El
primer embrión de lo que hoy es el Instituto Nacional de Investigación y
Desarrollo Pesquero puede rastrearse en el primer laboratorio costero de
biología marina, fundado por el doctor Fernando Lahille en 1898 en la zona de
Punta Mogotes de Mar del Plata. La obra ictiológica de Fernando Lahille es sólo
parte de la producción científica de este multifacético zoólogo-filósofo, pero sin duda
alguna ocupa un lugar de preeminencia en la totalidad de su producción. Esto
queda manifiesto en sus escritos, así como en los testimonios de quienes lo
conocieron, por lo cual podemos considerarlo legítimamente un ictiólogo. Con este trabajo pretendemos divulgar su obra para que tenga el debido reconocimiento en la ciudad de Mar del Plata. Conozcamos
su historia...
Su historia
Fernando Lahille (1861‐1940) nació en Francia el 18 de agosto de 1861. Se doctoró en Ciencias naturales en la Universidad de París en 1891 y en Medicina en 1893. Ejerció la docencia como profesor libre en la Facultad de Ciencias de Toulouse entre 1890 y 1892 y trabajó junto a renombrados naturalistas. El joven francés arribó a la Argentina el 15 de septiembre de 1893. Desde el punto de vista histórico, su llegada puede encuadrarse en la política científica mantenida por gobiernos de la segunda mitad del siglo XIX, de invitar a científicos extranjeros para cubrir cargos en las nuevas reparticiones oficiales para resolver problemas técnicos y aplicados, participar en la reorganización de la educación a todos los niveles, así como en la creación o reorganización de academias científicas y museos de historia natural (Halperin Donghi, 1970).
En este contexto y pocos años después de creado el Museo de La Plata, el perito Francisco Perito Moreno invita a Lahille a ocupar la Jefatura de la Sección Zoología del Museo de La Plata. Desde allí debería realizar estudios biológicos de las costas y lagos patagónicos participando de las expediciones científicas del Museo. Llegaba a la Argentina respaldado por los más altos honores académicos de Francia: Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de París (1891), Doctor en Medicina (1893), Profesor Libre de la Facultad de Ciencias de Toulouse (1890‐92), y ya con 57 trabajos publicados. Era considerado un enciclopedista en una época en la que arreciaba la polémica entre los que abogaban por la especialización científica frente a los que defendían la necesidad de contar como marco una visión general de la zoología. Lahille se contaba entre estos últimos, y consideraba que la especialización temprana podía llevar a graves errores de concepto.
Alberto Fesquet (1940, 1941), como alumno y discípulo, Birabén (1969), Nani (1960) y Ringuelet (1967) han dejado valiosos testimonios sobre este científico en su carácter de zoólogo, filósofo, académico y maestro. Al margen de nuestro objetivo central de comentar aspectos de su carrera como ictiólogo, mencionaremos algunas características de su personalidad que contribuyeron a distinguir su obra: el gusto por las letras y la filosofía, manifestado en la elegancia de su escritura y comentarios filosóficos, morales y epistemológicos; la enorme capacidad de trabajo del cual hacía un culto (su frase labore felicitas como epígrafe (Fig. 1); el sentido didáctico y pedagógico tan personal reflejado en sus trabajos de divulgación científica; y finalmente, la profunda identificación con los intereses científicos, educativos, económicos y sociales del país.
Fernando Lahille (1861‐1940) nació en Francia el 18 de agosto de 1861. Se doctoró en Ciencias naturales en la Universidad de París en 1891 y en Medicina en 1893. Ejerció la docencia como profesor libre en la Facultad de Ciencias de Toulouse entre 1890 y 1892 y trabajó junto a renombrados naturalistas. El joven francés arribó a la Argentina el 15 de septiembre de 1893. Desde el punto de vista histórico, su llegada puede encuadrarse en la política científica mantenida por gobiernos de la segunda mitad del siglo XIX, de invitar a científicos extranjeros para cubrir cargos en las nuevas reparticiones oficiales para resolver problemas técnicos y aplicados, participar en la reorganización de la educación a todos los niveles, así como en la creación o reorganización de academias científicas y museos de historia natural (Halperin Donghi, 1970).
En este contexto y pocos años después de creado el Museo de La Plata, el perito Francisco Perito Moreno invita a Lahille a ocupar la Jefatura de la Sección Zoología del Museo de La Plata. Desde allí debería realizar estudios biológicos de las costas y lagos patagónicos participando de las expediciones científicas del Museo. Llegaba a la Argentina respaldado por los más altos honores académicos de Francia: Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de París (1891), Doctor en Medicina (1893), Profesor Libre de la Facultad de Ciencias de Toulouse (1890‐92), y ya con 57 trabajos publicados. Era considerado un enciclopedista en una época en la que arreciaba la polémica entre los que abogaban por la especialización científica frente a los que defendían la necesidad de contar como marco una visión general de la zoología. Lahille se contaba entre estos últimos, y consideraba que la especialización temprana podía llevar a graves errores de concepto.
Alberto Fesquet (1940, 1941), como alumno y discípulo, Birabén (1969), Nani (1960) y Ringuelet (1967) han dejado valiosos testimonios sobre este científico en su carácter de zoólogo, filósofo, académico y maestro. Al margen de nuestro objetivo central de comentar aspectos de su carrera como ictiólogo, mencionaremos algunas características de su personalidad que contribuyeron a distinguir su obra: el gusto por las letras y la filosofía, manifestado en la elegancia de su escritura y comentarios filosóficos, morales y epistemológicos; la enorme capacidad de trabajo del cual hacía un culto (su frase labore felicitas como epígrafe (Fig. 1); el sentido didáctico y pedagógico tan personal reflejado en sus trabajos de divulgación científica; y finalmente, la profunda identificación con los intereses científicos, educativos, económicos y sociales del país.
El cráneo de la ballena rescatada por Fernando Lahille exhibido en el hall central del Museo de la Plata en los comienzos del siglo XX (Archivo General de la Nación) |
Lo
que inicialmente iba a representar una estancia transitoria en la Argentina, finalmente
derivó en un afincamiento definitivo. Luego de su paso por el Museo de La Plata,
entre 1893 y 1899, ocupa la Jefatura de la División de Caza y Pesca, del Ministerio
de Agricultura de la Nación. A su cargo se agregaron posteriormente la División
de Zoología Aplicada con injerencia en problemas de Entomología Agrícola,
Sericultura, Apicultura y Parasitología Animal. No obstante las
responsabilidades que le habían asignado, Lahille comentaba al final de su
carrera que había tenido pocas respuestas a sus pedidos de aumento de personal
y fondos, los cuales consideraba necesarios en función de la diversidad e
importancia de los problemas que debían resolver. Gran parte de los numerosos
trabajos publicados, en especial aquéllos sobre entomología (Fesquet, 1940),
tuvieron como punto de partida cuestiones sobre zoología aplicada que se le
presentaban en este ámbito.
La
actividad docente de Lahille también fue continua: Profesor Titular de Zoología
en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires (1910‐1930) y catedrático de la
Escuela Normal de Profesores (1904‐1930) y en la Escuela Normal Superior 1910-1911).
Entre los honores recibidos, fue nombrado Académico de la Sociedad Argentina de
Ciencias Naturales (1926) y Profesor Honorario de la Universidad de Buenos
Aires (1930). La producción de Lahille en temas ictiológicos, tanto sobre
preces marinos como de agua dulce, alcanza un número de alrededor de 45
artículos. Dos temáticas se distinguen como marco: trabajos sobre temas
pesqueros y aquéllos relacionados con aspectos taxonómicos.
Notas sobre la industria de la pesca. Fernando Lahille. Año 1895 |
Durante
los años en que trabajó en el Museo de La Plata publicó tres artículos relacionados
con la ictiología (Lahille, 1895
a y b; 1898), de los cuales el primero es una lista de
los peces de los alrededores de La Plata. Siendo el primer trabajo ictiológico
generado por el Museo de La Plata, podemos afirmar que la Ictiología en esa institución cumplió recientemente los ciento veinte años, constituyendo Lahille su
primer ictiólogo. En la introducción de este artículo ya apreciamos su alejamiento
de la ortodoxia taxonómica de la época, postura que mantendría a lo largo de
toda su carrera: por ejemplo, oponiéndose irónicamente a los que llamaba
“especiógrafos” (zoólogos sistemáticos con tendencia a la creación indiscriminada
de especies y divisiones en las clasificaciones), y cuestionando el uso de una
jerga científica cerrada, fomentando, por otra parte, el conocimiento de los
nombres vernáculos de las especies.
Recordemos
que la actividad de Lahille transcurre en un período en que importantes
ictiólogos extranjeros dirigían su atención a los peces neotropicales. Entre
otros, podemos mencionar al germano-norteamericano C. Eigenmann (1863‐1927); los norteamericanos E. Cope (1840‐1897), T. Gill (1837-1932) y S. Meek 1859-1914); los
ingleses A. Günther (1830-1914), G. Boulenger (1858-1937) y C. Regan
(1888-1943); y al austriaco F. Steindachner (1834-1919). La actividad de índole
sistemática de Lahille incluye estudios ictiofaunísticos tanto de ambientes de
agua dulce como marinos, nuevas citas y descripciones de nuevas especies. De
importancia particular son las revisiones taxonómicas de grupos: entre ellas,
la de los zoárcidos (1908), gimnotiformes (1910), macrúridos (1914),
condrictios (1921), esociformes (1923), pejerreyes (1929) y pleuronectiformes
(1939).
