La otra casa de amancio Williams |
“Todo Esto respira el
aire del mar abierto,
del océano y la pampa,
trayéndonos este sentido del espacio
y de la decisión, cuya
ausencia parece ser
la debilidad
característica de Europa y de occidente en particular.”
Le Corbusier.
Comentario sobre una
carpeta con trabajos de A.W.
Carta de abril de 1946
Sabemos
que Le Corbusier era un ser con una personalidad difícil muy poco propenso al
elogio para con sus colegas contemporáneos, y mucho menos a difundirlos, como
lo hizo en Francia, (Revista L´Homme et l´Architecture N° 15-16 1947) al
presentar los primeros trabajos enviados por el ignoto arquitecto argentino,
Amancio Williams. Otra figura de temperamento controvertido que se conformo,
sin lugar a dudas, en uno de los personajes singulares de la historia de la
arquitectura moderna en nuestro país. Como
proyectista, fue a Buenos Aires a la que le brindo la mayoría de sus
propuestas, pero es en Mar del Plata donde permanece -o intenta permanecer- su
obra construida consagratoria. Su relación profesional con la ciudad se remonta
a la década de 1940 cuando su familia adquiere tierras en una zona de quintas y
bosques, llamada Parque Pereyra Iraola, hoy la extensión más reciente del
barrio Pinos de Anchorena.
El sector ya tenía su futuro prefijado en 1932 a partir de las propuestas de barrios jardín de Della Paolera, donde ya se delineaban los trazados irregulares para El Grosellar, Montemar, Bosque Alegre y Bosque Grande entre otros sectores de la ciudad, en correspondencia con las teorías de la Garden Cities Asociation de Ebenezer Howard. Las tres hectáreas adquiridas por la familia Williams tenían características naturales de singular belleza, un tupido bosque de robles y un brazo del arroyo Las Chacras que dividía a la mitad dos de estas fracciones de tierra. Pertenecientes a la elite cultural de Buenos Aires, el músico y compositor Alberto Williams e Irma Paats fueron los padres de Amancio y de otros siete hijos viviendo en esta ciudad, en un caserón de diseño ecléctico proyectado por el arquitecto Alejandro Christophersen.
“Esta es la casa en que nací, la casa en que vivieron
mis padres, la casa en que actualmente vivo con mi familia, la casa en la que,
en un pabellón separado, tengo mi taller de arquitectura. Con su ambiente digno
y sedante, con sus espacios interiores de proporciones armoniosas, esta casa
puede haber influido en mi inclinación hacia la arquitectura”.1
Es
interesante observar como una familia tradicional de la capital decide la
compra de estas tierras en lo que, en su momento, no era un barrio consolidado
ni mucho menos. Aun más curioso es el cambio sustancial de estilo de vida que
implicaría el uso de una vivienda (aun siendo solo de veraneo) como la Casa sobre el Arroyo, con su
racionalidad matemática y su jardín salvaje; en comparación al palacete de
paisajismo afrancesado de Christophersen.
“…la idea musical de la casa, que seguro, no hizo
falta que el arquitecto se la pensara, pues además era su padre y es como una
especie de herencia, pero sin embargo es una especie de “caja de pájaros”,
donde hay un ruido allí dentro entre los árboles, y vas viendo que todo eso
esta absolutamente protegido y defendido por la figura del puente.” 2
Es
esta idea de artefacto en la naturaleza lo que A.W. propone para su familia y
para dos casas en este terreno, dos trabajos dentro de la más refinada
tradición moderna.
Es
justamente a uno de los proyectos, el menos conocido y contemporáneo de su
vecina sobre el arroyo (1943), al que queremos referirnos en este artículo,
otro encargo familiar para la tercera hectárea comprada por los Williams, en
este caso un proyecto para su hermano Mario. Esta fracción presentaba
características de paisaje completamente diferentes a las de la Casa del Puente, mostrándose
como una superficie plana en un claro del bosque, con aspecto de una llanura en
pequeña escala.
“Contamos con dos sensaciones dadas por el paisaje.
