viernes, 8 de mayo de 2020

ARTE Y NACAR - MUSEO DEL MAR


Benjamin Sisterna. El gran coleccionista marplatense de caracoles

La increíble historia de los caracoles 
que se quedaron sin hogar
 
Todo comenzó con un regalo. Un regalo simple, de esos que se hacen sin pensar. De esos que, sin valor material, terminan siendo atesorados como si valieran millones. Corría 1931. Benjamín Sisterna tenía 17 años y vivía en Santa Fe junto a su madre y a sus dos hermanitas. Su hermano mayor se encontraba en Comodoro Rivadavia, Chubut, haciendo el servicio militar. Desde allí, le envió de regalo un caracol. Un simple caracol una voluta brasiliana, para más datos que terminó cambiando para siempre la vida de aquel muchacho.

"Mi madre lo puso en una pequeña repisa, era un chiche más para todos, pero a mí me atraía extrañamente. Arrimándolo al oído me parecía escuchar el rumor del oleaje. Fue entonces cuando sentí la inquietud de obtener otros, y cuando al año siguiente viajé a Buenos Aires, en una cajita llevaba siete caracoles distintos", contaría Benjamín varias décadas después.

Y, por si algún desprevenido todavía no estaba al tanto de su gran obsesión, completaba: "Aquel primero que mandó mi hermano, por un inexplicable designio, despertó en mí lo que sería toda una pasión del resto de mi vida: coleccionar caparazones de moluscos de mares, ríos y tierras".

Benjamín Sisterna muestra un ejemplar de Cassis Madascariensis de las Bahamas. Su colección fue una de las tres más importantes del mundo. Año 1967 Fuente: Lugares - Crédito: Archivo General de la Nación

Pero, como si se tratara de una alegoría de aquellos caparazones, esta historia no es lineal ni simple. Mucho antes de convertirse en el coleccionista de caracoles más importante de América latina, Benjamín forjó su propio destino. Abandonó su Jobson Vera natal para radicarse en la capital provincial. Allí aprendió el oficio de pastelero y, con su sapiencia a cuestas, se encaminó hacia Buenos Aires. Su primer trabajo allí fue nada menos que en la confitería Los Dos Chinos, una de las más importantes de la época. Al tiempo, descubrió que había una delicia a la que los argentinos no podían negarse: los alfajores. 
 
Por eso, se asoció con su amigo Luis Sbaraglini y juntos montaron su propia fábrica. Los alfajores llevaban por nombre Santa Mónica y se vendían muy bien en los kioscos de Capital y de Provincia. Así, buscando expandir la distribución de sus productos, Benjamín llegó una mañana de 1940 a Mar del Plata. Allí conoció a Demetrio Elíades, el dueño de la confitería Havanna, situada en la esquiva de Rivadavia y Buenos Aires en aquella ciudad balnearia. Y así nació un mito: al tiempo, Sisterna y Sbaraglini se asociaron a Elíades para dar inicio a uno de los negocios más conocidos y característicos de Mar del Plata. Sí, la emblemática fábrica de Alfajores Havanna.

Demetrio Elíades Luis Sbaraglini y Benjamín Sisterna. Los fundadores de Alfajores Havanna
Fabrica de Alfajores Havanna ubicada en el barrio La Perla. Decada del 60. Imagen gentileza Pablo Sisterna

Aquel negocio se convirtió, quién no lo sabe, en un éxito. Y fue eso, en gran parte, lo que le permitió a Benjamín perseguir su gran sueño: ir en busca de todos los caracoles que pudiera encontrar en las costas, los mares y los océanos del mundo.

"Mientras me fue posible viajar, recorrí playas argentinas, luego uruguayas y brasileñas, después las de México, Centro y Sudamérica, para realizar en los últimos 40 años, 26 viajes dando la vuelta al mundo", relató Benjamín en su libro autobiográfico Biografía y pensamientos de un coleccionista.