Todas llevan la impronta del autor en el detalle nomenclatural, la escrupulosidad en la explicación de la metodología seguida en el análisis ictiométrico, el manejo de cuadros explicativos y la inclusión de muy buena iconografía. En 1895, publicó un análisis pormenorizado sobre la industria pesquera en la provincia de Buenos Aires. Constituye un singular documento histórico, ya que además de discutir aspectos prácticos de la actividad, aporta datos detallados propios sobre tamaño de flotas, capturas, ganancias y exportaciones de la época. Además, estudia las posibilidades de Miramar y Necochea como puertos pesqueros, y de los ambientes lagunares y arroyos como generadores de recursos.
Los
temas pesqueros constituirían una de las mayores preocupaciones y pasiones en su
carrera. Así, entre los principales proyectos de sus primeros años en la
Argentina, figuraba el establecimiento de una laboratorio marítimo en la costa
del Atlántico (Lahille, 1898). Su preparación científica y experiencia en
Francia le permitieron reconocer, ya en sus primeros viajes a lo largo del
litoral marítimo, la riqueza de sus recursos naturales. Veía como una necesidad
el establecimiento de “una estación marítima destinada especialmente a ejecutar
estudios técnicos relacionados con las pesquerías y a dar a cierto número de
jóvenes una enseñanza práctica de la biología y las industrias del mar” (Lahille,
1908).
La Estación Marítima Provincial de Punta Mogotes
En
1895 escribía que este proyecto representaba uno de los objetos que tuvo en
vista la dirección del Museo de La Plata al llamarlo “a este país tan hermoso y
aún tan poco aprovechado en relación a sus inmensos recursos naturales”. La
estación que planeaba, y que estaría al nivel del de las europeas, iba a
constituirse en la primera en ser establecida en América del Sur (cabe
mencionar que en América del Norte la primera estación fue creada
aproximadamente en 1850 impulsada por Lois Agassiz).
Cañonera Corbeta Uruguay en la que navegó Fernando Lahille |
La
atracción de la mar revelada en sus primeras investigaciones se destaca con persistencia
en su obra; cuando las salpas y ascidias se le vuelven inaccesibles proyecta la
creación del primer laboratorio marítimo sudamericano. Pero para realizar este proyecto
sólo cuenta con su dinámico empeño y muy limitados recursos. Para estudiar la biología
marítima recorre durante años la costa de la provincia de Buenos Aires, desde Atalaya
a Punta Piedras y Samborombón, desde Tuyú
hasta Necochea, desde Monte Hermoso hasta Bahía Blanca y sus islas próximas.
Interesando
al Ministerio de Marina, logra hacer algunas salidas al mar, primero en
la cañonera Uruguay, después en la Paraná. Encontrado el lugar más apropiado para
la instalación del laboratorio marítimo obtiene de don Jacinto Peralta Ramos la
donación del terreno necesario en la que Lahille llamó Punta Porvenir, en Mar del
Plata, haciendo construir por menos que nada el local en ella. Todo el instrumental
hubo de encargarlo a Europa y así consiguió dotar de lo más esencial al primer laboratorio
marítimo que se instalaba en nuestro litoral atlántico. Por su gestión personal,
movida por un interés siempre renovado, fueron llegando redes y rastras, instrumentos
de óptica y meteorología en la medida que
los recursos permitían.
Playas de Punta Mogotes para la misma época. Una excursión a Punta Mogotes, c.1900.Archivo General de la Nación. Imagen gentileza de Ignacio Iriarte para Fotos de Familia del Diario la Capital. |
Sitio aproximado de la ubicación del primer laboratorio de Sudamerica llevado a cabo por el Dr. Fernando Lahille en el año 1898. Foto actual del lugar. Año 2018 |
Su proyecto se concretó en los años 1897‐1898 a través de la construcción de una casilla desmontable en Punta Mogotes, Mar del Plata, en terrenos cedidos por Jacinto Peralta Ramos al Museo de La Plata. Fue montada con los instrumentos indispensables y dotada incluso de dos embarcaciones, la D’Orbigny y la Juana María (este último nombre elegido en honor a la hija del Perito Moreno). Lamentablemente, el laboratorio prácticamente no fue utilizado. Preocupado por las cuestiones relacionadas con el aprovechamiento de las riquezas que encierra el mar, elaboró el primer proyecto de ley sobre colonización costera, y es así cómo en nota fechada en 15 de febrero de 1897 dirigida al diputado nacional doctor Eleodoro Lobos, le dice:
“Accediendo al
pedido manifestado por usted en nuestra última entrevista, tengo el honor de enviarle
un proyecto de ley sobre colonización costanera que se podría agregar como capítulo
de 2 a 7 en
el título III de la ley general de tierras, inmigración y agricultura. En breves días pienso que me será
posible mandarle también el texto anotado y corregido del proyecto general”
Estacion Maritima Provincial. Fernando Lahille. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
Seis años permaneció ligado el doctor Lahille al Museo de La Plata; en él vivió hasta noviembre de 1899. Al retirarse en esa fecha dejaba tras sí, organizada la Sección de Zoología, creada una estación marítima, proyectada una legislación pesquera, iniciado el estudio científico del mar. A todo esto, con ser mucho, se agregó aún su producción científica y la donación que hiciera de su magnífica colección de Tunicados del Mediterráneo, con formas típicas, colección que constituye otro de los tantos acervos valiosos de nuestra Institución.
Ballena encontrada en Conchitas. Bahia de Samborombon. Año 1903 |
El doctor Fernando Lahille midiendo el largo de un cetaceo. Año 1903. |
Emilio
Frers, que era a la sazón ministro de Obras
Públicas de la provincia de Buenos Aires, del que dependía el Museo de La Plata,
deja en ese momento el ministerio provincial para pasar al de Agricultura de la
Nación que recién se organizaba;
requiere entonces la colaboración de Lahille, que considera fundamental,
designándole jefe de la División de Caza y Pesca. En el ejercicio de estas funciones
se empeñó en sacar el mayor partido con la organización adecuada de la explotación
de la riqueza marítima; los problemas relacionados
con el mar y su aprovechamiento merecieron su absoluta dedicación en esos primeros
años de actuación en el Ministerio de Agricultura. Destacando la importancia del
problema pesquero en uno de sus informes expresa:
“Un conocido refrán dice que todo el que pesca un pez
en el mar saca una moneda. Gastemos ahora, pues, nosotros también un poco de dinero
en favor de la pesca marítima y mañana sacaremos
de nuestras costas patagónicas millones de monedas con millones de peces.”
Fué
realmente una visión profética la suya. No tardó Mar del Plata en mostrarnos cómo
se pescaron aquellas monedas al volcarse en sus diques los ricos tesoros del mar.
Años más tarde, en la conferencia que dictó con motivo del 35ª Aniversario de
la Sociedad Científica Argentina (Lahille, 1908), daba a entender que la
pérdida de la estación se produjo debido a intereses y a la ineptitud dirigencial:
“Ahora, cuando nació la nueva universidad de La
Plata, el Museo no supo conservar la posesión de éste su nuevo anexo. [...]”; y
agregaba: “Los laboratorios y los museos representan también una fuente de
riquezas; son una gran fuerza nacional: pero como los grandes campeones seleccionados,
no tardan en perder su valor cuando se ponen entre manos de personas poco expertas
aunque posiblemente competentes en otros asuntos”.
Es notable la actualidad del discurso, pudiendo haber sido aplicadas a las políticas científicas del siglo XX que, muchas veces, no han estado a la altura de las necesidades y posibilidades del país. Recordemos que durante la última década del siglo XIX, el país atravesaba un período de profunda recesión económica, lo cual tal vez haya influido en la falta de apoyo oficial para el funcionamiento de la estación. Su producción en la temática pesquera entre los años 1895 y 1929 incluye trabajos sobre laboratorios marinos, biología de peces de interés comercial, piscicultura, la industria pesquera y la problemática de los pescadores artesanales, el transporte y comercialización de pescado, la reglamentación de la pesca, la relación entre la pesca y la colonización costera, etc.
Ictiometro de Fernando Lahille.
Obtenido de: Lahille, F. 1908. Fiches ichthyométriques. A.
M. H. N. , Ser. 3º, T IX: 443-457.
|
Atlas Talasografico. Año 1901. Fernando Lahille. |
Teniendo
como móvil el fomento de las industrias pesqueras, de particular interés fue su
Atlas Talasográfico (1901), incluyendo resultados de sus campañas a
bordo de barcos de la Armada Argentina durante las cuales levantó planos de los
fondos en las zonas de pesca desde Buenos Aires hasta Santa Cruz. No sólo le
interesaron aspectos prácticos sino también las implicancias que tendría la
actividad pesquera en el desarrollo socio-económico de los habitantes de la Patagonia, lo cual
refleja su identificación con la problemática social del país.
Dos
títulos muestran su sentido didáctico y el interés que ponía en la divulgación.
