Rolando Màximo Pacholczuk |
Rolando
Máximo Pacholczuk fue un soldado marplatense que murió en Malvinas. Nació el 3
de Agosto de 1962. Vivió, trabajó y estudió en la ciudad de Mar del Plata y La
Plata, y con tan sólo 19 años aceptó con orgullo ir a Malvinas. Luchó con
honor en Monte Longdon. Pero muy poca gente sabe que pasó en ese lugar, que fue tal vez, donde más
hombres se perdió en una batalla. Conozcamos su historia...
Rolando Maximo Pacholczuk Año 1977 |
Rolando Maximo Pacholczuk en en El Parque Saavedra |
Julieta Añazco con Rolando Maximo Pacholczuk en en El Parque Saavedra |
Es muy dificil hacer una apología de una persona que apenas tenía 19 años. Solo podemos reconstruir su vida gracias a los comentarios de sus amigos. No obstante, la infancia de Rolando no fue muy facil. Junto con su hermano tuvieron que sortear muchas dificultades, para poder estar juntos. Pero cuando la vida ya se estaba encaminando y Rolando había terminado su servicio militar, la vida le tendría preparado otro destino.
Rolando Maximo Pacholczuk en en El Parque Saavedra |
Julieta Añazco con Rolando Maximo Pacholczuk en en El Parque Saavedra |
Rolando era un chico muy alegre, muy divertido y cariñoso. Pero por sobre todas las cosas, muy respetuoso. Le gustaba tocar la guitarra y tocaba "Solo le pido a Dios" de Leon Gieco cuando estaba con sus amigos. Le gustaba la música de Mercedes Sosa, Charly Garcia o el grupo Vivencia (tan es así, que su su amiga Julieta Añazco se le llenan los ojos de lagrimas cuando escucha a este grupo). Rolandro trabajaba en una zapatería al mismo tiempo que estudiaba. Era tan derecho, que aunque podría haber encontrado un certificado donde demostrara que tenía un dedo fracturado, el no quizo presentarlo y decidió ir a Malvinas como todo los de su clase.
Rolando Pacholczuk junto a sus amigos |
Rolando Pacholczuk junto a sus amigos |
Rolando Pacholczuk junto a sus amigos |
Su hermano recuerda el verano anterior a su partida para las islas. Estuvieron todo un día en la playa pescando y luego asaron al fuego lo que habian pescado. Al día siguiente caminaron por el campo desde la Ruta 11 hasta la Ruta 2 mientras charlaban de la vida y lo que sucedería en Malvinas. Esa fue la última vez que Rolando disfrutó de un fin de semana con su hermano Sergio.
La última vez que su familia estuvo con él, fue cuando los colectivos que salían de La Plata desde el Regimiento Mecanizado Nº7 transportó a todos los soldados a Retiro y desde allí para que desde un avión Hercules llegaran a las Islas Malvinas. En poco tiempo, Rolando estuvo movilizado en dirección a Malvinas y desde allí a Monte Longdon.
Batalla de Monte Longdon
Rolando Pacholczuk tocando la guitarra |
La última vez que su familia estuvo con él, fue cuando los colectivos que salían de La Plata desde el Regimiento Mecanizado Nº7 transportó a todos los soldados a Retiro y desde allí para que desde un avión Hercules llegaran a las Islas Malvinas. En poco tiempo, Rolando estuvo movilizado en dirección a Malvinas y desde allí a Monte Longdon.
Batalla de Monte Longdon
La
batalla de Monte Longdon fue una batalla que tuvo lugar durante la Guerra de
Malvinas entre las fuerzas británicas y argentinas. Aconteció entre la noche
del 11 y se extendió hasta la madrugada del día 12 de junio de 1982 y se saldó
con la victoria de las tropas británicas. Es considerada la batalla más
importante del conflicto por dos razones. Por lo cruenta ya que se llegó al
combate cuerpo a cuerpo con bayoneta (poco usual en la guerra moderna) y por su
punto estratégico porque se trataba de una posición clave en torno a la
guarnición argentina de Puerto Argentino.
Las fuerzas britanicas consistieron en el 3 PARA bajo las órdenes del teniente coronel Hew Pike (más tarde un
general), apoyada por el 29º Regimiento de Artillería Real, con 6 cañones de 105 mm. El 2 PARA estaba en
reserva. El apoyo naval fue proporcionado por la fragata HMS 'Avenger'. La
fuerza argentina consistió en la Compañía B 'Maipu' del Regimiento de
Infantería Mecanizado 7 "Coronel Conde" (RI Mec 7), 1ª sección de la
Compañía de Ingenieros Mecanizada 10, una Sección de ametralladoras pesadas
Browning M2, calibre 50 (12,7
mm) del BIM 5, así como otros destacamentos de otras
unidades. El comandante local argentino era el mayor Carlos Eduardo del Valle
Carrizo Salvadores, el segundo al mando del RI Mec 7.
El Regimiento 7 era parte
de la 10ª Brigada de Infantería Mecanizada "Teniente General Nicolás
Levalle", una formación muy bien entrenada del Ejército Argentino en
comparación con muchos otros Ejércitos Latinoamericanos. 3 A finales de 1981 la 10a
Brigada lleva a cabo operaciones de combate simuladas en conjunto con la Fuerza
Aérea Argentina en presencia del Comandante en Jefe del Ejército Argentino, el
Teniente General Roberto Eduardo Viola.4 La 10ª Brigada del General Oscar Luis
Jofre perdería a 66 hombres muertos y 370 heridos en las Malvinas.5
Posiciones argentinas en el Monte Longdon |
Estando
en Malvinas, Carrizo Salvadores perdió a su padre en Catamarca, pero el mayor
guardó para sí este hecho y permaneció en su puesto de comando hasta el fin de
los combates. El Regimiento de Infantería 7, reforzada por dos pelotones de
Infantería de Marina, se atrincheró en Monte Longdon, Wireless Ridge y Cortley
Ridge hacia el este. El teniente de navío (rango naval equivalente a capitán)
Sergio Dachary (el teniente de navío debió también sobreponerse del dolor
provocado por la muerte de su hermano Alejandro Dachary, oficial del Ejército
Argentino y operador de unos de los radares Skyguard de Puerto Argentino
impactado por un misil británico de un bombardero Vulcan7 ) había vuelto a
Monte Longdon, en la semana anterior a la batalla, y estuvo al mando de las
ametralladoras pesadas de los infantes de marina en Monte Longdon.
Posicion ametralladora 12.7 mmts nido 3 monte longdon. |
En
su mayoría conscriptos con un año de formación, los jóvenes soldados del RI Mec
7 no iban a abandonar sus puestos fácilmente y la mayoría de ellos estaban
dispuestos a luchar duramente. Ellos poseían fusiles FN FAL totalmente
automáticos que entregan más potencia de fuego que el SLR británico, granadas
de fusil PDF y PAF, ametralladoras MAG de 7,62 mm idénticas a las de
los paras, un radar de vigilancia terrestre Rasit; unos cincuenta del
Regimiento 7 lucharían con más decisión que el resto y comparterian sus
técnicas de comandos con sus compañeros, que aprendieron después de haber
pasado por un curso de comandos organizado por el Mayor Oscar Ramón Jaimet,8
entrenado como comando y ahora Oficial de Operaciones del Regimiento de
Infantería Mecanizado 6 'General Viamonte' (RI Mec 6). Durante 1981, el General
Jofre organizó un Pelotón Helitransportado para cada unos de los Regimientos
3,6 y 7 de la 10a Brigada de Infantería Mecanizada bajo la supervisión del
Mayor Jaimet. El
soldado conscripto Jorge Altieri, en una entrevista después de la guerra contó
como él se entrenó duramente con la Compañía B:
"Se me dio un fusil FAL de 7,62 milímetros. A
otros chicos se les dio el FAP - ametralladoras ligeras - y otros recibieron
las PAM [subametralladoras]. El énfasis principal en el tiroteo fue hacer que
cada bala contara. También me enseñaron cómo usar una bazuca, cómo hacer y
poner trampas explosivas, y cómo navegar por la noche, y nos fuimos en
helicópteros, taladros, ataques y emboscadas de noche y día."
Tomás
Szumilo también mantiene que los conscriptos recibieron una formación más que
adecuada en el Regimiento 7:
"La preparación con la que llegábamos era una instrucción
de un mes y medio, buena y bastante rigurosa porque el Regimiento era muy
exigente en ese sentido. Estábamos en condiciones de manejar un arma y de los
elementos básicos del combate. En mi caso, por mi experiencia en sanidad, tenía
conocimientos de enfermería, más que nada de primeros auxilios."