Ambas son sensaciones de naturaleza, pero con aspectos diferentes: una sedante,
producida por la pradera, otra fuerte y excitante producida por la vista al
bosque, que de cerca se impone en forma casi brutal.”… El recurso es la obra
humana, que muestra su carácter humano en todo su esplendor. Ella pondrá en
valor las sensaciones de naturaleza, las modulará al enmarcarlas o dirigirlas
en diferentes formas.” 3
Figura 1 |
En los croquis y esbozos originales (Fig.1) podemos confirmar como las dos viviendas fueron pensadas en conjunto, el tratamiento paisajístico de ambas resulta evidente en ese boceto, donde la casa para Mario Williams forma un ángulo recto dando la espalda al sector boscoso del predio y abriéndose francamente hacia el frente de un lote, plano, liso y sin arboleda, abierto para la buena orientación del trayecto solar. (Fig.2)
“Te adjunto un plano de los terrenos donde está
dibujado el espacio que ocuparían 4 casas "normales" en el terreno de
papá y uno en el tuyo. Si cubrimos el suelo con todo eso figúrate lo que queda.
¡Imagínate lo que sería si se te ocurriese hacer 1 o 2 casas más!. Con la obra
para papá sucedió lo mismo, nos fuimos al espacio sin buscarlo, ha sido la
solución natural.” 4
Si
hiciéremos analogías arquitectónicas, la implantación de la casa para M.W. y su
entorno son asimilables al icono de la vivienda suburbana de Le Corbusier, La Villa Savoye (1929-1931),
no solo por su manejo de la idea de prisma puro calado, sino por la forma en
que este llega al terreno en forma leve sobre columnas de hormigón.
Es
en esta escala, la de la vivienda individual, donde Williams alcanza su mayor
refinamiento y los detalles mas elaborados de su obra proyectual singular, y es
en este proyecto, denominado “Casa en el Parque Pereira Iraola” (1943), 5
donde podemos ver como el arquitecto se propone una alternativa distinta para
una tipología de vivienda. Si consideramos a la Casa de Puente como una reelaboración de la casa
de galería pampeana, podemos decir que en la vivienda para su hermano intenta
dar una respuesta moderna a la vivienda con patio criolla. (Fig.3 y 4)
Estas
interpretaciones sobre la búsqueda de lo nacional o regional en la obra de A.
W. son un punto de discusión con extremadas asperezas en la historiografía
arquitectónica argentina. Mientras un crítico como Claudio Caveri opina con
dureza:
“Hubo en Williams la pretensión de ser padre sin
haber fecundado su tierra. Por eso su masa arquitectónica no contacta con su
tierra, su matrimonio místico es con el ideal de la modernidad europea, de ahí
su esterilidad y este ejemplo pone en evidencia la enfermedad de la
seudo-cultura porteña.” 6
Otros
como Jorge Silvetti lo identifican con una búsqueda más local, una cierta
modernidad apropiada con planteos extremadamente sensibles al lugar, al paisaje
y al contexto; más lírica que mecanicista en su manejo de los materiales y la
tecnología, con un despliegue del detalle poco común en el movimiento moderno.
“Si ahora miramos su obra desde la perspectiva de la Historia, lo vemos como
una búsqueda muy personal, original y local de la modernidad. Como tal, nos
ayuda hoy a identificar un vació monumental que persiste en el trabajo y en los
estudios históricos contemporáneos en lo que se refiere a la historia y el
desarrollo de la arquitectura moderna y de la modernidad en general en América Latina.” 7
El
proyecto para su hermano aporta a esta polémica, se trata de un cuerpo
prismático de base cuadrada en su primera planta, con un patio interior también
cuadrado. El nivel cero es de planta libre y discurre en el terreno debajo del
área cubierta por el primer piso y las áreas de servicio. La superficie
semicubierta se conforma con una clara y rítmica sucesión de pilotis enmarcando
el hueco del patio interior y conteniendo la pileta de natación.