En el artículo "Estudio sistemáticos de los peces" (1901), explica detalladamente
como construir una planilla ictiométrica: la importancia dada a la metodología
seguida, lo cual permite la repetibilidad de las observaciones, se encontraba
acorde al espíritu científico-experimental baconiano explícitamente fomentado por Lahille. Un segundo trabajo,
"Clasificación evolutiva de los peces y algunas lecciones que nos dan" (1926),
refleja su personal estilo pedagógico, caracterizando de una manera
intencionalmente antropomórfica a los distintos grupos de peces, proponiendo un
eje evolutivo-adaptativo.
Nota sobre los límites faunisticos de los mares argentinos. Fernando Lahille. Año 1922 |
Es
interesante señalar el cuestionamiento que realiza a las clasificaciones “no
naturales” basadas en semejanzas que provienen de la relación medio-forma, lo cual conduce a
lo que denomina “convergencias adaptativas de las formas”. A lo largo del
trabajo narra la evolución de los peces relacionando su forma y comportamiento
con conductas humanas. Por ejemplo, los divide en materialista e idealistas
según sus hábitos reproductivos: los primeros están representados por los elasmobranquios,
que “buscan satisfacciones materiales groseras [...] los machos conocen el placer
supremo de la posesión y las hembras sumisas el goce de la entrega”. El segundo
grupo lo componen “peces que desde la época devoniana se arrojaron a la
conquista del agua dulce y de la tierra firme e idealizaron el amor. Ellos no
piden pues delectaciones sexuales o contactos o caricias íntimas y
prolongadas”.
Si
bien por la misma naturaleza dinámica del conocimiento científico, gran parte de
las contribuciones y estilo de Fernando Lahille podrían hoy considerarse
anacrónicos, estas líneas intentan recordarlo con el espíritu de una frase del
filósofo francés Gilles Deleuze, en la cual platea que “Si no se sabe cómo
recuperar lo novedoso de un autor en relación a su época, se pierde también
aquello que es para siempre”. Consciente del olvido en que caemos, en palabras
recogidas por A. Fesquet (1940), Lahille mismo escribía:
“Quizá la mayoría de tus conciudadanos no conocerá
tus desvelos incesantes y no premiará tu intensa labor; pero en tu propia
conciencia encontrarás la más dulce de las recompensas y al recostarte al fin
de tus días de lucha sobre tu lecho de dolor y de muerte, podrás sonreír a la
intrusa y decirle que tú eres quien la venció; podrás decirle con Horacio ‘No
moriré del todo”.
Reconocimientos
Representó
a Argentina en congresos internacionales: Montevideo 1901, Viena 1905, Chile
1908, Bruselas 1910, Padua 1930, etc. Además recibió infinidad de distinciones
y diplomas tanto en el orden nacional como internacional: en 1904 diploma de
honor en la Exposición Universal de Saint Louis Norte América, en 1906 Oficial
de Academia y Corresponsal del Museo de Historia Natural de París, en 1910 Miembro del Comité Permanente de los Congresos Entomológicos, en l911 Medalla
de oro en la Exposición de Torino y de plata en la Exposición de Roubaix.
Fernando Lahille. a los 72 años. Año 1933 |
Fue consejero de
la Facultad de Agronomía y Veterinaria en 1917, Presidente de la Asociación
Nacional de Pesca en 1925, Caballero de la Legión de Honor en 1934 y fue
elegido Miembro de la Comisión Nacional Honoraria en la Segunda Reunión de
Ciencias Naturales realizada en Mendoza en 1937. Al crearse la Asociación Ornitológica del
Plata en 1916 (hoy Aves Argentinas) integró su Comisión Directiva entre 1920 y
1922.
Embarcacion Fernando Lahille. Foto de G. Orti |
Fernando
Lahille incursionó también en temas antropológicos, mereciendo especial mención su
obra “Materians pour servir a l´historie des Onas” que brinda información de
carácter natural y cultural de aquella etnia, con excelente documentación
fotográfica. El trabajo que es de principios de siglo XX advierte
proféticamente: “Les Onas sout destién a disparaithe a breve delai sous le
coups de trois grands fleaux: L´alcoolisme, la tuberculose et la syphilis”.
("Los onas están destinados a
desaparecer en poco tiempo bajo los golpes de tres grandes flagelos:
alcoholismo, tuberculosis y sífilis"). Desdichadamente, décadas más tarde los Onas estaban extinguidos.
Fernando Lahille falleció en Buenos Aires el 13 de julio de 1940 ante la congoja de sus pares que le hicieron grandes despedidas en su honor.
Fernando Lahille falleció en Buenos Aires el 13 de julio de 1940 ante la congoja de sus pares que le hicieron grandes despedidas en su honor.
A continuación se transcribirá el notable trabajo del Dr. Fernando Lahille por el cual se construyó la Estación Marítima Provincial en la zona de Punta Mogotes de la ciudad de Mar del Plata. Dicha obra dejó sentadas las bases para la implementación del futuro Instituto de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP). Dada la extensión del trabajo, solo transcribiremos lo correspondiente a la Estación Marítima.
Estación Marítima Provincial
Procediendo
por eliminaciones sucesivas, ahora no queda más, para elegir el sitio de la
Estación Marítima, que examinar la parte comprendida entre el punto donde
principian las barrancas de la Tapera (Lámina 2), en el norte, y el punto
donde principian al sur las barrancas de la Lobería Grande. Tomando como base
el plano del ejido de Mar del Plata delineado por el ingeniero Carlos de
Chapeaurouge, he verificado con la brújula prismática las direcciones de las
playas que habían sido objeto de poco interés para dicho señor y, por consiguiente,
bastante mal representadas. He confeccionado un bosquejo preliminar del litoral
(Lámina 1), prolongándolo hasta la laguna de Punta Mogotes.
Lamina 2. Desembocadura del arroyo La Tapera en el trayecto de Mar Chiquita a Mar del Plata por la playa durante la bajamar. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
Si
alguien se fija en este plano, constata en seguida que para poner las
embarcaciones al abrigo de los vientos del sur y sudoeste, que son los peores y
más constantes en esos parajes, deberán dejarse fondeadas en los puntos
siguientes:
1"
Parte norte de la punta de la loma de La Iglesia.
2"
Puerto de Luro, comprendido entre el buque que hizo varar á propósito el señor
de este nombre y el muelle de Rouaix que se está prolongando.
3"
Punta de las Piedras, al sur de la playa Brístol y dominando todo el pueblo de
Mar del Plata.
4"
La playa norte del Cabo Corrientes.
5"
La playa norte de una punta anteriormente sin designación y que designaré con
el nombre de Punta Porvenir.
Parte rocosa de Punta Porvenir cercana al laboratorio. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
En
las dos primeras localidades se encuentra en la cercanía inmediata una
corriente de agua dulce (zanjón de Cardalito—arroyo de la Chacra), pero sería
necesario comprar muy caro los terrenos á los particulares que ya los ocupan y
en ningún caso se podría obtener bastante extensión para el ensanche futuro.
En
la Punta de las Piedras y en el Cabo Corrientes, los bancos de arena que se forman
y rellenan siempre más las playas del Bristol y del Saint -James, demuestran el
peligro que amenazaría á los parques y viveros, imposibilitando también la
aproximación de las embarcaciones al muellecito del laboratorio. Pero los
inconvenientes mayores que encuentro para elegir uno de estos cuatro puntos,
son de dos clases de diferente naturaleza:
1º Hace años que se habla de construir en Mar del Plata un puerto, ya sea militar
ya sea de pesca y de cabotaje. Algún día ese puerto en dicha ciudad será de una
imprescindible necesidad para la Provincia y las construcciones marítimas, que
deberán tener sus bases en las puntas mencionadas, vendrían á aniquilar la
Estación Marítima, ó ponerla quizás en condiciones muy defectuosas.
2°
La presencia durante una parte del año de una población numerosa de bañistas
curiosos y constantemente desocupados, constituiría un perjuicio inevitable
para los trabajos.
Sitio elegido
Después
de muchas observaciones y de no menos largas reflexiones, estando además por
las razones anteriormente expuestas limitados á elegir en la zona costera
comprendida entre Mar Chiquita hacia el norte y Necochea hacia el sur; el sitio
más adecuado para el establecimiento de una estación marítima anexa al Museo de
La Plata, me parece ser la parte norte de la punta que he llamado en mi
bosquejo Punta Porvenir, y donde la Punta Mogotes y su restinga forman la parte
sur. Este
sitio está ubicado á dos leguas más ó menos del pueblo de Mar del Plata,
siguiendo los caminos trazados; dista cerca de un kilómetro del Faro de Punta
Mogotes, y durante los primeros tiempos de estadía, creo que no habría ningún
inconveniente en obtener, en caso necesario, el alojamiento de una parte del
personal del laboratorio en dicha repartición.
La
extensión de terreno que se podría pedir á su propietario señor don Jacinto
Peralta Ramos, está indicada con los números 59, 62, 63, 66 y 67 en el plano de
un pueblo futuro llamado erróneamente Cabo Corrientes, pues este cabo se halla
situado mucho más al norte limitando al sur la playa del Saint-James. En
una conversación que tuve con el señor Eduardo Peralta Ramos, éste me aseguró,
en nombre de su hermano, que donaría al gobierno todo el terreno necesario para
el establecimiento del Laboratorio, debiendo enviarme uno de estos dias la
carta conteniendo su ofrecimiento oficial. La adquisición de los lotes 59, 62 y
53 habría bastado en rigor dado el caso de encontrarse en la necesidad de pagar
el terreno. La mayor extensión que he solicitado para la Provincia corresponde
al pensamiento de los ensanches futuros que podrán efectuarse en la
institución, pudiendo edificarla de este modo en el centro de un jardín de
ensayos.