Altieri
sostiene que lentejas con porotos verdes y un poco de carne de cordero
constituyeron las principales comidas que se repartieron entre el 16 de abril y
11 de junio, pero estas comidas se complementaron con algunos lujos tales como
barras de chocolate y tarros de carne. Sin embargo, los conscriptos todavía
pasaron hambre según Altieri:
"En una guerra los altos mandos están en distintos
lugares que la tropa, entonces por ejemplo nosotros estábamos arriba del Monte
Longdon y nuestro jefe, el subteniente Juan Domingo Baldini recibía la orden
del oficial Mayor Carrizo que estaba más abajo, de abastecernos de raciones
frías [raciones enlatadas] y que la comida mas nutritiva nos las tenían que dar
cuando comenzara el combate porque después no sabían si no podían proveer de
comida. Del 16 de abril hasta el 11 de junio que combatimos, comimos sopa con
lentejas, arvejas y algún trozo de oveja. Nosotros le decíamos a nuestro
subteniente: “No podemos decirles a los soldados ingleses que esperen que nos
alimentemos bien y después agarrarnos a tiros…”. No estábamos bien alimentados
previo a los combates como debe ser, estábamos debilitados. Si durante el
combate no hubiéramos podido comer, bueno, mala suerte, pero no antes. Fueron
muchas cosas… La comida, la ropa, el orden que debíamos mantener en las carpas,
estar afeitados…. Los libros enseñan de una forma pero la realidad es otra..."
Sobre
el aprovisionamiento de aquellos días, Julio Lago (soldado ranchero del Regimiento
7 "Coronel Conde") muestra su particular vision.
"De entrada hacíamos tres comidas por día, después se
hicieron dos y al final, una. Te levantabas a las cuatro de la mañana y
preparabas un mate cocido; después ya entrabas con la comida que se repartía a
mediodía, otra más que se repartía tipo cuatro, cinco de la tarde, y a preparar
todo para el otro día. Y así era continuamente. El problema era que amanecía a
las diez de la mañana o a las nueve, y oscurecía a las tres y media. Con el
toque de queda no se podía circular de noche, o sea, no había tiempo para andar
repartiendo la comida."
El
23 de mayo, en vista que la Compañías A, B y C llevaban 41 días en las
posiciones sin haber sido relevadas, decidió el capitán Raúl Daneri ordenar las
compañías tomarse el turno en preparar y servir la comida del Regimiento 7.
"A mi me tocaba ser el ranchero, nos turnábamos creo
que por semana. Así podía conseguir un poco más de comida. Aunque salir en
medio del frío a servir a los otros era tremendo, de esta manera llenábamos con
Roberto Maldonado (mi compañero de posición ) tres cantimploras de mate cocido
y las usábamos como bolsa de agua caliente – Así tomabamos algo calentito toda
la mañana.» dice Miguel Savage soldado de la Compañía C."
Los
excombatientes del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM), que desde
principio se definió como “Anti-Héroes”, denunciaron torturas físicas y
psicológicas, estaqueamientos, maltratos, privación de alimentos en Monte
Longdon y hasta la muerte por congelamiento del infante de marina Héctor Miguel
Rolla.
Oficiales del Regimiento de Infantería Nº7, de izq a der, Baldini, Guidobono y Selser. |
El
subteniente Juan Domingo Baldini de la Compañía B 'Maipu' en Monte Longdon,
está acusado de haber estaqueado a tres o cuatro conscriptos por haber
abandonado sus puestos para ir en busca de comida. En 2007, la Ministro de Defensa de Argentina, Nilda Garré, reconoció que las normas militares vigentes
durante la guerra de las Malvinas, que en otros ejércitos eran conocidos como
castigo de campo, permitía el estaqueo en caso de la inexistencia de cárceles:
"Es una crueldad y de un sadismo insólito, pero es cierto
que estaba en las normas".
Dice
Ernesto Alonso, en ese entonces soldado del 1º. Pelotón de Fusileros de Baldini
y luego presidente de CECIM.22
«Nuestros propios oficiales fueron nuestros peores
enemigos», ellos se suministraban con el whisky de los bares, pero no estaban
preparados para la guerra. Desaparecieron cuando las cosas se pusieron serias.»
Hay
otros que sostienen que a estos hombres se les ayudó a hacerse lo más cómodo
posible, dadas las circunstancias, y que sus oficiales y suboficiales pelearon
bien y se esforzaron por levantar la moral de los conscriptos. El historiador
británico Nicholas van der Bijl ha escrito en defensa del accionar del
subteniente Baldini:
"Baldini fue después fuertemente criticado por los
veteranos por ser indiferente y egoísta hacia sus hombres, aunque esto parece
haber venido de varios soldados petulantes que no pudieron apreciar sus
esfuerzos para mantenerlos con vida en condiciones difíciles."
Previo
a el desembarco británico, Baldini pudo sacar sus a hombres de sus trincheras
en dos oportunidades y llevarlos a la capital malvinense para que pudieran
bañarse y dormir bajo techo. Según Luís Aparicio:
"Durante la guerra fui con toda la sección dos veces
al pueblo para bañarnos. La primera, [nos bañamos] en un aserradero al costado
del correo, con agua tibia. Eso ocurrió al principio. Luego, ya más entrado
mayo, en otro lugar donde nos quedamos a dormir. Escuchábamos disparos
aislados. Yo seguía afeitándome, pero no me pude bañar más de dos veces en toda
la guerra".
A
pesar de la amenaza de aplicárseles el castigo de campo, cuatro soldados
conscriptos (Carlos Alberto Hornos, Pedro Vojkovic, Alejandro Vargas y Manuel
Zelarrayán) se escaparon del Regimiento 7 el 8 de junio, y usando un bote de
goma intentaron confiscar los bienes que el soldado Savage (que había
encontrado un pullover azul) y otros decían haber encontrado dentro la casa
abandonada de un estanciero, cerca del río Murrell. Desafortunadamente para los
cuatro involucrados, su barco pego una mina anti-tanque al regresar de la incursión,
matándolos en la orilla.
En
2009, las autoridades argentinas en Comodoro Rivadavia ratificaron la decisión
tomada por las autoridades de Río Grande, Tierra del Fuego (que, según la
Argentina, tienen autoridad sobre las islas) de acusar formalmente a 70
oficiales y suboficiales de tratamiento inhumano de los soldados conscriptos
durante la guerra. Tenemos el testimonio de 23 personas sobre un soldado (Rito
Portillo) que fue asesinado a balazos por un cabo, cuatro ex combatientes
que murieron de hambre, y al menos 15 casos de conscriptos que fueron estaqueados
en el suelo. Pablo
Vassel, subsecretario de Derechos Humanos en la provincia de Corrientes, se lo dijo a
la Agencia Inter Press News Service. Hay fuertes afirmaciones que testimonios
falsos fueron utilizados como evidencia para acusar a los oficiales y
suboficiales argentinos y Vassel tuvo que renunciair de su cargo como
subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes en 2010.
Avance británico
El
3º Batallón del Regimiento de Paracaidistas británico, llevó a cabo una
desesperada marcha a través de las colinas al norte del Monte Simon para tomar
la pieza clave del terreno alto que dominaba Estancia House, apodado Granja
Estancia. Las condiciones meteorológicas fueron atroces, con los paracaidistas
marchando a través de empinadas colinas resbaladizas hacia el objetivo. Nick
Rose era un soldado raso en el 6 º Pelotón al mando del teniente Jonathan Shaw.
"El terreno dictaba exactamente cómo avanzaríamos. Una
gran parte del tiempo íbamos a lo largo de los caminos - los pocos caminos que
encontramos - nosotros utilizamos la fila india, que es un avance dificultoso
en ambos lados del camino, como forma de zig zag. Pero hay grandes ríos de
piedra - grandes rocas blancas - y usted tiene que cruzarlos y luego está el
brezo y el tojo y está constantemente mojado. Así que la sensación térmica era
- Creo que alguien dijo que menos de 40 grados - y tormenta de viento y lluvia
horizontal - un escenario de pesadilla.... Estamos horrible, estamos miserables
como el pecado, todos nosotros - echamos de menos la casa, querramos un
cigarillo seco, botas cálidos y secos, un sandwich de queso con cebolla y una
botella de leche superior azul. Solía soñar con eso."
El
capitán Matthew Selfridge del 3 PARA estableció una base de patrulla cerca del
Río Murrell para fines de mayo, a dos kilómetros al oeste del Monte Longdon.
Desde allí envió sus patrullas especializadas de la Compañía D para explorar
las posiciones argentinas en Longdon. Una patrulla llevada a cabo por la
Compañía D, tuvo lugar en la noche del 4-5 junio. Los integrantes de esta
patrulla fueron el cabo Jerry Phillips y los soldados Richard Absolon y Bill
Hayward, todos tiradores especiales.