 
Nota Revista Clarin Año 1976. Gentileza Pablo Sisterna

Nota Revista Clarin Año 1976. Gentileza Pablo Sisterna

En total, durante sesenta años, visitó más de 300 ciudades costeras y recolectó más de 30 mil caracoles de 3.300 especies. Pero su idea no era solo atesorar sus pequeñas y grandes joyas, sino compartirlas con todo aquel que estuviera ávido de sumergirse como lo hizo él en el misterioso mundo de los caparazones. Por eso, ya desde los años 60 Sisterna realizó muestras tanto en los locales Havanna de Mar del Plata como en la heladería Máximo de Buenos Aires.

Benjamín Sisterna dio la vuelta al mundo varias veces, empujado por su gran pasión Crédito: Gentileza Pablo Sisterna. Imagen extraida del Diario La Nación

Uno de sus mayores orgullos era poseer las tres Glorias: el legendario cono "Gloria Maris", el hermoso cono "Gloria de la India", y el cono "Gloria de Bengala". A partir de 1983, esas y otras joyas con récords mundiales de tamaño y otras que nunca pudieron ser clasificadas por su rareza, fueron expuestas en la planta alta de un local de la calle San Luís, en Mar del Plata, claro. Los visitantes pudieron visitarla hasta 1998, pero los caracoles encontrarían pronto un lugar a su medida. Fue así que un día núcleo toda la colección y terminó expuesta en el salón "Arte y Nácar" de la calle San Luís 1771 donde se exhibía la colección antes de que surgiera el Museo del Mar.

Benjamín Sisterna en una de las pequeñas exposiciones que montó en los años setenta Crédito: Gentileza Pablo Sisterna. Imagen extraída del Diario La Nación
Frente del salón Arte y Nácar, de calle San Luís 1771 donde se exhibía la colección antes de que surgiera el Museo del Mar. Fuente: Lugares. Imagen extraída del Diario La Nación.

Durante la década del 90, Benjamín tuvo un ACV y, si bien se recuperó, se vio obligado a dejar la empresa. Pablo, su hijo, fue quien ocupó su lugar. Físico de profesión y músico por afición, Pablo se había mantenido siempre alejado de los negocios familiares. Pero, de todos modos, decidió aceptar el desafío y continuar el legado familiar. Benjamín falleció en 1995 y la emblemática marca fue vendida, también, durante aquella década. Pablo pudo, entonces, dedicarse de lleno a su profesión, pero una idea no dejaba de aparecérsele: darle un lugar a la majestuosa colección de su padre. Un lugar a su medida al que la gente pudiera acercarse.

"Fue un doble homenaje. A mi padre, que era un loco por los caracoles, o, como decía él, un chiflado. Y también al mar, porque fue lo que lo inspiró a él y también a mí, en mis otras facetas", contaba el físico hace un tiempo en una entrevista. El sueño fue tomando forma y el 22 de septiembre de 2000 el Museo del Mar abría sus puertas.

 Clip perteneciente al semidocumental de 31min. del Museo del Mar
Producido en el año 2000 por Alejandro Schiantarelli.

 Documental “Mi Pasión” Benjamín Cisterna y su colección de caracoles
Año 1993. Gentileza Pablo Sisterna


La construcción del original y moderno edificio comenzó a en marzo de 1999 en Colón N° 1114. Allí, no solo se exhibían los 30 mil piezas de la colección, sino que contaba con acuarios de diferentes tamaños, una sala de arte contemporáneo con exposiciones rotativas, una biblioteca, un pequeño mercado de artesanías marinas de todo el mundo y un salón de conferencias.