Ventajas de este punto
a)
Del lado de tierra: —
En
este punto se explota ahora mismo una cantera de cuarcita en la zona fiscal,
que ofrecerá materiales inmejorables para la edificación de habitaciones,
muelles, viveros, etc. Más arriba de la zona costera, la tierra vegetal
presenta una
capa de gran espesor que se prestará para los ensayos del cultivo de los árboles
que conviene plantar en las cercanías inmediatas al mar. No existen médanos en
los alrededores y la parte arenosa del suelo que forma la misma Punta Porvenir,
distará por lo menos cinco cuadras, encontrándose el laboratorio fuera de la dirección
de la tierra que levantan los vientos predominantes.
La
capa de agua dulce se encontrará á una profundidad relativamente pequeña, á
juzgar por los pozos del faro y de las chacras vecinas. Al sur se extiende una
laguna que no se seca nunca durante los veranos y que proporcionará algunos
datos de interés para la explotación racional de las aguas dulces. Bajo el
punto de vista de las facilidades de comunicación, el laboratorio se encontrará
relativamente cerca de un pueblo importante, único centro hasta ahora de pesca
marítima, y no tendrá los inconvenientes de una proximidad inmediata funesta para
la disciplina del personal y para el trabajo. En
los alrededores hay algunas chacras y puestos, cuyos habitantes proporcionarán,
con los pescadores, los alumnos para la escuela. Una
cantera para los hornos de cal que se explotan cerca del arroyo del Barco
facilitará, con la arena de las playas y las piedras, elementos baratos de
construcción.
b)
Del lado del mar: —
Este
punto ofrece para las embarcaciones un refugio seguro contra los vientos del
oeste y sudoeste, pudiendo los botes, en caso de mal tiempo del este ó del
norte, varar en un punto de la playa arenosa, tan extensa como cómoda, que he
designado con el nombre de Peralta, pudiendo también buscarse abrigo cerca de la
caleta del sur del Cabo Corrientes. Este punto entre Mira-Mar y Mar Chiquita,
se encuentra en la proximidad del banco de Punta Mogotes y es también el más céntrico
de las costas de la Provincia de Buenos Aires. En frente del laboratorio las
aguas quedan siempre altas hasta en marea baja, y, como hay una especie de
muelle natural de piedra, será fácil prolongarlo para la construcción del
vivero. El agua para los acuarios queda igualmente un poco más transparente que
en las orillas completamente arenosas. La
llegada y la salida de las embarcaciones será fácil á cualquiera hora de las
mareas. Uno de los objetos de la Estación Marítima proyectada es ayudar al
fomento de la colonización de nuestras costas atlánticas por la inmigración de
pescadores y eso no es posible sin la condición de ofrecerles iguales o mayores
ventajas que las que se les ofrecen en otras naciones. Creo, pues, que será de
interés dar de paso una idea de los armamentos que se usan, de sus precios,
como también de las primas destinadas a desarrollar, en los diversos estados,
las ¡pesquerías marítimas, fuentes de inagotable riqueza y orígenes naturales
de toda armada nacional. Sin embargo, en este informe, hablaré solamente de lo
que he visto y anotado yo mismo, es decir, de lo que se hace en Francia.
Para
pescar el bacalao, ó mejor dicho, para pescar en mares bravos, los buques más
convenientes son las goletas. Estas permiten evitar los abordajes con una
maniobra muy sencilla, que no molesta casi las líneas. Una goleta de cien
toneladas y de una longitud de 27
mts. entre perpendiculares tiene un valor de 60.000
francos y su armamento correspondiente representa 20.000. La tripulación
necesaria consta de dieciocho hombres, incluso oficiales y grumetes. Estos son:
un capitán, un segundo, dos tenientes, once ó doce marineros, un tonelero, un
salador y algunos grumetes. El segundo y los tenientes trabajan en la pesca
como los marineros. Los extranjeros no pueden ser oficiales, ni superar a la
cuarta parte de la tripulación. Todo capitán debe tener su diploma de capitán
de alta mar, de maestro de cabotaje ó justificar haber navegado cinco años como
oficial en un buque pescador y rendir examen. Para
los buques de 60 a
80 toneladas la tripulación es de quince hombres. Las condiciones de enganche
son muy variables, según los puertos de armamento. De la manera como se efectúa
en Dunkerque, puede formarse una idea aproximada. Antes de zarpar, el capitán
recibe como gratificación 110 francos, el segundo 90, los tenientes 60, los
marineros 50, los saladores 60 y los grumetes de 30 á 40 francos. Cuando
regresan de la pesca se les dá por cada 1500 ó 2 000 kilos de bacalao salado:
al capitán, 49 francos; al segundo, 20 ó 25; á los tenientes, de 15 á 20 ; á
los marineros, de 13 á 15; á los saladores de 16 á 18 y por fin á los grumetes
de 8 á 9 francos. El gobierno para favorecer la pesca del bacalao y formar marineros
les hace tres clases de concesiones:
I'º
Inmunidades. — Ausencia de lodo impuesto interno o derecho de aduana sobre la
sal.
2º
Primas de armamento. — Varían de 15 á 50 francos, según las localidades á las
cuales el buque va á pescar. Cuantos mayores sean los peligros, mayor es la
prima. Esta se adjudica á todo marinero de la tripulación embarcada. En cambio
el gobierno fija la tripulación de cada buque, según las proporciones que he
indicado mas arriba; y fija también ia duración mínima de la campaña de pesca. A
fin de que unos buques no salgan á pescar antes que otros, ó antes dé la época
reglamentaria, es á la misma fecha, el 1° de Marzo que sedan á los capitanes
los permisos para Terra-Nova.
3"
Primas de producto. —Estas varían de 12 a 16 o 20 Francos por cada 100 kilos de
bacalao seco, según los países en los "cuales se hace la exportación.
Se
dá también una prima á los subproductos de la pesca, si son de origen francés. Para
pescar el arenque y la caballa se necesita muy buenos buques de 55 á 100
toneladas del tipo dundee, con cabrestante á vapor de fuerza de cinco caballos
puesto en la popa para halar las redes.
Los
diez ó veinte hombres de la tripulación se pagan por cada tantos animales, ó
bien 80 francos por mes. Los buques contienen 350 á 800 y hasta 1000 barriles
de pescado salado y hacen dos ó tres viajes desde el punto en donde tienen
matrícula á los lugares de la pesca. En los mares de Islandia la pesca de la
caballa (Scomber) se hace desde abril hasta el principio del mes de junio. En
las costas de Francia se pesca con red en marzo. Para la pesca de la sardina se
usa, en el nordeste de Francia, embarcaciones especiales de 18 á 22 pies de largo, por 3 ó 9
de ancho, con dos palos que se desmontan con facilidad y un poco inclinados
hacia popa. Tienen una mesana y una mayor cuadrangular que se amura sobre la
borda. Estos buques sin cubierta son muy marineros. Armados y con redes valen,
más ó menos, 2 400 francos. La tripulación total es ordinariamente de seis ó
siete personas.
Del
precio total de venta se deduce el de la preparación (rogue) y el de la bebida.
Luego la tercera parte es para el dueño del buque, que tiene que comprar los
aparatos de pesca y pagar las reparaciones. Las otras dos terceras partes son para
la tripulación. El patrón recibe una parte y media, cada marinero una parte y
los grumetes una media. Para la pesca en grande de pescados frescos se usa
muchas veces redes de fondo ó chalut con buques á vapor ó á vela del tipo
tartana, slops ó dundee, de 25 á 40 toneladas. Los precios de las embarcaciones
listas para hacerse á la mar varian de 18000 á 22000 francos. Un dundee de 40
toneladas, con guinche á vapor, vale 25000 francos en Boulogne. Las
tripulaciones varían de cuatro á siete personas. Algunas
sociedades de pesquerías pagan un sueldo mensual fijo á sus marineros y además
una parte de los beneficios. Se dá una segunda prima á la embarcación que trae
la mayor cantidad. Cuando el patrón del barco no es al mismo tiempo su
propietario, recibo del dueño una parte igual n la de los otros marineros, más
el 3 % sobre el importe del beneficio. Se deduce el precio del hielo cuando el
sueldo se reparte en terceras partes, como se hace en la pesca de las sardinas.
Estas
son, en breve resumen, unas de las principales condiciones financieras, bajo
las cuales se efectúa actualmente la gran pesca en Francia. La producción
actual en dicho país es de 87 millones de francos al año para la pesca con embarcaciones
y de 9 millones para la pesca á pié. El número de pescadores embarcados es de
90.000 con 22 000 embarcaciones representando un total de 200.000 toneladas.