La
patrulla de Phillips, dado la tarea de penetrar el 1.er Pelotón del subteniente
Juan Baldini con el fin de obtener un prisionero, informan al regresar haber
eliminado con fuego de tirador especial a un oficial argentino y los sirvientes
de un mortero con un cohete antitanque. También informan que los defensores
argentinos reaccionaron demasiado tarde pero con mucho fuego de ametralladora,
además de artillería y morteros. Pero en verdad no hubieron pérdidas entre los
argentinos en Longdon esa noche. El cabo Phillips no obstante mantiene haber
personalmente matado o gravemente herido a un oficial argentino en las
posiciones de Baldini y penetrado las defensas argentinas y eliminado a dos
servidores de morteros con un cohete antitanque disparado a corta distancia.
En
el lado argentino, los comandantes pronto se dieron cuenta de que los soldados
del Pelotón de Reconocimiento del Regimiento de Infantería 7 apostados en la
posición circundante de Wireless Ridge como parte de la reserva, no estaban en
condiciones de llevar a cabo su propio patrullaje. Así que, las unidades de
comandos argentinos, normalmente utilizados para reconocimientos profundas
tuvieron que asumir este rol. Ellos
fueron capaces de hacerlo con mucho éxito y en las primeras horas del 7 de junio,
una patrulla combinada de la Compañía de Comandos 601 y el Escuadrón de Fuerzas
Especiales 601 de la Gendarmería Nacional (EFE601GN), investigando los informes
del mayor Jaimet de actividad enemiga alrededor del Murrell Bridge 35 fueron
vistos acercándose hacia el puente.
Después
de varias noches en la zona, los cabos Peter Hadden y Mark Brown y sus
patrullas habían llegado como reemplazos en el acantilado en la orilla
occidental del río Murrell, que las patrulla del sargento Ian Addle y los cabos
Jerry Phillips y Peter Higgs habían estado utilizando como una base. En
un corto espacio de tiempo una centinela informó de las figuras enemigas cerca
del puente. Los PARAS abrieron fuego y un confuso combate se desarrolló en la
oscuridad, con intenso fuego de fusiles SLR británicos y FAL argentinas,
ametralladoras GPMG británicas y MAG argentinas, misiles antitanques LAW
británicas y granadas de fusil Energa argentinas intercambiándose.
La
patrulla de comandos al mando del capitán Rubén Teofilo Figueroa demostraron
ser bastante agresivos y antes del amanecer habían obligado a los 30 paras
retirarse, teniendo que dejar atrás gran parte de su equipo en manos
argentinas. Sólo un suboficial argentino (Sargento Rubén Poggi) resultó herido
durante la contraemboscada argentina. A partir de entonces las patrullas
británicas tuvieron que ser montadas más cerca de su propia línea. Como la
historia oficial del Regimiento de Paracaidistas británico ha reconocido:
“Ellos se vieron obligados a evacuar sus posiciones rápidamente,
dejando atrás sus mochilas y la radio, pero lograron retirarse sin sufrir
ninguna baja. La ubicación se examino en la tarde del 8 de junio por otra
patrulla, pero no había ni rastro de las mochilas o de radio, lo que
significaba que la red de comunicaciones por radio del batallón podia haber
sido comprometida”.
Sin
embargo, el Coronel Pike y sus jefes de compañía, en la víspera de la batalla todavía
tenían a los pelotones argentinos en Longdon en baja estima, debido a los
informes erróneos de la patrulla del cabo Phillips, y no esperaban que darían
mucha resistencia. Por
esta razón, el coronel británico esperaba sorprender a los defensores
argentinos, avanzando lo más cercano posible bajo la cubierta de la oscuridad
antes de pasar al asalto. El teniente coronel Pike esperaba causar mucho pánico
entre los conscriptos argentinos y sus suboficiales y oficiales, y por esta
razón no utilizo la artillería británica al comienzo de la batalla.
Monte Longdon. Detalle de los tres objetivos principales |
Los
tres objetivos principales - Fly Half, Full Back y Wing Forward - fueron
nombrados como las posiciones empleadas en el juego de rugby. La Compañía B
atacaría a través de Fly Half (apertura) antes de proceder hacia Full Back
(espalda), mientras que la Compañía A, seguido por la Compañía C, haría lo
mismo en Wireless Ridge.
Pero
la moral seguía manteniéndose bastante razonable en el Regimiento 7. El soldado
conscripto Elbio Eduardo Araujo, con una lata de dulce de batata vacía, tocaba
la Colina de la vida (de León Gieco) contagiando con su canto a todos sus compañeros
del 3º Pelotón de fusileros. Miguel Angel Arrascaeta fue herido por el fuego de
ablandamiento británico en la primera semana de junio y evacuado, pero creyendo
que sus amigos en su 1º Pelotón todavía lo necesitaban el conscripto
hospitalizado regresó a Longdon donde perdió la vida combatiendo en la batalla.
El soldado conscripto Fabián Passaro de la Compañía B combatió en Monte Longdon
con el pelotón adelantado de Baldini y recuerda la vida en esos momentos:
“La mayor parte de nosotros nos habíamos ajustado a
lo que nos habían puesto, nos habíamos acostumbrado a la guerra. Pero algunos
chicos [identificados como Carlos Alberto Carbone, Luis Leccese, Felix Benjamin
Barreto y Antonio Francisco Belmonte en el libro Dos Lados De Infierno
(Editorial Planeta, 1994)] todavía estaban muy deprimidos y, en muchos casos, estaban empeorando. Por supuesto, estábamos
muy hartos de llevar la misma ropa puesta por tantos días, yendo sin una ducha,
teniendo tanto frío, comiendo mal. Fueron demasiadas cosas juntas, aparte de
nuestro temor natural de la guerra, el bombardeo y todo eso. Pero pienso que
algunos de nosotros nos adaptábamos mejor que otros. Había chicos que estaban
muy preocupados; traté de levantarles un poco el ánimo. 'No se preocupen,' les
dije. 'Nada sucederá, estamos a salvo aquí. ¿'No ven ustedes que nunca podrán
conseguir llegar aquí arriba? Somos unos mil; si ellos tratan de subir,
nosotros los veremos y los sacaremos la mugre a balazos”.
En una de sus últimas cartas el soldado Araujo escribió a su familia:
Islas
Malvinas (¡Argentinas!):
Quédense todos tranquilos que el Soldado Araujo monta
guardia por la Argentina (la de todos), próspera y soberana y que es fiel a su
juramento.
.
El 11 de junio de 1982 a los 19 años de edad, cuando una bomba explotó en plena trinchera, se llevó la vida de Araujo y dos de sus compañeros. Solo uno sobrevivió.
Cuando
la los hombres de la Compañía B (bajo ordenes del mayor Mike Argue) del 3 PARA
fijaron bayonetas para asaltar las posiciones del 1er Pelotón en Monte Longdon,
se encontraron avanzando dentro un inmenso campo minado. Los zapadores
británicos más tarde contarían unas 1.500 minas antipersonales sembradas en las
laderas adelantadas de Longdon, pero solo explotaron dos, diría el cabo Peter
Cuxson, porque el resto estaba congelado por el hielo. De lo contrario la
batalla final por Puerto Argentino habría sido una historia totalmente
diferente, concluye el suboficial británico.
Elbio Eduardo Araujo, héroe de Malvinas del R.I.7 |
El 11 de junio de 1982 a los 19 años de edad, cuando una bomba explotó en plena trinchera, se llevó la vida de Araujo y dos de sus compañeros. Solo uno sobrevivió.
Ataque británico
Al
anochecer el viernes 11 de junio, el 3 PARA marcho a sus líneas de partida, y
después de una breve pausa, comenzaron a hacer su marcha de cuatro horas hacia
Longdon. Al comenzar a aproximarse la Compañía B hacia Longdon, el cabo Brian
Milne pisó una mina, lo que alertó al pelotón de conscriptos de Baldini. Más de
20 soldados argentinos salieron de sus carpas de campaña para combatir, pero la
mayor parte del pelotón recién comenzaba a despertar y salir de sus bolsas de
dormir cuando el Pelotón No. 4 del teniente Ian Bickerdike llegó a estar entre
ellos, ametralleando y bayoneteando a los argentinos.
El
cabo Stewart McLaughlin estuvo presente toda la acción, eliminando una
ametralladora MAG de 7,62 mm
argentina. Él cabo reunió a su sección y avanzaron hacia la cima con las
bayonetas caladas entre una lluvia de fuego de ametralladoras argentinas. El
Pelotón No. 6 del teniente Jonathan Shaw, en el flanco derecho de la Compañía
B, capturó la cumbre de Half Fly sin alguna lucha. Sin embargo, no habían
detectado media docena de soldados argentinos del pelotón adelantado, después
de haber tirado varias granadas en varias carpas y búnkeres abandonados, y
estos conscriptos lanzaron un feroz contraataque contra el pelotón
desprevenido, lo que resulta en 4 o 5 paracaidistas muertos antes de que el
área fuera controlada por los británicos. Durante tres horas, el combate cuerpo
a cuerpo, hizo estragos en el sector del 1er Pelotón, hasta que los PARA
finalmente sobrepasaron a los defensores.