El
área de servicios tiene un tratamiento diferenciado, tanto en su volumetría
como en los materiales, estos últimos una combinación de piedra Mar del Plata y
carpinterías de madera. Los muros son tratados como planos a manera de límite
pesado con pequeñas aberturas, con los que plasma la idea de formar una espalda
al bosque. Esta idea es similar a la utilizada en el sector de la vivienda para
los caseros de la Casa
sobre el Arroyo.(Fig.5 y 6)
“La necesidad
de levantar la casa sobre el suelo (en este caso sobre columnas delgadas pues
estamos convencidos que para este caso son el mejor elemento), nos comprueba
una vez más la razón de nuestras propias ideas sobre la arquitectura espacial.
Es decir, que hay que hacer francamente arquitectura en el espacio, con toda
libertad. La necesidad y conveniencia del suelo libre, tan inteligentemente
demostradas por Le Corbusier refuerzan nuestra teoría de la arquitectura
espacial, pues ésta tiene como consecuencia la posibilidad de no cubrir el
suelo.” 8
La
piscina presenta un repertorio estructural y formal aparte, se conecta con el
terreno por un puente de losa plana y con el primer piso por una escalera tipo
marinera que la vincula a una plataforma separada de los bordes. Esta “isla” se
sostiene por cuatro columnas insertas en la secuencia de pilotis que conforman
la planta libre; se provoca aquí un juego visual que desconcierta al observador
al surgir como columnas flotando en el agua. (Fig.7)
En
la planta de techos y las perspectivas se puede observar el cuidado juego de
intersección de figuras cuadradas que conforman la isla, la pileta, la planta
superior y el patio. Los
materiales elegidos para el cerramiento exterior del primer piso aparentan ser
livianas carpinterías metálicas (podrían ser de madera con angostas secciones,
si tomamos como referencia las utilizadas en la Casa sobre el Arroyo), no de ventana corrida,
como se podría esperar por las evocaciones a la Villa Savoye, sino de
una modulada grilla que combina planos ciegos opacos, planos traslucidos y
transparentes con mármoles y vidrios.
La
cubierta es una losa plana de veinte metros por veinte metros, un anillo
cuadrado que reconstruye totalmente la planta, sin diferenciar áreas cerradas o
abiertas. Se ve reforzada la idea de casa con patio interior a manera de un
gran impluvium -casa romana- con una superficie de cien metros cuadrados.
(Fig.8 y 9)
Los interiores son tratados con divisiones en placas de mármol blanco que no se interceptan entre si, creando separaciones traslucidas. La secuencia de columnas metálicas se repite en un modulo de cuatro metros, separadas del cerramiento; una combinación entre las ideas estructurales de Mies va der Rohe, con las propuestas de fachada y planta libre de Le Corbusier. Toda el área íntima es trabajada con un sistema modular de muros-armarios similares a los desarrollados para la casa de su padre. (Fig.10 y 11)
El
resultado es una concepción espacial y estética que hoy encolumnaríamos en el
minimalismo mas austero.
“Estudiamos el funcionamiento de la casa que responda
a lo que buscamos, y llegamos a esto: vamos a usar una planta en forma de
anillo cuadrado, desde la cual se gozarán las sensaciones de orden natural, y
en la cual, en el vacío del medio, crearemos la sensación de orden humano. La
planta en torno a un patio te hará recordar la antigua casa romana, de la que
deriva la criolla; resultarán parecidas las sensaciones de orden humano que se
producen dentro de ambas, pero viendo el corte verás la diferencia.” 9
Arquitecto Amancio Williams. |
Tan interesante como estas descripciones y croquis de la casa, es la primera y ultima parte de la extensa carta que Amancio Williams le escribe a su hermano para explicarle el proyecto. Se infiere aquí que Mario Williams le ha solicitado a Amancio una casa de “estilo” y es en este escrito donde, y con la excusa de darle los argumentos de porque no podía construir lo que se le pedía, realiza un despliegue de explicaciones y consideraciones sobre la época y la estética de su tiempo, que terminan siendo una declaración de principios de absoluta vigencia. Un texto que es en si mismo un manifiesto del movimiento moderno.