Hay 60.000 personas empleadas en las fábricas de salazón ó conservas al aceite;
50000 practican la pesca á pié, en las playas ó en las rocas, y viven
directamente de la cosecha de animales marinos. La pesca da vida todavía á un
gran número de industrias como los constructores de barcos, los veleros,
cordeleros, ferreteros, etc. La pesca es un factor económico de los más
importantes, y aquí, en nuestro país, es bueno decirlo, demostrarlo y repetirlo
á cada instante. ¿Actualmente, cuantos habitantes hay en los miles de
kilómetros de las costas argentinas que vivan de los productos de la pesca?
¡Quizás cien ó doscientos!
Reclutamiento de los marineros de la
armada
Las
naciones que á causa de sus colonias ó de la disposición de sus fronteras
tienen que pensar en el desarrollo de la armada, al mismo tiempo en construir
acorazados, cruceros y transportes, se preocupan en buscar el alma que debe dar
la vida á esos organismos gigantescos. Fue, hace más de doscientos años, la gran
preocupación de Colbert, quien reorganizó completamente la armada francesa
sobre bases que persisten hasta hoy y que tienen por consiguiente la prueba y
la consagración del tiempo. Como su pan está íntimamente relacionado con las
pesquerías marítimas y como por otra parte no es conocido acá con exactitud sino
por pocas personas, creo conveniente exponerlo con el fin de dar una idea que
se podrá aprovechar transformándola y adaptándola á las condiciones propias del
país. Todos
los marineros empleados para la pesca ó para la navegación, tienen la
obligación de hacer un período de instrucción militar á bordo de los buques de
guerra. Antes, como después de ese período, se encuentran, aunque ocupándose en
sus oficios de pescadores ó de navegantes, á la disposición del Jefe de Estado, quien puede, de un momento á otro, llamarlos para completar, en caso
de guerra, las tripulaciones de los buques. Como compensación, la ley les
garantiza el monopolio de la explotación del mar, de las lagunas saladas y
también de los ríos y arroyos hasta el punto donde alcanza la acción de las
mareas. Además,
justificando tener cincuenta años de edad y 300 meses de navegación, sea al
servicio del Estado, de la pesca ó del comercio, tienen una jubilación de medio
sueldo. Los ancianos, no conocen, pues, la miseria. Hay una caja especial que
sufraga los medios sueldos á los inválidos de la armada y está sostenida por
donaciones, productos de la venta de los mostrencos, descuentos en el sueldo de
los marineros, etc.
En
fin, el Estado ayuda á los pescadores en la reconstitución del material perdido
ó averiado, por accidentes de mar; provoca la creación y subvenciona los
socorros mutuos entre pescadores; ha sometido al parlamento también un proyecto
instituyendo el seguro de los marineros sobre la vida y los accidentes. El
capital destinado al material de explotación para pesquerías especiales, es
entregado en ciertos puntos, por armadores, pero siempre son los pescadores
inscritos quienes lo usan. Cada
pescador tiene la libertad, es claro, de cambiar de embarcación como cualquier
obrero de cambiar de taller; pero sus cambios deben hacerse anotar por el
administrador para los fines de movilización y el cómputo de los meses de
servicio. Como en definitiva el número de marineros, puesto bajo la autoridad
militar, es proporcional á la prosperidad de las industrias marítimas, una
reglamentación previsora mantiene á las aguas en una productividad conveniente
para asegurar á los pescadores un trabajo remunerador, á fin de que no deseen cambiar
su oficio por otro que no tenga relación con el mar. Es
por eso también que resultó negativa una invitación que hice á pescadores de
Francia para venir á las costas argentinas, ofreciéndoles hasta terrenos y
ventajas especiales. Desengañar á uno es cruel; pero dejarle vivir con
ilusiones, es nocivo. La colonización costera ofrecerá dificultades que es
preciso afrontar una vez. En Alemania, en el Mar del Norte, el 1º de Enero de
1890, había 376 veleros y un vapor destinados á la pesca. El 1" de Enero
de 1895 este número se elevó á 401 veleros y 73 vapores. La producción del
puerto de Altona únicamente que era de 72 062 marcos en 1887 ha alcanzado á 1559
46] marcos en 1895. Estas cifras elevadas se deben en gran parte a la acción benéfica
del laboratorio de la Ministerial
Commissión Für Untersuchung der deutsehen Meere in Kiel.
Necesidades del edificio futuro
Cuando
la fundación y la organización del laboratorio futuro sea cosa resuelta
definitivamente, presentaré, con la colaboración de un arquitecto, el presupuesto
completo y detallado de las construcciones indispensables; por el momento no
haré mas que bosquejar un plano general con el objeto de dar una idea precisa
de las necesidades que dicho establecimiento requiere. Dejando al lado el
vivero y el parque, como también el muellecito del areógrafo, al mismo tiempo
de embarque, una de las partes más interesantes y de mayor importancia será el acuario
con catorce ó veinte grandes cubas de dos metros de ancho por uno de alto y uno
de fondo, que se podrán organizar sucesivamente para disminuir el primer
desembolso.
Laboratorio de Fernando Lahille y Galpon fijo previsto. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
El
piso de los salones quedará constituido primeramente por arena, hasta tanto se
pueda hacer de tierra romana. Al mismo tiempo que el acuario, se deberá
instalar una bomba con cañería de bronce ó de cobre para establecer una renovación
continua del agua de las piletas. Un depósito hecho en la piedra misma de la
loma, para contener el agua de mar, sería lo más inatacable y por consiguiente
lo más conveniente. La bomba será movida á viento y no á vapor, para disminuir los
gastos y evitar un maquinista. Se instalará también un manejo de caballos para
obtener la fuerza motriz durante los días de calma, y asegurar así la vida de
los animales en observación en las piletas. El acuario constituirá el piso bajo
de un pabellón aislado en el centro de un jardín en donde se probarán, como lo
he indicado, las plantas y los árboles que se pueden cultivar con mayor
provecho para proveer de sombra y leña á los ribereños de la costa marítima. El
piso superior del pabellón representado solo en el dibujo siguiente, será
dispuesto en tres salones grandes para escuela y conferencias, para el museo de
los productos marítimos recogidos exclusivamente en la localidad, y en fin para
conservar los planos, dibujos de embarcaciones, los aparatos náuticos, etc.
Plano de las instalaciones futuras previstas por el Dr. Fernando Lahille. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
De
cada lado del pabellón central existirán dos pabellones paralelos. El primero constituirá:
la habitación del director, el laboratorio de biología y de investigaciones
zoológicas, la biblioteca, la secretaría y el laboratorio de los preparadores
científicos. El segundo pabellón contendrá: el laboratorio de química, de
fotografía el botiquín; taller de reparaciones, la cocina, las habitaciones del
maestro de escuela, de los tres ayudantes y del patrón de la embarcación. Cerca
de la entrada y hacia el lado del mar se edificara una cuadra para los
marineros y un deposito A de aparejos, y del lado de tierra se instalará en P
el portero y el cocinero, y en C las caballerizas, D representa la despensa, B
la bomba y E la escalera en tambor que hará comunicar los dos pisos del pabellón
central. Como la piedra, la cal y la arena se encuentran á mano, las
construcciones serán de poco costo, siendo, si fuese necesario, los planos definitivos
hechos por empleados del Gobierno provincial y minuciosamente estudiados por el
Departamento de Ingenieros.
Lo
más importante es que las piezas sean grandes é independientes á fin de que
fácilmente se puedan aislar para permitir más tarde nuevas subdivisiones
internas si se necesitan. Por ahora, en cuanto a las habitaciones so debería
instalar un galpón de zinc para colocar los aparatos de navegación y de pesca,
como también para el alojamiento del personal. Se establecería este galpón en
el sitio mismo del pabellón del acuario definitivo y durante un tiempo serviría
también para ese objeto. Represento aquí mismo la disposición de las
habitaciones provisorias. El galpón fijo tiene una longitud de 12 metros hasta la línea
XY; y según los fondos disponibles se podrá prolongar hasta 20 metros, como está
indicado, para la instalación de los acuarios en caso de poder comprarlos con el
malacate y con las cañerías do bronce y el depósito de agua de mar. Una casilla
de madera desmontable para el director y el maestro de escuela, como también
algunas carpas si fuesen necesarias, completarían la primera instalación. La
casilla .serviría después para la exploración metódica de otros puntos de la
costa, constituyendo una especie de laboratorio ambulante. Si esos gastos
mínimos no se pudieran hacer por el momento, se podría pedir al Gobierno
Nacional el uso momentáneo de uno ó dos cuartos en las habitaciones bastante próximas
del faro.
De
cualquier modo sería indispensable alambrar con tejido el terreno concedido y
hacer un pozo para tener agua en el sitio del laboratorio y del campamento. Algunas
mesas de trabajo, sillas, baldes, etc., etc., serán también indispensables.
Dentro de los recursos votados se calculará el presupuesto, haciendo por esta
vez lo contrario de lo natural, que es: ver las necesidades y sufragar los
gastos correspondientes. La oficina meteorológica de la Nación podría, sin
duda, suministrar los pocos instrumentos indispensables (termómetro de máxima y
de mínima, pluviómetro, higrómetro. anemómetro, veleta, barómetro, etc.). para
principiar las observaciones de meteorología. Se pedirá desde el principio al
Gobierno Nacional la instalación costosa de un mareógrafo y de un muellecito
correspondiente que se utilizará para el embarque y desembarque, constituyendo al
mismo tiempo una de las paredes del vivero.