En
todo la posición del 1er Pelotón, pequeños grupos de soldados estaban luchando
por sus vidas. Los PARA Ben Gough y Dominic Gray logaron arrastrarse sin ser
detectado hasta un búnker argentino y se agacharon cerca a ella mientras que
los marinos adentro disparaban. Al unísono los dos PARA quitaron el seguro de
las granadas y las hicieron entrar a través de la rendija de disparo del
búnker. En el instante en que la granada explotó los dos saltaron adentro y
empezaron a bayonetear a los sobrevivientes. El soldado Gray mató a uno al
cortar con su bayoneta a través de la cuenca de un ojo. Los soldados Gough y
Grey fueron mencionados en los despachos militares.
Baldini
fue muerto tratando de destrabar una ametralladora. El cabo Darío Rolando Ríos
fue encontrado muerto junto al subteniente. El cuchillo y las botas de Baldini
fueron tomados por los paras británicos para uso personal.
El Subteniente Subteniente Juan Domingo Baldini yace en primer plano - Jefe 1B del R I Mec 7 muerto en acción la noche del 11 al 12 de junio de 1982. |
Una
foto de un oficial argentino muerto en Longdon más tarde aparecería en la
edición de tapa dura del libro Operation Corporate (Viking Press, 1985) del
historiador británico Martin Middlebrook, y la ilustración de un artista de la
foto del oficial argentino caído entre las rocas aparece en la portada del
reciente libro "De La Plata a Malvinas" (Editorial Dunken, 2012) de Raúl Eugenio Daneri,
capitán ayudante del jefe del Regimiento 7 en Malvinas.
También
mueren en los combates iniciales en Longdon, el sargento boina verde Jorge
Alberto Ron (uno de los 14 comandos argentinos muertos en Malvinas) del
Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10 y el observador adelantado
de la artillería argentina operando una ametralladora, el teniente Alberto
Rolando Ramos, cuyo último mensaje fue que su posición estaba rodeada. El
subteniente Baldini seria póstumamente condecorado con la Medalla de la Nación
Argentina al Valor en Combate. El comandante de la Brigada 3 británica en
Malvinas, el Brigadier Julian Thompson, más tarde explicaría en un documental
del History Channel que "los cuadros argentinos en general combatían y caían
muertos o heridos junto a sus conscriptos en las batallas terrestres":
“Los argentinos en verdad combatieron en todos los
objetivos, especialmente los jefes, los oficiales subalternos y suboficiales
antiguos, quienes operarían las ametralladoras hasta el último momento y serían
muertos operando las ametralladoras”.
Falklands Combat Medics
(History Channel, 2012)
Refuerzos argentinos
Justo
cuando parecía que los paracaidistas sobrepasarían el 2.º Pelotón del sargento
Raúl Antonio González en el vertiente sur de la montaña y el 3.º Pelotón del
teniente Enrique Eneas Neirotti en el vertiente norte, refuerzos del 1er
Pelotón del teniente Hugo Quiroga de la Compañía de Ingenieros 10º en Fullback
llegaron para ayudar a Neirotti y González. A
través de los combates iniciales en este sector, la mayoría de las posiciones
argentinas en la silla de la montaña se mantuvieron firmes, gracias a los
recientemente llegados refuerzos usando visores nocturnos montados en la
cabeza, que resultaron ser bastante letal para los paracaidistas. El soldado
Nick Rose en 6 Pelotón reanuda su historia.
“Pete Gray se levantó y fue a tirar un granada y le
disparó un francotirador en el antebrazo derecho. Nos pareció que la granada
había explotado. Les golpeamos su brazo hacia abajo en el suelo para detener la
hemorragia, creyendo que había perdido la mitad de su antebrazo derecho y la
mano, pero todavía estaba allí y su brazo doblado en el antebrazo en lugar del
codo - una cosa horrible de ver. Hay fuego viniendo hacia nosotros por todas partes,
un montón de cosas que están cayendo por el lugar y luego 'bang' mi amigo
'Fester' [Tony Greenwood], es alcanzado justo encima de su ojo izquierdo, solo
a un metro de distancia de mí. Eso fue una cosa terrible. "Fester"
era un tipo tan encantador. Luego le toco a 'Baz' Barratt. "Baz" se
había vuelto a tratar de conseguir vendajes de curaciones para Pete Grey y
estaba volviendo cuando 'bang' fue alcanzado en la espalda. Fue entonces cuando
nos estancamos como un pelotón”.
El
teniente primero Neirotti abandonó su posición para tener un mejor alcance de
fuego y fue herido en una pierna. No obstante, sigue combatiendo:
“Parecía una autopista de noche con autos con las
luces bajas encendidas... Recuerdo todavía al cabo primero Martínez, herido,
que me grita que la artillería enemiga le mató al soldado Araujo y a su
compañero. Veo a otro soldado caminar a los gritos, con sangre en los oídos y
la boca, alcanzado por una onda expansiva. Veo todavía a un soldado argentino,
desarmado, adelantarse para rescatar a dos heridos nuestros... Usted podía
verles las caras a los ingleses y ellos a nosotros... Mire, yo partí en dos a
un inglés [posiblemente el cabo James Murdoch] con mi ametralladora pesada.
Cayó a pocos metros de donde estábamos nosotros. Y el fuego era tan intenso que
no podíamos socorrerlo, ni a él ni a los nuestros. Lo escuché agonizar durante
no sé cuantas horas, y todavía oigo sus gritos. Ese recuerdo me persiguió y me
persigue todavía, aunque con menor intensidad porque aprendí a llevarlo
conmigo”.
Rolando Mario Spizuoco, Torres y el Capitan Med Rodriguez. |
El Sargento Rolando Mario Spizuoco también es herido, pero se arriesga a sí mismo en varias ocasiones para rescatar a los conscriptos heridos del pelotón de Baldini, rescatando a muchos. La batalla iba mal para el mayor Argue Mike. La resistencia argentina era fuerte y bien organizada. En el centro de la montaña estaban los reclutas de marina Jorge Maciel y Claudio Scaglione en un búnker con una ametralladora pesada y los conscriptos marinos Luis Fernández, Sergio Giuseppetti y otros con rifles equipados con visores nocturnos. El teniente Ian Bickerdike y su radio-operador, y el sargento Ian McKay y un número de otros PARA en el Pelotón 4 estaban tratando de realizar un reconocimiento sobre las posiciones de los infantes de marina argentinos; al hacerlo, el comandante del pelotón y radio-operador resultaron heridos. El sargento McKay se da cuenta que había que hacer algo, decidió atacar la posición de ametralladora pesada que estaba causando tantos problemas y tanta miseria.
El
asalto fue recibido por una lluvia de fuego de la ametralladora MAG del soldado
conscripto Vicente José Bruno del pelotón de Baldini. El cabo Ian Bailey fue
herido de gravedad, un PARA muerto y otro herido. A pesar de estas pérdidas el
sargento McKay, con total desprecio por su propia vida, por lo que ganaría
póstumamente la Cruz de la Victoria, siguió corriendo hacia la posición enemiga
solo. Peter
Harclerode quien se le otorgó el libre acceso a el diario de guerra del 3 PARA,
y posteriormente escribió PARA! (Armour Press, 1993), señaló que
McKay y su grupo neutralizaron a varios fusileros de marina en la posición,
pero no pudieron neutralizar la ametralladora pesada.
El
mismo cabo McLaughlin logró arrastrarse hasta encontrarse dentro de distancia
de poder lanzar granadas hacia la ametralladora pesada de los marinos, pero a
pesar de varios esfuerzos con granadas de fragmentación y cohetes LAW de 66 mm, fue incapaz de
silenciarla. El mayor Carrizo Salvadores en Full Back se había mantenido en
contacto con los jefes argentinos en Puerto Stanley:
“La situación es crítica. Ordeno al teniente Hugo
Quiroga un contraataque. Otra lucha cuerpo a cuerpo. Hay bajas de ambos lados.
Se logra estabilizar el frente de ataque inglés, pero el fuego de la artillería
enemiga continúa. Los proyectiles estallan por todas partes, a metros donde
teníamos el comando. Los ingleses nos están envolviendo. Pido refuerzos y llega
tropa al mando del teniente Raúl Castañeda. Realiza un contraataque por el
sector noroeste. Son las tres de la madrugada. Castañeda tiene éxito. Hace
retroceder a los ingleses”.