“Los llamados "estilos", vasco, bretón,
Tudor, etc., son la expresión, en
un país y
épocas dados, de ciertos climas,
modos de vivir, recursos locales, etc. Es decir que son la negación de la
universalidad. Son esencialmente locales. Tienen encanto, no todos, cada uno en
su sitio y en su tiempo, pero es tan absurdo imitarlos como querer imitar el
clima, el paisaje o el modo de vivir que les dieron nacimiento. Es tan
incongruente como querer viajar en góndola por la pampa o en trineo por las
sierras de Córdoba.” 10
Juntas,
la casa y la carta, confirman una de las características más sobresalientes de
la obra de A. Williams, la firmeza de corresponder al proyecto moderno, pero no
como fiel trascripción. Se trata aquí de una búsqueda dentro de la tradición
local, pero con innovación tipológica, incorporación de nuevas tecnologías y
desprecio por la repetición de estilos y ornamentos. Una concepción de
vanguardia a ultranza, con todos los peligros que esto le trajo: imposibilidad
de concretar la mayoría de sus proyectos, diferencias y confrontaciones con los
poderes de turno y una actitud de cierta soberbia con la que suelen ser
identificados (muchas veces con razón) los personajes de avanzada.
“De allí la obstinada voluntad, relativamente
optimista, de ofrecer sus propuestas como ««soluciones definitivas», sin
entender, a menudo, el rechazo o inviabilidad social, que era juzgado como un
retraso cultural, un barbarismo, una inmadurez. En estas posturas coincidirá,
con Terragni o Le Corbusier.” 11
Otra
condición que se manifiesta en este proyecto es la constancia y fidelidad en el
desarrollo de series tipológicas, que A.W. toma y retoma a lo largo de su
trayectoria y de un proyecto a otro, como si esta investigación tuviera
finalidad en si misma y no su materialización concreta. En ocasiones los
proyectos (aun los de posibles comitentes reales) parecen meras excusas o
puntos de partida para continuar desarrollando ideas previas de carácter
abstracto. Cada proyecto suyo se dirige a dar solución y lograr la síntesis del
par -necesidad-libertad- a realizar la adecuación de un tipo de modo
absolutamente cierto (La casa, El teatro, El hospital, las bóvedas cáscara) la
obra única, con un solo fin: presentar una imagen también única.
“...la práctica de renuncia y obsesiva repetición de
unos pocos tipos en el caso del argentino Amancio Williams – la bóveda cáscara
de hormigón, los casetonados de cubierta, las formas ideales como el cascarón
de la sala de música de 1942 o las viviendas en el espacio como tipo ideal de
infinita posible reproducción - exhibe una de las vías tipologistas típicas
dentro de la modernidad canónica...” 12
La
casa del Parque Pereira Iraola no va a escapar a esta búsqueda tipológica y de
repetición de modelos. Será retomada por A.W. en un proyecto de vivienda del
año 1969: Casa en el Boating Club San Isidro, donde renueva el esquema de
artefacto prismático sobre columnas con un área de servicio en hormigón armado,
sus mayores diferencias las encontraremos en la forma de implantación frente a
un paisaje ribereño. (Fig.12)
Williams
no resigno, ni ante su familia, esta posición de vanguardia. Cada obra debía
ser una afirmación de principios y aun, si no lograba concretarla, no era
considerada como un fracaso sino parte de la idea siempre presente en su obra
de que la practica proyectual debía tener total autonomía de lo fáctico
“…probablemente no alcancemos resultados, pero
abriremos las puertas a las nuevas generaciones.” 13
A.W.
fue un profesional parapetado en sus ideales, firme en la creencia de la
imposibilidad para un arquitecto verdadero de plegarse a los “gustos” de los
clientes, no pudiendo jamás traicionarse realizando una obra que no sea
expresión de su época.