Necesidades del personal
La
elección del personal es más importante todavía que la elección del sitio: pues
en cualquier punto de la costa, buenos observadores y trabajadores harán más
que en mejor lugar gente poca apta para los trabajos que se les confiaran. Es
necesario nombrar los siguientes empleados:
Un Director: Encargado de la organización y que presentará los
nombramientos de los empleados que compondrán el personal del establecimiento.
Hará los estudios determinados en el plan de investigaciones de biología
marítima práctica y de ciencias anexas (Oceanografía estática y dinámica), una
vez este plan aprobado por el Excmo. Gobierno. Tendrá que salir al mar lo más
frecuentemente posible con los marineros para dirigir las operaciones de pesca
y las observaciones; para tomar datos que ellos no podrían relevar, como la
posición del barco en cada' serie de dragajes, la clasificación de los fondos,
de las larvas pequeñas y de todos los seres que pasan desapercibidos para
quienes no han hecho de ellos estudios especiales, etc.
Un ayudante / secretario: Llevará el libro de los trabajos diarios efectuados
y el libro del barco, llevará la correspondencia y la contabilidad. Estará encargado
de hacer de tres en tres las observaciones meteorológicas y se ocupará también
de preparar una colección fotográfica de los peces ú otros animales recogidos.
Dos ayudantes científicos: Uno se ocupará de la preparación, conservación y
montaje (le las piezas obtenidas, que deberán guardarse en las colecciones
locales del laboratorio, enviarse al Museo de La Plata, ó á especialistas para
su pronta determinación o para trabajos científicos. El segundo tendrá á su
cargo la manutención de los acuarios y del vivero y acompañarán á los marineros
al mar cuando el director no pudiera salir.
Maestro de escuela: Para responder á uno de los fines principales do la
institución, me parece indispensable la creación do una escuela especial que se
instalará al mismo tiempo y en los mismos locales del laboratorio científico
propiamente dicho, quedando los programas bajo la dirección del
establecimiento. Ya está asegurada la cooperación de un maestro normal cuyos
excelentes métodos de instrucción y buenos resultados obtenidos he podido
comprobar. Como en Mar del Sud, punto que parece completamente despoblado,
vendrían á caballo los alumnos de toda la vecindad. Para la población infantil
del campo, que nace jinete, las distancias se salvan con facilidad, y he
calculado que en la escuela de Punta Porvenir alcanzaran á reunirse desde el
primer día de treinta á cuarenta alumnos. Se acostumbrarían á las cosas de mar
y así se daría principio al fomento de la verdadera colonización costera, de
las grandes pesquerías y á la preparación de los elementos indispensables para
la armada. El
resultado, es claro, no se manifestará mañana y durante dos ó tres años
se necesitarán esfuerzos continuos; pero es indispensable principiar una vez. No
encontrando bastantes utilidades, ni provecho en Mar del Plata, algunos
pescadores se han trasladado hace poco tiempo, a Bahía Blanca: pero temiendo al
mar y no sabiendo utilizar el compás de navegación ni los mapas náuticos, han preferido
desembolsar 150 pesos para el Ferrocarril del Sud por costo de flete de cada
lancha, antes de hacer el trayecto costero, tan corto y fácil, de Mar del Plata
á Puerto Belgrano.
No
hay que pensar en desarrollar la pesca, si antes no se desarrolla la
instrucción náutica. por lo menos elemental, de los pescadores. Y como habría
grandes dificultades en hacer la educación de los adultos (que no pueden
abandonar los trabajos para ir á larga distancia á escuchar conferencias (y
cerca sería, quizás, lo mismo), y que carecen de toda instrucción primaria como
también del deseo de aprenderla, diciendo: pescamos como pescaban nuestros
padres y no necesitamos consejos, hay que hacer caso omiso de esa clase de
gente refractaria á toda enseñanza y debemos dirigirnos á los niños, es decir,
al porvenir. ¡Wer die Schule hat, hal das Land! (quien
tiene la escuela, tiene la tierra). Se
darían en la escuela, junto con los elementos generales e indispensables, las
nociones, verdaderas distracciones para los alumnos, abarcados, por' ejemplo,
en el programa siguiente, inspirado por el del laboratorio municipal de Sables d'Olonne
tan bien dirigido por mi distinguido amigo el señor A. Odin. La instalación de
una escuela practica para los niños de los pescadores de la vecindad aseguraría
también el mantenimiento de la estación Marítima.
Programa de los cursos especiales:
Dictados y redacciones — Sobre el ejercicio de la profesión de pescador:
Informes de viaje, de averías, etc., que servirían para practicar al mismo tiempo
la ortografía del idioma.
Aritmética y geometría practica. — Enseñadas dentro de los límites indispensables
para seguir el curso elemental de navegación.
Geografía enseñada prácticamente. — Geografía argentina, principalmente lo regional y
el estudio de las costas.
Navegación práctica. — Uso de los instrumentos náuticos: sondalesas,
compás (brújula), cartas marinas, sextante, anuario de las mareas. Velocidad de
las corrientes y desviación. Horas de pleamar y de bajamar. Métodos elementales
para determinar las distancias recorridas y la situación del barco.
Aparatos de pesca. — Confección, montaje, conservación y reparación. Historia,
uso y clasificación de estos aparatos. Reparación de averías de las velas, de
los palos y del casco.
Conservación personal. — Higiene de los hombres de mar.
Salvataje. — Suponiendo las embarcaciones en peligro, sea en el
mar ó sea en la costa. Estudio de las señales convencionales de banderas y de
luces. Uso del aceite en las tormentas. Ancla de capa, etc. Faros. Posiciones
normales de las valizas, etc.
Curaciones á bordo: para heridos ó para asfixiados.
Estudios económicos sobre la pesca:—
1"
Nociones sobre las especies marinas comestibles más comunes, sobre los huevos y
la cría de los peces, el estado adulto, la reproducción, los alimentos y los
cebos.
2"
Conservación de los productos de la pesca.
3"
Utilización de los desperdicios.
4º
Nociones sobre los métodos de pesca en el extranjero. En todos los climas la
pesca enriquece las naciones.
Economía social. —Seguros contra la enfermedad, los accidentes, la
vejez y la vida. —Seguro para el material de pesca.—Sociedades mutuas.—
Relaciones entre patrón y marineros.
Ejercicios prácticos. — Uso de los remos, del timón, de las velas,
anclas, etc.
Necesidad de un patrón de embarcación y
de cuatro marineros: Es preciso
contratar marineros verdaderos y excelentes, porque van á constituir el
elemento principal de todo trabajo. Disponiéndose solamente de una embarcación
chico, deberán hacer esfuerzos más considerables para obtener resultados
satisfactorios. Para el contrato se debe tener en cuenta que en la armada, un
simple marinero recibe un sueldo de 25 pesos, más el alimento, el tabaco, la
caña y los vestidos, lo que se avalúa generalmente en 0,90 ó 1 peso diario. En
el Faro, es lo que reciben. Cincuenta y cinco pesos mensuales es, por
consiguiente, un mínimo, para conseguir marineros, 'pescadores de oficio, que
ganan frecuentemente mucho más. Según mis informaciones, se necesitaría un
sueldo de 65 pesos para obtener verdaderos hombres de mar; al patrón se le
pagaría 20 ó 30 pesos más.
Parte sur de la playa del centro. Botes sin cubierta barados en la playa. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
Cuatro
marineros son indispensables, sea para volver á tierra vogando, cuando cese el
viento, sea para salir con cualquier tiempo y maniobrar las redes flotantes
pesadas. Las embarcaciones de Mar del Plata, que no se alejan casi de las
playas, tienen tres hombres a bordo. Sería de desear que los marineros del
Laboratorio fuesen casados y que sus familias pudiesen vivir en las cercanías
inmediatas á este establecimiento, (que se transformaría así en un pequeño
centro de población; se evitarían además ausencias que es difícil impedir, y
que desamparan un servicio establecido en una región poco frecuentada. La
utilización del pescado recogido, que no fuera de conservación útil para el
laboratorio, será especialmente reglamentada, no pudiendo transformarse nunca
el laboratorio en establecimiento industrial.
Un cocinero: No se vive con filosofía únicamente, y si durante el día
uno puede aguantar en el mar con galletas y agua, es necesario encontrar á la
noche, al regreso, algunas veces muy tarde, sopa caliente y otros alimentos. No
se debe olvidar que el laboratorio se edificará en un lugar tan retirado que no
se puede hablar de pensión. El cocinero, además de su oficio, se ocupará de la limpieza
interna de las habitaciones.
Un portero: Un peón especial es necesario para cuidar, durante
los trabajos del personal en el mar, las construcciones, los aparatos, atender
los pedidos de los visitantes, ocuparse de los caballos que serán
indispensables, ya para varar la embarcación, ya para el malacate, ó en fin,
para hacer las comisiones al pueblo. De un modo general, como cada empleado
tendrá mucho que hacer, pues los dias y las horas de trabajo no serán limitados
como en los laboratorios de las ciudades, sino siempre subordinados al tiempo y
a las conveniencias de la pesca y a las
necesidades de las conservaciones; es indispensable que los sueldos sean
relativamente elevados. Creo que, con toda justicia, tomando como punto de
partida el sueldo de los marineros, los ayudantes deberían percibir 160 pesos,
el cocinero y el portero 55 pesos. El director de la escuela recibirá también
un sobresueldo por las materias ajenas al programa normal, que tendrá que
enseñar.