Contraataque argentino
Ahora
era el turno de los argentinos para atacar. El Mayor Carrizo Salvadores
maniobró el pelotón reforzado de Castañeda contra los Pelotones británicos 4 y
5 mientras que bajo la dirección de un suboficial, parte del pelotón de
Castañeda avanzo en dirección al puesto de socorro británico. Los conscriptos
de Castañeda demostraron ser bastante determinados, insultando los PARA en
inglés (habiendo aprendido varias malas palabras viendo películas de acción de
Hollywood en los cines de Buenos Aires), lo que convenció a varios
paracaidistas británicos que estaban luchando contra mercenarios
estadounidenses en Longdon.
Reagrupamiento y posiciones defensivas en Monte Longdon |
El
sargento británico Brian Faulkner, al ver que más de 20 heridos PARA en el
puesto de socorro británico estaban a punto de caer en manos de una de las
fracciones de tiradores de Castañeda, desplegó a todos los que estaban lo
suficientemente aptos para defender el puesto de socorro del regimiento
británico:
“Elegí cuatro tipos y me subí en esta alta altura, y
al hacerlo este pelotón [en verdad un grupo de más o menos quince tiradores] de
veinte, o treinta argentinos estaban viniendo hacia nosotros. Nosotros
simplemente habrimos fuego sobre ellos. No se cuantos nosotros matamos, porque ninguno de ellos quedaron parados cuando
terminamos con ellos”.
Las
cosas estaban tan mal que los PARAS de la compañía del Mayor Mike Argue cesaron
el fuego y dedicaron todos sus esfuerzos para retirarse de Longdon, abandonando
prácticamente a todos sus muertos. Peter Harclerode, un destacado historiador
británico del Regimiento de Paracaidistas, lo revelo oficialmente, diciendo
que:
“Bajo fuego de cobertura, los pelotones números 4 y 5
se retiraron, pero otro hombre resultó muerto y otros heridos en el proceso. En
ese momento, el teniente coronel Hew Pike y su Grupo "R" llegó a la
escena y el mayor Argue le informó sobre la situación. Poco después, el
Sargento Mayor de la Compañía Weeks informó que los dos pelotones se habían
retirado a una distancia segura y que todos los heridos habían sido
recuperados. Los muertos, sin embargo, tuvieron que ser dejados donde habían
caído. Mientras tanto, en la ladera sur del objetivo, los heridos del pelotón
número 6 estaban siendo evacuados mientras que el resto se mantuvo al amparo de
las rocas”.
El
comandante de la Brigada de Comandos 3, el brigadier Julian Thompson, reconoce
que estuvo a punto de perder la batalla gracias a los hombres de Castañeda:
“Yo estaba a punto de retirar mi PARA de Monte
Longdon. No podíamos creer que estos adolescentes disfrazados como soldados nos
estaban haciendo sufrir muchas bajas”.
En
el momento en que los 21 sobrevivientes (de los 46 hombres) del pelotón de
Castañeda habían logrado bajar de la montaña, estaban totalmente agotados. Uno
de ellos, el soldado Leonardo Rondi, lucía una boina marrón - tomado de un
soldado paracaidista muerto.
El
soldado conscripto Rondi, tras la muerte del operador de radio del pelotón,
había esquivado a varios grupos de PARA para entregar mensajes a las secciones
de tiradores de Castañeda, y encontrado a un PARA muerto detrás de una roca
(que pudo haber sido el sargento McKay) se llevó la boina roja y fusil SLR del
para que más tarde dio a los comandantes argentinos como trofeos.
Al
año siguiente, Rondi fue condecorado con la medalla La Nación Argentina al
Valor en Combate por ofrecerse voluntariamente como mensajero a pie, tras la
muerte del operador de radio del pelotón de Castañeda que había sido alcanzado por
un francotirador británico.
Full Back
Tras
los inesperadamente feroces combates en 'Fly Half', el mayor Argue tiro hacia
atrás los Pelotones Números 4, 5 y 6, y el Regimiento de Artillería Real 29
empezó a martillar la montaña desde Monte Kent, después de la cual se lleva a
cabo un ataque por el flanco izquierdo. Bajo intenso fuego, los restos de los
pelotones 4 y 5 al mando del teniente Mark Cox comenzaron avanzar hacia su
objetivo 'Full Back', sufriendo algunas bajas a manos del pelotón de Castañeda
mientras avanzaban.
A
medida que se despejaba la posición argentina, el PARA Grey fue herido por un
tiro en la cabeza, pero se negó a ser evacuado hasta que el mayor Argue había
consolidado sus posiciones adecuadamente en 'Fly Half'. El PARA Kevin Connery
personalmente mató a tiros a tres soldados argentinos heridos que encontró en
esta acción. Pero los PARA no se podían moverse más adelante sin sufrir
pérdidas inaceptables y por lo tanto se los retiró al extremo occidental del
Monte Longdon, con las órdenes que la Compañía A del mayor David Collett se
moviese por la Compañía B y asaltar, desde el oeste, el objetivo 'Full Back',
una posición fuertemente defendida, con fuego de cobertura que se la brindaría
la Compañía de Apoyo.
Los
subtenientes John Kearton y Ian Moore (un oficial australiano agregado al 3
PARA) reunieron a sus pelotones, cerca de la cima occidental y les informaron
cómo tratar con el enemigo. Pronto se atacó la cima oriental de Longdon en otro
amargo combate cuerpo a cuerpo, despejando la posición de los defensores
argentinos con fusil, granada y bayoneta.
Mientras
que la Compañía A estaba eliminando las últimas posiciones defensivas, el cabo
McLaughlin fue seriamente herido por una ronda de cañón antitanque Czekalski
disparado por dos suboficiales (los cabos Julio César Canteros y Jorge Norberto
González) desde posiciones adelantados en el punto fuerte 'Rough Diamond'
(Diamante Duro) en Wireless Ridge. Lamentablemente
para sus hombres, el suboficial británico fue muerto poco después por
una bomba de mortero disparado desde de la Compañía C del RI 7 en Diamante Duro
mientras McLaughlin se dirigía hacia el puesto de socorro británico.
Monte Longdon. Islas Malvinas |
Los
argentinos defendieron rigurosamente Full Back. El cabo Manuel Adan Medina del
pelotón de Castañeda se hizo cargo de un arma antitanque y disparo contra la
Compañía de Apoyo británica en la cima occidental de Longdon, matando a tres
PARA, incluyendo el PARA Peter Heddicker, quien recibió un impacto directo de
la ronda antitanque, el cual hirió a otros tres paras.
El
Mayor Carrizo Salvadores solamente abandonó su puesto de comando en Full Back
solamente cuando un misil MILAN se estrelló contra unas rocas justo detrás de
él. En el puesto de comando argentino el Mayor Collett encontró 2.000 cigarrillos
que reparte entre los fumadores en su compañía.
Secuelas
La
batalla y el fuego inmediato proveniente de Wireless Ridge (ordenado por el
capitán Daneri) al amanecer que siguió duró doce horas y había sido costosa
para los británicos. 3 PARA perdió diecisiete muertos durante la batalla, un
ingeniero real agregado al 3 PARA, también fue muerto. Tres de los
paracaidistas muertos -los soldados rasos, Ian Scrivens, Jason Burt y Neil
Grose- solo tenían diecisiete años, con Grose muriendo en su cumpleaños durante
la batalla.
Un
total de cuarenta paracaidistas británicos resultaron heridos durante la
batalla. Otros cuatro paracaidistas y un ingeniero real (REME) agregado al 3
PARA murieron y siete paracaidistas resultaron heridos en el bombardeo de dos
días que siguió y que fue dirigido por el Teniente de Navío Marcelo de Marco
del Batallón de Infantería de Marina Nº 5 en la montaña de Tumbledown y el capitán
Rodrigo Alejandro Soloaga del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado
10 "Coronel Isidoro Suárez" en el Valle Moody Brook.
Héroe argentino, caído en su puesto de Monte Logdon, con su casco y armamento |
Los
argentinos sufrieron 31 muertos y 120 heridos, con cincuenta también siendo
tomados prisioneros. Entre los heridos sobrevivientes estaban inicialmente los
soldados conscriptos Ramón Quintana y Manuel Gramisci. Cuando en 1993 se
publicó el libro "Viaje al Infierno" del ex paracaidista británico
Vincent Bramley que denunció el fusilamiento de soldados argentinos en Monte Longdon,
el soldado Néstor Flores contó su historia.
