciudad de Rosario en la primera de las cumbres de los grupos de afinidad del G20. El Science 20 (S20), espacio que nuclea a las academias de ciencias de los países del foro, trabajará hasta mañana en recomendaciones para alcanzar un futuro alimentario sostenible, una de las tres prioridades definidas por la presidencia argentina para el G20 2018. En la apertura del encuentro, que tiene lugar en la Bolsa de Comercio de Rosario, Roberto Williams, líder del S20 Argentina, explicó:

Cumbre del S20. Año 2018
“El objetivo de esta reunión es generar recomendaciones sobre la tercera prioridad de la presidencia argentina del G20, vinculada a la seguridad alimentaría y nutricional, con especial atención al manejo sustentable de los suelos”. Según el presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ANCEFN), “la pregunta es si el mundo será capaz de proveer alimentos de calidad y nutritivos a una población que está creciendo a una tasa muy alta”.

DISTINCIONES

  1. Medalla de oro de la Asociación Química Argentina (filial La  Plata), al mejor egresado de la Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional de La Plata, en 1969.
  2. Premio al mejor egresado de Universidades del ámbito de la  Provincia, en 1972.
  3. Premio " Doctor Rafael Labriola" 1985, otorgado en forma trianual por la Asociación Química Argentina, a investigadores de edad menor a 45 años, en mérito a la labor de investigación en el campo de la química.
  4. Premio Bernardo Houssay, categoría A, otorgado por el CONICET a 50 investigadores de edad menor a 45 años, en todas las disciplinas, en mérito a la labor de investigación, 1987.
  5. Premio "Alfonsina" (Rubro Científico) otorgado por la Secretaría de Cultura, Municipalidad de General Pueyrredón,1990.
  6. Premio de la Fundación Toledo (Mar del Plata),rubro Ciencia y Técnica, 1991.
  7. Designado Profesor de la Universidad de Tianjin (China), 1992.
  8. Premio Konex de Platino en el rubro Ingeniería Química, Industrial y Electromecánica (década 1983/92), otorgado por la Fundación Konex, 1993.
  9. Premio Silveyra de Olazábal en Tecnología de Materiales, otorgado por la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1994.
  10. Beca Antorchas, otorgada por la Fundación Antorchas, 1996.
  11. Designado Profesor del Instituto Tecnológico de Harbin (China), 2000.
  12. Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 2001.
  13. Premio Pedro Carriquiriborde, en Tecnología Química, otorgado por la Asociación Química Argentina, 2001.
  14. Premio Bernardo Houssay al Investigador Consolidado en la disciplina Procesos Industriales y Biotecnología, otorgado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación, 2003.
  15. Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Ingeniería, 2005.
  16. Premio Fundación Bunge y Born a la Investigación Científica, 2007.
  17. Académico Titular de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, desde 2009.
  18. Premio Bernardo Houssay a la Trayectoria en el Área  Ingeniería, Arquitectura e Informática, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, 2011 (otorgado en 2012)
  19. Distinción Investigador de la Nación Argentina 2011, otorgado en 2012 por la Presidencia de la Nación
Caminos II. Dr. Roberto Williams
Gentileza TecTv La Señal de la Ciencia


Fuentes:
“Un Instituto de Materiales en Mar del Plata” por Roberto J. J. Williams // Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, Universidad Nacional de Mar del Plata – CONICET).
Boletín Oficial de la República Argentina. Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Decreto 792/2012. Distinción “Investigador de la Nación Argentina” http://www.investigadordelanacion.mincyt.gob.ar/pdfs/Decretos/Investigador_2011.pdf

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