Instrumentos de trabajo que se
necesitan: Los instrumentos
necesarios se pueden dividir en cuatro clases distintas: 1° embarcaciones;
2" instrumentos náuticos: 3" aparatos de pesca; 4" instrumentos
de estudio.
Embarcaciones: Las embarcaciones que se usan generalmente en Mar
del Plata, descritas en un informe anterior, y de las cuales se puede ver la
estructura y la disposición de la arboladura en las fotografías adjuntas, son
muy mal apropiadas para la naturaleza de nuestros costas provinciales: son
demasiado pesadas, necesitan la ayuda de tres, cuatro y hasta cinco caballos, ya
sea para salir ó bien para volver á la playa. Sin embargo, la ausencia de un
fondeadero limita sus dimensiones y es claro que no se pueden aventurar lejos
de la orilla ni menos en alta mar-, no pudiendo saber de antemano si la
dirección ó la constancia del viento podrían permitirles volver antes de la
noche á su punto dé partida. Como los tiempos son muy variables, ningún
pescador se atrevería a quedarse unos días afuera como sería necesario muchas
veces para pescar con provecho. La
ausencia total de puertos naturales en toda la extensión de la costa, la
presencia de corrientes muy fuertes, como también las rompientes que se
extienden hasta muy lejos hacia adentro del mar, gracias al insensible declive
de sus costas, hacen indispensables botes especiales para poder ir un poco lejos.
El que más conviene, hasta tanto se compre un vaporcito, es, me parece, un bote
salvavidas de casco de madera, con sus cajones de fierro y sus tubos de aire.
Una dimensión de once metros de quilla seria suficiente y con todos sus aparejos,
comprándolo de segunda mano, no tendrá valor comercial superior á la suma de
mil pesos. Con tal embarcación, el equipaje tendría la seguridad y confianza
necesaria y gracias á su poco peso, uno de estos botes, se podría además varar
en cualquier parte de la costa, no siendo esta barrancosa.
Instalando
palos algo más altos que los de costumbre, se obtendría la velocidad suficiente
para la pesca de la caballa con líneas flotantes, y también para la pesca del
atún. Una sola embarcación es insuficiente para los estudios con las dragas de
fondo y las redes de bolsa, de uso tan común y ventajoso en las pesquerías
industriales; por esto será conveniente comprar también una segunda embarcación
más chica que la primera y que se utilizará para mantener abierta la boca de
las redes de rastra. En los días de calma servirá para el estudio de los peces
de bancos con líneas de fondos, con nasas, etc. Con
el fin de postergar, si fuese necesario, estos primeros gastos, relativamente
elevados, he averiguado si los pescadores querrían alquilar una ó dos de sus
lanchas para hacer los ensayos preliminares, y he obtenido la contestación
siguiente: se pondrá una o mas embarcaciones a mi con los aparatos y marineros
correspondientes abonándoles la misma suma que proporcionará la pesca a otras
embarcaciones, durante el mismo período de tiempo. Este contrato, aunque muy
legítimo, es, sin embargo demasiado oneroso y me parece que no es conveniente aceptarlo.
En fin, según los datos obtenidos, creo que las embarcaciones destinadas al laboratorio
se podrán adquirir en el país.
.
Instrumentos náuticos: Seria necesario conseguir: un compás de navegación,
un sextante, una corredera, una sonda Thomson ó el aparato de Cooper y Wigsell,
unas botellas de Ekman o de Meyer, unos instrumentos de dibujo, anuarios de
mareas, tablas de logaritmos, etc.
Aparatos de pesca: Se deberá conseguir un surtido de redes verticales de
mallas de diversos tamaños, redes de bolsa y redes de superficie. Para la pesca
de los crustáceos, se necesitaran nasas; para la de los mariscos, rastrillos de
acero y sus aparatos anexos. Se deberá también ensayar la pesca con anzuelos
correspondientes á cada clase de peces, empleando líneas de fondo, líneas de superficie,
líneas derivantes con o sin molinetes, etc.
Instrumentos de estudio: Para recordar: termómetros de fondo, areómetros,
microscopio, instrumentos de disección, aparato de proyección. Tubos y envases
de cristal, acuarios, balanza de precisión. Báscula, instrumentos registradores
de meteorología que completaran y controlarán las indicaciones de los
instrumentos de lectura directa. No hablaré del mareógrafo, que sería más
conveniente fuese, como lo be dicho, una obra del Gobierno Nacional por los
gastos bastante elevados que exige su instalación. En fin, no debe olvidarse
que se necesitarán también libros para la determinación de los animales,
tratados de piscicultura y revistas marítimas. El canje con las publicaciones
del Museo de La Plata podría. sin embargo, facilitar la adquisición de algunas de
ellas. Es de esperar que el Consejo de Educación facilitara por su lado todos
los útiles necesarios para analizar y asegurar la marcha de la escuela
elemental y profesional que se fundará. El laboratorio tendrá que proveerse también
de algunos productos químicos indispensables (principalmente alcohol y formalina,
para la conservación de los objetos recogidos, para los análisis químicos, la
fotografía y el botiquín de primeros auxilios.
Trabajos que pueden y deben emprenderse:
Antes de emprender cualquier trabajo
me parece indispensable pedir al Gobierno Nacional que se sirva encomendar á los
oficiales hidrógrafos de la armada la confección de un mapa en gran escala de
la parte de la costa comprendida entre Mar Chiquita y Mar del Sud, estudiando
principalmente la topografía submarina de esos parajes, como también las
variaciones de temperatura superficiales y profundas, sin olvidar los cambios de
color del agua cuando uno se aleja de Punta Mogotes (véase el plano). Una
exploración de diez a quince días a lo más, en caso de tiempo favorable, sería
suficiente para concluir estos estudios que serían de provecho general para
todos los buques que frecuentarán cada día más las costas provinciales. Se
podrían iniciar en seguida las observaciones de meteorología, dejando donde
está la estación meteorológica de Mar del Plata y organizando en el laboratorio
una estación nueva de muy poco costo que serviría para estudiar, con la
primera, la marcha de las tormentas locales.
Se
podría con suma facilidad ligar con un hilo Punta Porvenir á la línea
telegráfica poco distante, uniendo Mira-Mar a Mar del Plata. Esa nueva línea
provincial se utilizaría no solamente para las comunicaciones con el
Observatorio Astronómico de La Plata, sino también para trasmitir toda noticia
que los buques nacionales ó extranjeros quisieran mandar, utilizando el código
de señales á las cuales puede contestar el Faro que se encontrará en la
proximidad del laboratorio proyectado. Si hay algo de difícil comprensión, es
ver cómo se ha podido dejar durante tanto tiempo aislado un faro de primera
clase sin posibilidad siquiera de comunicar telegráficamente al Estado Mayor de
Marina todo suceso que pudiera sobrevenir en su zona de alcance.
Vista de las lanchas con cubierta que se encuentran en Mar del Plata. Revista del Museo de La Plata. Tomo VIII - Año 1898 |
No
disponiéndose probablemente por algún tiempo más que de una sola embarcación,
se podrían efectuar, además de los estudios de oceanografía físico, pescas con líneas
y con redes de superficie. Esta última proporcionaría las larvas como también los
huevos de pescados comestibles que son en su mayoría flotantes. La pesca con
redes verticales se iniciaría también, dejando paro más tarde, cuando se pueda
comprar- el chinchorro, el estudio de los productos marítimos que se obtienen solamente
con redes de bolsa y rastras de fondo. Las observaciones de las alturas de las
mareas se principiarían instalando un mareógrafo rudimentario, por ejemplo, un registrador
de nivel ó hidrómetro de J. Richard, que permitiese obtener resultados que se
aprovecharían cuando se poseyera el mareógrafo totalizador. Las
colecciones recogidas serán preparadas y enviadas en parte al Museo de La
Plata, para enriquecer sus colecciones y proporcionarle nuevos canjes de
historia natural con los museos extranjeros. Se mandarán también á todos los
sabios del país ó del extranjero que quisieran estudiar ciertos grupos de
animales y que se comprometieran á abonar los gastos correspondientes de
envase, alcohol y flete. Si el Excelentísimo Gobierno lo estimara conveniente,
se podría por excepción, cuando se obtenga cierta cantidad de pescados comestibles,
que no se utilizase con fines científicos, venderlos, destinando siempre este
producto a la ejecución del plan general de la Estación Marítima.
Como
el primer trabajo necesario es de todos modos conocer los fondos marinos de los
alrededores, he estudiado con especial atención el mejor sistema de
representación y clasificación de éstos, en lo que se relacionan con la pesca
costera. Tanto los pescadores como los naturalistas que se encargaran de hacer
conocer la biología de las costas provinciales, necesitan, ante todo, el
reconocimiento exacto de las profundidades, temperaturas y naturaleza de los
fondos, en cualquiera de los puntos donde tuvieran que trabajar. Sería
conveniente, pues, iniciar toda clase de estudios, publicando, como en
Alemania, «Die Nordsee Fischerei Grund», á escala de 1 en 800.000, mapas de los
fondos acompañados con un manual elemental y práctico de navegación
«Segel-Handbuch für Nordsee Fischer, 1894» para el uso de los pescadores.