Relató
que en aquella madrugada en Monte Longdon, vio como los paracaidistas mataron a
balazos a Quintana y mataron con una bayoneta a Gramisci. Gramisi había
suplicado horas antes que no lo dejaren solo en la montaña, pero el soldado
conscripto Sergio Sánchez quien lo había encontrado en la oscuridad, no pudo
cumplir con su promesa de volver por el herido. El
cabo británico Vincent Bramley recuerda estar patrullando la mitad occidental
del Monte Longdon, cuando se confrontó con todo el horror del combate nocturno.
El suboficial del 3 PARA y empeñoso escritor tropezó con los cuerpos de cuatro
o cinco paracaidistas atrapados y muertos a manos del pelotón de Neirotti.
“Unas cuentas balas zumbaban por encima y se
estrellaron contra las rocas. Un cabo gritó que Tumbledown estaba disparando
contra nosotros. Corrimos hacia un espacio bastante apretado en el camino y
todos llegamos a un abrupto fin, ya que era un callejón sin salida. Cuatro o
cinco cuerpos yacían tendidos allí, juntos. Esta vez eran nuestros propios
hombres: el camuflado guardapolvos de para golpeó mis ojos de inmediato. El CSM
[Company Sergeant Major o Sargento Encargado de la Compañía] Weekes estaba de
pie sobre ellos como un guardián, gritando a algunos de sus hombres para cubrir
el otro extremo de la ruta de acceso y una pequeña cresta. El CSM y el Sargento
P [Pettinger] intercambiaron palabras rápidas. Yo no les escuchaba, mi mente
estaba ocupada totalmente con mirar a los riscos para el enemigo. Me di vuelta
y mire a nuestros propios muchachos, muertos en el suelo, abatidos cuando
intentaban correr a través de esta brecha. Sentí la ira y la tristeza. El
rostro del CSM mostró la tensión de haber visto la mayor parte de su compañía
ya sea herido o muerto a tiros. La lucha de esa noche fue escrito en todas las
líneas de su rostro”.
Tumbas argentinas sin nombres
Treinta
y tres años después de la guerra se informó de nuevo en los principales
periódicos del mundo que en contravención del Convenio de Ginebra, 123
argentinos muertos en Malvinas fueron enterrados sin sus chapas metálicas y
tarjetas plásticas de identificación, fotos y cartas personales, documentos que
hubiesen ayudado a los británicos a identificarlos. La mayoría de los muertos
argentinos no identificados pertenecían a las unidades que habían luchado
contra los paracaidistas británicos, acusados de varios crímenes de guerra
contra los soldados argentinos.
Mitos y hechos discutidos
En
cuanto a la batalla de Monte Longdon se han escrito numerosos mitos y
contramitos, a favor y en contra el rol de los militares argentinos. Desde el
punto de vista militar la batalla fue la más sangrienta en Malvinas. Aunque
muchas veces se ha afirmado que comandos argentinos o mercenarios
estadounidenses se repartieron entre los defensores y esto permitió que los
argentinos combatieran bien, lo cierto es que un Pelotón de Infantes de Marina
estuvieron presentes, y estos se dividieron entre los soldados argentinos del
ejército presentes. En
charlas dadas en las escuelas y entrevistas concedidas por miembros del CECIM,
se difunde de manera prolija la idea de que los conscriptos defensores del
monte fueron abandonados por los cuadros y combatieron “sin ningún tipo de
instrucción de nuestros jefes, los oficiales y suboficiales".
Según el ex soldado Ernesto Alsonso (hospitalizado durante la batalla después de ser evacuado previo a los combates por el shock nervioso causado por la explosión de un proyectil enemigo), actualmente presidente de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas, no debe interpretarse que Carrizo Salvadores o Dachary jugaron un rol importante, aunque varios historiadores y veteranos dicen que hasta el final del combate ambos jefes militares confiaron que les llegaran los refuerzos que repetidamente estuvieron solicitando.
Según el ex soldado Ernesto Alsonso (hospitalizado durante la batalla después de ser evacuado previo a los combates por el shock nervioso causado por la explosión de un proyectil enemigo), actualmente presidente de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas, no debe interpretarse que Carrizo Salvadores o Dachary jugaron un rol importante, aunque varios historiadores y veteranos dicen que hasta el final del combate ambos jefes militares confiaron que les llegaran los refuerzos que repetidamente estuvieron solicitando.
Baldini
recibió muchas críticas por parte del ex-soldado conscripto Alberto Carbone por
haberle acusado de desertor y aplicarle el castigo de campo en Longdon. Sin
embargo, Baldini había autorizado la evacuación de Carbone el 10 de junio pese
a sus dudas. El soldado conscripto tenía un disparo en el muslo que se había
disparado dentro de su carpa (Carbone niega que su herida de bala fue auto-infligida
a propósito). El
periodista argentino Rodolfo Barili también ha reportado las duras críticas del
ex-soldado conscripto Luis Aparicio en el documental “Malvinas, Herida
Abierta”, al ser descubierto huesos de cordero dentro la cueva de Baldini. Sin
embargo, se ha establecido hace varios años ya, que Baldini había ordenado a un
grupo selecto de conscriptos salir a cazar ovejas para que sus hombres se
pudieran alimentaran mejor. También existe polémica por la muerte del
subteniente Baldini, quien fue sorprendido durmiendo en su carpa descalzado
según la versión contada por CECIM en el libro Los Dos Lados Del Infierno.
El fallecimiento de Rolando Máximo
Pacholczuk
Sobre
el final de la guerra en un buque hospital, Corvalán asistió al soldado,
Rolando Pacholczuk, de 19 años, quien murió en sus brazos por las heridas causadas
por una bomba que estalló en su posición de trincheras el 14 de junio de 1982 en Wireles Ridge.
Wireles Ridge. Sector donde falleció Rolando Maximo Pacholczuk |
Pacholczuk,
era oriundo de La Plata y fue evacuado junto a otros heridos en combate al
buque, pero sus posibilidades de vida eran prácticamente nulas debido a que su
cuadro clínico era desesperante.
Rolando Máximo Pacholczuk en un desfile militar año 1981 |
Rolando en la clásica foto de la colimba, es el tercero desde la derecha en la fila central. |
Corvalán
trató de contenerlo quedándose a su lado casi permanentemente, diciéndole que
iba a vivir, que lo iban a someter a una operación quirúrgica, pero en rigor
sólo trataba de alentarlo. Lo tomó de la mano hasta que expiró al día
siguiente, cuando el buque aún estaba en aguas de Malvinas.
El
ex enfermero contó que escuchó las palabras del soldado mortalmente herido,
segundo a segundo, por lo cual pudo saber que tenía un hermano o una hermana y
que juntos tenían planeados muchos proyectos. El cadáver de Pacholczuk fue
desembarcado días después en Comodoro Rivadavia, mediante un operativo
helitransportado hacia el Hospital Regional. Rolando fue el único soldado muerto en combate que pudo ser sepultado en el continente,
específicamente en la ciudad, debido a que fue herido el 14 de junio
pero falleció en el buque hospital el 16.
Con Javier Eduardo Corvalan, el enfermero que lo cuido antes de morir en el programa “Todo es posible” que conduce Julián Weich por Telefé. |
El
gesto del ex soldado conscripto clase 63, Javier Corvalán, que actualmente vive
en Pico Truncado y durante el conflicto bélico de 1982 fuera enfermero de la
dotación del rompehielos “Almirante Irizar” de la Armada Argentina cobró
notoriedad nacional al ser difundido en el programa “Todo es posible” que
conduce Julián Weich por Telefé.
Programa “Todo es posible” Julián Weich - Telefé
Apenado
por sentirse impotente, guardó una campera de Ejército con la cual le había
abrigado las piernas , pensando que tal vez algún día pudiera hallar a los
familiares para explicarles ese dramático momento que le quedó grabado en su
mente de por vida. El cadáver de Pacholczuk fue desembarcado días después en
Comodoro Rivadavia, mediante un operativo helitransportado hacia el Hospital
Regional. Luego de 30 años, por medio de un Centro de Veteranos de Guerra y del
ex combatiente Hugo Robert, pudo ponerse en contacto con Sergio, uno de los
hermanos de Rolando, que reside en Córdoba, a quien le entregó esa campera que
guardó por tanto tiempo.
La
historia que fue reflejada en las pantallas de Telefé, cerró una etapa de la
vida de Javier Corvalán. Cabe mencionar que estos hechos que ahora cobraron
trascendencia nacional, habían sido relatados por el ex enfermero en el acto
del 2 de Abril que se realizó en Pico Truncado para conmemorarse los 30 años
del desembarco argentino en las Islas Malvinas.