Museo del Mar. Av. Colon 1114. La "parte vieja" del Museo conservaba la fisonomía de las típicas casas de la ciudad.  Imagen gentileza Pablo Sisterna

Museo del Mar. Av. Colon 1114. La parte nueva que mostraba un edificio acorde a los requerimientos del nuevo museo.Imagen gentileza Pablo Sisterna

La "parte vieja" del Museo conservaba la fisonomía de las típicas casas de la ciudad, contrastando con la parte nueva que mostraba un edificio acorde a los requerimientos del nuevo museo. La principal meta del Museo del Mar era asombrar a la gente mostrándole cosas que no esperaba ver. Por eso, si bien la idea era acercarles a las personas de todas las edades, información sobre la vida en los océanos, también ofrecía un sector con juegos interactivos de física y también numerosas obras de arte. Contaba con tres niveles: Nácar, Rocas y Cielo. En el primero albergaba la mayor parte de la colección de caracoles ordenada en varias vitrinas. Allí, además, se organizaban exposiciones de arte contemporáneo y muestras culturales. Pablo Sisterna, el hijo de Benjamín y director del Museo, calcula que un millón de personas pasaron por las distintas salas.

El nivel de Rocas era igual de sorprendente: la recreación de una caverna sumergida en el agua con un hábitat de pequeños organismos marinos conectados a los acuarios del primer nivel. El Cielo, a su vez, funcionaba como un mirador interno desde el que podían contemplarse las demás plantas del establecimiento, transmitiendo así al visitante la voluntad integradora del Museo. En la parte exterior se encontraba la terraza y su "Plaza del Mar", en la que los chicos podían disfrutar de variados juegos infantiles. Desde allí se podía acceder por escalera a un nivel superior, el Mirador del Faro, que regalaba una vista panorámica de la ciudad y donde funcionaba la estación meteorológica.
 
Ambientación escultórica en el Museo del Mar. Av. Colón y Viamonte. Obra de Nélida Valdés y la ilustradora Paula Elissambura (hija de Oscar y Nélida). Imagen gentileza Nélida Valdés.
Ambientación escultórica en el Museo del Mar. Av. Colón y Viamonte. Obra de Nélida Valdés y la ilustradora Paula Elissambura (hija de Oscar y Nélida). Imagen gentileza Nélida Valdés.
Tapa del libro: "Biografía y pensamientos de un coleccionista" Imagen extraida Diario La Nación
Benjamin Sisterna en uno de sus viajes. Imagen gentileza Diario La Nación
Benjamin Sisterna junto a su colección. Año 1993

El Museo, claro, se convirtió de inmediato en uno de los lugares elegidos por turistas y lugareños. Se calcula que por sus salas pasaron un millón de personas, entre ellas, cientos de miles de chicos. Y cuando todo indicaba que se convertiría en otro clásico de la familia Sisterna, luego de 12 años, cerró sus puertas. Si bien Pablo Sisterna ya venía contándole a los medios lo difícil que resultaba la manutención del Museo, los marplatenses se sorprendieron al encontrar en el diario una solicitada anunciando el cierre con el siguiente texto:

"Lamentamos informarles que el Museo del Mar cerrará sus puertas el día lunes 24 de septiembre, luego de doce años de ininterrumpido esfuerzo para brindarle a la comunidad un lugar de divulgación de las ciencias del mar y naturales en general, y constante sostén financiero de parte de la familia fundadora del Museo".

"No obstante lo perdido financieramente, nos consideramos mucho más ricos en el sentido al que aludía Sócrates según nos cuenta Platón. Ricos por el millón de personas que disfrutaron ver, en muchos casos por primera vez, peces del mar en donde ellos barrenan olas los veranos, por los cientos de miles de niños que se maravillaron ante miles de caracoles ninguno igual a otro, o jugando con juegos de física para entender el mundo", continuaba.

Y, además de agradecer a todos aquellos que pasaron por el Museo, Sisterna finalizaba el texto con una autocrítica y la enunciación de un nuevo deseo: "Tal vez al momento de idear este proyecto no previmos que posiblemente requeriría de un apoyo de parte de las autoridades públicas municipales, provinciales y nacionales, y también de parte de la comunidad local y turística, mayor al que éstas podrían otorgarle. Ojalá algún día alguien o algunos locos lindos o sabios provocadorestomen la bandera de excelencia y divulgación que intentamos humildemente proponer en estos 12 años".