El
largo medio de la milla marina de 60 en grado ó arco de meridiano de un minuto
ó tercio de legua marina de 20 en grado, debería representarse, como en los
mapas de gran escala del depósito de la armada francesa, por 39 mm = m =1852 metros. Si'
adoptaría, según convino el congreso internacional (le Londres de 1895, el
metro como unidad de profundidades y el meridiano de Grenwich como meridiano de
origen. En la zona limitada por la línea isobática de 200 metros se producen
todos los fenómenos cuyo conocimiento y estudio más importan al hombre (es esta
la region que ofrece mayor peligro para la navegación. Recuérdese el caso del
“Garibaldi”). Esta
línea representa también el Límite extremo de la posibilidad de la pesca
comercial. Hasta la línea isobática de 100 metros se deberían
representar las curvas cuya diferencia de profundidad fuera de 10 en 10 metros y delinear las curvas de los puntos que
difieren en 20 metros
y comprendidos entre las líneas isobáticas de 100 y de 200 metros. Este
levantamiento debería limitarse al principio a los alrededores de Mar del
Plata, desde Mar Chiquita hasta Mar del Sud.
La
clasificación de los fondos es muy importante, y, á mi juicio, la mejor es la
propuesta por el señor J. Tlioulet, de la cual voy á indicar sus principios. De
las muestras de los fondos, que se han recogido y secado en cada estación, se
toman 20 gramos.
1°
Se aíslan los fragmentos (fragmentos, rodados, pedregullo) cuyo volumen iguala
hasta el tamaño de una avellana.
2°
Se aíslan después los fragmentos cuyo volumen varía desde el tamaño de una avellana
hasta los que no pasan por un cernedero de seda número 40 (malla cuadrada de 0,5 mm.). Se recoge así el
pedregullo chico, segunda clase de elementos raros ó localizados.
3°
Lo que pase por el cernedero número 40 y no pasa por el número 200 (malla 0,025 mm.), constituye los
gruesos granos minerales.
4°Lo
que resta y se puede definir por medio del microscopio constituye los granos
finos.
5°
Por fin se encuentra la arcilla amorfa, más o menos mezclada con sustancia
calcárea, la cual arcilla, hallándose en suspensión en agua pura, emplea en una
probeta mas de catorce minutos para descender 10 centímetros. La
palabra limo debe emplearse únicamente para designar una materia arcillosa
amorfa y más ó menos calcárea. Los granos minerales gruesos y linos constituyen
las arenas. Estos elementos, no localizados como los rodados ó el pedregullo, forman
verdaderos terrenos. Para sus clasificaciones debería tomarse por base lo
siguiente:
Se
determinaran como arenas si contienen 0 a 10 % de arcilla.
Se
determinaran como limosas si contienen 10 a 30 % de arcilla.
Se
determinaran como limos arenosos si
contienen 30 a
60 % de arcilla.
Se
determinaran como limos si contienen más
de 60 % de arcilla.
En
cuanto a la representación gráfica se deberá adoptar la siguiente, propuesta
también por J. Thonlet:
Dibujo
de las curvas isobáticas, indicación de la temperatura de la dirección de las corrientes:
con color negro.
Arenas:
con color carmín.
Arenas
limosas: con carmín y un poco de tinta china.
Limos
arenosos: con tinta de Siena, natural.
Limos:
con amarillo goma guta.
Rocas
submarinas: con azul de Prusia.
Fragmentos
de piedra, pedregullo: con puntos rojos de varios tamaños.
Conchas:
con cruces pequeñas de ceniza azul.
Herbarios
submarinos: con líneas horizontales verdes.
Como
conclusión no se debe excusar de no comenzar este mapa, diciendo que no existen
los elementos necesarios para hacerlo do una manera conveniente. Una obra,
aunque necesite perfeccionamiento, siempre que exista, vale más que otra perfecta
que no se posee. Cada año los pescadores mismos podrían introducir en el mapa
nuevas correcciones, y de esta manera continuamente se irían consiguiendo
mejoras. Los oficiales de la armada que deseasen trabajar para ayudar al progreso
de las ciencias físicas y de las ciencias naturales, tienen en la formación del
plano, a gran escala de nuestras dilatadas costas y de la topografía litoral
submarina, un objeto de utilidad general que podrá satisfacer sus más amplias
aspiraciones y que será también de utilidad propia para la navegación.
CONCLUSIONES
En
resumen: si .se quieren principiar este año los estudios del Laboratorio
marítimo, es preciso:
1°
Obtener la escritura definitiva de la cesión de los terrenos necesarios, solicitando
del generoso donante, señor senador don Jacinto Peralta Ramos, una extensión
suficiente para todas las necesidades futuras.
2°
Obtener permiso, si es necesario, del
Gobierno Nacional, para construir un pequeño muelle y un vivero en la parte de
la costa correspondiente a la Estación Marítima, pidiéndole costear los gastos
que dichas obras originasen.
3°
Solicitar también del Gobierno Nacional que facilite un viaje, de diez a quince
días, para hacer con oficiales de la armada los reconocimientos hidrográficos
(con la "Uruguaya" o con la "Parana") indispensables en los alrededores del punto elegido según el plan expuesto
arriba.
4°
Construir un pozo de agua dulce y alambrar los terrenos del Laboratorio.
5°
Edificar un galpón provisorio y una casilla de madera: instalar un molino y un
malacate para el pozo de agua dulce y para la bomba de agua de mar.
6°
Pedir á la oficina meteorológica de Córdoba la cesión de los instrumentos
necesarios para una estación de meteorología.
7°
Como personal, mínimum indispensable:
un director, dos preparadores, un patrón de embarcación, cuatro marineros
verdaderos, un cocinero-portero y un peón para cuidar los caballos y ocuparse
de los trasportes.
8°
Como instrumentos de trabajo mínimum
indispensables: un bote salvavidas de 11 á 12 metros, con sus
cajones, tubos y accesorios de navegación, una red de bolsa, otra de
superficie, líneas de fondo y de superficie con todos sus accesorios, cabos;
mesas, tinas, baldes, frascos y tubos, productos para la preparación y
conservación de las colecciones: caballos, carro, monturas, útiles de cocina,
loza, etc.
Limitándose
á lo más estrictamente necesario, se puede calcular a grosso modo y a lo menos: 2 000 pesos para el
bote con sus accesorios y los aparatos de pesca; 2 000 pesos para el pozo, galpón
y la casilla, y 2 000 pesos para la instalación propiamente dicha y los primeros
instrumentos. Se vé que con los elementos que dispone el Museo y con la
cantidad de la cual se ha hablado, se podrán iniciar en breve los primeros
ensayos. Será posible en rigor, contentarse al principio con un simple rancho. Pero
no basta que nazca un nuevo organismo; es necesario asegurarle un porvenir no
digo exuberante, pero, á lo menos, compatible con la vida y con el trabajo. Si
el Honorable Poder Legislativo toma en consideración este proyecto, .será fácil,
refiriéndose á las indicaciones que he dado, calcular el costo aproximado de la
instalación definitiva y el presupuesto necesario para el mantenimiento de la
institución.
Por
mi parte me propongo estudiar y presentar en unos días el detalle de los
gastos que se refieren a la primera instalación, una vez enterado del precio
exacto de las pequeñas edificaciones, del pozo, del alambrado, del bote y de
todos los instrumentos indispensables. Es necesario pues, pedir catálogos,
visitar astilleros y almacenes navales; hacer comparaciones detenidas de las ofertas
para adquirir los elementos de trabajo más perfeccionados con el mínimum de
erogación posible, etc. Una
vez examinada y definitivamente resuelta la creación de una Estación Marítima,
bastará tener constancia en la obra, tenacidad en la ejecución y paciencia en
la realización de las instalaciones completas, para asegurar la existencia de
este nuevo centro de enseñanza pública, de este nuevo factor de adelanto para
la Provincia y de progreso para la colonización costera cono para la riqueza
nacional.
Dr. Fernando Lahille
Encargado de la Sección Zoológica.
Museo de La Plata, Agosto 18 de 1897
Fuentes:
Fernando
Lahille – Ictiólogo. por Hugo L. López y Adriana E. Aquino
Revista
Museo., La Plata, Argentina, 2 (8): 19-24. 1996.
http://www.fundacionmuseo.org.ar/articulosfundacion/un-tal-fernando/
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa000188.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa001696.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa001871.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa001209.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa000188.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa001696.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa001871.pdf
http://naturalis.fcnym.unlp.edu.ar/repositorio/_documentos/sipcyt/bfa001209.pdf
Excelente trabajo de investigación. La vida de este prohombre nos dejó con su esfuerzo y visión de futuro un legado virtuoso que es orgillo de Mar del Plata y nos representa hoy en día como un baluarte internacional en la materia
ResponderEliminarHola. De que año es la fotografìa Fernando Lahille (1861-1940) lugar y si es posible el fotografo, publicada en el blog. Necesitaria conseguir una copia 300 dpiJPG. Para un investigaciòn que estoy realizando. me comprometo a citar la correspondiente fuente. muchas gracias
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