“Hemos
trabajado mucho en esta casa y hemos estudiado muchos partidos, y cada vez
hemos llegado a la conclusión de que el proyecto que les mostré es el único que
está bien para el lugar, las necesidades de ustedes y las posibilidades
económicas. Esto te lo digo con toda convicción y por tu interés y no por
imponértelo.”… “Al contrario, si el proyecto sigue no gustándote, no seré yo
quien se empeñe en encajártelo a disgusto tuyo. Pero no es necesario que
comprendas que yo no puedo apartarme de las ideas y principios de que te
hablé.”…“Tu sabes, si no les gusta la casa díganmelo sin vueltas. Estás en la
más absoluta libertad respecto a mí. Yo mismo, si quieres, te buscaré un
arquitecto que tenga habilidad para proyectar, más lo que habitualmente se
llama "gusto" y que sea decente, o menos indecente que la
generalidad, y que se preste a hacer la casa que ustedes quieran. Yo le
explicaré lo que ustedes quieren y lo que les gusta, lo sé perfectamente, y así
les ahorraré trabajo a todos. No faltan “fabricantes de casas" ni
especialistas en "estilos". Como esa clase de proyectos se hacen
volando, no habrá atraso ninguno. Además me ofrezco a revisarte la casa y
controlártela todas las veces que quieras.” 14
Mar
del Plata se perdió esta obra, nunca se construyó, acaso corrió una mejor
suerte que su vecina del puente (para nuestra vergüenza, hasta hace poco tiempo
abandonada y destruida). Quizás al quedarse solo en el papel, inmaculada y
perfecta, nos deja para nuestra fantasía aquella imagen de lo que podría haber
sido, un conjunto con las dos obras en franco dialogo y como se las propuso
originalmente. Otro proyecto cautivante y paradójicamente no ejecutado, otra
utopía realizable de Amancio Williams.
(Las
imágenes pertenecen al libro de las obras completas de Amancio Williams y a los
croquis de la carta a su hermano, facilitadas por su hijo, Claudio Williams
curador del archivo de la familia.)
REFERENCIAS
1 WILLIAMS A. en video film. La ciudad que necesita la humanidad. Universidad de Belgrano. Bs. As. 1989
2 MIRALLES Enric. Enric Miralles en Buenos Aires. Buenos Aires. Revista Arquitectura Digital N. 9 marzo 2001 p. 52
3 WILLIAMS A. Carta a su hermano Mario. Buenos Aires 9 de diciembre de 1943. Material cedido por su hijo Claudio Williams en junio de 2003.
4 Ibidem.
5 WILLIAMS C. (dirección) Amancio Williams. Obra completa Archivo A.W. Buenos Aires. 1990
6 CAVERI C. Mirar desde aquí o La visión oscura de la arquitectura. Edit. SynTaxis Buenos Aires 2001
7 SILVETTI. Jorge. Aires de la pampa. Introducción al catalogo Amancio Williams, exposición en Gund Hall Gallery. Harvard University. 1987
8 WILLIAMS A. Carta a su hermano Mario. Buenos Aires 9 de diciembre de 1943. Material cedido por su hijo Claudio Williams en junio de 2003.
9 Ibidem.
10 Ibidem.
11 FERNANDEZ R. El rigor del proyecto moderno. Comentarios sobre la obra de Amancio Williams. Revista Pasajes N°1 Centro de Estudios A.W. U.B.A FADU Bs. As. 2000
12 FERNÁNDEZ R. “Las lógicas del proyecto. Revisión critica de procedimientos proyectuales contemporáneos” versión del Seminario dictado en Mar del Plata UNMdP. FAUD. 2000 publicado mas tarde como libro por la Facultad de Arquitectura de Montevideo Uruguay.
13 WILLIAMS A. Carta a su hermano Mario. Buenos Aires 9 de diciembre de 1943. Material cedido por su hijo Claudio Williams en junio de 2003.
14 Ibidem.
Fuentes:
Tesis: “La utopía en el sur. La búsqueda e la ciudad ideal en los proyectos de Sérgio Bernardes y Amancio Williams”. por Pablo Mastropasqua / Arquitecto Universidad Nacional de Mar del Plata 1995 / Magíster en Urbanismo por la Universidad Federal de Río de Janeiro 2003. / Doctorando en Historia del arte y la arquitectura en Iberoamérica Universidad Pablo de Olavide. Sevilla. España. 2004 / Docente de Historia de la Arquitectura y Pensamiento Contemporáneo nivel 1 a 4 UNMdP. FAUD. /Investigador categorizado. Grupo: Historia ambiental de la arquitectura moderna. / Especialista contratado por la empresa Construcciones La Plata SA. para la dirección de los trabajos de la primera etapa puesta en valor. Casa del Puente.
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