Es
difícil armar su historia partiendo de relatos. Hugo Robert vive en La Plata,
es ingeniero y era conscripto en 1982. Fue presidente del Centro de Ex
Combatientes Islas Malvinas de La Plata, de cuya comisión directiva forma
parte. En mayo de 2007, a
25 años de la guerra, volvió junto con siete compañeros a acampar en Monte
Longdon, un viaje que, dijo por entonces, fue “la búsqueda de lo que quedó para
siempre allá y la intriga de intentar comprender qué seríamos sin Malvinas”. El
4 de julio de 2010 escribió una carta que fue publicada por el Diario Pagina 12.
En la misma recordaba a su amigo Rolando Máximo Pacholczuk. Decía lo siguiente:
“El 14 de junio es para los ex combatientes una fecha
especial. Perdimos la guerra. Y, la mayoría de nosotros, perdimos algo más. El
fin de nuestra adolescencia. Algunos, algunas partes de su cuerpo. Perdimos
amigos".
Hugo Robert junto a la madre de Rolando -Raquel- |
Hugo Robert junto a la madre de Rolando Maximo -Raquel- |
"Hoy es 14 de junio y quería recordar a mi compañero
de trinchera. Es un héroe, como los demás que murieron en Malvinas. Pero es mi
compañero de trinchera y es especial para mí. Entonces pensé que si escribía
una carta y hoy se acordaban de su nombre –al menos por hoy– dejaría el
anonimato y podríamos rendirle el homenaje que tanto él como los otros 648
amigos, hermanos, hijos, novios, ilusiones de una vida que no fue y no será
jamás, merecen".
Un reencuentro: Sergio Maximo Pacholczuk toca la guitarra cerca de su madre Raquel |
Hugo Robert junto a la madre de Rolando -Raquel- |
"Mi compañero se llama Rolando. Debo confesar que, aún
hoy, me cuesta hablarlo o escribirlo en pasado. Como todos nosotros, Rolando
está lleno de vida. Lo veo todos los días de mi vida charlando junto a la
piedra que nos cobijaba allá, cerca del Monte Longdon, riéndose con ese
vozarrón que le salía franco, con los diecinueve recién cumplidos".
"Nos hicimos amigos ahí y no nos separamos jamás.
Siempre está conmigo. A veces, cuando llega el reposo de la noche, charlo un
rato con él. Cuando nadie me ve, no sea cosa de andar dando explicaciones. Que
nadie piense mal, ¿viste? Si sos ex combatiente, tenés todos los boletos para
el loquero. Y ahí está él. Siempre. Riendo con la frescura de los diecinueve.
Yo envejezco, mientras, él, está cada vez más joven".
Rolando Máximo Pacholczuk, mi amigo, para siempre.”
Pacholczuk y Planes soldados conscriptos caídos sirviendo en el Ejército. Monumento de los Caidos en Malvinas situado en Mar del Plata |
Podemos
saber más sobre la vida y obra de Rolando gracias a su amiga Cecilia Orsini,
quien sueña con Rolando, su amigo de la infancia, casi su hermano. Éste,
vestido de soldado y con el rostro desdibujado, le pide ayuda porque siente que
se está borrando. Conmovida, la mujer comienza a reconstruir la historia de
Rolando Máximo Pacholczuk, muerto 30 años atrás, en el océano Atlántico a bordo
del buque hospital Almirante Irizar, dos días después de haber sido herido en
la batalla de Monte Longdon unas horas antes del fin de la guerra de Malvinas.
Pero es finalmente la historia que cuenta su hermano Sergio la que dibuja un poco mejor los momentos previos al fallecimiento del soldado Rolando Pacholczuk.
RELATO
DE SERGIO MAXIMO PACHOLCZUCK
Para armar la historia de los
últimas días del soldado Rolando Pacholczuck el blog Fotos Viejas de Mar del
Plata se comunicó con su hermano Sergio que vive en la ciudad de Córdoba y fue
el quien nos contó en un relato desgarrador, las últimas horas que llevaron a
la muerte del “ruso” como cariñosamente lo apodaba. Ese relato estuvo
conformado por lo que pudieron relatarle dos personas: un enfermero (Javier
Corvalan) y su compañero en Monte Longdon (Hugo Robert). La historia comienza
así:
Hugo Robert, formó
parte del circulo de Rolando, La historia comienza en La Plata, ya que Hugo estaba
haciendo la conscripción pero gracias a ciertos contactos pudo ubicarse como secretario
del coronel, andaba siempre en una camioneta y hacia tramites, con lo cual, el
siempre terminaba yendo a dormir a su casa casi todos los días, salvo cuando le
tocaba hacer guardia. Con lo cual, el volvía a la mañana como si fuera un
trabajo. Esto contribuyo a que Hugo safara de la instrucción militar, no
disparando nunca un arma. Cuando llega la noticia de Malvinas sale como loco a
buscar a su suboficial y le pregunta:
__Che Martínez,
que tremendo, vamos a la guerra!__
__Pero si, pero
vos no te preocupes tagarna de mierda, si vos no hiciste instrucción, como vas
a ir a la guerra Van los que tienen instrucción..Vos no sabes disparar. __
De todas formas
Hugo Robert, el día que están cargando los colectivos para ir al tren y del
tren ir al aeropuerto para tomar el Hércules para Malvinas, a él lo confronta
un oficial y le pregunta:
__Ud. que carajo
hace acá?__ pues estaba con la ropa de fajina.
__ Yo estaba
viendo que hacer…___ pero no termino de contestar y lo tiraron adentro del
camión. Prácticamente lo empujaron. Varias veces intento decirle a su superior
sobre esa confusión y le contestaban
__:“Que?, que dice
Ud...?.__
Así termina en Malvinas,
marchando hacia Monte Longdon. Cuando llegan a
Malvinas rápidamente movilizan al Regimiento 7 hacia el Monte Longdon. Al
llegar al lugar y organizarse, tienen la mala suerte de ser bombardeados. Al Batallón
7 le vuelan el primer día que armaron las trincheras en la zona del Monte
Longdon, el sector donde se encontraba la cocina y de los víveres. Una bomba
cae arriba del rancho y vuela todo por los aires. O sea que ese mismo día el
Regimiento 7 se quedo sin víveres. Obviamente cada uno contaba con lo que tenía
en la cintura (la vianda personal) a la que comienzan a racionar.
Soldados argentinos desembarcan en Malvinas (NA).Año 1982 |
Los Muchachos del RI7 que se harían gigantes en Monte Longdon. Año 1982 |
Soldados argentinos en Monte Longdon. Año 1982 |
Cuando llegan al Monte Longdon empiezan a armar todo a los gritos, entre eso, la famosa cocina que vuela al otro día, mientras que al mismo tiempo les daban la orden de agruparse en pareja y haciendo trincheras. Todo el mundo comenzó a buscar un compañero para estar en pareja hasta que Hugo Robert quedo solo. Nadie quería estar con él ya que todos lo conocían y sabían que él no tenia instrucción. Y nadie quería estar con una persona que no pudiera cubrirle las espaldas. Rolando y Correia lo vieron que quedo solo. Entonces Rolando lo llama:
__Che, dale
boludo, vení con nosotros. Dale que yo te enseño...__ le decía Rolando.
Le enseñaron a hacer una trinchera muy cerca de la de ellos dos y la de ellos la hicieron mas grande para entrar los tres, pues cuando llegaba la noche se pasaban los tres juntos. Y allí fue que Hugo Robert aprendió a usar el arma, ya que Rolando le enseño a usar el FAL y a disparar, como así también, las cosas básicas del combate que Rolando consideró que debía saber. En la guerra siempre hay momentos de color, anécdotas que alguna vez fueron motivo de risa. Sergio comentaba que su hermano Rolando (o “el Ruso” como cariñosamente le llamaba) no era de quedarse sin comer. En su casa, cuando estaba comiendo una milanesa, ya estaba mirando la que quedaba en la fuente para agarrarla. Mientras aun le quedaba media milanesa en el plato, agarraba la última de la fuente la doblaba y se la empezaba a comer. Así que es de imaginarse que Rolando nunca aceptó que iba a pasar hambre. El mismo le dijo a sus compañeros:
Hugo Robert en la posición de Rolando en Monte Longdon |
Un homenaje en la posición de Rolando en Monte Longdon realizada por Hugo Robert |
Hugo Robert en Malvinas, en la trinchera de Monte Longdon. Año 2007 |
Le enseñaron a hacer una trinchera muy cerca de la de ellos dos y la de ellos la hicieron mas grande para entrar los tres, pues cuando llegaba la noche se pasaban los tres juntos. Y allí fue que Hugo Robert aprendió a usar el arma, ya que Rolando le enseño a usar el FAL y a disparar, como así también, las cosas básicas del combate que Rolando consideró que debía saber. En la guerra siempre hay momentos de color, anécdotas que alguna vez fueron motivo de risa. Sergio comentaba que su hermano Rolando (o “el Ruso” como cariñosamente le llamaba) no era de quedarse sin comer. En su casa, cuando estaba comiendo una milanesa, ya estaba mirando la que quedaba en la fuente para agarrarla. Mientras aun le quedaba media milanesa en el plato, agarraba la última de la fuente la doblaba y se la empezaba a comer. Así que es de imaginarse que Rolando nunca aceptó que iba a pasar hambre. El mismo le dijo a sus compañeros:
__Yo me voy a
Puerto Argentino a buscar comida__
__¡¡Pero vos estas
loco, como vas a ir a Puerto Argentino!! Te van a cagar a tiros, te van a
estaquear!!__ a lo que Rolando contestó:
__Me chupa un
huevo. No nos vamos a cagar de hambre, yo voy igual.__
Como era de suponer, lo que quedaba de las raciones luego de que cayera la bomba se lo habían agarrado algunos oficiales, por lo tanto ellos no tenían tanto para comer. Ellos no sabían si lo tenían los oficiales, pero estaba entre los que no tenían raciones para comer. Ir a Puerto Argentino implicaba mandarse de noche, porque era la única manera de pasar inadvertido. Para eso hablo previamente con el imaginaria que estaba de guardia para que no le disparara y lo dejara pasar. De esa manera se mando y paso tres puestos. Corriendo un poco, cuerpo a tierra, agachado, cuerpo a tierra nuevamente, y así hasta cubrir la distancia que había desde el Monte Longdon hasta Puerto Argentino que eran varios kilómetros. Al llegar al primer puesto le gritaron:
__¡Alto, quien
vive!__
__¡No disparen!.
¡Soy del Regimiento 7. Soy argentino!__
Rolando tuvo suerte. Nadie le disparó. Cuando llega a Puerto Argentino ubica a un oficial que era de la banda de música del destacamento y era su amigo. Y era el encargado de los depósitos de comestibles. Así consigue comida y cigarrillos para llevar. Y con todos esos bártulos vuelve a su puesto. Mas tarde iría también Gustavo Correia. Al llegar a Puerto Argentino el depósito estaba cerrado. Le dijeron que debía estar en la carpa de él, pero lo carpa estaba vacía. Y se pasaba la hora y no venía. Hasta que ya cansado de esperar, comienza a buscar adentro de la carpa a ver si encontraba algo. Busca y revuelve y no encuentra nada hasta que al final reconoce tres latas de dulce de membrillo debajo de un camastro. Como eran muy pesadas y no tenía como llevarlas, se le ocurre abrir las latas y meterse el membrillo en los bolsillos de la garibaldina. Encuentra un martillo y abre la lata a martillazos. De esa forma abrió las tres latas y se las comienza a meter por todos lados.
Al regresar de
vuelta a Monte Longdon, tiene que volver cuerpo a tierra, corriendo, agachándose,
corriendo, cuerpo a tierra hasta que llega otra vez al Regimiento 7 sano y
salvo. Y contento les dice a sus compañeros:
__¡Miren lo que
traje!__
Y al meterse las manos en los bolsillos, todo el membrillo estaba lleno de arena y tierra. Pero bueno… se lo comieron igual. Estuvieron una semana a membrillo y arena. Luego al tener que defecar, la arena les raspaba como una lija...”
Y al meterse las manos en los bolsillos, todo el membrillo estaba lleno de arena y tierra. Pero bueno… se lo comieron igual. Estuvieron una semana a membrillo y arena. Luego al tener que defecar, la arena les raspaba como una lija...”
El relato de Sergio se vuelve
más sombrío cuando le pregunto como había fallecido su hermano.Sergio cambia el tono de voz y comienza a relatar las últimas horas de Rolando:
“Cuando los
ingleses comienzan el bombardeo y ya no los pueden contener, empieza la
retirada hacia Puerto Argentino. Al mismo tiempo que las tropas argentinas se
replegaban, no dejaban de atacar a los ingleses. Cae una bomba cerca del grupo
donde se encontraba Rolando y sus compañeros y ellos se parapetan. Siguen cayendo las
bombas y ellos van corriendo; hay resplandores por todos lados, luces de
bengala, confusión. Con la caída la otra bomba, el grupo vuelve a retroceder
para ayudar a un compañero. En la retirada se dan cuenta que Rolando ya no
estaba. Lo buscan en la oscuridad, tantean en la sombra pero no lo encuentran.
Siguen corriendo hacia Puerto Argentino.
Lo primero que
hacen cuando llegan a Puerto Argentino es preguntar y preguntar si es que
Rolando había llegado pero nadie sabe nada. En un momento ven a un grupo de compañeros
del Regimiento 7 que lo habían encontrado y que lo traían a cuestas y allí
reconocen a Rolando. Ven que lo traen
entre dos en una camilla y que estaba herido, así que se acercan hasta él.
Corren desesperados a su encuentro gritando “Es nuestro compañero” y lo
agarran. Lo trasladan rápidamente
al camión que estaba llevando a los heridos para trasladarlo al buque hospital
Comandante Irizar que salía con todos los heridos para el continente.
Desplazamiento de heridos entre las salas de terapia (bodegas) del buque Comandante Irizar en las Islas Malvinas año 1982 |
Buque Comandante Irizar. e Malvinas Año 1982 |
En el barco sucede
algo muy particular. Javier Corvalan, el enfermero, por alguna razón
inexplicable, son esas cosas que tiene la vida, se acerca hasta Rolando porque
Rolando lo llama y le dice que tiene frío. Javier toma la campera de Rolando y
lo abriga para que no pase frío. Al colocarle la campera, Rolando comienza a
conversar con Javier y le empieza a contar su vida. Desde ese momento
transcurren cinco horas hasta el deceso de Rolando, En ese transcurso Rolando
le pide a Javier que tenía que buscar a su madre y decirle que la amaba como
así también de su hermano Sergio.
Sergio se entera
de todo este relato porque Javier con los años lo encuentra y le comenta esas
últimas cinco horas de la vida de Rolando. Javier Corvalan recuerda que Rolando
le decía:
__Que cagada. No
voy a poder jugar al futbol. No siento las piernas__
__ Quédate
tranquilo __le decía Javier__ va a estar todo bien, ya vas a ver que te vas a
recuperar y vas a poder volver a ver a tu vieja, y todo esto se lo vas a decir
vos__
Todo esto y un montón
de relatos más que eran trascendentes para Rolando escuchaba el enfermero
Javier Corvalan, ya que èl hablaba y era una manera de sentirse vivo.
Así fue que luego
de la muerte de Rolando, Javier Corvalan guardo la campera de Rolando para
poder dársela algún día a su madre o a su hermano. A Javier tampoco le fue fácil
superar la posguerra. El también tuvo su crisis y con los años pudo superarla.
Pero siempre le había quedado grabado esas últimas palabras que mantuvo con
Rolando. Fue así que luego
de muchos años decidió buscar a la madre y los hermanos de Rolando Pacholczuck
para darles la campera que durante tantos años lo habia acompañado. Esa es la
historia que más tarde relataría Julian Weich en su programa "Todo es posible" por TELEFE.
Hector Reynaldo Pacholczuk -hermano de Rolando- en el monumento ubicado en el Cementerio Parque de Mar del Plata donde se encuentra la placa que recuerda la gesta en Malvinas de Rolando |
Placa recordatoria de Rolando Pacholczuk |
Placa con el nombre de Rolando Pacholczuk en Sala Audiovisual - Realizada por el Banco Municipal de La Plata y el Centro de Estudiantes de su colegio |
Fuentes:
Charla entre Sergio Máximo Pacholczuk y Pablo Junco.-
Charla entre Cristina Orsini y Pablo Junco. Autora del libro "Tras un manto de Niebla" La memoria de Rolando Pacholczuk. Una vida breve. La muerte mas absurda.
Fotograf{ias y recuerdos enviados por Julieta Añazco.
Rolando Estuve de pensionado en la casa de tu tia, Chechel, en la Plata en el año 1992, donde me conto tu triste historia y la de tantos soldados que perdieron la vida en esa injusta guerra declarada por un loco..... q.e.p.d me hubiera gustado conocerte. tambien soy un loco de la guitarra como vos!.
ResponderEliminarTocayo querido, te encontramos esa noche.... Te cargamos y hasta lo imposible hicimos para poder ayudarte. Esa noche fue terrible y te sigo recordando cada día. Dios te bendiga y volveremos encontrarnos. QEPD querido amigo
ResponderEliminarLas Islas Malvinas fueron, son y serán Argentinas. Los ingleses son simples inquilinos de lujo en un territorio que no les pertenece ni les pertenecerá nunca. Son como okupas en propiedad ajena. Sólo falta que se den cuenta de ello. La guerra de las Malvinas, aunque es posible que jamás se den cuenta de ello, fué la última batalla deshonrosa de su Imperio decadente...
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