Charla TED. Pablo Sisterna. Marplatense. Pianista, Compositor, Doctor en Física. 
Investigador y Profesor de Cosmología, Divulgador científico por pasión. Año 2016

Pablo Sisterna comenta que "la colección se encuentra bien guardada, con cada caracol envuelto cuidadosamente y rotulado". Solo una pequeña parte se halla expuesta en las vitrinas perimetrales del inmueble en el que se encontraba el Museo del Mar. Allí, ahora funciona una empresa de informática, y esa pequeña muestra sirve de entorno para las casi 200 personas que trabajan allí. Lamentablemente, no se encuentra abierta al público en general. Sin embargo, el heredero del señor de los caracoles no pierde las esperanzas de que la gente pueda volver a apreciar el gran tesoro familiar. 

Doctor en Física, Investigador y Profesor de Cosmología -Pablo Sisterna- es quien realizó el emprendimiento denominado Museo del Mar, continuando la obra de su padre Benjamín Sisterna.
"Me gustaría que la colección estuviera expuesta nuevamente, aunque por el momento no tengo ganas de encararlo yo mismo. Claro que estoy abierto a escuchar cualquier propuesta de alguna institución pública o privada que desee llevar adelante el proyecto", explica. Quizá los caracoles, entonces, vuelvan a encontrar un lugar a su medida.

Museo del Mar

Surgió como iniciativa de Pablo Sisterna, en homenaje a su amor por la naturaleza y el mar, manifestado en su pasión por la recolección de caracoles realizado por su padre. Representa, además, una forma de agradecimiento a la bella ciudad en donde él desarrollara su mayor actividad creadora y en donde transmitiera a sus hijos aquellos valores que signaron su vida. Contaba con una colección de 30.000 caracoles, constituyendo por lo tanto un valiosísimo patrimonio de nuestra ciudad. A través de las infinitas formas, tamaños, colores, defensas, dibujos, estrías, camuflages, leyendas y anécdotas, hoy se ofrece al visitante este universo extraño, poético y didáctico, con la única finalidad de compartir la vibrante exquisitez y exotismo que emana de ésta, una de las más bellas exposiciones del mundo entero. 

El Sr. Benjamín Sisterna necesitó más de 60 años y 26 viajes alrededor del mundo, explorando mares, playas, ríos y tierras en los más recónditos y alejados lugares para reunir sus caracoles, que hoy son parte del Museo del Mar. Otra componente esencial del Museo es la recreación del ambiente submarino de nuestras costas (más de 130.000 litros de agua de mar) proporcionando un punto de contacto entre dos mundos y acercando la humanidad a los secretos de los mares.

Museo del Mar. Imagen gentileza Pablo Sisterna
Museo del Mar. Imagen gentileza Pablo Sisterna

Los acuarios en exhibición son sistemas vivos, cuya compleja dinámica reproduce las interacciones reales que existen en un sistema natural. El principal objetivo que persigue la exhibición de organismos marinos es contribuir a la formación de un ser humano más consciente del entorno natural, de los peligros que la contaminación y la devastación producen sobre el medio ambiente y de las necesidades de muchas especies de desarrollarse o simplemente sobrevivir en el planeta. El Museo del Mar se propone constituir un punto de excelencia científica y cultural para Mar del Plata y una atracción turística sin precedentes.

Museo del Mar. Sector de exposición.Imagen gentileza Pablo Sisterna
Museo del Mar. Sector de exposición.Imagen gentileza Pablo Sisterna
Apertura de la muestra de arte "Piazzolla a mi manera" de Julio Fonzo. Museo del Mar de Av. Colón. Año 2010
Apertura de la muestra de arte "Piazzolla a mi manera" de Julio Fonzo. Museo del Mar de Av. Colón. Año 2010

El nivel del nácar se divide en dos áreas. En la parte histórica del edificio se organizan exposiciones de arte contemporáneo y muestras culturales que principalmente se centran en la producción artística local y regional. En la sector nuevo del museo, se luce la mayor parte de la colección de caracoles, dispuestos en varias vitrinas y acompañados de información complementaria.

Le sigue el nivel de las rocas: una especie de caverna inmersa en el agua con un estanque central habitado por pequeños organismos marinos, que se conecta con los acuarios del primer nivel. Por último el nivel del cielo ofrece un mirador interno que expresa la concepción integradora del museo. Además, desde la terraza se puede admirar una hermosa vista de la ciudad hasta el horizonte marítimo.

Museo del Mar. Sector de exposición y gastronomía.Imagen gentileza Pablo Sisterna
Museo del Mar. Sector de exposición.Imagen gentileza Pablo Sisterna

El museo, inaugurado el 22 de septiembre de 2000, contaba con una colección de 30.000 especimenes de caracoles. Originalmente el museo surgió a partir de la idea de brindar una obra dedicada al avance del conocimiento del océano, posibilitando el material necesario a personas de toda las edades. 

Museo del Mar. Imagen gentileza Pablo Sisterna
Museo del Mar. Sector de acceso.Imagen gentileza Pablo Sisterna
Museo del Mar. Charla dedicada a los alumnos.Imagen gentileza Pablo Sisterna

El museo no solo estaba destinado solamente a la exposición de caracoles marinos, sino que podía encontrarse además acuarios de diferentes tamaños, una sala de arte contemporáneo con exposiciones, una sala de conferencias y auditorio de usos múltiples, una biblioteca especializada, el Sea Shop Aurantium, con artesanías marinas de todo el mundo, y un café temático, Gloria Maris, cuyo nombre corresponde a la denominación científica de una de las piezas del museo preferida por su fundador. Debido a problemas económicos el museo cerró sus puertas definitivamente el 24 de septiembre de 2012.

Almeja gigante expuesta en el Museo Mar
Museo del Mar. Sector de exposición.Imagen gentileza Pablo Sisterna
Museo del Mar. Sector de exposición.Imagen gentileza Pablo Sisterna
 
Un hombre enamorado del mar

Como hacíamos referencia, la historia de este museo está íntimamente ligada a la vida de un hombre: Benjamín Sisterna. Benjamín había nacido en 1914 lejos del mar, en la provincia de Santa Fe. Pero a los 18 años, su hermano que estaba cumpliendo el servicio militar en el sur le envío una caja con 15 caracoles. Curioso y autodidacta, Benjamín quedó fascinado por la belleza de estas criaturas y desde entonces se dedicó a alimentar esta pasión que lo llevó a recorrer los lugares más recónditos en busca de ejemplares. Luego de 26 viajes alrededor del mundo, explorando mares y playas exóticas, logró reunir nada menos que 30.000 piezas, algunas que alcanzaban un récord mundial en tamaño.

"En realidad no es sólo un museo, es un centro cultural con galerías, talleres para chicos, conferencias, charlas y cine", afirma su hijo, Pablo Sisterna, doctor en Física y concertista de piano. "La intención de tanta mezcla, asegura, es combatir la especialización que suele caracterizar a esta época".

Reportaje al coleccionista de caracoles Benjamín Sisterna. Año 1983
Video gentileza Pablo Sisterna

"El objetivo es que un estudiante de biología que viene a ver la colección se encuentre sin querer con un cuadro y un artista se encuentre con un tiburón", afirma quien se encargó de planificar hasta el más mínimo detalle.



La colección se mantiene a pesar de todo

En el año 2012 la empresa dedicada al desarrollo de software Globant (la segunda firma tecnológica argentina en cotizar en la Bolsa de New York) desembarcó en Mar del Plata. La oficina está ubicada en el antiguo Museo del Mar, en una de las lomas más tradicionales de la ciudad. Su dirección es Avenida Colón 1114.  El edificio fue adaptado a la cultura Globant pero manteniendo la arquitectura original con un acuario y muestras del tradicional museo. Ofrece así, espacios que fomentan el espíritu de innovación y creatividad, y a su vez reflejan las características de esta hermosa ciudad costera. Podría decirse que el sueño de Benjamín Cisterna sigue vigente de algún modo.

Esta empresa fue fundada en 2003 por Martín Migoya, Guibert Englebienne, Martín Umarán y Néstor Nocetti. En la actualidad, cuenta con 3322 empleados. Su crecimiento fue exponencial, por ejemplo, sólo en 2013 facturó 167 millones de dólares. En junio de 2014, comenzó a cotizar en la Bolsa de Nueva York, convirtiéndose en la segunda firma tecnológica argentina en llegar a ese mercado bursátil. Globant tiene centros de desarrollo en la Argentina, Uruguay, México, Colombia, Brasil, Estados Unidos e Inglaterra. En Argentina tiene oficinas en Buenos Aires, Tandil, Bahía Blanca y ahora en Mar del Plata. Entre sus clientes están: Google, Electronic Arts (la mayor empresa de videojuegos), LinkedIn, y Walt Disney Parks.

En intendente Gustavo Pulti en la inauguración de las oficinas de Globant. Año 2012.
Las nuevas instalaciones de Globant, que aun mantienen la colección de caracoles de Benjamín Sisterna
El marplatense Guibert Englebienne, uno de los fundadores de Globant. FOTO: Mauricio Arduin.Imagen extraida del Diario La Capital de Mar del Plata.

En las oficinas se puede disfrutar de la mesa de ping pong, metegol, play station, chill out con parrilla y sala de música con batería eléctrica, bajo y guitarra. La temática elegida para la ambientación del edificio es el mar. Así, por ejemplo, las salas de reuniones fueron nombradas como Poseidón, Estrella de Mar, Lobo de Mar, Sirenas, etc. Cuenta con tablas de surf a disposición de los globers y vestuarios para que puedan cambiarse luego de utilizarlas.

En el primer piso de la oficina persiste una muestra de caracoles, que se conserva del antiguo Museo del Mar. Ésta es una colección única que proviene de una variedad de lugares del mundo como las costas de Oceanía y el Océano Índico, África y Asia, producto de numerosos viajes alrededor del mundo de su coleccionista Benjamín Sisterna. También cuenta con el beneficio de masajes y frutas.
 
 

La sede marplatense de la compañía funciona en el edificio del antiguo “Museo del Mar”. Foto de Mauricio Arduin. Imagen extraída del Diario La Capital de Mar del Plata.

En las oficinas del primer piso se mantiene la colección de caracoles de mares de todo el mundo originada por Benjamín Sisterna. Foto de Mauricio Arduin. Imagen extraída del Diario La Capital de Mar del Plata.


Fuentes:

7 comentarios:

  1. Hugo Alberto Alonso8 de mayo de 2020, 20:54

    ¿Sigue existiendo el "Museo del Mar" en la Avda. Colón? ¿Por qué se promociona tan poco, o nada? En su caso, no podría estar abierto ya que se podría controlar y regular facilmente, creo, el ingreso y circulación como distanciamiento de las personas?

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    1. Lamentablemente , ya hace Más o menos una década, el entonces intendente Pulti , permitió que este hermoso museo cierre sus puertas , por no poder auto sustentarse y sin recibir nunca ayuda del municipio ni estado.
      Luego de permanecer cerrado algún tiempo, allí se asentó la empresa GLOBANT , un orgullo para la ciudad y el país
      Cortamos la avenida algunos ciudadanos en llamado de atención
      Al intendente en ese momento, pero no logramos nada, él estaba muy ocupado haciendo política, a él no le dolió, ni marplatense és, pero gracias a su intendencia hoy es socio en el paseo de A. Iglesias y tiene 2 restaurantes entre otras cosas

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  2. Mantener un Museo de ese nivel requiere mucho dinero, sobre todo para mantenerlo impecable y operativo. Creo que debiera crearse un mecenazgo privado regulado por el municipio, que permita tanto desgravar impuestos municipales como velar por la calidad de la muestra.

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  3. Es una lástima q nadie haya podido abrirlo de nuevo. Ojalá mí hijo pueda ver esos caracoles algún día.

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  4. PABLO SISTERNA.Gran persona.lo conoci.

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  5. Ojala se abra nuevamente algún día. Tuve la suerte de visitar ese museo hace mas de 35 años.

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